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jueves, enero 20, 2011

LOS ELEMENTOS DEL REINO

en este número

Charles Bukowski


Enrique Patricio


Laura Haddad

Charles Bukowski; POEMAS

POEMAS 
Charles Bukowski

Los muertos no necesitan
aspirina o
tristeza
supongo, pero quizás necesitan
lluvia,
zapatos no
pero un lugar donde
caminar,
cigarrillos no,
nos dicen,
pero un lugar donde
arder.

O nos dicen:
Espacio y un lugar para
volar,
da
igual.

Los muertos no me
necesitan.

Ni los
vivos.

Pero quizás los muertos se necesitan
unos a
otros.

En realidad, quizás necesitan
todo lo que nosotros
necesitamos
y
necesitamos tanto
Si sólo supiéramos
qué
es.
probablemente
es
todo
y probablemente
todos nosotros moriremos
tratando de
conseguirlo
o moriremos
porque no
lo
conseguimos.
Espero que
cuando yo este muerto
comprendáis
que conseguí
tanto
como
pude.



(De The Roominghouse Madrigals: Early Selected Poems -1946-1966-)


 

 

 

 

 

 

 

 

ENCUENTRO CON EL FAMOSO POETA



aquel poeta había sido famoso
y después de unas décadas de
oscuridad
tuve suerte
y aquel poeta pareció
interesarse
y me pidió que fuera a su
apartamento en la playa.
el era homosexual y yo
heterosexual, y lo que es peor,
joven y lozano.
Llegué, eché una
mirada y
declamé (Como si no lo
supiera), "Hey! Dónde
cojones están las
tías?"
el simplemente sonrió y se tocó
su mostacho.
Tenía pequeñas lechugas y
delicados quesos y
otras exquisiteces
en la nevera.

"donde guardas la jodida
cerveza, tío?" Le
pregunté.
no importaba, yo había
traído mis propias
botellas y empecé
con ellas.
comenzó a parecer
alarmado: "He oído sobre
tu brutalidad, por favor desiste de
ella!"
me apalanqué en su
cama, eructé: "ah, mierda nena, no voy
a hacerte daño! ha, ha,
ha!"
"eres un excelente escritor," dijo
él, "pero como persona eres
extremadamente
despreciable"
"eso es lo que más me gusta de
mí, nena!"
continué sirviéndome
bebida
en seguida
pareció desvanecerse tras
unas puertas correderas
de madera.
"eh nena, sal de
ahí! no te voy a hacer nada
malo! podemos sentarnos y
hablar sobre esa estúpida mierda
literaria toda la
noche! no te
embruteceré,
mierda, lo
prometo!"
"no te creo!,"
dijo una
vocesita

bien, no podía hacer nada
sino
seguir bebiendo, estaba
demasiado borracho para conducir
a casa.

cuando me desperté por la
mañana, él estaba de pie inclinado sobre

sonriendo.
"uh," dije,
"hola..."
"decías en serio lo que me
dijiste la pasada noche? preguntó
él.
"ah, el
qué?"
"abrí las puertas y me estuve
ahí de pie y tú me viste
y dijiste que
parecía que yo estuviera surcando
el mar en la proa de un gran
barco... dijiste que
parecía un
escandinavo! es
cierto?"
"oh, sí, sí, lo
parecías..."
me preparó té caliente
con tostadas
y me lo
zampé.
"bien," dije, ha
sido estupendo
conocerte..."
"estoy seguro," contestó
él.

la puerta se cerró detrás
mío
y encontré el ascensor
para bajar
y
después de vagabundear un poco por
la playa,
encontré mi coche,
subí, y me fui
en lo que parecían ser
términos agradables
entre el famoso poeta y
yo
pero
no era
así:
el empezó a escribir material
increíblemente odioso
sobre

y yo
dirigí mis disparos hacia
él.
todo el asunto
fue más o menos
como
la mayoría de encuentros de otros
escritores
y
de todos modos
esa parte sobre que
le llamé
escandinavo
no era cierta en
absoluto: Le llamé
vikingo
y tampoco
es cierto
que sin su
ayuda

yo nunca hubiera
aparecido en la
Penguin Collection of
Modern Poets

junto a él
y quien
era?
ah, sí:
Lamantia

  
(De "You Get So Alone At Times That It Just Makes Sense.")

Enrique Patricio: 0.0.0.0.13

                                                                 0 . 0 . 0 . 0 . 13


                                                                                                                     Enrique  Patricio


Introducción


Ésta –imponderables internautas amantes de la varia información global—, amén de ser una cordial invitación para un abordaje “con patente de corso” (aun cuando esto no sea  “wikileaksquiano”, igualmente ya está ahora de todas maneras en este cibernético hiperespacio super abierto de hoy; acaso el no censurable digo yo –por lo menos eso creo hasta el momento—, y que es el que se da en las alas de lo creativo), cabe considerarle primordialmente como una más que formidable oportunidad para que reflexionemos un poco –aunque sea nada más un poco— sobre de la descodificación realizada recientemente y hecha pública no hace mucho por parte de un selecto (selectivo, reducido…) grupo de expertos en su “materia” que se autodenominó a sí mismo como “científicos de la emoción científica”. Pues bien, ella se centra justamente en la(s) cifra(s) o numeración de un sistema calendárico que precisamente da título en esta página a la grosera divulgación que hago de su labor pseudocientífica –y aún más grosera y vulgar es, fundamentalmente por hacer a su vez aguda o más bien, grave crítica de ella—, es decir, a raíz de ese 0.0.0.0.13, un sistema que responde en consecuencia para ese conjunto de sabios especialistas en lo “emocional-científico” (sic) en un novedoso concepto (idénticamente “emo-científico” ha de tener que ser) fundado prácticamente desde el hallazgo mismo, o sea, desde el descubrimiento de una (valga la redundancia) muy especial partícula de fino “polvo” abonado por el tiempo (¿un “visible” neutrino, acaso?) y que, con un peso estimado en 0.00000000000000000001 micras de gramo, fue “revelada”  en ese tesoro mesoamericano que es el códice Tzolkin. (Nota: Este calendario maya nos habla de toda posible permutación astral que se desenvuelve de la matriz cósmica de donde emana la energía universal. Movimiento y medida es, pues. Regido está bajo una conceptualización matemática, astrológica y filosófica. Es, en suma para el mundo maya, el símbolo de la armonía universal entre la oscuridad y la luz).


