Los territorios del amor en la canción contemporánea
Genaro Aguirre Aguilar[1]
A Silvia, junto a los sueños
Hablar del amor en las sociedades contemporáneas, es indagar en las múltiples formas de expresión y producción de una experiencia humana que si algo va mostrando, es la complejidad para determinar los elementos constituyentes de ella. Pasar de una mirada esencialista a una suficientemente sociológica y antropológica, permite reconocer algunas cosas: los mecanismos vertebradores de tal experiencia, han sido alimentados por discursos venidos de distintos frentes, en los que la cultura y las agencias de mediación institucional, han sido acompañantes siempre. Observar los mapas y las trayectorias de lo amoroso, obliga a reconocer una cierta vigencia -aunque desdibujada pero siempre referencial-, de lo aprehendido por hombres y mujeres en el marco de lo familiar o religioso; pero también junto a esos otros agentes emergente que van modelando experiencias diversas en las que matices, colores, porosidades, dan cuenta de descubrimientos y novedades como –tal vez- antes no veíamos: los medios de comunicación.
Genaro Aguirre Aguilar[1]
A Silvia, junto a los sueños
Hablar del amor en las sociedades contemporáneas, es indagar en las múltiples formas de expresión y producción de una experiencia humana que si algo va mostrando, es la complejidad para determinar los elementos constituyentes de ella. Pasar de una mirada esencialista a una suficientemente sociológica y antropológica, permite reconocer algunas cosas: los mecanismos vertebradores de tal experiencia, han sido alimentados por discursos venidos de distintos frentes, en los que la cultura y las agencias de mediación institucional, han sido acompañantes siempre. Observar los mapas y las trayectorias de lo amoroso, obliga a reconocer una cierta vigencia -aunque desdibujada pero siempre referencial-, de lo aprehendido por hombres y mujeres en el marco de lo familiar o religioso; pero también junto a esos otros agentes emergente que van modelando experiencias diversas en las que matices, colores, porosidades, dan cuenta de descubrimientos y novedades como –tal vez- antes no veíamos: los medios de comunicación.
En una sociedad como la mexicana, es posible observar evidencias que enriquecen esta mirada. Aquí los deseos y expectativas descansan sobre una modernidad global a la que nuestra cultura local no escapa. Es decir, en la doxa cultural prevalece un ideal romántico suficientemente arraigado en el ánimo y la imaginación de aquellos que se profesan amor, que son los mismos que viven una interpelación real y simbólica en las que el Estado, la familia, la religión andan de la mano con lo ideológico, generacional y genérico. Sin ninguna duda, todos median tales experiencias.
Actualmente el modelaje en la construcción del amor vivido e imaginado, pasa por aspectos circunstanciados, en los que la aspiración del estado amoroso encuentra en las narrativas e imágenes que circulan en el entorno cotidiano mediático, los lugares para dar cause y sentido al significado que sustenta a las experiencias amorosas hoy.
Esto es algo que no escogen los sujetos amorosos, sino que es provisto por quienes han venido a convertirse en agentes de referencia: los medios de comunicación, al editar o reinventar realidades que configuran escenarios de pertenencia, territorios identitarios y fronteras ideales. Así tenemos un concepto de “amor prototípico” anclado en una serie de referentes, donde el corazón como símbolo del amor convive con otras formas de expresión, como puede ser la erotización de las emociones; es decir, el trazo de una geografía amorosa que pisa los terrenos de lo cognitivo y corporal, que pasa por lo físico e ideal, para desbordarse en lo pasional sin dejar de obviar la desconfianza en aquel que siempre será diferente: ese otro que escribe sobre mi mismidad, que me corre por la sangre y eriza la piel: el objeto del amor, el cuerpo/alma en la imaginación de lo amoroso.
Por lo menos estos son algunos de los hallazgos que podemos hacer en –apenas-, uno de los dispositivos de mediación que nos ha servido como elemento de análisis en la investigación sobre imaginarios y prácticas amorosas entre los jóvenes: la canción contemporánea. Y cuando hablamos de ella, nos referimos a esa industria de producción sentimental que históricamente ha acompañado a una sociedad como la mexicana. Recordemos que el aprendizaje sentimental de nuestra gente, lo mismo pasó por la radio que por el bolero romántico o el relato cinematográfico, medios a través de los cuales el amor tanto como el desamor vivió su época romántica. Porque si nuestros abuelos se enamoraron con las canciones de Greever, Cantoral, Portillo de la Luz, los Martínez Gil, Lara, Jiménez; o nuestros padres lo hicieron con Los Pasteles Verdes, Los Ángeles Negros, el Grupo Indio, Los Fresno, Los Bríos, La Revolución de Emiliano Zapata, pero también con Raphael, Miguel Gallardo, Elio Roca, Sandro, Palito Ortega, Julio Iglesias, Camilo Sesto, Dyango, Armando Manzanero, José José, Emmanuel, Yuri, Lupita D’alessio, Estela Núñez, Rocío Durcal, Juan Gabriel, para las nuevas generaciones vinieron Luis Miguel, Pandora, Mijares, Flans, Franco de Vita, Fey, hasta llegar a entender que hoy se hace con RBD, Tiziano Ferro, Myriam, Elefante, Thalia, Paulina Rubio, Belinda, La 5ª. Estación, La oreja de Van Go, Alex Sintek, Yuridia, Chayanne, Ha-Ash, Reik, Ricardo Arjona, Shakira, Sin Bandera y uno que otro venido de los terrenos del reguetón, caracterizado más por lo sexual y misógino, aunque de vez en vez también explorando algunos de los terrenos del amor.
