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martes, abril 27, 2010

Jaime G. Velázquez: Y también somos israelitas



Y también somos israelitas
Jaime Velázquez

Sociedades abiertas de hoy entran en el laberinto donde lo menos grave es toparse con el toro de Minos. Sociedades cerradas pueden morir de asfixia en un elevador detenido en el piso veinte, o cuarenta.
Los judíos fueron regresando a la región del mundo que llaman Israel y que era Palestina, o tierra sin nombre antes de que hubiera humanos allí. Empezaron su historia contemporánea el 15 de mayo de 1948 viendo a los ingleses (ejército de ocupación) retirarse y a los palestinos y árabes de países vecinos oponiéndose, con razón, a una decisión de la ONU. Y cerraron calles y caminos para defenderse, aunque dejaron abiertos los accesos del aire y del mar para recibir ayuda de Estados Unidos y de los judíos que vivían en este país.
Lo peor es que también cerraron sus oídos y corazones, arrojándose con desesperación sobre la tierra que es y no es de ellos.
Perseguidos ferozmente en la Rusia zarista y en otros países europeos, como Francia (no hay que olvidarlo, para entender cabalmente las políticas de Zarkozy), multitudes judías se embarcaron rumbo a Inglaterra y a Estados Unidos.
(Ver agregado uno.)
Y nosotros, testigos débiles, creemos las noticias fragmentarias que nos llegan, cuando en realidad no las entendemos a cabalidad y por lo cual no podemos tomar partido y nos quedamos en el vacío, en la indiferencia, en lugar de exigir que se acabe ya esa guerra.
Así que convendría pensar en nuestro propio devenir a la hora de juzgar a los demás.
Estados Unidos empezó a extenderse hacia todos lados en cuanto se independizó de Inglaterra. Invadió México y se retiró. Se apropió como pudo de la tierra al norte de México. ¿Cómo vivirían hoy millones de gringos si no hubieran conquistado esa parte que fue del imperio español? Y en nuestros días viven cerrando sus fronteras porque no quieren mexicanos en su país, aunque nos adoran como clientes de todo cuanto se les antoja producir, desde alimentos hasta señales de televisión.
Los judíos primero pensaron comprar las tierras de los palestinos y nunca venderles tierras. Pero después del reconocimiento de las Naciones Unidas, al término de la segunda guerra mundial, hicieron de la entidad política y geográfica llamada Israel y un buen día se volvieron invasores, como Estados Unidos.
Cuando el devenir de una región se ve alterado radicalmente, los testigos se pierden buscando las salidas del laberinto y del elevador.
En el propio Israel hay judíos que saben que la solución real está en la paz. Pero en ambos bandos hay personas que piensan distinto, porque el fin de sus planes no es el que querrían éstas.
Así como hay conciertos para ayudar a África (“¡qué cosa!”), cuyos resultados no son publicitados como se debiera, debería haber un concierto mundial por la paz entre israelitas y palestinos, entre palestinos e israelitas. La organización implicaría convencer a los radicales de ambos bandos, a los que creen saber cómo debe ser el futuro: uno en el que el vecino no exista sería la felicidad imposible que les gustaría acariciar a los que apoyan la violencia.
En el futuro que yo sueño veo que debemos contar con ambas culturas, si andamos llorando por el “sacrificio” de los toros (en Barcelona, en estos días), por la desaparición de decenas de especies vegetales y animales, por el deshielo, etc.
Quién puede estar seguro que no pueden convivir dos culturas distintas, si en Estados Unidos hay gentes de origen hispano que han conservado sus tradiciones a través de generaciones, algo que los afronorteamericanos no pudieron hacer porque fueron arrancados de raíz de sus lugares de origen, fueron esclavizados y luego liberados y dejados a su suerte entre gentes extremadamente racistas
Hay que recordar lo que Martin Luther King decía hace muy pocos años. Hay que ver al presidente actual de Estados Unidos y a su familia. Hay que aplaudir a quienes son exitosos en Estados Unidos, cuyos orígenes se encuentran al sur de este país, en nuestra América, que así le dijo el cubano José Martí a las tierras que fueron españolas y portuguesas, él, que vivió en Estados Unidos, país que conoció como periodista. Y no hay que dejar de ver lo que hacen los racistas de Estados Unidos, quienes todavía mantienen a los afroamericanos apartados del camino del éxito.
Hay tantas gentes como el presidente Obama en la televisión gringa, que hay días en que pienso que me los voy a encontrar en las calles de México, de la ciudad donde vivo. Pero allí no veo mexicanos, excepto en la parte de atrás de los escenarios, desempeñando trabajos humildes.
El racismo de Estados Unidos ha sido una plaga durante muchos años. El racismo de Israel contra los palestinos parece copiado del que ejercieron los conquistadores de Estados Unidos contra los indígenas del norte de América. Y hay racismo entre los palestinos, contra los israelitas. Eso me dice que la solución de este conflicto no tiene que ver con tierras y agua, pues se trata de una enfermedad cultural que hay que sanar.

