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martes, diciembre 11, 2012

Gabriel Fuster: Apología del jarocho

 
GABRIEL FUSTER: APOLOGÍA DEL JAROCHO
En la página 16 del Diccionario Webster de Figuras Literarias, se tiene la definición que acompaña a la palabra “apología” como: El discurso en favor de algo. Un término que se usa frecuentemente en el lenguaje autobiográfico y que tiene que ver con la defensa del autor a los eventos o sentimientos discrecionales sobre un acto controversial indirecto. El libro de San Agustín de Hipona, Confesiones, se halla incluido en este rubro.
A decir verdad, hay un escupitajo de descaro sobre el tazón que llevase Clío a los reseñadores y cronistas. No hay secretos. En voz de Capote, nada dicho a mi persona o visto por mis ojos se halla a salvo de revelación. Se salta de la curiosidad a la metáfora de la olla de presión, para explotar en su sonido si el calor aumenta. Cuatro mujeres beben vino, en el repiqueteo de la fiesta. Al primer síntoma de embriaguez en los ojos negros, la primera mujer confiesa: “¿Saben una cosa, muchachas? Yo soy lesbianísima”. “No digas, amiga”, dice la compañera al lado. Y agrega: “Yo soy mariguanísima”. La tercera mujer se iguala con la influencia de las dos vidas, diciendo: “Yo soy putísima”. La cuarta mujer saluda estupefacta al grupo y revela: “Yo soy chismosísima”. Tengo un momento con Miguel Salvador Rodríguez, que me recuerda un episodio de la novela acelerada de Kerouac, donde un tipo visita a un famoso poeta y le pregunta: “¿Cual es la verdad? ¿Cuál es el sentido de la vida, que tanto hablan los filósofos?”. El poeta entreabre la boca y balbucea en contemplación por un instante, porque tiene el secreto de la respuesta, pero calla y enseguida camina hacia la ventana, para perderse en la caravana de nubes. Baja la mirada a la ciudad y exclama: “Carnal, hay un chingo de hijos de puta allá afuera”. Miguel Salvador no tiene citas prohibidas para nada y nadie, excepto su identidad jarocha. El escritor se detiene en la siguiente parada del tranvía, para abrazar al hijo de puta que lo espera. Sea el hijo de la más famosa sirena, abrazada con el golfo de México. El golfo de México es una extraña curva que evita la llegada de los huracanes al puerto, pero también es el gentilicio. “Apología del Jarocho” es un lamento de guerra, ruge como fagot en concierto. Algo que molesta a Miguel Salvador Rodríguez es la tribu urbana dispersarse al silbido de Cristo en la reapertura de Babel con sus cuerpos, mientras la muerte llorosa desenlaza los zancudos, portadores de costumbres ancianas. Una noche prometió cavar algunas tumbas en la playa. “No es como usted dice”, advierte al comienzo del monólogo. Los impostores de la jerga local, los pocos que se encuentran, no tienen credenciales que digan quienes son. Cuando no se reconocen, recurren al espejo y buscan por el rasguño de la luna que los identifica. Miguel contará su secreto. El jarocho no es una ocurrencia para hacerse pasar por otra persona, por lo que cualquiera deduce de inmediato que el apelativo no tiene nada que ver con Pinocho. Libre como es, el jarocho no le duele una incisión en el corazón para que surja la décima. Y si le gritan “Coño loco”, apresura a estirar la sombra al vaivén de las hamacas, por eso se miran las palmeras borrachas de sol. En el escenario, Migue educa y divierte. Quizás gustaría enseñarte el lunar que tiene, aunque su cuerpo es polvo, como todos. En cambio, hace un recuento de la fundación de la ciudad hasta nuestros días. Cavilante en las piernas de un titán, Miguel Salvador Rodríguez está seguro de agregarle un palmo a su tamaño.

Robert Graves: Dos poemas


El jarrón Hung Wu
Con mujeres como María no hay reglas que valgan.
¿De dónde sacan su desvergüenza? ¿Cómo pueden hacerlo?

Salió con furia, golpeando la puerta con fuerza tal
que un jarrón, en el estante dorado de arriba -tú lo viste,
botín del Palacio de Verano de Pekín
que valía por todos los bienes de mi apartamento-
se bamboleó y cayó...
Yo me serví un trago de ginebra,
apurándolo de un golpe. "Qué le íbamos a hacer?"

Otra vez la campana... María entró serena,
observó sobre la alfombra los pedazos de porcelana roja,
miró hacia arriba, otra vez hacia abajo, condescendiente,
y luego, deslizándose a mi lado para recoger un guante
(su pobre excusa por esa visita inoportuna)
susurró: "Y una cosa que olvidé mencionar:
¡tu jarrón Hung Wu era tan falso como tu amor!"