Para ilustrar algo de esto, invitamos al lector a caminar por los territorios de un conjunto de canciones, tomando como referencia algunas que han aparecido en el llamado Top de la música pop en español. Cada una de las letras escogidas muestra algunas particularidades de las maneras de exponer historias, anécdotas, personajes protagonistas del relato lírico. Así, Sin Bandera, Shakira, Franco de Vita, Ha-Ash, Ricardo Arjona, Alex Sintek, a través de pasajes recreados, permiten acercarnos a una parte del pensum letrístico desde el cual observar lugares del amor juvenil referenciado.
Por ejemplo, la obra del grupo Sin Bandera es la puesta en escena de un romanticismo matizado de contemporaneidad. De la mano de un filling especial, en letras como Mientes tan bien, el dueto habla de un personaje que sabe su amor se sostiene de lugares comunes y de una mentira aceptada:
Que te quedaras conmigo una vida entera/ que contigo adiós invierno, solo primavera/ que las olas son de magia y no de agua salada/ Yo te creo todo y tu no me das nada/ (…) Aunque sea mentira, me haces vivo/ aunque es falso el aire/ siento que respiro… Mientes tan bien, que me sabe a verdad/ ya te estoy amando…
Ámbitos sentimentales como los aquí ilustrados, hablan de un toque amoroso sui generis ante el reconocimiento de la mentira como dispositivo vital para sostener sobre hilos finos, un amor. Aquí el acuerdo tácito, callado, da paso al desamor asimilado. Condición inaceptada en la canción No de Shakira, quien reclama: “No, intentes disculparte / No juegues a insistir/ Las excusas ya existían antes de ti /No, no me mires como antes / No hables en plural /La retórica es tu arma más letal…” Es decir, aquí los lugares comunes como retórica, son inaceptados por una mujer que toma en sus manos la decisión de terminar una relación envenenada por la incapacidad de modificar una propia biografía sentimental. Por cierto, asunto cultural virilizado.
Pero del desamor, podemos pasar al amor, ese sentimiento del que Alex Sintek, Franco de Vita, Ricardo Arjona, Ha-Ash nos hablan a su manera, en medio de metáforas que pasan lista al ensueño, a las dudas recurrentes, a lo psicológico cotidiano o a la pasión temprana. En letras como Te soñé, Tú de qué vas, Acompáñame a estar solo o Me entrego a ti, encontramos atisbos de una diversidad amorosa identificada en anécdotas reflejo del todos los días.
Por eso en estrofas de Sintek como “Te soñé/ estaba despierto y te miré/ pensé en soñar/ pues no creí que fuera real (…) pensé en soñar, pues no podía imaginar/ qué sería de mi vida sin tu amor, sin tu calor…” es posible reconocer un tipo de pasión observable en las parejas contemporáneas, donde el varón se postra ante la entrega casi mágica a la musa. La madurez en las relaciones modernas también se presenta en ciertas formas de expresión para convencer de ese amor. Es lo que hace el personaje masculino de De Vita ante las dudas de su compañera, y en la que la blasfemia deambula como metáfora legitimadora del cariño: “…que no existe ni motivo ni razón para dudarlo ni un segundo/ porque tu has sido lo mejor (…) que entre el cielo y tu/ yo me quedo contigo…” Por ello resultan injustos los reclamos. Y lo subraya diciendo: “Si te he dado todo lo que tengo/ hasta quedar en deuda conmigo mismo/ y todavía preguntas si te quiero/ tú de que vas…”
Y qué podemos decir del grupo Ha-Ash, quien en Me entrego a ti, dice:
Hasta el aire quiere ver lo que pasa/ Hasta el tiempo quiere descansar/ Cuál es la magia que vibra entre nosotros (…) Cuando te tengo junto a mi lado/ No puedo concentrarme mas/ Me entrego de ti en este momento (…) Te amo, no hay más que hablar.
Con la última frase el dueto juvenil compuesto por hermanas, coronan una situación, un momento que puede ser la resonancia melódica de lo que vive una jovencita cuando está cerca de quien ama; después de todo, la pasión es entrega.
Hasta aquí un recorrido apresurado, pero ilustrativo como para observar las formas en que metáforas o la llana palabra, buscan articular un discurso sobre las distintas maneras del amor. Todo esto para reconocer que las canciones actuales, juegan el papel que en su momento pudieron jugar El reloj, Bésame mucho, Corazón de roca, Hoy tengo ganas de ti, A tu recuerdo, Un sueño, Yo quiero dibujarte. Porque los tiempos y la gente son distintos, Tardes negras, Hasta el límite, Yo quisiera, No era necesario, Ángel, Por que es tan cruel el amor, son canciones que siguen haciendo del amor, una travesía imprescindible para quienes siguen a sus cantantes. Digamos que han quedado atrás los tiempos de Manzanero con su “voy a apagar la luz, para pensar en ti”, para dejar paso a expresiones como “Amándote… quiero vivir en éxtasis”, de Talía.
[1] Profesor e investigador universitario. Candidato a Doctor por la Universidad de Granada. Actualmente se encuentra en etapa de conclusión de su tesis sobre la construcción de la experiencia amorosa urbana entre los jóvenes de la zona conurbada Veracruz-Boca del Río. Correo electrónico: geaguirre@uv.mx
1 comentario:
“Sueltos deben conectarse (…) esa conexión no debe estar bien anudada, para que sea posible desatarla rápidamente cuando las condiciones cambien…” Nos dice Zygmunt Bauman a propósito del amor hoy en día, que ya no sabemos si es el amor marcado por una sociedad posmoderna o una hipermoderna. Lo que sabemos es que la manera de relacionarnos con el otro ha cambiado, el amor adquiere diversos matices. Las canciones de antaño ya no enamoran, por el contrario, asustan por posesivas y melancólicas. Me parecio interesante el tema del ensayo. Saludos.
Nancy Ortiz
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