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miércoles, julio 21, 2010

Lourdes Franyuti: Menguaré una noche a la luna



Menguaré una noche a la luna.
Lourdes Franyuti

A Silvi…

Mañana será un día genial. Cumpliré años y por ello me organizarán una gran fiesta. Elaboré yo misma las invitaciones y las entregué hace unos días; supongo que recibiré el regalo que tanto he deseado: tener reunidos a todos mis amigos y convivir con ellas un buen rato.
Lo más probable es que llegará la que no ha sido invitada; aquélla que cuando aparece nadie quiere hablarle, cantarle o comentarle algún suceso reciente. Su apariencia será impecable, elegante, callada e impredecible, presentándose en el umbral de la puerta, apenas el último halo de luz solar se haya desvanecido. Me visitó hace dos años, vestida de negro, precisamente el día de mi cumpleaños y la traté con tal indiferencia que esperó a que amaneciera para retirarse sin decir nada.
Mis amigos, familiares y conocidos no la sienten, no la ven, mucho menos la escuchan… He acordado con la luna menguarle una sola de sus noches, de tal manera que el día de mañana sea más largo, brillante, lleno de luz y color, sin que ella penetre por ninguna ventana, puerta u orificio.
Todos se inquietan y preguntan por qué sólo yo puedo sentir su presencia. No lo puedo explicar, podría decirse que es algo sobrenatural o mágico. La luna conversa conmigo algunas noches y no ha querido confiarme el secreto. Le pregunto quién es, por qué se comporta de una manera tan extraña, qué es lo que convierte ese ente en un alma tan inerte, tan carente de vida. He llegado a pensar que quiere advertirme algo o bien, llevarme con ella a algún lugar lejano.
Si fuera una mujer adulta, ya me hubiera desquiciado con tantas preguntas sin respuestas, agradezco que la luna, irradie con su luz mi cama ciertas noches. Sólo ella puede protegerme…

Ahora que es de madrugada y a pocas horas de cumplir nueve años, entiendo el enigma: sólo la luna en su fase de “luna llena” me ha ayudado a superar el terror que me causa sentirme tan cerca de ese ser que tanto me aterroriza: la oscuridad.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Su historia me recordó el temor de mis hijos. qué nostalgia.