RAFAEL POMBO, NIÑO CORONADO
Por Leopoldo de
Quevedo y Monroy
Colombiano
¿Qué
colombiano, adulto o niño, no ha leído o tan siquiera ha oído la voz de Rin Rin
renacuajo o los regaños de mamá Rana, de boca de sus abuelos? ¿Quién no ve la
figura de Simón, el bobito, llamando al vendedor de pasteles o pescando en el
balde con agua de su mamá, cuando repasa los cuentos contados en verso escritos
por Pombo?
Simón el Bobito llamó al pastelero:
« ¡A ver los pasteles! ¡los quiero
probar!»
«-Sí, repuso el otro, pero antes yo
quiero
«ver ese cuartillo con que has de
pagar».
Buscó en los bolsillos el buen Simoncito
y dijo: «¡De veras! no tengo ni unito».
A Simón Bobito le gusta el pescado
y quiere volverse también pescador,
y pasa las horas sentado, sentado,
pescando en el balde de mamá Leonor. (1)
La
lista de personajes es tan larga como el número de poemas - 1400 - que él nos
dejó. Mirringa Mirronga, El Gato Bandido, Fuño y Furaño, Simón el bobito, El
niño y la mariposa, El renacuajo paseador, La pobre viejecita, Juan matachín, Pastorcita,
Cutufato y su gato... Pero más larga es la memoria que guarda los versos que
Pombo rimó y ha hecho reír a cuanto niño ha llegado a nacer en esta nación
descuadernada.
Mirringa Mirronga, la gata candonga,
va a dar un convite jugando escondite,
Y quiere que todos los gatos y gatas
no almuercen ratones ni cenen con ratas.
Y quiere que todos los gatos y gatas
no almuercen ratones ni cenen con ratas.
«A ver mis anteojos, y pluma y tintero,
«y vamos poniendo las cartas primero.
«Que vengan las Fuñas y las Fanfurriñas,
«y Ñoño y Marroño y Tompo y sus niñas.(2)
«y vamos poniendo las cartas primero.
«Que vengan las Fuñas y las Fanfurriñas,
«y Ñoño y Marroño y Tompo y sus niñas.(2)
Su
padre, don Lino, de corte militar, al verlo indeciso un día, lo sentenció a
llevar la vida de escritor y a morir como un poeta. “Pues serás poeta aunque
después te pese”, le dijo un día de 1850 cuando contaba con 17 años.(3) Su
profesión de ingeniero, vacía de obras y encerrada en dibujos y cálculos, no le
produjo satisfacciones ni le alborotó la imaginación. Consideró que los libros
de texto servían más para confundir y causar polémica que para aprender a
razonar y a ser libres.(4)
Rodó
el joven Rafael por los números, por el romanticismo político y literario, por
las veleidades de comienzos del siglo XIX y del volterianismo filosófico. Después
de vegetar en la burocracia diplomática recibió el encargo que lo haría entrar
al mundo de su niñez y que lo haría el más famoso de los escritores infantiles
en Colombia. Aunque también pulsó la lira para subir hasta el solio de quienes dejan
huella como dioses inmortales tras su paso por el mundo. Poemas como Invocación, De noche, Juan Malverso, Noche de Diciembre, Elvira Tracy, y su extensa Hora
de tinieblas-1855- merecen lugar entre las piezas de la más pura y honda
inspiración lírica.
…
XXXV
Gente... y más
gente... y más gente
pasa delante de
mí,
¡Oh! qué triste
es ver así
la humanidad en
torrente!
Ignoro cuál es
su fuente
y en qué mar se
perderá;
Mas de cierto
juro ya
que en el ser de
cada uno
el aguijón
importuno
de la desventura
va.
XXXVI
¡Dardo que nunca
se embota,
elemento
creador!
Inmenso pan de
dolor,
que la humanidad
no agota,
Gaje fatal con
que dota
la existencia a
cada cual,
Genio insaciable
del mal,
demonio ¡sombra
del hombre!
¡Di quién eres,
di tu nombre
para maldecirte
tal.(5)
…
Advierto ahora mi casual talento
de mantenerme en condición de mito.
Lo ideal no consiente tocamiento
de mantenerme en condición de mito.
Lo ideal no consiente tocamiento
y en lo invisible hay algo de
infinito.
Mi in-edición, esa es precisamente
Mi in-edición, esa es precisamente
toda mi fuerza. En publicando tomo
¿qué gajo de laurel queda en mi
frente
o átomo de epidermis en mi lomo?
