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viernes, junio 27, 2014

Alicia Dorantes: Yo soymédico#17



Yo soymédico#17
Somos médicos, no dioses ni criminales.
Lema del movimiento en apoyo a los 16 médicos jaliscienses sentenciados…

Antes que nada quiero decir que comprendo y comparto el dolor del padre del menor Sergio Valente Gallardo Ramos, el Lic. Sergio Gallardo… Les contaré brevemente mi historia: hace ya cuarenta años, mi última hijita, la tan esperada… la tan anhelada, falleció al día siguiente de haber nacido ¿Acusé a alguno de mis compañeros médicos que cuidadosamente la atendieron? No. Me limité a llorar en silencio su muerte y a recordarla cada día de mi vida, agradeciendo a quienes  atendieron, con apego a la temprana vida de mi hijita. Por mi parte, hice un recuento minucioso de porqué, no debí de haberla concebido… pero el hecho estaba consumado.
En este punto, me gustaría remontarme al juramento que prácticamente todo el personal de salud, hace al terminar su carrera; al recibir el título que honrosamente llevará toda su vida. Me refiero al juramento hipocrático. Es un juramento público que se hace ante otros médicos, y ante la comunidad. Su contenido es de carácter ético, para orientar la práctica de su oficio. Se basa en la responsabilidad del ser humano y la conciencia de ella.
Se dice fue elaborado por el médico griego Hipócrates (siglo V a. C.), y adoptó su forma definitiva de la mano de otro gran médico: Galeno, un griego que ejerció la medicina en la Roma imperial en el siglo II. Los escritos de Galeno han sido el fundamento de la instrucción médica y de la práctica del oficio hasta casi el siglo XX. A partir del Renacimiento, el juramento empezó a usarse en algunas escuelas médicas, y esa costumbre se ha ido ampliando, de tal forma que desde la Segunda Guerra Mundial es prácticamente universal. En el período clásico de la civilización griega sobresalió el arte de curar. Aunque seguía contemplando principios religiosos, la curación ya no estaba orientada por la magia, sino por lo clínico. Desde aquel entonces, el compromiso del médico era actuar siempre en beneficio del ser humano, y no perjudicarlo. El Juramento hipocrático ha sido actualizado por la Declaración de Ginebra de 1948 y dice:
«Juro por Apolo médico, por Esculapio, Higia y Panacea, por todos los dioses y diosas, tomándolos como testigos, cumplir fielmente, según mi leal saber y entender, este juramento y compromiso: juro venerar como a mi padre a quien me enseñó este arte, compartir con él mis bienes y asistirles en sus necesidades; considerar a sus hijos como hermanos míos, enseñarles este arte gratuitamente si quieren aprenderlo; comunicar los preceptos vulgares y las enseñanzas secretas y todo lo demás de la doctrina, a mis hijos y a los hijos de mis maestros, y a todos los alumnos comprometidos y que han prestado juramento, según costumbre, pero a nadie más.
En cuanto pueda y sepa, usaré las reglas dietéticas en provecho de los enfermos y apartaré de ellos todo daño e injusticia. Jamás daré a nadie medicamento mortal, por mucho que me soliciten, ni tomaré iniciativa alguna de este tipo; tampoco administraré abortivo a mujer alguna. Por el contrario, viviré y practicaré mi arte de forma santa y pura. No tallaré cálculos sino que dejaré esto a los cirujanos especialistas.
En cualquier casa que entre, lo haré para bien de los enfermos, apartándome de toda injusticia voluntaria y de toda corrupción, principalmente de toda relación vergonzosa con mujeres y muchachos, ya sean libres o esclavos. Si el juramento cumpliere íntegro, viva yo feliz y recoja los frutos de mi arte y sea honrado por todos los hombres y por la más remota posterioridad. Pero si soy transgresor y perjuro, avéngame lo contrario. »
Quiero referirme también a lo que es el llamado acto médico: ¿Qué es? El acto médico, es ese momento en el cual se concreta la relación médico-paciente. Es una forma especial de relación entre personas; por lo general una de ellas, el enfermo, acude motivada por una alteración en su salud, a otra, el médico, quien está en capacidad de orientar y recomendar acciones o fármacos que pueden ayudar al cuerpo a recuperar la salud.