¿Cómo pueden hacerlo? ¿De dónde sacan su desvergüenza?


Crisoles de amor

¿De dónde vienen los poemas?
¿De los talleres de la mente
como las armas destructoras,
los cálculos filosóficos,
los planes para el mejoramiento del hombre?

¿O nacen simplemente
de crisoles de amor?
¿No podríamos tú y yo juntos,
absortos el uno en el otro,
medir su longevidad?

Pues quién más puede juzgar méritos
o definir deméritos-
Esto continúa siendo tarea de enamorados
unidos indisolublemente en el amor
y de nadie más.

Traducción de Claribel Alegría y Darwin J. Flakoll    


Lilia Ramírez: Lección de las cosas


LECCIÓN DE COSAS
Lilia Ramírez


Mi nieta mayorcita anda muy entusiasmada con retomar la lectura después de algunos meses de sequía intelectual originada por la poca motivación que inyecta en ella el programa escolar para cuarto grado de primaria. Parece ser éste mera repetición de lo aprendido el ciclo anterior, por lo cual su nivel de esfuerzo ha disminuido considerablemente. Sin embargo, a estas alturas, ya rebasado el primer periodo de exámenes bimestrales, con una bagatela de tiempo, sus calificaciones no fueron menores de 9 y 10. Como pertenece a una familia de longevos, le es posible visitar a tres bisabuelos octogenarios en sus propias casas. Para tal fin, sus padres la llevaron a donde ellos viven aprovechando el puente de Día de Muertos. Fue así como un simpático personaje infantil, creado en la década de los 50, se coló hasta el umbral de sus nueve años para renovar su entusiasmo por la lectura. El pequeño Nicolás junto con Lucky Luke, Axtérix el Galo, Oumpah-pah e Iznogud, son los personajes más populares creados por René Goscinny, uno de los escritores franceses de mayor éxito en todo el mundo. De su obra, en conjunto, se han vendido más de 500 millones de libros traducidos a más de treinta idiomas. Según Wikipedia: “En Francia, once escuelas y colegios llevan su nombre, y algunas ciudades francesas, incluyendo a París, tienen una calle llamada René Goscinny. Quizás el más notable homenaje fue el cambio de nombre del Liceo Francés de Varsovia, a "Liceo René Goscinny". En 1998, la palabra Goscinny fue incluida en el diccionario Larousse. Desde 1986, se otorga anualmente el Premio René Goscinny al guionista de historietas más destacado del año.”  El 5 de noviembre de 1977, hace exactamente treinta y cinco años, este célebre guionista e ilustrador murió a la edad de 51 años.
“Joaquín tiene problemas” es uno de los cinco libros de la serie “El pequeño Nicolás”, ilustrado genialmente por Sempé, traducido por Esther Benítez y editado por Alfaguara en 1985. Joaquín es un integrante de la pandilla de Nicolás junto con Majencio, Jonás, Eudes, Rufo, Godofredo y Alcestes. La maestra de todos ellos comienza el capítulo 10 diciéndoles: “Mañana tendremos una lección de cosas muy especial; cada uno de vosotros tendrá que traer un objeto, con preferencia un recuerdo de viaje. Comentaremos cada objeto, lo estudiaremos, y cada uno de vosotros nos explicará su origen y los recuerdos que le trae. Será, a la vez, una lección de cosas, una clase de geografía y un ejercicio de redacción.”
Debo confesar que estas palabras detonaron en mí varias emociones, sobre todo la frase “lección de cosas”. Se me ocurre que la razón puede deberse a varias “cosas”: Primero. La certidumbre de que para mucha gente la palabra “cosa” significa una buena parte del mundo circundante, por lo cual la usa con frecuencia privándose de conocer otros términos de nuestro extenso vocabulario. La pobreza de lenguaje que padecemos, induce a usar indiscriminadamente esta palabreja de cuatro letras. Hay muchas frases hechas que brindan comodidad de uso, pero que inhiben nuestra creatividad y riqueza lingüística. Observe cómo podría ser sustituida la palabra “cosa” por el sustantivo propuesto entre paréntesis, u otro que usted encuentre, en las siguientes expresiones: Te voy a decir una “cosa” (secreto); venga, le voy a dar una “cosa” (premio, castigo, regalo); traiga usted esa “cosa” (caja, silla, libro) aquí; daría cualquier “cosa” (pertenencia) por verte; las “cosas” (malestares, sinsabores, incomodidades) que uno tiene que soportar; qué “cosita” (mujer, persona, hermana, madre, hija) tan linda eres.
Segundo. Soy una apasionada de los viajes. En casa tengo una vitrina llena de pequeños objetos traídos de diversos sitios del país y del mundo. Son boberías, quizá. Pero cada uno de ellos revive en mi ánimo una historia particular, un momento, una persona, un paisaje, una sonrisa, una experiencia compartida o solitaria. Conforman una piedra roseta solamente descifrada por su dueña. Para muestra, un botón: poseo un pequeño alcatraz de cerámica, que es un prendedor. Lo compré en un mercado de pulgas en Florencia, Italia, mi ciudad favorita. Lo levanté del puesto atraída por su color lila, que también es mi favorito. Al darle vuelta descubrí mis propias iniciales en breves letras doradas: L.R. la vendedora me explicó que ella misma lo había hecho y que lo había sellado con su nombre abreviado: Lauretta Rosenbergh.
Tercero. La frase evocó ejercicios diseñados por mí para desarrollar a los alumnos de mis propias clases algunas habilidades como son el trabajo en equipo, la propia construcción del conocimiento, el fomento en la descripción de objetos, el ejercicio de la redacción, el desarrollo de la observación. La lista aumenta cada vez que me lo propongo. La dinámica es muy sencilla: escojo de mi vitrina un número de souvenirs igual al número de equipos de trabajo y los guardo en una pequeña bolsa opaca. En el salón de clases le pido a cada equipo sacar uno de estos objetos de la bolsita. Lo observan por un minuto y después, cada equipo se da a la tarea de describirlo, primero individualmente y después en colectivo. Deben realizar esta tarea por escrito. Después, cada subgrupo da a conocer su trabajo al grupo además de describir el proceso por el que ha alcanzado la conclusión final. De hoy en adelante, a esta sencilla dinámica la identificaré con el gracioso nombre de “Lección de cosas”.
liliaramirezdeoriza@hotmail.com       