¡Oh, divina pátina del tiempo!


Hemos de reconocer aquí que mucho de lo conseguido hasta hoy se logró gracias a los actuales –ya muy potentes— microscopios de sofisticada creación tecnológica empleados en la observación de ese cosmos pequeñito  --muy similar al de los seres humanos en sus relaciones con lo(s) demás— que si no, seguramente nos habríamos perdido de saber que, irónicamente contraría lo encontrado  –sí, pero ¡brutalmente!--  incluso hasta el ciclo de ciclos maya concebido por los astrofísicos del pasado (mismo que acontece cada 26 mil años con la completa rotación del sistema solar; la Edad –“aniversario”—  del Tiempo nuestro). O sea, ello es así porque todo se debe a que el bakctún 13 ó 13 baktún (unidad de tiempo mayense es el baktún; un total de 13 baktunes equivale a 5 mil 125 años) aquí,  en este sistema numérico que proponen los emo-científicos  nos aparece representado al final y no al principio, como si fuese una especie de antibactún o contrabactún (ojo, el punto más alto en el cielo está representado por el número 13 para los mayas). En otras palabras, este continuo analizado no correspondería entonces –según son sus cálculos hechos— a ningún plano “visionario” (cual serían las conocidas épicas mitológicas-históricas como las del Popol Vuh, las del Chilam Balam, las del códice Tri-Cortesiano, etc.), no obstante profetizan ellos también al interpretar eso entonces no ya como la “culminación de una era y el inicio de otra” sino sólo como una imagen apocalíptica de fin de mundo; es esa su visión “cosmosional”. No cabe ahí ningún sentido cíclico si el 13 bactún no está al principio, a la izquierda, como en la “cuenta larga” del tiempo (esa notable organización matemática de mira telescópica de un sistema solariego, operable con una gran hondura de visión “sideralizada y sideralizante” --por astronómicamente veraz—que deviene en una escritura clave, críptica y simbólica dentro de sus anales, y como un resultado final de ello  –que en realidad es un principio— que apertura esa cultura, una fina joya de relojería que trasciende a una suprema filosofía de vida).
          Entonces diremos,  trata este estudio emo-científico, tal vez, ¿de la existencia de un mundo gemelo al nuestro pero, al revés? Donde los días, los meses, los años…, todo, todo está cambiado. Pues, según estos científicos de la emoción científica…, así es. Mas, es únicamente ¿por qué 13.0.0.0.0, evidentemente no se parece a, 0.0.0.0.13 (si bien eso es verdad) o,  p. ej., a que supuestamente es su “inverso” proporcionalmente hablando (esto, también ¿es cierto?), como para que valga decir que eso implica, intrínsecamente, que ya no (¿¿¿ ) se completará o terminará un ciclo para pasar a otro, en principio (entendido como recomenzar en una mejor posición que antes; esto siguiéndole el paso a una ley elemental en la física que nos dice que el movimiento espiral es una propiedad universal de toda materia viviente en moción). Equivale sí, en cambio, a la anulación de la circularidad, a una fulminante aniquilación de los ciclos y de toda referencia espacio-temporal conocida cuando alegan que simple y sencillamente se llega a un término… y, punto (un Cerrador cerrado del Tiempo, proponen). Pero, antes de proseguir diciendo cómo fue que “comprobaron” tal acontecer , quiero referirme primeramente en forma escueta al cómo se detectó la inconcebible “señal” de este magno  y (emotivamente) celebrado “hallazgo”, en torno de que “es más que probable que no habrá ningún nuevo orden cósmico” para el planeta, ya que éste no vivirá o morirá lo que lo hace vivir. Pues bien, todo comenzó al través de un destello fotónico que emitía aquella sui generis partícula. He ahí que se habla de un cuerpo lumínico y diminuto (para ese momento posiblemente no manifestado en su mínima expresión) con una imagen tres veces tridimensional y bajo ese “estado”, geométricamente fractal; lo que bien pudiera ser, intentando comprenderle: ¿algún novedoso fotograma en un programa comunicacional de punta? o, ¿un ectoplasma? o, ¿un holograma?... Tal vez. Ahora, en cuanto a su diseño o composición visual-estructural se puede apreciar lo siguiente: bien verle a modo como de una “figura” de grano de maíz, de un lado digamos; así mismo, comprendida como una ”figura” que representa tano a las hojas como al tallo de esa gramínea, vale decir que por otro lado; y, a su vez, se presenta como la “figura” de una preciada y dorada mazorca, en algún otro lado (lo cual es un decir, porque indistintamente una “figura” representada desaparece y aparece en otro lugar y otra ocupa su lugar) ¿Un auténtico trifronte? ¿Una incipiente y desconocida Medusa?... Todo lo cual, sin duda, despertó aún más la afinada curiosidad de esos hombres y mujeres de la tan “blandita ciencia”, sí, la de lo “emocional-científico” (pues estos “científicos” son los que no han entendido en su justa dimensión aquello de que “toda objetividad es subjetiva” –por la memoria, por la experiencia, por el lenguaje,  etc.— y lo han llevado a su extremo, toda vez que trasladan todo el orden de las cosas para decir simplistamente que todo lo subjetivo es objetividad…) . Y hasta aquí, para volver  a la “comprobación” que dejamos inconclusa líneas arriba. Diremos que fue extraído y no sin dificultad aquel “objeto” semi granulado del citado magno calendario de todos los tiempos, y pudieron (¡increíblemente!) corroborar sabia e inmediatamente (por no decir mágicamente), por los caracteres en él contenidos (que, punto y aparte, presumiblemente son la característica inscripción numérica que utilizó el señorío dinástico del Mayab) que no concordaban los guarismos con la señalada cuenta calendárica (nuestra), sea con el sistema 13.0.0.0.0 entonces, que está a punto de ocurrir efectivamente, más acá en el almanaque (el gregoriano) y más allá del oráculo (de lo zodiacal) el 21 de diciembre de 2012 cuando se cumplan los 13 ciclos exactamente –deparándonos según, nada menos que el más grande holocausto jamás visto, como porvenir—. Verdaderamente aviene así, ¿una fecha maldita?... ¿Por qué? Pues porque así lo presagian ellos ha de ser, es decir,  decimos de quienes no toleran al parecer, los presagios. Son acaso, ¿algún tipo de neo profetas? Arguyen que como expertos, sí, que como conocedores del tema son los más autorizados para decir la verdad. Y así tenemos que, simbólicamente viene a representarnos 0.0.0.0.13, o sea, la consabida inversión en los dígitos encontrados entonces, no otra cosa que la fatídica hora del Fin del Mundo o Fin de los Tiempos (lo cual parece querer decirnos también que, un Mundo del Fin, el de ellos idénticamente sobrevive con nosotros). Asumiendo así ese experto conjunto de lo teórico-telúrico, sencillamente cierta potestad sobre el futuro. Y esta aseveración tajante de su parte –sinónimo seguramente de un notable código de ética—, por otro lado ha encontrado más eco en el “mundo” mass mediático (ya que hay que vender antes de que se acabe el mundo “nuestro” o, mejor aún, aunque se acabe; paradojas del destino) por su enfoque, que tradicionalmente es sensacionalista y tenemos  así ese encantador anuncio (encantador por terrorífico, valga decir) que nos ha estado bombardeando últimamente la conciencia a mañana, tarde y noche, haciendo mella en ella con imágenes que, ya sean literarias o visuales (como algún  “panfletario” cartel con escenas fantásticas por fantasmales o, ya  con una mayor elocuencia en el séptimo arte, por ejemplo), y/o a través del oído en charlas y conferencias, etcétera…, y bueno, así.  Como para que entendamos, finalmente, que no quedará semilla alguna sobre la faz de la Tierra (porque ni siquiera la habrá para cultivarlas). (No cabe duda,  se trata de un alarde más de las sagradas vías publicitaria y de marketing en Occidente; pues otros pueblos del orbe, se pregunta uno pues, sin esa tendencia mundializadora o, más específicamente monopolizadora –léase, pérfida “globalización”,— ¿sabrán que se acerca ya el fin del (mundo?)…


