Su gran problema consistía en ser una feminista (dizque) de lunes a viernes, y , a su vez, en tener que emparejarse gustosa con un anhelado “macho” los fines de semana. Aunque pudiera ser, lo hiciere con el único fin de tomar renovados bríos para los hábiles días de la semana siguiente, en donde tenía que estar en contra, ya no de un hombre (el detestable “macho”), sino de todos los hombres (pues, “todos son iguales”).
lunes, febrero 26, 2007
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2 comentarios:
A lo macho que tu relato me gustó por la ironía el humor. Manolo Salinas.
Enrique, tu relato me parece una buena anécdota, el remate con el que se generaliza el ser masculino no aplica, ni todos son machos y para fortuna de varias tampoco iguales. Adela Lagos
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