A través del acto médico se intenta promover la salud, prevenir la enfermedad, curar, y rehabilitar al paciente. El médico se compromete a proporcionar todos los medios a su alcance para efectuar un procedimiento (médico o quirúrgico), actuando con apoyo en sus conocimientos, su adiestramiento técnico; su diligencia y cuidado personal es para curar o aliviar los efectos de la enfermedad, sin poder garantizar los resultados, previa advertencia de los posibles riesgos y complicaciones inherentes al mismo.
Las cuatro características principales que distinguen al acto médico son: 1.-la profesionalidad, pues solamente el profesional de la medicina puede efectuar un acto médico. 2.-La ejecución típica, sujeta a las normas de excelencia de ese momento. 3.-El tener por objetivo la curación o rehabilitación del enfermo y 4.-La licitud, o sea su concordancia con las normas legales. Se llaman actos médicos directos aquellos en los cuales mediante la intervención médica se trata de obtener la curación del enfermo. Ellos pueden ser: preventivos, diagnósticos, terapéuticos de rehabilitación, o paliativos.
Ahora bien: no conocí el caso, ya que vivo a más de 1000 kms de la bella Perla Tapatía, pero a priori, se ve que el adolescente Sergio Valente Gallardo Ramos, era ya un chico enfermo. Muy enfermo cuando llegó al hospital, según dicen las numerosas notas subidas a Internet por médicos que si le conocieron. Tenía una obesidad muy importante, una diabetes mellitus tipo 2 descontrolada; era asmático y había entrado en una crisis gracias a la pintura en aerosol, usada en su domicilio, crisis que lo llevó al paro cardiorrespiratorio. En su prolongada estancia, los médicos tratantes efectuaron cuantas maniobras estuvieron a su alcance para rescatar la vida del joven, pero Sergio estaba mal, muy mal años antes de su ingreso hospitalario, sólo que a los padres y familiares les es difícil (como lo fue en mi caso) aceptar nuestra responsabilidad y buscamos afanosamente a quien culpar, pensando de manera absurda, que eso va a paliar nuestro gran dolor.
Este domingo 22, cuando saludé a los médicos reunido al inicio de la marcha y más tarde, cuando frente a la televisión, en los noticieros nacionales vi desfilar cientos, miles de médicos de más de 50 ciudades del país, entre ellas Veracruz, Xalapa, Coatzacoalcos, etc., me sentí orgullosa se ese acto solidario. Algún comentarista dijo que era un “hecho inusitado”. No. Creo que dicho comentarista o era joven y/o bien no se quiso documentar a fondo de la hermandad que existe y existirá entre los médicos. Citaré fielmente un relato del movimiento médico del 64-65, en el que incluso amigos míos, fueron encarcelados en el palacio negro de Lecumberri:
«El movimiento médico comenzó en noviembre de 1964, cuando los residentes e internos del hospital 20 de noviembre del ISSSTE reclamaron el pago de aguinaldos atrasados y 206 de ellos fueron despedidos. En respuesta a los despidos se formó la Asociación Mexicana de Médicos Residentes e Internos (AMMRI) que comenzó a organizar paros que para el día 26 de ese mes ya abarcaban a 40 hospitales del ISSSTE, Seguro Social y Ferrocarriles. El 10 de diciembre el presidente Gustavo Díaz Ordaz, recién entrado en funciones, prometió estudiar sus peticiones de aumento de sueldos y participación en la elaboración de planes de estudios, con lo que el 15 se levantó el paro. El 20 de marzo la AMMAC llamó a separarse de los sindicatos controlados por la FSTSE y propuso la creación de un sindicato de trabajadores de la salud. El 19 de abril estalló otro paro que se mantuvo hasta el 3 de junio y se celebró otra reunión con Díaz Ordaz, que sólo resolvió un aumento mínimo de sueldos pero nada más. Ante ello, los médicos realizaron una manifestación el 20 de abril que fue atacada por grupos de choque de la FSTSE. El 14 de agosto se inicia un paro de residentes y el 23 uno de médicos titulados.
 El 26 de agosto hubo otra gran manifestación; esa noche, la policía tomó los hospitales 20 de Noviembre, Rubén Leñero y Colonia, sustituyendo a los paristas con médicos militares. Al día siguiente las enfermeras del 20 de Noviembre fueron secuestradas por los grupos de choque de la FSTSE. Cientos de médicos, los más activos en el movimiento, fueron despedidos y sus líderes encarcelados.» Fin de la cita.
Amigos médicos jaliscienses: los médicos de México estamos con ustedes.

Alicia Dorantes adorantesc@hotmail.com