HAZ DE
LUZ, PLÁSTICA DE ANTONIO RAMÓN
Ivonne Moreno Uscanga
Tal como si
apreciásemos espectros luminosos visibles en el cielo, tras una tormenta
eléctrica, un tanto cuanto temerosos pero al mismo tiempo emocionados, nos
resulta este conjunto de obra plástica
de Antonio Ramón.
Tony, quién
se ha caracterizado por ser un realizador nítido, detallado y sobresaliente en
el trabajo del grabado, una vez más
sorprende con su versatilidad.
En esta
ocasión, la abstracción y la fuerza de los colores se abren paso ante cualquier
juicio premeditado. Debemos leer sus enunciados, tal cual nos la marca la sensación de los destellos
colorísticos, en los formatos, escogidos
por Antonio, sin la fijación mental del
figurativismo, pensando tal vez en los principios compositivos de la escala de
colores de Kandisky, en donde el rojo, los verdes y amarillos se asocian con
las pasiones extremas, vesánicas.
No obstante
esta no es una lectura condicionada, aunque sí la conducente. Será necesario ponerse
en el circuito comunicacional de las
gamas del color y en el canal de la sustitución de las líneas, los puntos y el bosquejo, para permutarlos por el del goce de la eclosión, emulación del
fenómeno de la tormenta y sus repercusiones en el infinito.
La
estampación le ha brindado a Antonio Ramón un merecido lugar en la plástica
veracruzana, trinchera, alterna con sus de experiencias de vida, y compatible con otra de sus
actividades, la divulgación cultural. En ambas Tony, entreteje ejes temáticos y herramientas para expresar las bondades del grabado y sus nexos
con diversas propuestas artísticas como la contacto con creadores y espacios,
savia nutriente para su obra.
En muchas
ocasiones, buscamos los distintivos de los plásticos, para saber y asegurarnos
de sus obras, personajes y fauna obesa
con Botero, material de reciclaje
con Gabriel Orozco,niños sonrientes y dubitativos con Leticia Tarragó, paisajes de Veracruz con Carlos Cano,
máscaras con Néstor Andrade, con Tony, nos despistamos, el grabador,
gratamente, confabula, en algunas de sus obras casi percibimos la suave brisa
del mar del Golfo en tarde cálidas, y en otras la fuerzas del barlovento en las
orillas del malecón del puerto.
Antonio
Ramón aprovecha los beneficios del grabado, los innova y re inventa, sintetizándolos en situaciones de ondas de luz en el
horizonte, para esta exposición y en otras
logra panoramas avizorado de buenos augurios, tal como corresponde a su
relación con la alteridad, donde predominan los rasgos de gentileza.
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