LA OTRA MITAD
Tantas veces caminamos juntos
que ya mis pies siguen tu destino
La soledad no sabe estar en mis manos
Mis ojos se inundan si no te veo
No sé qué hacer con mi boca
sino sólo pronunciar tu nombre
Mi pecho se expande y mi corazón no cabe
cuando te acercas
No como, no hablo,
no voy a ningún lado:
sólo puedo ser tu mitad
Tantas veces caminamos juntos
que ya mis pies siguen tu destino
La soledad no sabe estar en mis manos
Mis ojos se inundan si no te veo
No sé qué hacer con mi boca
sino sólo pronunciar tu nombre
Mi pecho se expande y mi corazón no cabe
cuando te acercas
No como, no hablo,
no voy a ningún lado:
sólo puedo ser tu mitad
MUJER INDÍGENA
Pies menudos, pasos cortos
Cabellera larga y lisa como la lluvia
Picotea aquí y allá
Lleva en sus manos el sustento
En su espalda, su propia continuación
Mirada negra, afligida
que interroga al mundo
¿Dónde está tu estrella?
¿Dónde tu sino?
¿Dónde tu culpa?
Su patria la ignora:
nosotros también
2 comentarios:
Tan cierto.
Y qué dicha no encontrar errores de ortografía.
qué amor ese tan absoluto¡ tan efímero si pienso en la corta vida que tenemos como humanos...palabras impecables en su poema, mujer. Pues como dice Huidobro: Isolda, Isolda, cuántos kilómetros nos separan, cuantos sexos entre tú y yo...GRACIAS
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