Una resucitación artificial ¿”espectral”?


Muy a propósito, ¿trátase en verdad de alguna clase de polvo cósmico éste, desarrollado en la Tierra?... Y si simple y llanamente no responde a otra cosa la dizque proyección, sino más que nada a un error en términos puramente astrológicos, es decir, antes que pensar por ejemplo, en un posible yerro astronómico por algún lado en el cálculo de la décima dimensión a la cuarta potencia. Habría que ver si únicamente fue una mala anotación en la octagésima diezmilésima parte del recorrido en el desarrollo infinitesimal del cuadrante correspondiente a 0.0.0.0.13, precisamente provocado por el paso del tiempo invertido en la aplicación de la(s) prueba(s). Quizás así fue (¿un avatar del tiempo?) ¿Quién lo puede saber? Ahora que, si efectivamente fue polvo interestelar aterrizado en salvo sea el sitio (del que ya especificamos ubicuidad),  ¿exactamente de dónde provino?... y, ¿cómo es que llegó justamente allí?
          Por lo pronto nos cuestionamos incisivamente, entre otras cosas, con las siguientes: ¿Qué aleación posee; si es que tiene alguna?, ¿a que prototipo conocido refiere?, ¿es propulsado?, ¿se corroe o descompone?, ¿es que no hay parangón alguno respecto de él?, ¿es trifásico y/o es trifácico?, ¿es un acalefo virtual, o qué?... Preguntas y más preguntas que, de cualquier manera, si es que las hubo se quedaron en el tintero sin consideración alguna en su investigación. Verbi gratia: ¿Quisieron o no saber su fuerza, su energía, su potencia (algo más que sólo emotivamente)? No lo sabemos a ciencia cierta. ¿Examinaron o no su intensidad luminosa? No conocemos el dato. ¿Tal vez tomaron su “temperatura”, su “permeabilidad”? ¿Cómo saberlo? ¿Estudiarían quizá su “carga elemental”, su “masa atómica”, su “calor latente”, su densidad como “sustancia”, su “resistividad como conductor”, su “permisividad relativa como dieléctrico”, su “período de desintegración radiactiva”, etc.?..., pues no lo sabemos. Entre tanto sí podemos afirmar, por otra parte, que en él usáronse para “su cabal observación” (aunque se diría que muy semi profesionalmente, o más bien, de forma por demás amateur, por lo que se verá a continuación), desde choques eléctricos combinados con rayos gamma y alimento para gato –por la mascota de dichos especialistas—, que sirve  de sencillo ejemplo de lo aplicado, hasta otras fórmulas más elaboradas de preparación, como una peculiar mezcla, cabe citar, de pomada de concha nácar, ungüento antiartritis y jarabe para la tos. Además de la prueba de los espejos y… bueno, cosas así por el estilo. En realidad todo un (des)balanceado menú “muy rico” en opciones; es más, todo ello aplicado sin test alguno de por medio para recabar la información, sino sólo “dejándose llevar” emotivamente y …  nada más. De manera tal que nunca llegarían a modificar su visión “oficial” emo-científica, esa filosofía de la emoción de equipo sobre el “sujeto” experimental. Aunque se desconoce todavía en estos momentos si las técnicas, los métodos, la organización en suma, ideados y utilizados en el mismo extravagante ejercicio” profesional” durante los diez días con quince minutos y un segundo (tiempo que duró el minucioso examen), fueron realmente creados --amén de ¿ejecutados?— por ellos mismos; lo cual es igual a decir, de un modo del todo conscientes…


