Sobre la postmodernidad se ha escrito mucho, pero uno de los autores que se acercan más al sentido de la misma es el reconocido filósofo y crítico social Jean Baudrillard, en el libro "La transparencia del mal", en el cual plantea -a manera de ensayo- los fenómenos extremos de la sociedad actual.
Pero, ¿a qué se refiere con esos fenómenos extremos? El autor hace un análisis amplio de la sociedad postmoderna, en lo social, político, económico, sexual, tecnológico y estético, estudiándola como situaciones generadas de la modernidad, en la cual a partir de un exceso de liberación todo quedó en una mera simulación en medio del vacío. No obstante, a la vez este vacío está desbordado por la proliferación infinita de imágenes, realidades, ideas, conocimientos, obras artísticas, entre otros aspectos, que conllevan a una indiferencia total hacia el propio contenido y a una desvalorización.
La sociedad ha sufrido profundas y grandes transformaciones, reflejándose en todos los ámbitos: en lo político, social, económico, religioso, sexual, cultural y, por supuesto, en el arte.
De acuerdo al estudio de Baudrillard el estado actual de las cosas es posterior a la orgía, donde todo ha sido liberado, pero luego queda un vacío, el cual es necesario mantener con los excesos de simulación de sueños, situaciones, imágenes, irrealidades y fantasías. De allí, el autor propone unas categorías a partir del término "trans", que involucra todo sin la presencia de un campo diferencial:
...La economía convertida en transeconomía, la estética convertida en transestética y el sexo convertido en transexual convergen conjuntamente en un proceso transversal y universal en el que ningún discurso podría ser ya la metáfora del otro, puesto que, para que exista metáfora, es preciso que existan unos campos diferenciales y unos objetos distintos. Ahora bien, la contaminación de todas las disciplinas acaba con esta posibilidad. (1993, p. 14).
El modernismo y las revoluciones del pensamiento han degenerado la significación del valor, al contrario de lo que prometía la idea del progreso, ahora el valor existe y no existe cuando es necesario; por ejemplo, es imposible determinar un valor sexual, cuando un hombre se viste como una mujer y una mujer se viste como un hombre. Esto se traduce por el exceso de liberación que genera una dispersión indiferente de valores y conocimientos por todas partes en la sociedad, sin la presencia de algún patrón o norma que dirija la dirección de la conducta del hombre.
El papel de los "mass media" contribuye enormemente a este desorden como generadores de infinitas imágenes, publicidad, realidades, irrealidades, necesidades, emociones, en fin toda una cultura visual e intelectual que crean en el individuo como real y virtual a la vez. De esta forma, el individuo pierde el sentido de lo bello y lo feo, lo útil y lo inútil, lo bueno y lo malo, lo femenino y lo masculino, y así muchos aspectos más. El autor señala al respecto:
Lo que estamos presenciando más allá del materialismo mercantil es una semiurgia de todas las cosas a través de la publicidad, los media, las imágenes. Hasta lo más marginal y lo más banal, incluso lo más obsceno, se estetiza, se culturiza, se museifica. (1993, p. 22).
Ahora bien, esta situación en el arte también es muy compleja, porque para entender todas las transformaciones a nivel artístico habría que hacer un estudio más exhaustivo y específico, que en cierta forma el autor considera.
Justamente al no existir valores, como un criterio de juicio, de placer o de ideales, ya no existe ni lo bello ni lo feo, sino la indiferencia, donde cualquier cosa puede ser arte, que se genera en cualquier parte y por cualquier persona, de modo que el arte desaparece, autoliquidándose.
Esta autoliquidación igualmente se explica por las diferentes corrientes artísticas, como el minimal art, el arte efímero, el arte procesual, el arte conceptual, que en su insistencia por lograr la desmaterialización del arte ha conllevado a su misma divagación y desaparición. Baudrillard (1993) indica:
Con el minimal art, el arte conceptual, el arte efímero, el antiarte, se habla de la desmaterialización del arte, de toda una estética de la transparencia, de la desaparición y de la desencarnación, pero en realidad es la estética la que se ha materializado en todas partes bajo forma operacional. A ello se debe, además, que el arte se haya visto forzado a hacerse minimal, a interpretar su propia desaparición. (p. 23).
