50 años de la leyenda Beatle
Roberto Blaga
Corría el año de
1964, cuando de pronto las radiodifusoras mexicanas que transmitían música de
rock, comenzaron a hacerlo con una banda que 2 años atrás (1962) había salido
de un pub británico llamado The Cavern, para convertirse en todo un mito de la
música a lo largo de los años subsiguientes; se trataba de un grupo de 4 músicos que se hacían llamar The
Beatles. Vestidos con trajes de cuello Mao, camisas blancas con corbata negra,
lucían a la vez un peinado que hoy llamaríamos “fresa”, cursi hasta los topes, pero,
en ese entonces, escándalo de los moralinos de la isla y admiración del casi
total de los jóvenes de los países desarrollados o no; sobre todo de las
jovencitas, sin faltar la de muchos adultos. Se les llegó a llamar “los
melenudos de Liverpool”, cuando su cabello apenas si rebasaba media oreja y el
corte semejaba un trapecio hecho por
algún peluquero crudo. El grupo estaba
integrado por Paul MCcartney, John Lennon, George Harrison y Ringo Starr
(malo como él solo en la batería).
En México, sus fans no dejaban, mañana y tarde, de
sintonizar (casi a lo largo de todo el
día), Radio Capital, Radio 590 (La Pantera) y otras radiodifusoras, los
programas dedicados a ellos; rolas que en sus inicios reafirmaban su categoría
de “bubble gum”: She loves you, I wanna
hold your hand, Love me do, y otros pegostes rítmicos semejantes, pero que enloquecían a las adolescentes, para quienes el grupo era
un verdadero respiro después de la casi extinción de Elvis Presley. Cuando en 1963 llegaron a
USA en su primera gira a ese país, la consagración fue total. Posteriormente,
harían 2 giras más al país del tío Sam y colocarían sus canciones en los
primeros puestos del Hit Parade y dado a conocer su nombre a lo largo y ancho
del planeta como uno de los mejores grupos musicales del planeta. En 1965 la Reina
Isabel II (costoso decorado del Imperio Británico) los designó como miembros de la Orden del
Imperio Británico. El nombramiento —en ese tiempo concedido fundamentalmente a
veteranos de guerra y a líderes civiles— provocó que algunos receptores del MBE
protestasen devolviendo la insignia.
A medida que el
grupo maduró, su genio fue puesto más al descubierto. Su quinto álbum contenía
material original con sólo dos canciones ajenas a los compositores principales.
Lennon era el cantante y compositor dominante en el total de las rolas, incluyendo los dos sencillos extraídos del
álbum: “Help!” y “Ticket to Ride”. En Help!
se les vio con una mayor utilización de doblajes vocales y la incorporación de
instrumentos clásicos en sus arreglos, especialmente el cuarteto de cuerdas de
la balada “Yesterday”, compuesta por McCartney y que posee el récord de ser la canción más cantada-ejecutada
de todos los tiempos.
A medida que el
tiempo pasaba, su libertad para salir de esquemas impuestos, fue más evidente: la
inclusión de más instrumentación enriqueció el contenido de sus piezas
musicales. En Rubber Soul la
introducción al álbum trata de una pieza bajo el uso de una cítara (influencia
de oriental de Harrison) titulada “Norwegian Wood”, una verdadera joya de la música
contemporánea que marcó un avance más allá de los límites
tradicionales de la música rock. Comforme las letras se hicieron más ingeniosas,
los fans comenzaron a estudiarlas
para encontrar su verdadero significado; ya no se trataba solamente de “Quiero tomarte de la mano”, sino de versos
mucho más profundos que provenían principalmente de Lennon. Se especuló, por
ejemplo, que “Norwegian Wood” podría
referirse al cannabis. En 2003, la
revista Rolling Stone clasificó a Rubber Soul en el puesto número
5 de los 500 mejores álbumes de todos los tiempos de la historia de la música.
El lanzamiento de su álbum “Revolver”, resultó
ser toda una experimentación de la música pop en donde se
destacan las sofisticadas composiciones y un repertorio muy amplio de estilos
musicales, que van desde innovadores arreglos de cuerda clásica hasta el rock psicodélico. El álbum había
sido fue precedido por el sencillo “Paperback Writer”, como una premonición a un cambio de estilo
total en el contenido de las letras de sus canciones.
