NI MODO ESTA VIDA NOS TOCÓ VIVIR:
NOVELA
DE JOAN CHARLES GUISADO
Ivonne Moreno Uscanga
Tras la
lectura en los diarios y reportes de páginas web acerca de la lacerante
violencia en nuestro país a causa del azote social del narcotráfico, e
indignarnos, nos viene bien, de manera inmediata, situar dicha aberración dentro de una atmósfera novelesca, pues
así reubicamos al relato como esa
constante de actualización en la trama
narrativa .
A pesar de
tener importantes referentes en este género: Federico Campbell, Arturo Pérez
Reverte, Elmer Mendoza, Francisco Martín Moreno y Ricardo Ravelo, la huellas del hampa ligada a
los carteles de la drogas, parecieran tomar distintos parámetros cuando de
exponer sus lastres se trata.
Los
científicos sociales del siglo XX preocupados por darle un marco teórico a los
estragos de la miseria contemplan la desigualdad como mal endémico de los
sistemas totalitarios.
Los
primeros análisis estuvieron asociados con los preceptos de Malhus , Darwin y
la ley de capilaridad social, así se
justificó la lucha humana por la supervivencia , en la actualidad, recrudecida, pues no se trata
solo de sobrevivir, sino de
sojuzgar, mutilar y a veces matar por matar.
Foucault, lo
vislumbró con su radiografía del poder,
Bordieu con su enfoque, estudia al
detrito social a causa de las rapaces hegemonías y en América Latina teóricos
como González Casanova, Bartra, Cardoso
entre otros diagnosticaron a la miseria y desarticulación de clases social como
detonante de la depauperización.
Podamos dar hermenéutica entre principios
antropológicos y políticos a los
actuales episodios del relato, y agregar
sentadas las bases al periodismo, p como
abrevadero importante en las tendencias
híbridas de la narrativa contemporánea.
Joan Charles
Guisado no ajeno a este parámetro de declive axiológico se une a la forma de
novelar a las voces enajenadas y dolientes.
Sus tiempos
se cruzan entre un pasado recurrente y días comunes sin visos de futuro. El panorama de la historia Ni modo esta vida nos tocó vivir, se soporta en una infancia
truncada por la desesperanza y la extrema pobreza o tal vez debíamos decir, de niños miserables con sueños rotos, y algunos dulces recuerdos, como
aliento y cobija de sus ilusiones. Seres
mutilados anímicamente, sin la certeza
de convertirse en adultos realizados, y uno
de tales desencantos estriba en quedarse
sin regalos las noches de Reyes Magos.
Los
personajes de la novela de Guisado, hacen alarde de su jerga como mecanismo de
defensa ante su medio. El discurso de La Flaca, el Negro, El Mocos, son el eco
de los seres humanos marginados por los entuertos de intereses manipuladores y de esquemas de gobierno arbitrarios, élites
explotadoras centradas en materialismos amorales
y monetarios, así como también a la falta de cohesión e integridad de
diversas conciencias sociales, a veces conformes y resignadas a los
designios de otredades, ajenas a ellas.
No
escandaliza la novela de Guisado, al
contrario nos despierta, pues nos ubica en otros episodios del arte. En pintura contemporánea con Daniel Mendoza, discurso plástico exhibido
en Casa Principal hace unos años y más
atrás, nos empata a cineastas en
México como Luis Buñuel y Los Olvidados debido al tratamiento de los escarnios de la miseria y su consecuencias
funestas, no obstante lo crítico, en La narrativa de Guisado, es arrastrar
dicha problemática hasta el extremo de mermar los códigos más elementales de
ética.
Las guerras,
el poder, la ignominia de la aniquilación
del hombre por el mismo hombre como sentencia de Hobbes nos convierte por
debajo de los lobos, especie estereotipada en salvajismo depredador. Con su
novela Guisado se estaciona de nueva cuenta en paradigma de lo execrable donde
las luces como en el citado filme de Buñuel ,nos adentran a nuevas estéticas, La estética del Horror,
descrita por medio del relato, la
investigación y el testimonio, luego
entonces, a lo Guisado ¡ Viva la narrativa¡
1 comentario:
Muchas gracias por el post.
Publicar un comentario