 

 

Ivonne Moreno Uscanga: Cisne Negro: EXPOSICIÓN FOTOGRÁFICA DE HÉCTOR OCHOA Y ARISSA HUERTA



CISNE NEGRO:
EXPOSICIÓN FOTOGRÁFICA DE HÉCTOR OCHOA Y ARISSA HUERTA
Ivonne Moreno Uscanga

La recurrencia y la hibridez  en el arte son  importantes  para retomar  la polivalencia de los discursos visuales. Este fue el caso de hace tres años del filme El Cisne Negro, de Darren Arofsky, protagonizada por Natalie Portman.
Debido al éxito de la película, la magia de la coreografía de Tchaikowski vuelve a nuestros sentidos con nuevos bríos. A pesar de la vigencia del ballet El Lago de los Cisnes por estar continuamente en carteleras mundiales y en nuestro  país en el Bosque de Chapultepec, no deja de atraparnos  la trama del popular cuento, donde el bien y el mal están envueltos de magia y excelente música.
 
No obstante es importante aclarar la libre adaptación de la película de  Aronofsky,para realizar el guión. En el original  ballet, no hay un cisne negro, sino la simulación de la protagónica Odette (hechizada junto con otras doncellas en el lago de un bosque) cuando el malvado mago Rothbart, crea la ilusión óptica de Odine y la suplanta, para confundir al príncipe Sigfrido, enamorado de una mujer encantada como cisne.
Estética y psicológicamente el público salimos ganando con la nueva versión, pues  se nos muestra la belleza maniquea por parte del  lado oscuro de una mujer por  alcanzar la perfección.  Se conforma así, a la  danza como el  motor de nuevas creaciones artísticas, cine, adaptaciones coreográficas y fotografías,  pues la trama de El Cisne Negro sigue subyugando mentes como la de Arissa Huerta y Héctor Ochoa quienes hoy nos abren  con su trabajo fotográfico, la ruta de la fantasía hilvanada  con los deslices de la obsesión.
Arrisa ha distinguido su propuesta en la fotografía con una amplia variedad. Empieza con la geografía veracruzana para perfilarse después a las experiencias de fotógrafa peregrina, atrapando el encanto de lagos, cascadas, montañas y senderos verdes y agrestes, en instantes donde la naturaleza se conjuga entre la aparente quietud  de atardeceres y el ojo avisor de las intromisiones de la cámara, hoy la inquieta realizadora, se vuelca a la mujer, a la danza y los bemoles del cuerpo y el deseo, constante donde  la sagacidad de Héctor Ochoa, así como de maquillistas y bailarinas se funden  en   exquisita complicidad.
De este modo la intervención de  la técnica fotográfica de Héctor,  afianza los recovecos de la psique femenina, cuando  captura y obtura,   los anhelos y metas esquizoides de mujeres-cisnes, tornados en  ansiedad y fijación. A guisa de  los instintos del malvado Rothbart. Ochoa- Huerta  revelan en contubernio con el ballet, las fortalezas del discurso fotográfico en constante caza de los seres humanos y sus vicisitudes.

