MARTA OVALLE
Ivonne Moreno Uscanga
La hechura plástica conlleva a un sinnúmero de búsquedas. No sólo a la investigación. La averiguación es el inicio de un lenguaje a través de las texturas, el diseño, los colores, el horno en el caso particular de la cerámica, como los coadyuvantes de un resultado para la consolidación a una pieza, o de una propuesta. No obstante, también está la aproximación a la gramática de lo visual, pues en ello estriba lo decible o no, por parte del creador, hacia a su espectador cuando la obra ya no le pertenece.
¿Cómo dilucidar dicho aspecto durante el proceso de la creación? ¿Se tratará acaso de una entropía?
Cada rama artística tiene una metodología, por ende la cerámica y mayor aún cuando los tratamientos a la alta temperatura se tornaron variables estéticas. Solo así los velos de misterio en la acto genésico de una pieza, nos siguen asombrando y sobre todo embelesándonos.
Marta Ovalle cubre y avala, estas premisas y del mismo modo, las expectativas de los aires de alquimia, todavía existentes en el arte.
Su crecimiento se ha dado paulatinamente. Primero lo realizó por medio de la literatura y el estudio de los discursos cinematográficos y teóricos de las diversas manifestaciones culturales, tal vez por ello sus enunciados plásticos son intencionados a revalorar los roles humanos, sin soslayar los problemas sociales del entorno, incluyendo el de su propia personalidad de mujer de varias trincheras.
Su fortaleza estriba en su vasta visión del mundo, cultivada por sus viajes y la introyección hacia sí misma, por ella, habla gran parte de su obra.
En el presente conjunto de piezas, Marta seduce y “tira” redes, maridajes, susurros al viento y a su piel, a un hato de deidades, cuya esencia y particularidad rescata Marguerite Yourcenar en su brillante título Peregrina y Extranjera, describiendo a Psique: ...ella tenía las alas de una mariposa, pero su alma es la de una abeja, Esta obrera reconstruirá su palacio alveolo tras alveolo. Se acostumbrará incluso a amar al Amor....quién lleva una antorcha pero es ciego y alumbra a los que son amados...
Los convites plásticos de Marta Ovalle, emulan la caricia de los postulados de Yourcenar, al vestir y cubrir cutáneamente su torso de porcelana, cual caricia de amor.
Sus piezas nos ofrecen hoy, el embates de varios “ritmos” puestos y opuestos al sol de los mares del Atlánticos y sagrados como los valles del Nilo y el curso de Ganges. Disfrutemos así, “Ir tirando” como aleteo de Psique en un susurro de amor cristalizado en cerámica.
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