Toda profanación conlleva su “maldición”


No obstante que ya advertimos de la mencionada como “nueva” o “no tradicional” forma de investigar hoy día, más que comunicacionalmente –esto por cuanto al funesto vaticinio, pero en “base” a un muy respetable aparataje astrofísico del mundo precolombino— habría así mismo que aclarar lo siguiente, en  lo tocante entonces a los esforzados emo-científicos (hombres y mujeres sí, con una abnegada y sacrificada disciplina emotiva, pero en una más que harto ingenua labor de buena fe científica y sólo eso),pues bien,  ¿qué fue lo que obtuvieron en consonancia:  por el máximo despliegue de sus fuerzas alcanzado, dado el elevadísimo grado de abstracción mostrado en el terreno binario y por sus sofisticadas ecuaciones emotivo-mentales de múltiple grado, pues un deterioro cerebral provocado desde una primera instancia, es decir, con la adaptación a “lo anti-natural” del “objeto” en ciernes –claro está que sobrenatural o antinatural es para todos—; y en una segunda instancia, o sea ya la de la intervención, fue que comenzó a manifestarse potencialmente esa gran descomposición cuerpo-mente y, por tanto, el total decaimiento físico e intelectual se produjo  poco más adelante en ellos de manera irremediable; y así tenemos que hoy es más que evidente como un fenómeno del todo  extraño eso que les pasa (aunque esto sucede regularmente cuando un sueño se convierte en pesadilla, es decir, cuando se termina con el emotivo sueño de querer ser alguien a toda costa). Es notablemente mayúsculo lo que les pasa, es grave totalmente. Entre otros  padeceres  contamos, por ejemplo: parálisis, transfiguraciones, desconocimiento de todo, babeos, contorsiones, espasmos, evacuaciones no controladas, etc., que permean a un grupo ya sin espíritu de supervivencia alguno. Y, según dice la gente común, que es por aquella lúdica labor llevada a cabo, la que les trajo como consecuencia el detrimento de todas y cada una de sus capacidades, desde las motoras hasta las mentales, una “maldición” pues, dicen les cayó. Un ejemplo más –nada más como referencia importante—. se efectuó en el transcurso de dichos acontecimientos una gradual reducción del cerebro hasta alcanzar la forma y el tamaño de una vesícula biliar (aunque sin la característica funcional de dicho órgano, queremos creer, pero sí decir que además de viscoso es gelatinoso). Algo verdaderamente revolucionario pasó ahí, y no sabemos qué. ¡Ah!, y olvidaba por un momento decir también de la disminuida visión nocturna que consiguió a su vez el minino, pues estuvo siempre presente en los hechos, de éste se sabe además, que no sólo tropieza a cada rato con objetos y personas en la semioscuridad, cosa que lo irrita demasiado y por ende araña todo lo que esté a su paso, sino que además en esta su minusvalía es ahora su deseo animal más ferviente no salir por las noches del laboratorio (su hogar) por temor a ser cazado, a ser presa fácil de los depredadores nocturnos. Cabe esperarse actualmente, en lo que respecta al equipo involucrado, el trágico desenlace llevando como lleva éste una vida vegetativa cada día más precaria, decadente; producto todo ello, al parecer, de sus atrevidos excesos senso experimentales. Aunque lo más lamentable que les pudo haber pasado quizás haya sido la pérdida de todo reflejo emotivo… (sin duda).


Una conclusión (aún no “concluyente”)