jueves, diciembre 06, 2012

Graciela Carrillo: La carta


LA CARTA
Graciela Carrillo
Pensando en lo que haría en el día, el susurro de una carta deslizándose por debajo de su puerta llamó su atención. Se asomó a la ventana para ver quien la había dejado y alcanzó a ver a un sujeto que vestía jeans y camisa azul, probablemente un mensajero, pues no lo reconoció.
El sobre era blanco, sin remitente, estaba dirigida a su nombre y dirección anotadas al frente. La abrió sin mucho cuidado, pues le impacientó querer saber quien la enviaba. Estaba escrita a mano, en tinta azul oscuro y con una letra un poco difícil de entender. Sin embargo sí podía leerse más o menos rápido. Se reclinó en el sofá de la sala y comenzó a leer. Conforme avanzaba en la lectura se iba enderezando en su asiento. No podía creer lo que ahí decía. ¿Cómo había pasado eso? ¿Cómo se había enterado? Seguramente fue en los días en que estuvo fuera de la ciudad. No se habían visto desde entonces y no le había dado mucha importancia, pues últimamente se frecuentaban menos que antes. Lo que decía la carta iba cambiando de tono de párrafo en párrafo, comenzó en forma entrecortada, luego se hizo más rápida y reclamante; al final se tornó amable.
A pesar de ello, su boca comenzó a secarse y un sudor frío le humedeció el cuerpo; la incomodidad le invadió. ¿Qué hacer? ¿Devolver la misiva? Eso traería problemas. Lo presentía. Lo pensó mejor y decidió dejar las cosas como estaban. Se recostó de nuevo en el sofá. Las lágrimas asomaron a sus ojos.

 

 

 

 

 

Alicia Dorantes: El trabajo del artista


Aquel día…

 Alicia Dorantes

El trabajo del artista es profundizar siempre el misterio.

                                                           Sir. Francis Bacon

 
Cuando sonó el timbre y salí a la puerta, el hombre se había marchado. Debía de tener prisa o no interesarle el contenido de la carta. Sólo alcancé a verlo, al dar la vuelta a la esquina. Vestía un pantalón azul marino, camisa de color azul claro y una cachucha descolorida, que le protegía la cara del sol otoñal.
Abrir la carta fue una sorpresa por demás desagradable. Me anunciaba el fallecimiento de mi buen amigo Sergio Peregrina. Como suele suceder en esos momentos, la memoria inconsciente caminó hacia tiempos lejanos y me recordó algunas de las charlas, que le escuché al maestro. Recordé un festival de títeres y titiriteros que hubo en el IVEC, en donde comenzó por definir a los títeres. Dijo: «Quizá la definición más sencilla y a la vez, más completa de títere, sea la propuesta por el argentino Ariel Bufano: «Se trata de cualquier objeto movido en función dramática». En esta aseveración, los conceptos de objeto y movimiento se complementan con el sentido dramático de la acción: el objeto no debe moverse por moverse, sino con el propósito de adquirir un significado; debe ser un personaje dentro de un conflicto y cumplir una función dramática.»

Continuó diciendo: «Bil Baird definió al títere como «una figura inanimada que se hace mover por medio del esfuerzo humano ante un público, y agregó: «la necesidad del espectador; su afirmación apunta más bien hacia el teatro de títeres, que como todo arte, comunica ideas, emociones y sentimientos y no olvida que toda comunicación carece de sentido sin la presencia de un receptor.»

«En ambas definiciones salta a la vista un denominador común: el primer requisito de un títere es que se mueva. Estos conceptos los he tomado prestados, del libro de Freddy Artiles: «Títeres: historia, teoría y tradición.» Y concluyó su charla: «Hoy día, para fortuna de grandes y pequeños, los títeres viven un nuevo boom. En general en este espectáculo teatral, los actores son muñecos manipulados por seres humanos. Con la voz que les caracteriza, empírica o apasionada, puedo decir que existen muchos y muy diversos tipos de títeres, sólo por citar: los muñecos de sombras, los guiñoles de mano, o de varilla, las marionetas, los muñecos orientales, los títeres de guante, etc.». Luego, la voz de Sergio Peregrina se fue perdiendo lentamente entre los ruidos del presente y los silencios del pasado.

