Ivonne
Moreno Uscanga
Mi primera
publicación en cuanto a la divulgación artística se refiere, fue acerca de
Carlos Fuentes y Aura. Fue en el año de 1990 y lo hice invitada por la maestra
Úrsula Ramos a la cual no dejo de agradecerle esta encomienda.
A lo largo
de mis participaciones gráficas, las periodísticas y ahora a través del
internet puede disfrutar de esta acción, es altamente gratificante poder
compartir con lectores las delicias de los libros y de los eventos plásticos.
Por ello al
año de la muerte de Carlos Fuentes, notable escritor y embajador de la historia
y tradiciones de México es como puede recomendarles un nutrido y delicioso
ágape por medio de sus cuentos, novelas y ensayos.
No se trata
de hacer alusión a Carlos Fuentes, es muy difícil saber de quién se trata, su versatilidad y
currículo es muy referenciado y a los escritores debemos leerlos ese es el
mejor tributo.
La carrera
de Fuente se inicia a finales de la década de los cincuenta y con su
personalidad cosmopolita, se le asocia con este fenómeno estético narrativo y
con el boom en la narrativa latinoamericana.
¿Cuáles
fueron sus aportaciones? ¿Si teníamos a grandes escritores empalmados con la
Revolución de 1910 y algunos de ellos herederos de tal urdimbre también
relacionados con el realismo mágico? ¿Por qué entonces Carlos Fuentes?
Pues
precisamente por el uso de las voces de
la nueva novela empalmadas con lo urbano, con el entorno de una ciudad como
México ávida y despierta a movimientos sociales cuya intención bifurcada fue la
del rostro de una nueva nación, por parte del escritor nacido en Panamá, de
padre diplomático mexicano y con raíces,
por parte de una abuela, en Veracruz.
Nace así La
región más transparente, seguida de una serie de relatos cortos y apasionantes,
donde una nueva burguesía denostaba la turbación de intereses ideológicos pero
se aprovechaba de ellos, a través de otra explotación, la de la ignorancia y la
apatía, la de otorgar ciertos privilegios a una minoría, haciendo o fingiendo su aceptación, pero
cargada de intrigas para mantenerlos siempre a raya. De este modo surge un
Artemio Cruz, Las Buenas Conciencias y Terra Nostra.
Carlos
Fuentes se convierte en el relator de un México diferente, de espejos enterrados, rotos, barrocos y
minimalistas con cintas multicolores atados a las fantasías de caifanes
trasnochadores y veleidosos.
La historia,
el cine, el afán por recuperar a México como salvavidas de los límites, lleva
en una palabra un santo y seña:
Chingue a su madre
Hijos de la chingada
Aquí estamos los meros chingones
Déjate de chingaderas
Ándale chingaquedito
No te dejes chingar
A CHINGAR SE HA DICHO
Me chingó el jefe
Se lo llevó la chingada
"Viva México
jijos de su rechingada" (La Muerte de
Artemio Cruz)
En Fuentes
la recurrencia narrativa lo conduce a puntos equidistantes de la pasión: pasión
por describir, por vivir a lo sibarita, estar y no estar en el país, entre lo
suyo y lo extranjero para volver a lo suyo como hijo pródigo, la intimidad el
amor como puente viejo (ponte veccio) ,
entre lo sagrado y lo profano:
El aire se volvió tan turbio en la
ciudad tan enorme tan ajena, nuestros destinos tan acabados, tan cumplidos,
éramos lo que éramos, escritores, periodistas, burócratas, editores, políticos,
negociantes, ya no éramos un será sino un fue, en estos años y en el aire tan….( Constancia y
otras Vírgenes)
Carlos
Fuentes oscila entre el amor carnal como pasaporte a una vida plena o amar lo
Eterno, como expiación de lo fútil, lo execrable de la vida, por ello la luna
hechiza a las mujeres fantasmas en busca de la redención de lo supremo: Aura y
Claudia Nervo:
¿Pues
que significa su melena de Gorgona, sus labios que casi derraman sangre, sus
grandes ojos de almendra cruel, el arco gótico de su ceja, el lunar de su
pómulo, la blancura de un cuello en el que se adivinan las marcas secretas de
la noche, la fiera majestad de los senos, placer y alimento, sino que la raíz
de la crueldad es el deseo? (Zona
Sagrada)
En Fuentes
las sorpresas son premeditadas, tanto en la conducta de sus personajes saben y degustan
sin falso pudor o desasosiego, como en los argumentos de cuentos y novelas: lo
cruel acecha pese a las delicias de la vida mundana:
Mi otra Elena debe esperar, en su
cama tibia, con los ojos negros y ojerosos muy azorados y la carne blanca y
madura y honda y perfumada como la ropa en los bargueños tropicales (Las dos
Elenas)
En la
Narrativa de Carlos Fuentes permea lo moderno y lo ancestral, las mismas
deidades luna-sol, lluvia- trueno, fuego-redención,
subyugantes a los preámbulos de la Conquista se perpetúan en la Colonia, en la Independencia, en el Porfiriato
, en la Revolución, los tiempos se entrelazan
en sus planos gráficos, son Uno, metafísica y signo de lo Universal y
polivalente, la dialéctica humana en la encrucijada de sí mismos y la
posteridad.
Leer a
Carlos Fuentes y aproximarnos a su universo, el mismo de México y el de los
sueños de su admirado Quijote, nos llevan a la sustancia ECCE HOMO, LITERATURA
HOMO, FUENTES HOMO.
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