Así pues, dado este caótico estado de cosas ya comentado, respecto a lo que está detrás de la notificación publicada como decodificación de 0.0.0.0.13, esto es todo lo que pienso decir mediante este barómetro (evaluador) de su difusión (y no lo dicho por ellos). Pues configuran en su conjunto las notas periodísticas de divulgación “científica” de tal concepto, una composición inorgánica, inacabada, sentenciosa. Tan devaluada en su concepción, que lleva naturalmente a la incredulidad por su vana argumentación. Y sean cosas  esas de un delirio colectivo o no, lo que sí cabe aceptar por todo lo alto como razonablemente aceptable es que si es o son descabellada(s) o no esa(s) cifra(s), sí es técnicamente intraducible a un código profético apocalíptico. En sus mismos términos es más bien irreal, nada veraz.
          ¿Cuál habría de ser el alfabeto indicado para hacer traducible su descodificación? ¿Ascendente o descendente ha de ser su lectura? ¿Cuál su comienzo su comienzo y cuál su final? (O sea, como ejemplificación de esto, ¿se iría del comienzo al final o viceversa?). ¿Es acerca de una desmantelada realidad de la que se habla, o ha sido en realidad sólo la construcción de una “muy seria” ficción?... Por otro lado: ¿De qué género de “génetica” hablamos con el “objeto” trifronte y maicero? ¿Son distintos los “cuerpos” o “figuras; la del grano, la del tallo y las hojas, y la del elote; o es uno solo, tridimensionalmente hablando? Y en la parte de irresponsabilidad de los autores, por sus malísimos métodos y peores interpretaciones, ¿ameritaban pasar por lo que han pasado, se lo merecían emotivamente en verdad?, ¿ valió la pena tanta irreflexibilidad?... Pues aunque expuestos de una manera aparentemente coherente, lógica los supuestos planteados por ellos dejan mucho que desear y más parecen cosa que mueve a risa que tratarse de un buen trabajo de análisis para esta nueva “ciencia”, como queda demostrado fehacientemente con ese cuasiacertijo de exquisita filigrana milpera… (Así las cosas con el tan penoso “estudio”).


¡Extra! ¡Extra!
Nota de (la antepen)última hora


En los precisos instantes en que finalizaba de escribir este escrito se ha dado ha conocer públicamente la noticia siguiente (al tiempo): Ahora se sabe –según un diagnóstico médico— que lo que ocasionó todo fue el hecho de que descuidadamente (¿emocionadamente?) alguien dejó caer al estar revisando (ojeando) el Tzolkin, residuos  de  ”comida chatarra” dizque de maíz (¿transgénico?) –de esos cuya bolsita tiene una llamativa presentación con una imagen en tercera dimensión—,  restos decía revueltos entonces, claro está, con polvo acumulado por siglos. Y eso fue el detonante de los serios trastornos por los que atravesaron intoxicadamente su tiempo de estudio… (Moraleja: Que sea de provecho, digo yo, como para que no se sigan “desempolvando” así como así los viejos mitos; por la cantidad de inexpertos que hay para su adecuado manejo. Pues luego, luego los “mal vomitan” (y lo que es más grave es que nos podríamos ir quedando sin “científicos”, de envenenarse muchos más también…). Sería en todo caso muy recomendable para los fundadores de esos mitos postmodernos –léase, los traficantes de señalados viejos mitos para ¿invento de las falsas profecías?— que, en su defecto, mejor sólo consumieran frutas y verduras sin hojear documento alguno –no sólo las ruedas del tiempo tales como este Tzolkin o el Haab, etc.— así no enfermarían cuidando mayormente de su salud tanto física como mental dentro de esas sus tan emocionadas y emocionantes aventuras “científicas” suyas que segurito, pervivirán a través del tiempo. Así sea).

Laura Haddad: Luis de la Villa, Hasta Luego


Veracruz perdió a uno de sus personajes más emblemáticos: Luis de la Villa
Por Laura Haddad (publicado en Imagen de Veracruz)
Xalapa, Ver. 11 de enero 2011

I Said, Hey baby
Take a walk on the wild side
And the coloured girls go
Doo do doo do doo do do doo..
-Lou Reed

La primera vez que lo vi fue arriba de un escenario, en Xalapa. Su presencia recordaba el estilo más clásico y puro del rock. Acompañado de Ghislaine Bonnot, quienes los miraban y escuchaban pensaban en las emblemáticas parejas que este género ha tenido durante su historia: Linda y Paul McCartney; Stevie Nicks y Lindsey Buckingam; Debora Harry y Chris Stein... Parejas emblemáticas no sólo por las historias de amor y pasión que sus personajes protagonizaron, también por el talento que juntos aportaron al rock.
Era Luis de la Villa. Fue locutor, pintor, “hippie”, joven trotamundos, músico… Roquero. Aunque igualmente interpretaba bien las bluseras.
Años después de haberlo visto sobre escenarios Xalapeños (llamar “escenarios” a los lugares donde el rock se dejó escuchar en la última década del siglo pasado, en Xalapa, es llamar así lo que fueron, en realidad, bares, fiestas y uno que otro auditorio donde se llevaban a cabo las  “tocadas”), encontré a Luis de la Villa en uno de los salones de música de la Escuela Veracruzana de Música del Instituto Veracruzano de la Cultura (IVEC), en Veracruz, su tierra natal. Ahí, me le acerqué tímida y pregunté si era él quien yo creía: El roquero jarocho con tremendo parecido al neoyorquino Lou Reed (según yo).
Sí, si era él.
La charla que vino después a mi pregunta derivó en varias anécdotas sobre la vida de roquero de Luis de la Villa. Vida de músico, de cierta rebeldía en un lugar donde los requintos estridentes del género parecen ser acallados por las notas y compases de la Salsa y el Son; vida de un locutor con ganas de contagiar sus gustos musicales a sus escuchas, sin tener certeza de ser escuchado.
También, finalmente, conocí a la dama que siempre lo acompañaba como cómplice de aventuras, proyectos, arte: Ghislaine Bonnot.
Por separado, Ghislaine y Luis lucían contrastantes: Ella, sonriente, amable, platicadora; él, taciturno por ratos, expresivo incomprensible por momentos. Pero ambos eran complementarios, musical y artísticamente, así como en la vida de cada uno, sin duda.
Tres años viví en el Puerto de Veracruz, tres años en los que vi, saludé y converse con Luis de la Villa en más de una ocasión. Las temáticas de las pláticas siempre fueron las mismas: la música, el rock, el blues.
En uno de esos encuentros, casi siempre enmarcados por la urbanidad del Puerto, me obsequió una de sus grabaciones, “Louis De la Villa and Band”.
Cada que miraba a Luis de la Villa caminar, una melodía pegajosa y emblemática venía a mi mente…
Doo do doo do doo do do doo… I Said, Hey baby… Take a walk on the wild side… Doo do doo do doo do do doo…
…Era Luis de la Villa, casi siempre vestido de mezclilla, chaqueta y prendas en color negro, aunque el clima de Veracruz no es uno (precisamente) para tal atuendo.
La pegajosa melodía ha callado. Luis de la Villa, a quien una vez dije “Maestro, para mí, Usted es el “Lou Reed de Veracruz””, murió el pasado 7 de enero.
Luis dejó como herencia para los roqueros veracruzanos sus composiciones, dos discos, muchas canciones sin grabar y sus cuadros, así como una semilla que ha crecido y echado raíces en la vida musical de más de un roquero jarocho.