Gracias Maestro, por haber hecho infancias felices, entre ellas las de mis nietas, sus fans. Recuerdo cuando presentó «El hombre y el mar», obra basada en la escrita por Ernest Hemminguay «El viejo y el mar» allá en el Cevart… Al inicio, llamó a todos lo pequeñines para que ocuparan los primeros lugares: justo en el suelo, y al terminar, les presentó a los personajes de la obra: el viejo, su bote, el mar azul e inmenso, el pez pescado… y el horrendo y fiero tiburón.
Gracias, Maestro: donde Usted esté, sepa que se ha llevado los corazones de muchos de nuestros niños veracruzanos. El hueco que deja su ausencia, será difícil de llenar. Ojalá hubiera más «Dragones rojos»… le aseguro que el mundo violento que hoy vivimos… estaría mejor…

Alicia Dorantes

26-XI-2012

miércoles, diciembre 05, 2012

Raúl Arteaga Pérez: Sin remitente

SIN REMITENTE
Raúl Arteaga Pérez
 El día de hoy, un hombre vestido con playera azul, jeans y tenis blancos, ha dejado un sobre debajo de mi puerta; abrí, y el tipo echó la carrera; como todo un desgraciado y cobarde, no quiso dar la cara. El sobre tiene mi nombre escrito a máquina, pero sin remitente ni matasellos. Contiene varias hojas. Creo que no se trata de una invitación para una fiesta del maldito de la colonia. ¿Qué contiene el sobre? Malas noticias, no; esas vuelan. Además he recibido ya todas: las malas y las peores. La única buena noticia fue cuando del asesinato del que fuera mi padre; cocido a puñaladas, le dieron tantas como los sufrimientos causados en vida por él.  A lo mejor es una antigua novia; puede ser Ernestina, viuda reciente, o la Toña, que a fuerza me quería enredar entre sus piernas. O Rosa, la Rosita  a quien sí quise, pero Omacita dijo “No: será tu perdición; escoge, ella o yo”. Y la dejé de ver. Las otras, si es que me recuerdan, será con odio y resentimiento. Y para una mentada de madre, es mucho sobre y demasiado papel. No me atrevo a abrirlo. Prefiero esperar, voy a pensarlo, a recordar. No  sé, tengo miedo; el sobre me espanta más que una pistola en la frente. Tal vez encuentre respuesta en mis sueños: un vaso de leche caliente, un Diazepam, y a dormir.
Son las tres de la mañana y no puedo conciliar el sueño. Tengo miedo ¿Qué hago? Claro, pedir ayuda a Omacita, ella resuelve todas mis dudas; decide lo mejor  y lo que más me conviene.
─Omacita, disculpe que la moleste y entre sin permiso a su recámara, pero tengo un problema. Mire, me llegó este sobre. No sé quien lo envía, tiene mi nombre, pero sabe Dios quién lo manda. Un hombre lo echó debajo de mi puerta… tengo miedo de abrirlo, ayúdeme Omacita. No, no debo vidas, ni tengo amigos o enemigos. ¿Enamoradas? Usted las conoció…Sí, ya sé: ninguna me convenía. ¡Ayúdeme, Omacita! Ya me perdonó ¿verdad? Es más, agradeció que le quitara de penas y sufrimientos. “Te perdono porque me haces un favor”. Eso me dijo usted. Me lo gritó y yo apreté fuerte. Ande, ayúdeme por favor. Omacita… le pido que regrese, venga por mí; mire a su huérfano desesperado, al que la extraña. Vea mi soledad: no lloro por mí sino por usted, porque me ordenó abandonarla, librarla de la moserga de su hijo. Estoy solo, muy solo. Sabe,  Omacita: las lágrimas en solitario salen del alma, son ácidas y duras, no ruedan; se encajan en uno y ahí se quedan. Omacita, deje que la abrace y deje que duerma a su lado, como cuando niño.
Me quedé bien dormido. Estoy como trapeador exprimido. Gracias Omacita, ya sé qué hacer: compro un sobre grande, allí meto el que me llegó hoy, voy al correo, le pego las  estampillas, lo mando a mi nombre y dirección y lo echo en el buzón. Cuando el cartero me entregue la correspondencia, podré abrir los dos sobres. Sin miedo, tranquilo, pues ya sabré quién lo envía.
 FIN
 

Isabel Lorenzo: Y yo tan sola


 
Y YO TAN SOLA
Isabel Lorenzo
 

 Llevaba en la mano el sobre que, un hombre vestido con camisa azul había dejado días antes por debajo de su puerta. Seguía sin encontrar una lógica, Dentro de él estaba  una fotografía de un lugar   conocido de la infancia,  en ella el hijo muerto hacía unos años en trágicas circunstancias, pero más embarnecido, más maduro, diría que se la habían tomado hacía poco. El autobús arranco envolviéndolas en una nube de polvo. En el camino boscoso,  una muralla de piedra  rompía el paisaje; al frente la reja,  desde donde se veía  la  casa de paterna. La acompañaba Juana, la hija todavía adolescente. Juana, su compañerita siempre invisible. 

El timbre tocó con intensidad.  Una mujer joven y colorada salió hasta la reja.  

