DOS POEMAS
Cristina Caballero
BASTA DE TÍ
Sembrado fue
quebró las gotas
un antiguo mar
gritó
ya nunca
¿quién boga aquellas olas inasibles?
no es por tí
nadie
nadie
se quiebra la coraza
un tejido argento
aúlla en su abismo prodigioso
¿quién crees que soy?
me avergüenzo de tus ojos gatulares
soy veneno en otras bocas
sal de hiedra
cubro cada cementerio
atisbo en cajas de agua
basta ya de lo que he sido
nada hay para mirar
esta piel de queso azul
y vino blanco
estas carnes crudas
heladas por tu fuego
se extinguen las almenas
del castillo tenebroso
ahí quedé
después de celebrar los esponsales
danzamos
nueve grullas
Piedra Negra
consumimos la distancia
un ritual para tu adiós
un rehilo
a donde inclino ahora
hormigas fumigadas
se entretejen dimensiones
cuerdas invisibles
el sonido atroz de golpes sobre el muro
estibo el último suspiro
esa isla blanca
nunca más
podrá tocarme
FLECHAS INOCENTES
I
Yo no sé
ya nada de esto
ni del frío calándome los huesos
¿acaso nunca habrán soñado?
fantasía de una vida que no existe
Realidad es esta
realidad
es Una
II
Enmedio de la Nada
un alto viento empuja los vestigios
en noches sin estrellas
han quebrado las astillas
del Cristal sin Nombre
III
Baste decirme, decirte
que mis manos
trabajaron en los huecos del petróleo
y un polvo de oro
y un aceite de colores
fueron a dar
como siempre
en sus costumbres
Sembrado fue
quebró las gotas
un antiguo mar
gritó
ya nunca
¿quién boga aquellas olas inasibles?
no es por tí
nadie
nadie
se quiebra la coraza
un tejido argento
aúlla en su abismo prodigioso
¿quién crees que soy?
me avergüenzo de tus ojos gatulares
soy veneno en otras bocas
sal de hiedra
cubro cada cementerio
atisbo en cajas de agua
basta ya de lo que he sido
nada hay para mirar
esta piel de queso azul
y vino blanco
estas carnes crudas
heladas por tu fuego
se extinguen las almenas
del castillo tenebroso
ahí quedé
después de celebrar los esponsales
danzamos
nueve grullas
Piedra Negra
consumimos la distancia
un ritual para tu adiós
un rehilo
a donde inclino ahora
hormigas fumigadas
se entretejen dimensiones
cuerdas invisibles
el sonido atroz de golpes sobre el muro
estibo el último suspiro
esa isla blanca
nunca más
podrá tocarme
FLECHAS INOCENTES
I
Yo no sé
ya nada de esto
ni del frío calándome los huesos
¿acaso nunca habrán soñado?
fantasía de una vida que no existe
Realidad es esta
realidad
es Una
II
Enmedio de la Nada
un alto viento empuja los vestigios
en noches sin estrellas
han quebrado las astillas
del Cristal sin Nombre
III
Baste decirme, decirte
que mis manos
trabajaron en los huecos del petróleo
y un polvo de oro
y un aceite de colores
fueron a dar
como siempre
en sus costumbres
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