lunes, enero 10, 2011

LOS ELEMENTOS DEL REINO - 10-01-2011


LOS ELEMENTOS DEL REINO

en este número

Manuel Salinas


Gabriel Fuster


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Manuel Salinas: Los personajes de segundo plano

Los personajes de segundo plano.
Por Manuel Salinas

Hay actores cinematográficos que durante la mayor parte de su vida profesional interpretan personajes de segundo plano que dejan una profunda huella en la memoria del espectador, por la calidad de su interpretación, su definido carácter, su versatilidad. Algunos de ellos han alcanzado premios como el Oscar y regresan a escenificar en ese segundo plano con una larga e intensa vida productiva. Llaman nuestra atención Vincent Schiavelli, Harry Dean Stanton y Fahrid Murray Abraham, a quienes seguramente se desconocen por su nombre de actor, identificándolos más bien por el nombre o la iconografía de los personajes que interpretaron. 



Vincent Schiavelli (1948-2005), el hombre de los ojos tristes, interpretó más de un centenar de personajes en cine y televisión, identificado por sus actuaciones en Atrapado sin salida de Milos Forman(1975), muy joven como el Sr. Fredikson, que inicia su actuación en el hospital psiquiátrico formando parte de un grupo de pacientes internos, cuando recibe su dosis de pastillas que la enfermera y un ayudante les entregan para tomársela, su mirada extraviada, aunque directa y frontal nos muestra a un hombre joven vestido con una bata blanca,  a veces alegre, otras serio, siempre en los extremos gestuales;  interpreta al fantasma de carácter cambiante del metro de Nueva York en Ghost de Jerry Sucker (1990); al asistente del músico cortesano Antonio Salieri en Amadeus de Milos Forman(1984), en una breve aparición en el inicio de la película; en Batman regresa de Tim Burton(1992) es el Organ Grinder, un criminal disfrazado de organillero que oculta en su instrumento una ametralladora de varios cañones, como agresivo secuaz del Pingüino. Murió a los 57 años en Sicilia.






Fahrid Murray Abraham (24 de octubre de 1939)

Fahrid Murray Abraham logró un Oscar con su interpretación del personaje de Antonio Salieri en Mozart de Milos Forman(1984), quien también recibió este premio por su realización. Aparece en Caracortada de Brian de Palma, interpretando a Omar, un delincuente drogadicto que es asesinado por traición, quedando colgado de una cuerda en el cuello desde un helicóptero que vuela a baja altura para ser bien observado como ejemplo del castigo a un traidor. Después del Premio Óscar, le ocurre, según la prensa de espectáculos, el denominado síndrome de  La maldición de los Óscar (Oscar Jinx). De esta manera se le vincula con el fenómeno de ganar un Óscar y no mantener una trayectoria de alto nivel. Pero él rechaza esta percepción ya que el premio le respaldó para ser profesor en Harvard y Columbia y su perfil de actuación le permite seguir siendo la persona sencilla y discreta que acostumbra, permitiéndose asistir a cualquier lugar sin tener que cuidar situaciones especiales para resguardar su intimidad y seguridad.



Harry Dean Stanton (14 de julio de 1926) interpreta magistralmente a Travis, un hombre que nos sorprende al aparecer en el desierto en la búsqueda de sí mismo, abandonando a esposa e hijo, reencontrándose con ellos para después dejarlos nuevamente ahora juntos los dos, para que hagan su vida más felices sin su presencia y abandonarnos a nosotros como espectadores para encontrar o construir nuestro propio final cinematográfico, todo esto  en París Texas de Wim Wenders(1984), en esta película actúa en el papel protagónico para después regresar a los personajes de segundo plano en una de las aproximadamente 74 películas en las que participó como son;  El Padrino II de Francis Ford Coppola(1974), donde es uno de las guardaespaldas del mafioso Frank Pentángelli, el testigo protegido que en principio atestigua contra Michael Corleone pero al final se retracta y queda limpio el nombre de la familia; como Brett uno de los 7 tripulantes de la nave Nostromo en Allien, el Octavo Pasajero de Ridley Scott(1979), donde resulta ser la primera víctima de la extraña criatura; es Johnnie Farragut en Salvaje de Corazón de David Lynch(1990), como esposo de Marietta madre de Lula(Laura Dern), pareja de Sailor(Nicolas Cage), éste último el yerno odiado por la bruja mala que es su suegra. Johnnie ama profundamente a Marietta quien le provoca celos constantemente por su relación con el mafioso Santos quien lo asesina para quedarse con la trastornada bruja mala, ya la había dejado viuda  anteriormente, es una mujer que araña los sesenta años, muy codiciada por sus pretendientes mafiosos, todos ellos con manifiestas patologías emocionales igual que ella.
***

Federico Fellini y David Lynch, entre otros directores cinematográficos, tienen toda una galería de personajes de segundo plano que ponen de relieve la diversidad corporal y mental del ser humano. Narran la existencia de submundos marginales donde toda afectación o anormalidad se vuelve cotidiana y natural. Son personajes de impresionante presencia algunos encantadores, otros retorcidos, en los extremos del comportamiento conductual y la expresión corporal. 