-         Dígale a don Juan que llegó su hermana.  

Y el hombre que parecía esperarla salió a abrirle.-          

-         Pásenle , caminando con energía impropia de su edad, las adentro hasta la sala. 

-         Ya sabes porque estamos aquí, verdad. Fuiste tú, dijo. Tú el que dejaste esta foto en la casa. Confiésalo, no te reconocí  ese día porque ya estabas lejos cuando abrí la puerta ; pero ahora me doy cuenta.

El hombre agacho la cabeza. Ella seguía mientras que las venas del cuello se le saltaban. 

-¿De qué se trata esto? dijo haciendo a un lado el intento de saludo del hombre  que incómodo lo desvió hacia la jovencita. ¿Es cierto que esta mi hijo está vivo? ¿Qué tienes que ver con ello?  Como puede ser, nosotros  estuvimos  en su entierro. ¿No es aquí- dijo señalando la foto- donde nos dijiste que se había ahogado? Te das cuenta del dolor que has causado innecesariamente. 

- Esperaré a  que te calmes y entonces podremos hablar. Ahora estas muy excitada. Sí,  fui yo quien te hizo llegar la foto. No quise hablarte porque no me hubieras recibido, llevamos tiempo muy distanciados, justo desde la muerte de Marcos. 

-         Por eso me parece tan inverosímil todo esto.
 
-         Yo sabía que ibas a reconocer el lugar y que eso te daría un tiempo para que fueras asimilando

qué Marcos está vivo. 

-         Explícate, por qué permitiste mis insultos, porque no te defendiste cuando te culpé. ¿ Ésta es otra de tus grandes ideas?  

-         Ya…tranquilízate mujer, yo necesito que estés calmada para que pueda llamarlo y el mismo te lo explique. Por mi no te preocupes,  mi interés fue siempre apoyar a tu hijo que lo necesitaba porque tú estabas demasiado ofuscada para escucharlo y tu Juana, espero que puedas perdonarme también, se lo terrible que fue quedarte sola; pero gracias a tu existencia  acepte ayudar a Marcos. Nunca hubiera permitido que tu madre  padeciera por ello de no saber que tú ibas a estar a su lado;  ahora que el peligro ya pasó supe que era el momento de hablar con ustedes  y ponerlas en conocimiento de todo lo que sucedió. 

-         Por favor, si  Marcos esta por aquí queremos verlo. Abrazarlo… Nunca pude superar su muerte. El extraño testamento en el que te dejaba todos sus bienes como si me estuviera castigando.  El cambio que tuvo mi esposo cuando me supo sola y porque no decirlo arruinada… Un infierno ha sido todo, un infierno. 

Tras la rústica puerta de cedro apareció la figura de un hombre alto, joven,  atravesaba su mejilla una cicatriz. Corrió hacia él y lo abrazó, pero seguido lo golpeó en el pecho y comenzó a llorar convulsivamente. 

-         ¿Pero por qué hijo? ¿Por qué me hiciste esto?  ¡Mírate, tan fuerte y tan grande! ¡Cuánto te he llorado! 

-         Ven vamos a sentarnos, ven tu también Juana. Sentemos nos aquí en el corredor. Venga tío, no se quede ahí.-          

Todo empezó desde muy atrás ma, cuando te casaste con  Don señor. Apenas tenía yo trece años y ya me daba cuenta de todo lo que pasaba, pero cuando te preguntaba me decías que tu también tenias derecho a ser feliz.  La verdad no entendía tu forma de ser feliz. Tuve que hacerme a la idea de convivir con él sabiendo que no era un ejemplo de bondad precisamente, tan diferente a papá. Mi refugio era venir aquí, al rancho a trabajar con el tío. No soportaba los malos tratos que te daba y que aceptabas como si fuera normal.

-         Si ya lo sé.  Era un descanso cuando te venias y dejaba de oírlos pelear. Siempre fuiste demasiado celoso.-          
 
-         No, no eran celos, no soportaba verlo gastar tu dinero, los coches, el juego,  las mujeres. ¡Mamá, en diez años se acabo tu herencia! La herencia de mi padre que tanto trabajo le había costado. Pero lo peor no fue eso.  Yo descubrí muchas cosas,  la clase de gente que metía en la casa cuando hacia las timbas de juego y que curiosamente tú no te enterabas, los abusos de confianza, el acoso para todas las mujeres que trabajaban con nosotros y que no te decía, porque entendí que tú lo soslayabas, te hacías de la vista gorda para no enfrentarlo.  

