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martes, agosto 07, 2012

Lilia Ramírez: MIRACLE DELS PEIXETS



MIRACLE DELS PEIXETS

Lilia Ramírez
Un fuerte olor a propanotrial se cuela al interior del departamento. Repaso cuarto por cuarto sin localizar el foco. Me asomo inquieta por la ventana abierta al noroeste, sobre la Plaza de la Paz. Verdes surcos a un costado de la avenida que comunica Alboraya con los pueblos vecinos de Tavernes Blanques y Almácera, delatan cebollas listas para cosechar. Esta es una vasta región agrícola conocida como l’Horta Nord (la Huerta Norte en lengua valenciana, una variación del catalán). Más allá del sembrado, la humareda blanca del polígono industrial me recuerda la invitación pendiente para visitar ahí La Ciudad de la Porcelana en donde germinan, desde 1970, todas las exquisitas creaciones de la marca Lladró, considerada por muchos la mejor porcelana artística producida desde mediados del siglo XX hasta nuestros días. Estilizadas figuras humanas en diversas situaciones principalmente en colores pastel, aunque también pueden estar teñidas de oscuros, vaciadas parte por parte, ensambladas y decoradas a mano por artesanos altamente especializados, elevan el precio de esta artesanía local a cualquier número entre uno y mil, más tres ceros. Es 8 de junio de 2003, domingo de Pentecostés, y no quiero hacer esperar al matrimonio, simpáticos sesentones propietarios del piso, que me esperan para asistir a la romería con la cual la comarca celebra 655 años del Milagro de los Peces (Miracle dels Peixets). Me explican emocionados que, en julio de 1348, sucedió aquí un acontecimiento religioso sobre el fértil cauce del Carraixet, cuya conmemoración sigue vigente al día de hoy.

Da Paquita me regala varios folletos que alientan más mi entusiasmo por conocer la historia, tradiciones, cultura y gastronomía de esta Capital de la Paella. En una copia del Resumen Histórico y Geográfico editado por la Generalitat Valenciana, leo a D. Miguel Senent Vivo, cronista oficial de Alboraya, quien relata que según el historiador Rodrigo Pertegás, Alboraya tiene un origen ibérico, pues migrantes llegados del interior de la península se establecieron en su inicio como pescadores. Posteriormente, la comarca se convirtió en un emporio agrícola y aun cuando otros historiadores atribuyen a los árabes el diseño y construcción del sistema de regadío para esta importante huerta de España, lo lógico, según Pertegás, es que se deba a los romanos, pues han encontrado vestigios de esta cultura en los terrenos. El cronista sigue diciendo que la primer noticia escrita sobre este pequeño poblado de 23 000 habitantes en la actualidad, se encuentra a su vez en el «Livre del Repartiment», redactado en 1238 por Jaime I el Conquistador, volumen que contiene las concesiones hechas por él de las tierras arrebatadas a los árabes durante la conquista de Valencia. Don Jaime cedió la alquería mora denominada Alborayada (torre pequeña en árabe) al obispo de Huesca, don Vidal de Canellas, y este territorio fue cambiando de manos hasta llegar a la Corona de Aragón. Mientras caminamos por las callejuelas rumbo a la iglesia de la Asunción de Nuestra Señora de Alboraya, Paquita me pone al tanto: según la leyenda un converso gravemente herido, llamado Hassam-Arda, llamó al cura de Alboraya (ya que Almácera pertenecía entonces eclesiásticamente a esa localidad) para recibir el Santo Viático. Al ir a cruzar el parróco el Carraixet, crecido por una fuerte lluvia, cayó al agua junto con su caballo perdiendo la arqueta donde contenía las sagradas formas. El pobre sacerdote no tuvo otro remedio que renunciar a la búsqueda de las hostias dispersas en la corriente y decidió volver a Alboraya. De pronto, algunos pescadores (otros ponen labradores, comenta mi casera) le fueron a avisar haber visto a algunos peces llevar en la boca unos discos blancos y resplandecientes. El párroco se acercó a la orilla y los tres peces se acercaron a él a depositar dichas formas en un cáliz. Sus cuerpos sobresalían casi completamente fuera del agua sosteniendo las hostias intactas. Decía estas palabras cuando arribamos a la parroquia donde se conserva el cáliz del milagro y un hermoso mural de pequeños mosaicos conmemora el milagroso suceso. La gente se reunía con gran algarabía. Caminamos en grupo hasta la Ermita del Milagro de los Peces, donde se celebró una solemne eucaristía.

De regreso nos encaminamos a la  avenida de la Horchata, que al conectar el casco urbano del pequeño poblado con Valencia, desemboca en la ronda de los Hermanos Machado. Esta pintoresca avenida debe su nombre al tubérculo Cyperus Sculentus, vulgarmente llamado “Chufa”, con el que se prepara una deliciosa bebida refrescante que no tardé en degustar sentada en una horchatería al aire libre rodeada de risas y el dulce sonido de la lengua valenciana. Ahora es el turno de D. Paco, quien me cuenta que el cultivo de la chufa en España fue introducido por los árabes en el siglo VIII, y precisamente en esta región de la Huerta Norte es donde se da el mejor clima para su producción. No me resisto a probar también el delicioso helado de chufa, aunque debo dejar espacio para la paella prometida con motivo de la fiesta. Paquita hace un mohín de disgusto cuando le pregunto si le pondrá camarones.


liliaramirezdeoriza@hotmail.com

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