EL CANTO DEL EXILIADO
I
La suave bruma cubre un cielo carmesí
y amaga al ciprés que se deshoja
aves migratorias con sus himnos de cigarra
vienen del oeste
de fronteras como puertos
negras por la sal
que se les mete tras la piel
sonámbula
y florida
laleh
laleh
tulipa de los arenales
sobre la estepa
flor de estrella
duermes el estío de hombres yermos
he aquí pues amanece
en ventanas grises
varas de menudas hojas
flechas de obsidiana
estertorean
nuestra Isla
brama en escolleras
detrás del muro virgen
aguardan barcos de la Muerte
ese andén de Viejo Mundo
mira sin nostalgia
un tritón te espera
al fondo del Abismo
II
Laleh
laleh
tulipa rosa
que navegas lejos de tu patria
mientras dure este dolor
faraway
faraway
murmura tu lenguaje mudo
en negros espejismos
que no muera su linaje de lechuza
laleh
laleh
llévale tu aroma hecha de arena
y encalla en el último baluarte
invoca olas
sol
vacío
llámala a gritos
en las dunas de otra orilla
faraway
faraway
la señora del destino
teje redes de piraña
ronda
con su carne
y su esqueleto
¿qué mar estás sembrando
Gorgona traicionera?
¿a dónde llevan
estas costas extranjeras?
¿pantanos de hojas muertas
en diciembre ?
¿bosques espinosos?
¿tulares y mimosas?
faraway
faraway
en ese mar de nieve
cayó el dragón antiguo
ninguna de tus lágrimas de fénix
podrá jamás curarlo
TRISTÁN
Negras vestiduras
hojas donde anidan alacranes
su ciego corazón
vestíbulo enrosado
pasos como setos
informales
codiciosos
íntimos rincones
savias son de olvido
en tétricos espejos
asedian sus escudos
al este de la Isla
flota sobre el loto
místico
vacío
ráfaga sangrante
el pecho de siluro
con nueva piel de viña
se contempla
esta agua venenosa
mitiga todas las espinas
suelo de metralla
bayou en el lejano Misisipí
más allá de Tierra Media
el héroe y su destino
portento de lóbregas señales
fueron
dócilmente
acuchillados
Negras vestiduras
hojas donde anidan alacranes
su ciego corazón
vestíbulo enrosado
pasos como setos
informales
codiciosos
íntimos rincones
savias son de olvido
en tétricos espejos
asedian sus escudos
al este de la Isla
flota sobre el loto
místico
vacío
ráfaga sangrante
el pecho de siluro
con nueva piel de viña
se contempla
esta agua venenosa
mitiga todas las espinas
suelo de metralla
bayou en el lejano Misisipí
más allá de Tierra Media
el héroe y su destino
portento de lóbregas señales
fueron
dócilmente
acuchillados
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