El que se imprime en colección se entrega
El que se imprime en colección se entrega
cual pollo asado al secular
cuchillo,
mientras que si en la atmósfera se
riega,
hará siluetas de águila un
cuclillo.(6)
Pombo,
de bigote, corbatín y anteojos, de figura espigada, algo calvo y de nariz
aristocrática era un niño grande, consentido de la fantasía. Poseía el don
fácil de rimar ocurrencias de animales caseros, travesuras de niños sin oficio
y mujercitas inocentes. Vivió entre papeles, libros desparramados junto a la
cama, en un reducido espacio al lado de su hermana.(7) En
los últimos años permaneció en su lecho y allí recibía las visitas de sus pocos
amigos.
Rafael
Pombo mereció, como los grandes poetas de la historia del clasicismo, ser
coronado de laurel en sus sienes, el 20 de agosto de 1905. La presea la donó el
presidente Rafael Núñez a ruegos de su amigo Alfredo Gómez Jaime. En esa
coyuntura se desempeñaba como Secretario Perpetuo de la Academia Colombiana de
la Lengua. Entonces Pombo tan solo tenía publicado en su haber un libro pequeño
de su autoría.
Pombo ha quedado a través de la historia de las letras en Colombia como el máximo poeta de los niños. Y con justa razón. Fábulas, poemas, animales e inocentes burlas llenan la imaginación y la boca de risas y sorpresas. Ningún niño nacido en este suelo podrá decir que no sabe unos versos de este fabulador bogotano con fantasía y corazón de niño.
El 5 de mayo se cumplirán 100 años de ausencia física de este señor con bastón y pañuelo en el bolsillo del saco, de paso corto y fantasía dulce. Su pluma y humor de mago abrieron las puertas a vates y niños para entrar a rediles con ovejas y a rincones con gatos con nombre de pila, que no comen ratones.
LA POBRE VIEJECITA
Érase una viejecita
sin nadita que comer
sino carnes, frutas, dulces,
tortas, huevos, pan y pez
Bebía caldo, chocolate,
leche, vino, té y café,
y la pobre no encontraba
qué comer ni qué beber.
Y esta vieja no tenía
ni un ranchito en que vivir
fuera de una casa grande
con su huerta y su jardín
Nadie, nadie la cuidaba
sino Andrés y Juan Gil
y ocho criados y dos pajes
de librea y corbatín
Nunca tuvo en qué sentarse
sino sillas y sofás
con banquitos y cojines
y resorte al espaldar
ni otra cama que una grande
más dorada que un altar,
con colchón de blanda pluma,
mucha seda y mucho olán.
Y esta pobre viejecita
cada año, hasta su fin,
tuvo un año más de vieja
y uno menos que vivir
Y al mirarse en el espejo
la espantaba siempre allí
otra vieja de antiparras,
papalina y peluquín.
Y esta pobre viejecita
no tenía que vestir
sino trajes de mil cortes
y de telas mil y mil.
Y a no ser por sus zapatos,
chanclas, botas y escarpín,
descalcita por el suelo
anduviera la infeliz
Apetito nunca tuvo
acabando de comer,
ni gozó salud completa
cuando no se hallaba bien
Se murió del mal de arrugas,
ya encorvada como un tres,
y jamás volvió a quejarse
ni de hambre ni de sed.
Y esta pobre viejecita
al morir no dejó más
que onzas, joyas, tierras, casas,
ocho gatos y un turpial
Duerma en paz, y Dios permita
que logremos disfrutar
las pobrezas de esa pobre
y morir del mismo mal.(8)
Rafael
Pombo
Cali,
abril 29-12 10:32 a.m.
(2)
Ib.
(3)
http://www.comunidadandina.org/bda/docs/CO-OC-0002.pdf(4) http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/literatura/autobiog/auto41.htm
(5) http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/literatura/pombo/pombo2.htm
(6)JIMÉNEZ, David. Pombo y Silva. En Revista Gaceta. Bogotá : Colcultura. Abril de 1996.Págs. 32-33 y http://lequemo.blogspot.com/2006/10/ensayos-leopoldo-de-quevedo-ha-sido.html
(7) http://www.comunidadandina.org/bda/docs/CO-OC-0002.pdf
(8) http://www.bibliotecasvirtuales.com/biblioteca/literaturainfantil/poesiainfantil/rafaelpombo/lapobreviejecita.asp
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