Observar el desempeño de los actores que interpretan personajes de segundo plano, sin descontextualizarlos, nos permite disfrutar otras dimensiones de las obras cinematográficas.

Gabriel Fuster: ¿Qué cosa se pone en una esquina y puede viajar al otro lado del mundo?

¿QUÉ COSA SE PONE EN UNA ESQUINA
Y PUEDE VIAJAR AL OTRO LADO DEL MUNDO?

Gabriel Fuster

Nuestro noviazgo fue tan especial, que el mismo Servicio Postal Mexicano decidió emitir un timbre postal conmemorativo, con la imagen impresa de los dos enamorados, obteniendo su purpúreo valor de franqueo. Yo me alegro de ello, porque no hay nada como las cartas para revivir el romance. Preciosa, idilios como el nuestro opacan a parejas como Orfeo y Eurídice, los sufridos amantes de Verona, Marco Antonio y Cleopatra, Jesús y María Magdalena, Juana La Loca y Felipe El hermoso, Lewis Caroll y Alice Liddell, Marie y Pierre Curie, Eduardo VIII del Reino Unido y la plebeya Wallis Simpson, Frida y Diego, John and Yoko, y los muchos entrecruzamientos del destino que se deben a Romeo y Julieta, cada vez que dos prendados ejemplifican su acto de entrega completa. Ahora bien, sin romper el matasellos de la semejanza, las planillas encomendadas empezaron a circular y los filatelistas encontraron motivos para adjudicarle un valor de colección muy elevado. Por otro lado, tú y yo volvemos a comenzar por un retroceso, la concurrencia de los buzones como palabras repletas de perdón, que acorta nuestra distancia. No obstante, a los pocos días, los carteros empezaron a entregarme quejas respecto que la estampilla memorable no se adhería a los sobres. Yo culpo a la oficina de correos, por cuanto hace que su personal se solaza o disiente en llamar dos veces, cuando no hay nadie en tu domicilio. En términos legales, la Carta Magna ni siquiera se considera una carta y Sepomex me entrega el siguiente reporte: Señor Fuster, no existe deficiencias en la calidad de la goma de los timbres. El problema es que la remitente los escupe del lado equivocado.








Debo aclarar que el reporte de Sepomex llegó a mí en un sobre redondo, porque no se trataba de un oficio dirigido a particulares, sino una circular

Marc Auge; Lo cercano y el afuera

MARC AUGE
LO CERCANO Y EL AFUERA

Presentamos aquí el prólogo al libro de Marc Auge LOS "NO LUGARES" ESPACIOS DEL ANONIMATO (GEDISA Ed. 2000) ; un texto sumamente recomendable para todo aquel lector que busca ubicarse en el mundo y se le multiplican las referencias a las curiosidades locales que deberían retenerlo aun cuando se halla de paso, como si la alusión al tiempo y a los lugares antiguos no fuese hoy sino una manera de mentar el espacio presente.


(Prólogo)

