LA MAGIA DE LA MONTAÑA
Cada respiración me duele hasta sentir que me ahogo, no sé si es por la espontánea recepción de la gente o por la abrumadora tristeza de tener que ver en pleno siglo XXI la lamentable situación de esta comunidad. Siento un nudo en la garganta y evadiendo las manos que se extienden a saludarme, me aparto. Admiro el paisaje, respiro el aire purísimo y rompo en llanto.
Cuando se es capaz de controlar las emociones y se puede ver sin ninguna influencia externa la realidad se logran percibir las sensaciones, la armonía y el ritmo de los seres a través de diferentes manifestaciones. ARTE fue lo que se nos ofreció. Danza, declamación y música.
Cada respiración me duele hasta sentir que me ahogo, no sé si es por la espontánea recepción de la gente o por la abrumadora tristeza de tener que ver en pleno siglo XXI la lamentable situación de esta comunidad. Siento un nudo en la garganta y evadiendo las manos que se extienden a saludarme, me aparto. Admiro el paisaje, respiro el aire purísimo y rompo en llanto.
Cuando se es capaz de controlar las emociones y se puede ver sin ninguna influencia externa la realidad se logran percibir las sensaciones, la armonía y el ritmo de los seres a través de diferentes manifestaciones. ARTE fue lo que se nos ofreció. Danza, declamación y música.
La corona y el collar de bugambilias me permite sentir el aroma de mi tierra y además me remonta a la Polinesia, en donde con la misma alegría las nativas reciben a los visitantes entregandoles un "lei" o collar de flores blancas. Regreso a mi tierra por el aroma del incienso que me lleva de paseo en la montaña al lado de los artista: estudiantes, niños y jóvenes. Los artistas de montaña.
Los perros retozan, las aves pían con el concierto, la música explota desde esa misma altura al ritmo de "Carnavalito", y veo las cámaras fotográficas y de video, la grabadora, los modernos celulares. Cierro los ojos y noto que los verdaderos sonidos se llevan en el alma.
Los perros retozan, las aves pían con el concierto, la música explota desde esa misma altura al ritmo de "Carnavalito", y veo las cámaras fotográficas y de video, la grabadora, los modernos celulares. Cierro los ojos y noto que los verdaderos sonidos se llevan en el alma.
Cuando el viento y el aire de la montaña acompañan la música, los árboles se arrullan al ritmo de sus notas musicales y sabes que es expresar los sentimientos de cada artista en cada flauta, guitarra, melódica, maraca, pandero, güiro y clave, al ritmo de No me vuelvo a enamorar, para una vez detenido el viento, respetuoso da paso a "Moliendo Café"; lo que nos trae los aromas de la zona. Aquí la gente sabe lo que eso significa. Sabe de plantar, esperar el fruto, prevenir plagas, recoger, arañarse con las plantas, secar, moler, tostar sentir el cansancio. Este tema es la esencia de la comunidad porque llevan dentro el sabor del café.
La comunidad de San Josè Independencia vivió hoy, a través de los jóvenes de la telesecundaria, de su directora Suny, del incansable maestro Saúl: el maestro de música, un momento mágico.
Me doy cuenta que hay tanto por hacer, ellos tienen tanto que ofrecer, y nosotros los hasta hoy silenciosos espectadores tenemos mucho que aprender.
Bendito México que tiene aún que ofrecer al mundo esta alegría, esta esperanza, este mundo apartado del mundo.
Maldita miseria que mantiene alejada a esta comunidad.
La comunidad de San Josè Independencia vivió hoy, a través de los jóvenes de la telesecundaria, de su directora Suny, del incansable maestro Saúl: el maestro de música, un momento mágico.
Me doy cuenta que hay tanto por hacer, ellos tienen tanto que ofrecer, y nosotros los hasta hoy silenciosos espectadores tenemos mucho que aprender.
Bendito México que tiene aún que ofrecer al mundo esta alegría, esta esperanza, este mundo apartado del mundo.
Maldita miseria que mantiene alejada a esta comunidad.
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