Cientos de personas acudieron a la Pinacoteca “Diego Rivera” para apreciar la obra del pintor colombiano Fernando Botero, el pasado sábado, durante la inauguración y primer día de exposición de la muestra El dolor de Colombia, que estará albergada en este espacio cultural hasta junio de 2009.
La cita para la ceremonia inaugural de El dolor de Colombia era a las 13:00 horas del sábado 28 de marzo del presente año. Minutos antes a la hora señalada, la explanada de la Pinacoteca “Diego Rivera”, así como escalera que comunica a este espacio con el Parque “Benito Juárez” y algunos de los balcones de la Biblioteca “Carlos Fuentes” se encontraban ya abarrotados por personas que querían admirar por primera vez la obra del colombiano, que también por primera vez se presenta en México.
Desde el aparato de sonido colocado por los organizadores del acto se podía escuchar música salsa y canciones interpretadas por el grupo Tlen Huicani del folklore latinoamericano. Un bochorno provocaba la impaciencia de algunos mientras que otros agradecían que, luego de días de calor, en el cielo xalapeño hubiera nubes que menguaban los rayos del sol. Pero nadie se movía de su lugar, todos parecían guardarlo celosamente para no perder desde él detalle alguno del acontecimiento que no habría de ocurrir, hasta que las autoridades llegaran para encabezarlo.
Reporteros, fotógrafos y camarógrafos luchaban por escabullirse entre la multitud y lograr un acomodo lo más cercano al presidium, donde una niña mostraba su ansiedad: portando un vestido rojo de flores blancas sostenía las tijeras colocadas en un cojín con las que las autoridades e invitados especiales cortarían el listón inaugural. “¡Una niña Botero!”, exclamó alguien al percatarse de la presencia de la pequeña quien –ciertamente- parecía salida de uno de los cuadros del afamado pintor.
Los minutos transcurrían al tiempo que más gente se acercaba al lugar. Eran ya más de las 14:00 horas cuando los primeros silbidos revelaron el cansancio de la espera entre los reunidos. Se comentó que el acto no iniciaría hasta la llegada del Gobernador, Fidel Herrera Beltrán, quien llegaría procedente del puerto de Veracruz. Finalmente el Mandatario Estatal llegó junto a su esposa Rosa Borunda de Herrera y los invitados especiales: Camilo Osorio Isaza, Embajador de Colombia en México y Liliana González, subdirectora del Museo Nacional de Colombia.
A su llegada del Gobernador del Estado atendido el acercamiento que decenas de personas buscaron con él, igual que su esposa, en calidad de Presidenta del DIF Estatal. Las decenas de personas que buscaron ser atendidas por los funcionarios provocó el desorden que no cedería durante el acto ni cuando los discursos oficiales fueron pronunciados o cuando se abrieron las puertas de la Pinacoteca.
Empujones entre los comunicadores no pudieron ser evitados; la gente se inconformó por el actuar de estos quienes no contemplaban la presencia de niños entre la muchedumbre y sólo buscaban la mejor toma o encuadre de sus cámaras.
Fidel Herrera tuvo que interrumpir su discurso cuando se percató que jóvenes universitarios habían extendido una manta anunciando huelga de hambre si el Gobierno dejaba de subsidiar el 50% del costo del pasaje del servicio urbano para ellos, en Xalapa: “Sí se les va a respetar su descuento, ya estoy en eso y les invito a que formen una comisión para que charlemos en el Palacio”, respondió el Gobernador.
El protocolo ya no siguió su desarrollo programado. La “Niña Botero” no pudo entregar las tijeras a las autoridades ni invitados pues estas desaparecieron ante los ojos de cientos, al adentrarse a la Pinacoteca “Diego Rivera”, dejando afuera al resto de los interesados que se dieron cita. La molestia de los representantes de los medios de comunicación local y nacional que ahí estaban para cubrir el evento fue mucha, al ser excluidos e impedirles el acceso al recinto cultural. Un representante de medio televisivo se lió a golpes con otro de prensa escrita. La confusión sobre lo que ocurría aumentó y la inconformidad de profesionales y gente común se dejó escuchar al grito unísono de “queremos pasar, queremos pasar, queremos pasar”…
Los gritos dieron paso al movimiento contra las puertas del vidrio de la Pinacoteca que no pudo contener los elementos de seguridad y la palabra “portazo” se pronunció por muchos como amenaza.
Finalmente la muchedumbre logró su objetivo: entrar a las salas de exhibición de la Pinacoteca “Diego Rivera” para conocer El dolor de Colombia, colección de arte cuyo objetivo es denunciar la violencia y que –por un momento- fue utilizado por algunos como pretexto para violentarse en la capital veracruzana, en el marco de un acto artístico y cultural.
Cerca de las 18:00 horas jóvenes, niños acompañados por sus padres y adultos en general continuaban llegando a la Pinacoteca invitados por las dos esculturas de Fernando Botero instaladas afuera de este lugar, para conocer el arte creado por el colombiano. Atrás habían quedado gritos, protestas y empujones de un momento, para sólo dejar (por tres meses) el gusto estético y un mensaje de inconformidad ante crueldad humana: el expresado por “los gorditos de Botero”.
2 comentarios:
Me encanta tu forma de de describir la realidad tan sutil, que nadie podria señalar que tu denuncia es consciente. Felicidades Laura
Isabel L..
Gracias Isabel: Siempre echandome porras :)
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