Agregados



1. El domingo 2 de mayo 2010, se cumplen 150 años del natalicio en el reino de Hungría de Theodor Herzl, considerado el padre del Israel actual. Murió a los cuarenta años de edad.
Sus ideas las presentó en su libro titulado Der Judenstaat, Versuch einer modernen Lösung der Judenfrage (El Estado judío: ensayo de una solución moderna de la cuestión judía), publicado en febrero de 1896. Propuso que la solución al “problema judío” era la creación de un Estado judío independiente y soberano para todos los judíos del mundo. Pero al principio fracasó en su intento de captar la atención de los judíos más acaudalados e influyentes, como el barón Hirsch y el barón Rothschild. El texto tampoco fue bien recibido en los ambientes judíos liberales y asimilacionistas de Europa central y occidental, donde fue visto como una quimera más, y en las sinagogas se percibió como contrario a las enseñanzas religiosas.
Herzl desplegó una intensa actividad diplomática para ganar apoyo para la causa sionista en la escena internacional. Visitó Estambul en abril de 1896 e intentó persuadir al Sultán de Turquía para que le cediera parte de la Siria Otomana, donde crearía un Estado Judío a cambio de apoyo financiero. Fue acogido en Sofía, Bulgaria, por una delegación judía. En Londres, lo recibieron fríamente, pero se le concedió el mandato de liderazgo de los sionistas de Londres y a los seis meses fue aprobado por toda la comunidad judía sionista.
Efraim Karsh, profesor de Estudios de Guerra en el King's College de Londres, afirma que Herzl no pensó primero ni en los árabes ni en Palestina y que de hecho sus previsiones en aquel momento estaban más encaminadas a Sudamérica, concretamente Argentina. Y cita palabras de Herzl,[] que deberían releer ahora los dirigentes de Israel: “Cuando ocupemos el territorio (el que obtuvieran), debemos ofrecer beneficios inmediatos al estado que nos reciba. Debemos expropiar con cuidado la propiedad privada en el estado que se nos ha asignado. Intentaremos desplazar a la población pobre que está a lo largo de la frontera, procurando empleo para ella en los países de tránsito, al tiempo que le negamos el empleo en nuestro país. Los propietarios vendrán a nuestro lado. Tanto el proceso de expropiación como el de la eliminación de la pobreza deben ser llevados a cabo de forma discreta y con prudencia. Permitamos a los propietarios creer que nos están engañando, vendiéndonos las cosas más caras de lo que en realidad valen. Pero nosotros no les vamos a revender nada... Debemos vender solo a judíos, y todo intercambio de bienes raíces debe realizarse solo entre judíos. No es necesario decir que debemos tolerar respetuosamente a la gente de otras religiones y proteger su propiedad, su honor y su libertad con las más severas medidas de coerción. Ésta es otra área en la que debemos mostrar al mundo entero un magnífico ejemplo... Debe haber muchos propietarios inamovibles en áreas individuales (que no vayan a vendernos su propiedad), debemos simplemente dejarles allí y desarrollar nuestro comercio en dirección a otras áreas que nos pertenezcan a nosotros”.
En 1902-03 Herzl fue invitado a testificar ante la Real Comisión Británica sobre la inmigración extranjera. El asunto lo puso en estrecho contacto con los miembros del gobierno británico, en particular, con Joseph Chamberlain, entonces Secretario de Estado para las Colonias, por medio de quien negoció con el gobierno Egipcio para establecer los estatutos de la solución de los judíos en Al 'Arish, en la península del Sinaí.
Jaim Weizmann llevó adelante las ideas de Herzl. Nació en Bielorrusia, en 1874, fue el primer presidente de Israel, de 1949 a 1951, y murió en Jerusalén en 1952.
La Gran Guerra situó a los judíos entre la neutralidad y la germanofilia. Procedentes del imperio ruso y otras zonas del este de Europa, deseaban la victoria alemana o más bien la derrota del zarismo, que había perseguido y masacrado a los judíos. Jaim Weizmann fue uno de los pocos cuadros de origen oriental (junto a otros como Najum Sókolov) que apostó por una victoria aliada.
Convencido de que el desenlace de la guerra dejaría a Palestina en manos británicas, trabajó por obtener un compromiso de apoyo al establecimiento de un hogar nacional judío bajo tutela del Reino Unido, en lo que entonces aún era una provincia otomana (los sionistas en Berlín intentaban por su parte obtener un compromiso parecido de Alemania). El compromiso británico llegó a finales de 1917 con la Declaración Balfour, un texto que generó controversia en el gabinete y que apoyaba de un modo poco preciso las reivindicaciones sionistas, pero lo suficiente como para que Weizmann lo llamara “Carta magna de las libertades judías”. Una leyenda relaciona la Declaración Balfour con la producción de cordita: el almirantazgo le habría ofrecido el premio que él pidiera, y Weizmann pidió un Estado judío.

