martes, enero 12, 2010
Ivonne Moreno Uscanga: Sobre Rogelio Armendáriz
ROGELIO ARMENDARIZ
UN PINCEL ILUSTRADOR DE UNA FAUNA FANTÁSTICA.
Ivonne Moreno Uscanga
Hace algunas décadas Rogelio Armendáriz llegó a Veracruz, desde luego para estéticamente establecerse en el puerto procedente de Chihuahua.
Fundador de la Escuela de Artes Plásticas en la ciudad cuatro veces heroica, el maestro Armendáriz ha visto crecer a varias generaciones de realizadores a través de la enseñanza y a posteriori, dando un seguimiento respetuoso de la trayectoria de cada uno de sus alumnos.
No obstante de su vocación docente, Rogelio Armendáriz sigue pendiente de lo suyo y recrea por medio de su instinto y apreciación gráfica, lo insoslayable en sus metas, su profesión de pintor.
Seguidor de una corriente fantástica y mitológica, Armendáriz recrea un mundo fáunico de inspiración helénica.
Las criaturas de sus composiciones nos avocan a ese surrealismo donde lo imperante es la puerta de los minotauros atrapados en sus propias provocaciones y miedos. Su pintura, es el contexto donde el mismo Zeus se desvanece en sus vericuetos de amante eterno, similar a lo acontecido en el planteamiento pictórico de Leonora Carrington.
La obra del maestro Armendáriz parece ubicarnos en el tiempo de las glorias epopeyas o tal vez debiéramos decir odiseas, donde la imaginación de un pintor como Ulises puede vencer con astucia sus propias batallas.
Rogelio Armendáriz no inventa sus escenarios pictóricos sólo cuenta sueños, mismo preñados de acciones lúdicas, conectadas al eros y pathos de la vida en sí misma.
Su propuesta a manera de provocaciones suele distinguir la versión de un estado subconsciente cualquiera y aquel del gran alejamiento de realidad, ese subreal asociado con
Hermosamente inexistente, como alegoría de un poema, y de un poema de Constantino Cavafis:
Los posedonios olvidaron el griego
Después de mezclarse por centurias con tirrenios, latinos y otros extranjeros.
Lo único que sobrevivió de los ancestros
Fue un festival griego con bellos ritos
Con liras y flautas, concursos y coronas.
Hacia el final del festival se acostumbraba
Evocar sus antiguas costumbres
Y pronuncias algunos nombre griegos
Que sólo algunos cuantos recordaban.
Así su festival tenía un melancólico final.
Pues recordaban que también ellos habían sido griegos una vez…
Y cómo habían decaído en lo que ahora
Eran, viviendo y hablando como bárbaros, alejados del Helenismo…
Con la muestra pictórica del maestro Armendáriz, expuesta en el Cevart durante el pasado invierno, recordamos el griego presente en nuestro interior, solícito de las evocaciones de las grandes gestas, y constantemente prófugo por las trampas del destino.
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