-         Te entiendo, hijo pero él no era así al principio. Cuando me quede viuda el me ayudo mucho, hijo, fue un gran apoyo para mí. Yo no sabía nada de negocios. Tenía dos hijos uno de trece  y una de dos. Entiéndeme. En la casa hasta las compras las hacia tu padre, yo nunca supe moverme sola es difícil de entender para una persona que se mueve sola desde chica, pero el miedo al exterior te paraliza y aceptas muchas cosas, porque además las llegas a creer normales. 

-         Ay mamá, a lo único que te ayudó fue a quedarte viuda.

-         Hijo, qué cosas dices, tú eras muy pequeño, en que te basas para semejante acusación. 

-         La verdad es que papá descubrió que su contador tenía deudas de juego muy grandes y que tomaba prestado de la caja;  quiso deshacer su sociedad. Había perdido la confianza en él. No se como, pero el mismo me lo confesó el día que me hizo esta marca, dijo tocándose la cara- me lo dijo. “Ándate con cuidado porque por menos maté a tu padre y lo mismo le puede pasar a tu madre.” No podía contar contigo mamá. No me lo hubiera creídos, pero ese hombre hablaba en serio y me dijo que yo sería el siguiente si no me disciplinaba, que necesitaba mi herencia porque tú capital estaba muy menguado y si no se daba por las buenas lo tendría por las malas. Tuve miedo, por eso, esa misma noche me vine a trabajar con el tío y fingimos mi muerte. Primero hicimos el testamento a favor de él, porque una vez muerto yo,  también te lo quitaría todo. Por eso mismo se pudo una pensión para que nada te faltara que solo Juana podía cobrar. ¿Entiendes todo? 

-         ¿Pero el cadáver? Yo te vi muerto. 

-         Tuve que arriesgarme,  coincidió que uno de los mozos murió  ahogado en la presa, fue su cuerpo el que estuvo en mi lugar y con el maquillaje y la disculpa del ahogamiento todo hinchado,  la verdad es que no fue más que unos minutos lo que se levantó la tapa y mi tío le pidió a Juana que solo ella y tú me vieran a través del cristal, gracias también a que te pidió que no trajeras a ese hombre no hubo mayor problema. Ya después se incineró y no quedó ningún rastro.  

-         Lo recuerdo bien. Realmente no pude reconocerte pero no me quedaron dudas de que fueras tú. Estaba muy impactada.  Siempre pensé que tu tío alimentaba tu rencor hacia él, Que él era más culpable porque tu al fin y al cabo eras un joven. Mucho tiempo pensé que si no te hubiera permitido venir y estar aquí, no te habría pasado nada. Me fue muy difícil entender. Lo siento, hijo, si lo hubiera sabido….Hijo; dijo la mujer bajando la voz.-  No habrás tenido nada que ver con la muerte de… 

-          ¿De ese hombre? ¡No claro que no! No te voy a decir que no me alegra que esté muerto, pero no tuvimos nada que ver. Lo cierto es que hace unos meses se le ocurrió venir por aquí para amedrentar a mi tío y que te devolviera el rancho que según él te correspondía. No me vio pero yo si lo vi. Había pedido dinero prestado porque apostó a los caballos lo que no tenía. Aquel día que vino se dio cuenta de que a mi tío no podía amedrentarlo y no podía vender el rancho que era más complicado de lo que pensaba, mi tío no guarda las escrituras aquí. Después, ya lo sabes tú, apareció muerto con un mensaje en el pecho…No mamá no te preocupes yo nunca me hubiera vengado de esa forma, se que la deshonra sería peor que la muerte, porque te alcanzaría a ti también. Cuando nos enteramos de su muerte  lo hablamos  y  te mandamos la foto. Como comprenderás por ahora, no puedes decir que estoy vivo, yo tomé el nombre de la persona que enterramos, su mujer vive aquí ayudando en los quehaceres a l tío y no le falta nada, a cambio se le está dando carrera a su hijo y un buen dinero.  En estas  latitudes alejado de todo estoy bien. Salgo de vez en cuando pero bien. He descubierto muchas cosas que ignoraba. La gente me respeta y los dos años de veterinaria me han servido mucho porque he podido ayudarlos a combatir la pobreza y tenemos muchos proyectos  que los va ayudar. Desde aquí te seguiré mandando para que nada te falte y cuando quieran, pues saben que son bien recibidas.  

-         Ramón, dijo la mujer. Quiero darte las gracias por todo lo que has hecho por mi hijo. Perdona mi  forma de actuar. Nunca entendí que yo estaba mal, pensé que era rebeldía sin más. Y sí, a lo mejor no debí de pasar algunas cosas, pero siempre fui una mujer ignorante y dependiente como ya saben ustedes y cuando el socio de mi marido me propuso matrimonio, pensé que era la mejor opción, un hombre que conocía de mucho tiempo, que siempre había sido respetuoso con nosotros. Después cambio; y cambio mucho. Sobre todo cuando murió Marcos. Entonces hasta golpes tuve que soportar….Fue un infierno… un verdadero infierno.

