Descifrando el acertijo
Lourdes Franyuti
Un sobre sin remitente.
Es lo que ha aparecido en el buzón esta mañana y con ello, ansiedad y esperanza
de obtener alguna noticia. He buscado desde hace días en todos los periódicos
de la ciudad. Los intentos han sido en vano…
No abro el sobre.
Prefiero dirigirme a la sala a observar detenidamente la burbuja de cristal
obsequiada y sin dudar, el pasado regresa; como si la carpa se alzara de
repente y las butacas aparecieran en sus gradas: El trapecio está ahí, inmóvil
y desafiante, observando de reojo a su centinela la red, que a su vez, lo mira
sin parpadear, no importando si está en su ejercicio de práctica o en plena
función.
La burbuja también deja
ver una mujer en lo alto, de pie en la plataforma de salida, frotándose las
manos con magnesio, impecablemente vestida y maquillada. Esta función es
diferente para ella. Pareciera que fuera la última. Se ha maquillado la cara en
blanco y negro para pasar desapercibida. No entiendo por qué decide pintarse así.
No hay público que pueda ver alguna de sus acrobacias.
El trapecio empieza a
moverse, juega con balanceos intercambiando miradas con la enigmática mujer.
Después de tres intentos para llamar su atención, el trapecio logra que la dama
salte a buscarle. Se columpia muy fuerte e inicia su número, dando un sinfín de
vueltas suspendiéndose en el aire. La trapecista termina con doble salto mortal
y cae triunfante en la red.
Un aplauso se escucha.
Es el mío; camino hacia la ventana con la burbuja en mi mano. La agito deseando
ver a través de ella otro pasado, otra vida. Me armo de valor y abro el sobre.
Se trata de un acertijo:
"Altura,
acrobacia y coraje”
Tres palabras con letras remarcadas. Vuelven a
mí como si todo hubiera ocurrido ayer. Están aquí y regresan del pasado. ¿Qué
es lo que me hace tan vulnerable al leer este mensaje? Es el mismo de hace
tantos años y a la fecha sigue persiguiéndome. Me convierte en un ser tan
frágil, tan carente de mí misma.
El circo no ha vuelto a
la ciudad; los periódicos ya no lo anuncian; ni siquiera sé si sigue en
funciones. Lo que sí puedo afirmar es que la correspondencia sigue llegando a
mi buzón: sobres sin remitente que me hacen enloquecer con el mismo contenido:
Un acertijo y la solución en mi mente:
“Alma, actúa y corre”
Alma, como siempre me han llamado, es lo que siempre ha hecho:
Actuar y correr de ciudad en ciudad, de trabajo en trabajo, de vida en vida. La
misma inestabilidad para una trapecista que sigue saltando sin rumbo fijo, que
envía sobres sin remitente, que observa su pasado en tonos blanco y negro evadiendo
el presente, con una burbuja de cristal en la mano indicándole cómo existir el
día de hoy: simplemente, descifrando el acertijo.
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