Uno de los temas más experimentales de Revolver
fue “Tomorrow Never Knows”, cuya letra fue inspirada por el libro The Psychedelic Experience: A Manual
Based on the Tibetan Book of the Dead, de Timothy Leary. En la creación de la rola se vieron
involucradas ocho pletinas distribuidas por el edificio de estudio de
grabación, cada una manejada por un ingeniero o un miembro de la banda, que
variaba aleatoriamente el movimiento del bucle de una cinta. “Eleanor Rigby”, de McCartney, contiene un uso
prominente de un octeto de cuerda en la canción; el tema ha sido descrito como
"un verdadero híbrido musical, ya que no es reconocible algún estilo o género
concreto en la canción". Por otro lado, Harrison se estaba desarrollando como
compositor, y tres de sus composiciones fueron incluidas en el álbum. En 2003, la revista Rolling
Stone situó a Revolver como «el tercer mejor álbum de todos los tiempos».
The Beatles dieron su último concierto en vivo el 29 de agosto de 1966 en el Candlestick Park de San Francisco. Marcó el
final de un período de cuatro años dominado por giras que incluyeron cerca de
1.400 apariciones en conciertos a nivel internacional.
Y, como no queriendo la cosa, en un ínter entre
descansos y el pensar el próximo álbum, el grupo se dio el lujo de grabar un
sencillo que incluía una de las rolas más estudiadas tanto por su armazón
musical como lo profundo de sus letras: “Strawberry Fields Forever”; al reverso se hallaba
“Penny Lane” (febrero
de 1967)…Cada vez más en sus composiciones, los autores se hundían más en
aquello que es llamado “licencia poética”. A ello MCcartney diría: “Nosotros
escribimos canciones. Sabemos lo que queremos decir en ellas. Pero en una
semana alguien más dice algo al respecto, y no lo puedes negar [...] Tú pones
tu propio significado a tu propio nivel a nuestras canciones”.
En menos de siete meses, después de grabar Revolver,
volvieron a los estudios de
grabación de EMI el 24 de noviembre de 1966 para empezar a grabar su
octavo álbum, Sgt. Pepper's
Lonely Hearts Club Band. Para entonces, el asunto de componer música
era ya otra cosa que el Help! y demás material sin más sentido que provocar la
histeria de las chicas. En aquel entonces The Beatles insistieron en que todo
en el Sgt. Pepper tenía que ser diferente. Se instalaron micrófonos
dentro de las campanas de los instrumentos de metal, y los auriculares se
convirtieron en micrófonos unidos a los violines. Se utilizaron osciladores
gigantes primitivos para variar la
velocidad del sonido de los instrumentos y la voz, y se tenían cintas cortadas
en pedazos y pegadas de nuevo aleatoriamente y al revés». Algunas partes de “A Day in the Life”
requirieron una orquesta de cuarenta personas. Cerca de 700 horas de tiempo de
estudio se dedicaron a las sesiones. La complejidad de las grabaciones
musicales, creadas usando sólo tecnología de grabación a cuatro pistas, asombró
a artistas contemporáneos que buscaban superar a The Beatles. Para más, allí
estaba también una orquesta para interpretar una de las rolas más sublimes de
todos los tiempos del rock: “She’s leaving home”. El Sgt. Peppers
recibió la aclamación de la crítica. En 2003, la revista Rolling Stone
lo situó como el mejor álbum de todos los tiempos, y es ampliamente considerado
como una obra maestra. Jonathan Gould lo describe como: «Una obra rica, continua y desbordante de genialidad colaborativa, cuya
audaz ambición y sorprendente originalidad hacen que se amplíe notablemente sus
posibilidades, aumentando así las expectativas de lo que puede ser la
experiencia de escuchar la música popular en una grabación. Sobre la base de
esta percepción, el Sgt. Pepper
devino en el catalizador de una explosión de gran entusiasmo por parte de las
masas para con el formato de álbum de rock, que iba a revolucionar tanto la
estética como la economía de la industria discográfica que sobrepasaría las
anteriores explosiones pop provocadas por el fenómeno de Elvis en 1956 y el
fenómeno de la Beatlemanía en 1963».