Sin embargo, el arte conceptual constituyó una transformación artística, aportando una concepción diferente del arte con nuevos métodos y materiales, que a pesar de que buscaba desmaterializarse, es justamente una tendencia hacia el objeto físico, porque no se libera de contenidos sociales, políticos o culturales, de allí, considero difícil la no objetualización o desmaterialización porque el público siempre necesitará un referente para comprender la obra.
En otro sentido, vemos como el arte ha dejado de ser elitesco, ganando terreno en la popularidad, sobre todo a raíz de la comercialización de las reproducciones y serigrafías. Una persona puede llevar una cajetilla de cigarros impresa con una obra de Picasso, una portada de una agenda con una obra de Van Gogh, de esta manera muchos se familiarizan con el arte sin darse cuenta. No obstante, hay una gran contradicción en el mercado del arte, porque mientras están reproduciendo en una camisa un Klee a un valor irrisorio, en una subasta pueden vender una obra de arte del mismo Klee a un precio exorbitante.
Así mismo, el mercado se ha convertido en el regulador del valor de las obras de arte, es quién consagra, eleva o derrumba una obra, un artista actualmente si está fuera del mercado, realmente es como si no existiera, convirtiéndose en poder absoluto del arte, se puede decir que hasta explota a los artistas, sin que en muchas ocasiones esté consciente de la situación.
Por consiguiente, la valorización del arte ya no es sólo a través de la crítica, sino básicamente por el mercado, no importa si es un pastiche, si es un "neo" de cualquier movimiento, si dice o no dice nada, si es realizada por equis persona o si simplemente no es nada, lo único que vale es que el mercado la considere.
De esta forma, muchísimos factores han generado este caos en el arte, en el cual observamos gran cantidad de corrientes actuales que en el fondo no han transformado nada o plantean situaciones muy superficiales o absurdas que no llevan a reflexionar verdaderamente, como ejemplo particular el body art, más que una manifestación artística es una manifestación del cuerpo, que no llega a elevar ningún sentido estético del hombre. Actualmente, en medio de este caos artístico es difícil determinar un destino de la estética del arte, que explique:
1) lo qué es y no es arte, y 2) lo qué es bello y lo qué es feo en el arte.
Consideraciones finalesEl autor ha realizado un estudio de la sociedad actual según su percepción del mundo en términos de simulacro y simulación, donde la catástrofe vivencial del hombre que plantea deviene justamente de los ideales y utopías que el hombre se ha inventado para "progresar", pero que en el fondo han representado todo lo contrario.
Así todos los ámbitos de la vida: el arte, la política, la economía, la sexualidad, la religión, entre otros niveles, cabalgan en esa metáfora, unos, por donde el hombre "cree y hace creer" que es el camino correcto, y otros, que ya no andan ni siquiera porque no hay nada en que creer ni que ver, lo cual se traduce en los fenómenos extremos, referidos por Baudrillard.
Finalmente, partiendo del estudio del autor, considero que tiene una visión del mundo muy pesimista enfocada hacia todo lo negativo y degenerativo de la sociedad, además, afirmar que el arte ha muerto y desaparecido, es una sentencia muy radical y dura. Porque a pesar de que todo va en retro, siempre hay grupos de individuos que van hacia adelante, y no creo imaginarme esta sociedad sin humanistas porque moriría: sin escritores, sin pintores, sin escultores, sin arquitectos, sin poetas, en fin, sin artistas. La historia ha demostrado que el hombre y el arte han sido y son inseparables. A lo largo del tiempo el hombre ha vivido en una constante lucha y destrucción, mientras otros luchan por la creación y progreso de la sociedad.
Referencia bibliográfica
BAUDRILLARD, Jean (1993): La transparencia del mal. Barcelona, España, Editorial Anagrama.
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