Antes de buscar su auto, Juan Pérez decidió
retirar un poco de dinero del cajero automático. El
aparato aceptó su tarjeta y lo autorizó a retirar mil
ochocientos francos. Juan Pérez apretó el botón
1800. El aparato le pidió un minuto de paciencia,
luego le entregó la suma convenida y le recordó no
olvidarse la tarjeta. "Gracias por su visita", concluyó,
mientras Juan Pérez ordenaba los billetes en su
cartera.
El trayecto fue fácil: el viaje a París por la
autopista All no presenta problemas un domingo
por la mañana. No tuvo que esperar en la entrada,
pagó con su tarjeta de crédito el peaje de Dourdan,
rodeó París por el periférico y llegó al aeropuerto de
Roissy por la Al,
Estacionó en el segundo subsuelo (sección J),
deslizó su tarjeta de estacionamiento en la billetera,
luego se apresuró para ir a registrarse a las
ventanillas de Air France. Con alivio, se sacó de
encima la valija (veinte kilos exactos) y entregó su
boleto a la azafata al tiempo que le pidió un asiento
para fumadores del lado del pasillo. Sonriente y
silenciosa, ella asintió con la cabeza, después de
haber verificado en el ordenador, luego le devolvió
el boleto y la tarjeta de embarque. "Embarque por
la puerta B a las 18 horas", precisó.
El hombre se presentó con anticipación al control
policial para hacer algunas compras en el dutyfree.
Compró una botella de cognac (un recuerdo de
Francia para sus clientes asiáticos) y una caja de
cigarros (para consumo personal). Guardó con cuidado
la factura junto con la tarjeta de crédito.
Durante un momento recorrió con la mirada
los escaparates lujosos —joyas, ropas, perfumes—,
se detuvo en la librería, hojeó algunas
revistas antes de elegir un libro fácil —viajes, aventuras,
espionaje— y luego continuó su paseo sin
ninguna impaciencia.
Saboreaba la impresión de libertad que le
daban a la vez el hecho de haberse liberado del
equipaje y, más íntimamente, la certeza de que sólo
había que esperar el desarrollo de los acontecimientos
ahora que se había puesto "en regla", que
ya había guardado la tarjeta de embarque y había
declarado su identidad. "¡Es nuestro, Roissy!" ¿Acaso
hoy en los lugares superpoblados no era donde se
cruzaban, ignorándose, miles de itinerarios individuales
en los que subsistía algo del incierto encanto
de los solares, de los terrenos baldíos y de las obras
en construcción, de los andenes y de las salas de
espera en donde los pasos se pierden, el encanto de
todos los lugares de la casualidad y del encuentro
en donde se puede experimentar furtivamente la
posibilidad sostenida de la aventura, el sentimiento
de que no queda más que "ver venir"?
El embarque se realizó sin inconvenientes. Los
pasajeros cuya tarjeta de embarque llevaba la letra
Z fueron invitados a presentarse en último término,
y Juan asistió bastante divertido al ligero e
inútil amontonamiento de los X y los Y a la salida
de la sala.
Mientras esperaba el despegue y la distribución
de los diarios, hojeó la revista de la compañía
e imaginó, siguiéndolo con el dedo, el itinerario
posible del viaje: Heraklion, Larnaca, Beirut,
Dharan, Doubai, Bombay, Bangkok, más de nueve
mil kilómetros en un abrir y cerrar de ojos y algunos
nombres que daban que hablar cada tanto en la
actualidad periodística. Echó un vistazo a la tarifa
de a bordo sin impuestos (duty-free price list),
verificó que se aceptaban tarjetas de crédito en los
vuelos transcontinentales, leyó con satisfacción las
ventajas que presentaba la clase business, de la
que podía gozar gracias a la inteligencia y generosidad
de la firma para la que trabajaba ("En Charles
de Gaulle 2 y en Nueva York, los salones Le Club le
permiten distenderse, telefonear, enviar fax o utilizar
un Minitel... Además de una recepción personalizada
y de una atención constante, el nuevo
asiento Espacio 2000 con el que están equipados los
vuelos transcontinentales tiene un diseño más amplio,
con un respaldo y un apoyacabezas regulables
separadamente...")- Prestó alguna atención a los
comandos con sistema digital de su asiento Espacio
2000, luego volvió a sumergirse en los anuncios de
la revista y admiró el perfil aerodinámico de unas
camionetas nuevas, algunas fotos de grandes hoteles
de una cadena internacional, un poco
pomposamente presentados como "los lugares de la
civilización" (El Mammounia de Marrakech "que
fue un palacio antes de ser un palace hotel", el
Metropol de Bruselas "donde siguen muy vivos los
esplendores del siglo XIX") Luego dio con la publicidad
de un auto que tenía el mismo nombre de su
asiento: Renault Espacio: "Un día, la necesidad de
espacio se hace sentir... Nos asalta de repente.
Después, ya no nos abandona. El irresistible deseo
de tener un espacio propio. Un espacio móvil que
nos llevara lejos. Nada haría falta; todo estaría a
mano..." En una palabra, como en el avión. "El
espacio ya está en usted... Nunca se ha estado tan
bien sobre la Tierra como en el Espacio", concluía
graciosamente el anuncio publicitario.
Ya despegaban. Hojeó más rápidamente el
resto, deteniéndose unos segundos en un artículo
sobre "el hipopótamo, señor del río", que comenzaba
con una evocación de África, "cuna de las leyendas"
y "continente de la magia y de los sortilegios",
y echó un vistazo a una crónica sobre Bolonia ("En
cualquier parte se puede estar enamorado, pero en
Bolonia uno se enamora de la ciudad"). Un anuncio
publicitario en inglés de un videomovie japonés
retuvo un instante su atención (Vivid colors, vibrant
sound and non-stop action. Make them yours
foreuer) por el brillo de los colores. Un estribillo de
Trenet le acudía a menudo a la mente desde que,
a media tarde, lo había oído por la radio en la
autopista, y se dijo que la alusión a la "foto, vieja
foto de mi juventud" no tendría, dentro de poco, sentido alguno
para las generaciones futuras. Los colores del
presente para siempre: la cámara congelador. Un
anuncio publicitario de la tarjeta Visa terminó de
tranquilizarlo ("Aceptada en Doubai y en cualquier
lugar adonde viaje. Viaje confiado con su tarjeta
Visa").
Miró distraídamente algunos comentarios de
libros y se detuvo un momento, por interés profesional,
en el que reseñaba una obra titulada
Euromarketing: "La homogeneización de las necesidades
y de los comportamientos de consumo forma
parte de las fuertes tendencias que caracterizan
el nuevo ambiente internacional de la empresa...
A partir del examen de la incidencia del fenómeno
de globalización en la empresa europea, sobre
la validez y el contenido de un euromarketing
y sobre las evoluciones posibles del marketing internacional,
se debaten una gran cantidad de problemas".
Para terminar, el comentario mencionaba
"las condiciones propicias para el desarrollo de un
mix lo más estandarizado posible" y "la arquitectura
de una comunicación europea".
Un poco soñoliento, Juan Pérez dejó la revista.
La inscripción Fasten seat belt se había apagado. Se
ajustó los auriculares, sintonizó el canal 5 y se dejó
invadir por el adagio del concierto N°1 en do mayor
de Joseph Haydn. Durante algunas horas (el tiempo
necesario para sobrevolar el Mediterráneo, el
mar de Arabia y el golfo de Bengala), estaría por fin
solo.