Y la palabra misma evoca lo que se derrumba.
Suena a la precipitación de algo que es atraído por la gravedad.
El objeto que menciona Reyes me remite irremediablemente a un
símbolo específico que se encuentra en las cartas del tarot Egipcio, se llama La Torre y se trata de la destrucción del templo que simboliza, entre otras cosas, la destrucción interna del ser y es precisamente una serie de personas que caen.
Me parece entonces que esa mezcla de seres humanos que se caen lo hacen porque ya han agotado la ascensión y en la cumbre que ya no tiene mas cielo solo cabe una única posibilidad -la caída-
Por otra parte, el objeto mencionado en el ensayo de Alfonso Reyes narrado en forma magistral y con la descripción maravillosa del propio autor, experimento una sensación de estar envuelta en símbolos que ascienden y descienden del cielo a la tierra y se van extendiendo cada vez más para alcanzar la cúspide del universo todo.
Arrojada a espacios nunca vistos donde danzan los cuatro elementos una lengüeta de fuego va llevando hacia los orígenes donde estalla como luces de bengalas abriendo brechas a otros mundos.
No cabe duda de que el arte que nos muestra Don Alfonso en el ensayo antes mencionado alimenta la creatividad para poder imaginar al estilo de los griegos. El hombre primitivo que se vuelve un ser culto, escalando el eslabón de lo alto, sufre también una transformación inevitablemente sembrado ya en el suelo.
Imaginar que el hombre mezclado de elementos, metales, agua, gemas piedras preciosas y de tierra en amalgama, cae
La destrucción del templo se parece otra vez a esa destrucción a la que estamos sujetos los hombres y todo lo que existe y que ocurre después del clímax.
Sí, resplandece el objeto observado en una vitrina alguna vez y vuelve a cobrar vida ante los ojos de expertos y despiertos de la inteligencia de Alfonso Reyes. Así, como si fueran, átomos entrelazados forman el tejido que conecta de cadena en cadena al incomprensible infinito.
Suena a la precipitación de algo que es atraído por la gravedad.
El objeto que menciona Reyes me remite irremediablemente a un
símbolo específico que se encuentra en las cartas del tarot Egipcio, se llama La Torre y se trata de la destrucción del templo que simboliza, entre otras cosas, la destrucción interna del ser y es precisamente una serie de personas que caen.
Me parece entonces que esa mezcla de seres humanos que se caen lo hacen porque ya han agotado la ascensión y en la cumbre que ya no tiene mas cielo solo cabe una única posibilidad -la caída-
Por otra parte, el objeto mencionado en el ensayo de Alfonso Reyes narrado en forma magistral y con la descripción maravillosa del propio autor, experimento una sensación de estar envuelta en símbolos que ascienden y descienden del cielo a la tierra y se van extendiendo cada vez más para alcanzar la cúspide del universo todo.
Arrojada a espacios nunca vistos donde danzan los cuatro elementos una lengüeta de fuego va llevando hacia los orígenes donde estalla como luces de bengalas abriendo brechas a otros mundos.
No cabe duda de que el arte que nos muestra Don Alfonso en el ensayo antes mencionado alimenta la creatividad para poder imaginar al estilo de los griegos. El hombre primitivo que se vuelve un ser culto, escalando el eslabón de lo alto, sufre también una transformación inevitablemente sembrado ya en el suelo.
Imaginar que el hombre mezclado de elementos, metales, agua, gemas piedras preciosas y de tierra en amalgama, cae
La destrucción del templo se parece otra vez a esa destrucción a la que estamos sujetos los hombres y todo lo que existe y que ocurre después del clímax.
Sí, resplandece el objeto observado en una vitrina alguna vez y vuelve a cobrar vida ante los ojos de expertos y despiertos de la inteligencia de Alfonso Reyes. Así, como si fueran, átomos entrelazados forman el tejido que conecta de cadena en cadena al incomprensible infinito.
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