Parece ser que el desgaste del Sgt. Peppers, la decepción causada por su estancia con el
Mararashi en India, y la muerte de su representante Brian Epstein, mermaron el
núcleo del grupo; punto aparte de Yoko Ono quien vino a romper en Lennon un
pacto de no llevar jamás mujeres al estudio. Después del Sgt. Peppers,
parece haber resurgido el antiguo deseo de convertirse en los clows mundiales,
y realizaron un proyecto nada agradable para sus fans: "Magical Mystery Tour". Si
bien algunos seguidores lo calificaron como otro éxito más, la observación más
sesuda no tardó en aparecer; se les vino encima la crítica
negativa por parte de la prensa del Reino Unido, con artículos despectivos
hacia su filme. Fue llamada «una
indudable basura» por el Daily Express,
que la describió como «una sucesión de imágenes sin editar mostrando a un grupo
de gente subiendo y bajando de un autobús y viajando todo el tiempo en él».[ Vestidos de conejos, morsas y otra suerte de
guiñoles, su intelecto y seriedad sufrieron una gran merma; si bien dos o tres
de las canciones salvaron la aventura de música y “cine”.
Para cuando en 1968 se inició la grabación de lo
que se llamaría White Album, ya el
desencanto entre el grupo era total…y se nota en la creación de piezas como “Obla-di-Obla-da”,
calificada por la crítica como música decadente propia para abuelitas. Retazos
de composiciones, letras escritas al instante y pleitos entre los integrantes,
no pudieron dar la categoría a un álbum que se presentó como doble y en sus
inicios era (banco que se presentaba) un proyecto basado en la idea zen de
Harrison…Todo resultó un fracaso. Entre las críticas sobresalía una que rezaba:
"En
intenso contraste con Sgt. Pepper, que había contribuido a establecer
todo un género de crítica erudita del rock, el White Album no inspiró
literatura crítica digna de mención. Incluso los recensores más simpatizantes
[...] claramente no sabían qué hacer con esta efusión amorfa de canciones.
Hubert Saal, del Newsweek, citó la alta proporción de parodias, y los
acusó de exceso de ironía soterrada”.
Todo estaba listo para la separación del grupo, sin haber cumplido aún 10 años de estar juntos. No obstante, aún se hizo el esfuerzo y se produjo, bajo la mirada de Phil Spector, el film de la grabación de "Let it be" (si bien último álbum en el mercado, fue grabado antes que "Abbey Road"), con piezas rescatables que incluían el sencillo "The long and winding road", y una pieza de Harrison de enorme nostalgia y valor musical "I me mine".
La portada de "Abbey Road" con los cuatro marchando en fila pero con la mente puesta en otro lado era la premonición del apartarse totalmente el uno del otro. Ya "Let it be" y éste último álbum, se habían realizado a la par que Lennon fundaba la "Plastic Ono Band" (con Yoko berreando en los micrófonos) y el total descontento de todos los demás integrantes. Quedaba como rescatable el "Something", autoría de Harrison.
El 31 de diciembre de 1970, Paul MCcartney daba a conocer a la prensa la separción legal del grupo, si bien, hacía ya meses que personalmente lo habían hecho. Y, bueno, allí queda el legado de casi 9 años de una tarea musical que cambio el concepto de escuchar el rock, crear un fenómeno (si se quiere demasiado comercial) llamado "beatlemanía" y un buen número de rolas entre las que puedes elegir para volverlas a escuchar o darte históricamente una idea de lo que hoy es, 50 años después, es una leyenda que cuenta ya sólo con dos de sus integrantes vivos.
Es obvio, que el grupo tuvo y sigue teniendo a sus detractores, y consideran al grupo como uno más de los embutidos que nos endilga el capitalismo rampante. Del otro lado del estéreo, el Ipod, el MP3 o la simple y antigua vitrola, se hallan quienes consideran que otro grupo (cumplidor también de 50 años y aún en actividad) fueron superiores en todo a The Beatles y su inventario musical: me refiero a Mick Jagger y sus The Rolling Stones. De ello, haremos un resumen en nuestra próxima entrega.
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