TEOREMA
Pier Paolo Pasolini
Podemos anotar los cambios del humo
mientras se retuerce y toma forma,
pero no podemos ser el humo
ni adquirir su gracia transparente.
Cómo corre. Y nos caracteriza la mirada,
el contemplar sin ser, siempre de afuera,
paralizando lo que se eleva.
Dibujamos alas con cadenas.
Qué pena.
Los alquimistas de la palabra
en varias lenguas y momentos
hemos dado testimonio, con lamentos
de suprema elegancia.
Vorazmente nos hemos arrojado
sobre los humos que se nos escapan
y los hemos capturado entre los dedos
pero no en la sustancia.
La perfección formal de la espiral nos humedece
con pélvico deleite
y extáticos movemos las caderas
cuando el humo se vierte.
Podemos anotar los cambios del humo
cuando acorralamos al minuto elusivo
y tras él subimos escaleras,
ambos pies plantados en el aire, con donaire.
Y nos caracteriza la mirada:
al mirar cambiamos de osamenta
y más livianos que el humo traspasamos.
Dibujamos los cuerpos
como puertas entreabiertas.
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