2. Matthew Levitt trabajó en el FBI y fue subsecretario de Inteligencia y Análisis en el Departamento del Tesoro de Estados Unidos, es especialista en terrorismo. Levitt nos da una imagen de los palestinos, que pasaron de dueños a sacrificados en un libro sobre Hamás (2006): “Los palestinos sufren de una acentuada penuria económica. Las economías de Cisjordania y Gaza atraviesan una profunda crisis, tal como prueba un índice de paro que alcanzaba el treinta y tres por ciento en 2003. Con una economía tan ahogada y unas oportunidades de trabajo tan limitadas, no es raro que en 2004 aproximadamente las tres cuartas partes de la población palestina emplazada en Cisjordania y Gaza sobreviviera por debajo del umbral de la pobreza, con dos dólares diarios. Las condiciones sanitarias en Cisjordania, y aún más en Gaza, son muy deficientes. Desde 2003, el treinta por ciento de los niños palestinos de menos de cinco años sufren de malnutrición crónica, y el veintiuno por ciento de malnutrición aguda. En 2001, los dirigentes del Ministerio de Sanidad palestino calcularon que la tasa de mortalidad infantil en Gaza era de cuarenta muertes por cada mil nacimientos. (pág. 19)
“Hamás aprovecha el sufrimiento y las frustaciones que provoca la política israelí de asentamientos y ocupación. Los asentamientos de colonos israelíes –sobre todo los que más se adentran en Cisjordania (y hasta la retirada completa de los israelíes en verano de 2005, también los de la franja de Gaza) – han ido creando desde hace tiempo desigualdades tanto reales como de percepción subjetiva en la distribución geográfica y de los recursos naturales. Estas, junto con los bloqueos de carretera, los toques de queda y otras medidas, se concibieron para dificultar las operaciones de los terroristas palestinos; pero surten el mismo efecto en la vida cotidiana de los palestinos de la calle y son, por sí mismas, una fuente de considerable cólera y radicalización en el bando palestino” (págs. 151-152, Belacqua, Barcelona, 2007; traducción de Cecilia Balza)


3. Hoy, 24 de abril de 2010, en Arizona. El senador demócrata Richard Miranda se opuso a la ley SB 1070, que entrará en vigor en noventa días, y afirmó que al aprobarla Arizona está sacrificando sus derechos civiles e impulsando “un perfil racial” de la política migratoria. Y la gobernadora de Arizona, del Partido Republicano, Jan Brewer, aseguró que “no tolerará la discriminación racial”. No obstante, cuando una periodista le preguntó: “¿Qué características tienen para usted los indocumentados? La gobernadora respondió: “No sé cómo es un inmigrante ilegal”. El periódico Excélsior, del pasado sábado 24 de abril 2010, agregó que “diversas organizaciones de derechos humanos han advertido que la ahora ley SB 1070 promueve un política migratoria racista, que pondrá en una situación de mucha mayor vulnerabilidad a los inmigrantes, pues se les podrá detener sin más motivo que una “duda razonable”. La presunción de ilegalidad que plantea la propuesta SB 1070 —que ya se le conoce como “portación de cara”— tiene una connotación muy racista y clasista, porque es mucho más fácil que detengan a personas con cierto tipo físico y clase social”, dijo Leticia Calderón, investigadora del Instituto Mora.

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