 

-          

-Lo sabemos pero no había forma de rescatarte, sólo tendrías que haberlo dicho y se habría podido. Pero estabas enojada por la muerte de tu hijo, como si yo hubiera sido el culpable. No creas que no te entiendo, aunque siempre me dolió tu actitud, nunca te guardé rencor es bueno que sepan que son mi única familia y que por ustedes haría lo que fuera. Tú siempre fuiste mi hermana mayor y me diste cobijo; no olvido que gracias a Marcos (tu marido) que rescató este rancho de los bancos pude yo seguir trabajando aquí y hacerme un hombre de bien cuando murieron nuestros padres.  Respecto al rancho y  las propiedades que están a mi nombre, una vez que se arregle la situación de Marcos volverán a su cargo. Pero todavía hay que hablarlo ponerse de acuerdo en lo que se va a declarar para que recupere su personalidad. 

-¿Y tu Juana, no dices nada? 

-En la cara de la muchacha apareció una sonrisa. No mamá.  Lo descubrí hace tiempo, un día que me vine de escapada con los amigos de la universidad y Marcos estaba en el Salto del Agua, ahí fue donde tomé la foto. Me explicó y entendí,  no quise dejarte sola. Me prometí, que a no ser que se metiera conmigo, aguantaría por ti.  Marcos y el tío siempre estuvieron al pendiente de nuestras necesidades, y no se le ocurrió otra salida mejor, de haber seguido puede que hubiera pasado una desgracia mayor. 

Se hizo un silencio denso, la mujer sonrió mientras le resbalaba una lágrima por la mejilla.

-          Y yo tan sola

 

 

 

 

 

 

   

 

martes, diciembre 04, 2012

Hindra Ceballos López: Poemas sobre oculta carta




POEMAS SOBRE OCULTA CARTA
Hindra Ceballos López
 

DELIRIO MARINO  

 Entre brumas de sueño,  esta mañana  le vi:
vestido de azul, dejaba entrever  gris nuboso.
Deslizó  un sobre bajo mi puerta,
una carta con aroma salino,  granos de arena
y aleteo de gaviota.

Adivino sus letras, la leo,  él pide presencia:
mis huellas añora, declara inquietud. 

Mi mar con reflejos de cielo,
es quien bebe mi tiempo en atrevida aventura,
me habita y transfigura reflejándome en su rostro,
atrapa en la noche destellos  de estrellas
 o  claros de luna
y enciende en mis  pupilas infinitos resplandores,
nos amamos: acaricio su infinito, lame mis pies. 
Arrobada en sus olas soy tiempo desintegrado
que se sueña espuma  ondulando su  grandeza,
soy la amante que  escucha historias,  cuida misterios
y atesora en los oídos el susurro amoroso que suena
a rumor ancestral.

La brisa deja en mi rostro tesituras de su esencia
ritmos de madrugada y besos salados.

 

DELIRIO II

 ¿Quien eres secreto cartero
que traes en tu ropa  el azul del anhelo
y ese gris de penas?
¿Qué trae tu misiva a mis manos?
¿Acaso el anuncio de una despedida?
¿Nota contundente de que ya se fue?
¿La negra certeza  de no tener más
la luz de su vida sobre mis almohadas?
¡Vete! ya te reconozco, te llamas olvido.
No me des la carta;
lo que notifica… eso, ya lo conozco:
me lo dijo el mar hoy que lo dejé.

DELIRIO III

Viniste a  buscarme cartero del mar
En tu mano,  un sobre color de nubes
resguarda  una carta  escrita con sal.
Sin leerla  presiento ya  su contenido,
vibramos los dos en la misma ausencia
ya que  soy su brisa y él es mi suspiro.

 

DETRÁS DE ESAS PALABRAS 
  
I
Germino con tu rocío 
tiemblo en éxtasis de grandeza
cuando descorres mi ceguera
y miro como surge el universo
en un grano de mostaza.

II
En ti soy libre: despliegas mi absoluto
acaricias el vacío en que expando pensamientos
brillas con la paz que convierte tu voz en mi silencio:
es entonces que vida y muerte se besan suavemente.
 

III              
Rumor de gozo es la evocación
que te recrea,
surgen fantasmas con aromas de tu selva,
juegan  con el íntimo
anhelo de mirarte en mi poesía

IV              
Me conoces.
Soy el libro en que gozan tus pesquisas.
Mi ambrosía no se oculta en la mirada
ni conforta la entereza que sostiene mi altivez.
Adivinas el suspiro
que en ti nutre su vehemencia…
Me conoces.