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viernes, abril 13, 2007

Alicia Dorantes: INAUDITO



Querida Aimara:

Te platicaré el día de hoy, que el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, en su última edición nos dice que INAUDITO deriva de la palabra latina inauditus: significa nunca oído. Pero también tiene los significados de monstruoso, extremadamente vituperable. Vituperable es el adjetivo aplicado a quien merece o causa afrenta o deshonra.

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¿Qué es un niño? Un niño es la esperanza y el futuro de la raza humana, por ello y en relación con este tema quiero expresarte lo que a mi juicio resulta Inaudito:


Inaudito es, que solamente un día de los 365 días que tiene el año, los adultos pensemos en los niños, olvidándolos los otros 364 días del año… Desafortunadamente así somos.


Inaudito es, que proporcionalmente a muy pocos chiquitines se les celebre este día. Se les festeje con pastel y dulces y piñatas y payasos y globos y... y… mientras que en tantos hogares, otros muchos son maltratados y golpeados por sus propios padres.


Inaudito es, que a Hussan Abdo Bilal Abdu, un chico palestino, un musulmán de apenas catorce años quien sufre de retraso mental, por lo tanto, un chico “con capacidades diferentes”, se le hayan atado alrededor de su cuerpo de adolescente, explosivos suficientes como para volar él y matar a cuantas personas lo rodeasen. Esto sucedió recientemente en el territorio de Gaza.
Inauditos son los informes que nos da la Organización de las Naciones Unidas, la ONU, diciendo que desde 1987 hasta nuestros días, en las diferentes zonas de conflictos bélicos existentes en el orbe, han muerto más de dos millones de niños. Otros seis millones han resultado gravemente heridos o han quedado inválidos y más de quinientos mil continúan luchando en grupos rebeldes, guerras absurdas, crueles, sanguinarias, desatadas por los sabios adultos... Guerras sufridas por todos, de manera especial por los niños. Niños que en el colmo de la aberración son utilizados para formar con ellos escudos humanos, despejar minas, efectuar ataques suicidas, o simplemente para labores de espionaje... ¡al fin y al cabo sólo son niños!...

Inaudito es, que en nuestra América Latina, doscientos millones de seres humanos, casi la mitad de la población total, vive en la pobreza extrema. Existen cuarenta millones de analfabetas. Hay sitios en donde uno de cada dos niños, reprueba el primer año de primaria y después tienen que trabajar para ayudar en el sostenimiento del hogar. Así, veinte millones de ellos no asisten a la escuela. Once millones de pequeños están en peligro de convertirse en niños de la calle y con el paso del tiempo ¿por qué no en delincuentes?


Inaudito es, que existan niños de la calle y en la calle. Estos niños, por lo general, no son huérfanos. Pueden tenar madre o padre, las más de la veces golpeadores. Según palabras de Carlos Reza, son chicos que provienen de hogares empobrecidos, donde la enfermedad y el hambre, matan cada día.


Inaudito es, que la violencia está presente en la familia, en grado tal –dice José Sanmartín-, que autores como Gelles y Straus señalan que la familia es la institución más violenta en nuestra sociedad, con excepción del ejército en tiempos de guerra.


Inaudito es, que los niños deseen vivir en la calle aún conociendo sus graves problemas. En ella los chicos se enfrentan a mayores abusos físicos y sexuales, al uso de drogas. Vivir en la calle implica un riesgo de vida y muerte. Más vulnerables aún resultan las niñas, tanto por su condición de abandono cómo por su situación de mujer. Los embarazos prematuros y no deseados son muy frecuente y de ahí a la prostitución, sólo hay un paso. ¿Por qué entonces buscan la calle? Porque en ella encuentran algunos satisfactores: como la independencia y la posibilidad de obtener algún dinero. Porque ellos en su soledad, en su dolor de niños, se hermanan. Forman grupos donde surge el afecto, la amistad, la protección, la confianza, la solidaridad.


Inaudito es, que los niños de la calle son hoy día un grave problema urbano que tal vez se inicia en la década de los 40´s, cuando la población rural emigra a las urbes en busca de mejores situaciones económicas para la familia. El problema no es privativo de nuestra ciudad, de nuestro estado o de nuestro país. Es un problema mundial que va en alarmante ascenso.


Inaudito es, el informe que recientemente nos proporcionó la UNICEF, a nivel internacional:
Hay 100 millones de niños y niñas de la calle.
Cada año, un millón de ellos son prostituídos.
35,000 niños y niñas, morirán el día de hoy, por desnutrición y/o enfermedades de ella derivadas.
30.000 niñas y niños mueren todos los días por enfermedades que se pueden prevenir.


Inaudito es, que la tortura de una sola persona suscite –justificadamente- una enorme indignación pública. Sin embargo, las muertes previsibles de esos chiquitines, pasa inadvertida ¿Por qué? Porque los niños son invisibles en la pobreza.


Inaudito es, lo que sucedió con Manuel Moreno Cadena quien sólo contaba con 12 años de edad al momento de fallecer, en una madrugada ida. La nota periodística decía: el indigente carecía de domicilio preciso, pues se dijo que deambulaba por la ciudad al igual que otros adolescentes que acostumbran resguardarse en casas abandonadas, optando por inhalar thiner o resistol 5000. Al no encontrar a ninguno de sus familiares, su cuerpo fue trasladado a la morgue en espera de que ahí se presenten a hacer el reclamo del cadáver y darle cristina sepultura...


Inaudito es, que los adultos cerremos todas las puertas a nuestros niños, a nuestras niñas, y entonces, en el colmo de su desesperación hagan lo que decidió hacer Remedios Murillo Castro. María de los Remedios fue una adolescente que a los doce años de edad y mientras cursaba el cuarto año de la instrucción primaria, decidió poner fin a su vida. Lo consiguió.


Finalmente querida niña, resulta inaudito el que nunca nos preguntemos: ¿de quién son los niños de la calle? Esos muchachitos son de todos nosotros. Son suyos y también son míos, aunque ninguno lo sepamos o lo queramos saber.

Te quiere tu abuela:

Alicia.

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