En diversos discursos, entrevistas periodísticas, misivas y apuntes personales, el Che Guevaera plasmó algunos pensamientos memorables que hoy trazan muy bien el perfil de un revolucionario de congruencia fuera de toda duda. Aquí presentamos algunas de esas frases contundentes; su hechos y acciones hasta el fin de su vida, no sólo hablan por ellas: su amor y lucha por sus semejantes demostraron que las propias palabras pueden ser superadas.
(I.G.)
DE VIVA VOZ
Ernesto Che Guevara
Todos los días hay que luchar porque ese amor viviente se transforme en hechos concretos, en actos que sirvan de ejemplo, de movilización.
Aquí lo que hace falta no son homenajes sino trabajo. En cuanto a los honores, se los agradezco, pero les voy a responder en francés, que es más delicado…para no ofenderlos: Les henneurs cam’ emmerede.
De verdad no sé de qué parte es mi familia…No creo que seamos parientes cercanos; pero si usted es capaz de temblar de indignación cada vez que se comete una injusticia en el mundo, somos compañeros, que es más importante.
(Contestación a una mujer marroquí que le preguntaba si acaso fueran parientes)
No se trata de cuántos kilogramos de carne se come, o cuantas veces al año se puede ir a la playa, ni cuántas bellezas del exterior puedan comprarse con los salarios actuales. Se trata precisamente de que el individuo se sienta más pleno, con mucha más riqueza interior y con mucha más responsabilidad.
Todos y cada uno de nosotros paga puntualmente su cuota de sacrifico, consciente de recibir el premio de la satisfacción del deber cumplido, conscientes de avanzar con todos hacia el Hombre Nuevo que se vislumbra en el horizonte.
Un pueblo en el que hace poco los marinos norteamericanos hacían sus necesidades en la cabeza de nuestro apóstol Martí, hoy es un pueblo completamente erguido ante el imperialismo norteamericano.
Lo que nosotros debemos practicar hoy es la solidaridad. Nos debemos de acercar al pueblo para decir: “aquí estamos, venimos a darte el amor de nuestra presencia, a enseñarte con nuestra presencia, a enseñarte con nuestra ciencia (…) Debemos ir con afán investigativo y, con espíritu humilde, aprender de la gran sabiduría del pueblo.
El revolucionario verdadero está guiado por verdaderos sentimientos de amor.
La moderación es otra palabra que gusta a los grandes agentes de la colonia. Son moderados todos los que tienen miedo o piensan traiconar de alguna forma. El pueblo no es de ninguna forma moderado.
Donde quiera que la muerte nos sorprenda, será bien recibida mientras nuestro grito de guerra sea bien escuchado.
La revolución se lleva en el corazón, no los labios para vivir de ella.
Ha pasado un camión del ejército, el mismo de ayer, en la parte de atrás dos soldaditos envueltos en una manta. No he tenido el valor de dispararles ni he tenido suficientes reflejos para capturarlos.
Muchos me dirán aventurero, y lo soy. Sólo que de un tipo diferente y de los que exponen el pellejo para demostrar sus verdades.
El pasado sigue pesando en nosotros porque la liberación de la mujer no está completo. Y una de nuestras tareas debe ser lograr su libertad, su liberación interna, porque no se trata de una obligación física que se imponga a las mujeres para retotraerse en determinadas acciones; es también el peso de una tradición anterior.
Porque esta gran humanidad ha dicho basta y ha echado a andar. Y su marcha, de gigantes, ya no se detendrá hasta conquistar la verdadera independencia, por la que ya han muerto más de una vez inútilmente.
Nuestra libertad y su sostén cotidiano tienen color de sangre y están henchidos de sacrificio.
Me siento patriota de América Latina, de cualquier país de América Latina, en el modo más absoluto, y tal vez, si fuera necesario, estaría dispuesto a dar mi vida por la liberación de cualquier país latinoamericano, sin pedir nada a nadie. Sin explorar a nadie.
Todos los días la gente se arregla el cabello ¿por qué no el corazón?
Endurecerse sin perder la ternura jamás.
…y sobre todo, sean siempre capaces de sentir en lo más hondo cualquier injusticia cometida contra cualquiera en cualquier parte del mundo. Es la cualidad más linda de un revolucionario.
(En Carta a sus Hijos)
Apunte y sostenga firme el arma: va a matar a un hombre
(Últimas palabras del Che, dirigidas al militar esbirro que lo asesinó en Bolivia)
1 comentario:
ese Che, hermano, compañero de los seres humanos...quién como él ganó el derecho a llamarse Hombre...como dice Gibrán Jail que mientras menos escudos necesitemos entonces sí, que podemos estar realmente orgullosos, entonces sí caminamos en la Verdad, sin miedo
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