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viernes, febrero 25, 2011

Reflexiones Zen

1.- SHIDARTA EL BUDA.

Sidharta era un joven indio que hace dos mil quinientos años observó el mundo del sufrimiento en los demás a través de sus enfermedades, miseria, vejez, engaños, guerras, muertes, desilusiones, pérdidas… como las de hoy y se preguntó por qué sufrimos tanto, qué sentido puede tener.
Dedicado desde entonces a la meditación y sintiendo el dolor propio y ajeno, continuó preguntándose cómo debería vivir el Hombre para evitarlo.
Esforzándose durante años en profundizar en la consciencia, el Buda, el que despertó a la lucidez, encontró las claves y las trasmitió a los de su linaje, los pertenecientes a la Orden, directamente, de espíritu a espíritu y de generación
en generación.
Se trataba de realizar nuestra auténtica y Propia Naturaleza sobrepasando y desapegándose de la condición humana egocéntrica, adquirida en la existencia. Vivir era esto, según sus Enseñanzas realizadoras. No es aprender a vivir, sino vivir cada vez que realizamos sus Instrucciones.
Zazen es la vida y la vida es Zazen. Sólo eso, vivir para el Camino y no para uno mismo, es vivir, es encontrarse a uno mismo. Indagar esto, practicándolo, es Caminar, realizar.
No se trata pues, de no tener emociones, proyectos a corto plazo, gustos o pensamientos, sino que no te dominen como otras adicciones y te conviertan en un “ser sintiente”, sufriente. Realizar esa libertad y dedicarse al Camino
rompe los límites de lo mundano y lo de todos los días, lo ordinario, se hace real, ilimitado.

2.- SHIN-DO. EL TORII O LA PUERTA DEL ESPÍRITU.
El arco rojo de la contraportada es el Torii tradicional japonés y nuestra Sanga con vestimenta de verano. El Torii señala la proximidad de un Templo. Es “una puerta al campo” que ni
abre ni cierra nada. Una puerta sin puerta. Representa que la vida está separada de la muerte por una sutil línea, que se pasa de la una a la otra sin verlo. Vivimos y morimos a la vez.
El Torii suele tener dos perros dragones o dos leones. Uno, con la boca abierta y al otro lado, otro con la boca cerrada.

3.- ¿QUIÉN ERES? ¿QUÉ TAL ESTÁS?
Si miramos con tranquilidad esta pregunta, seguramente nos va a parecer una indiscreción. También es cierto que la gente sale del paso por peteneras, con frases hechas y evasivas hasta el abstracto ¡ velai! castellano pasando por ¡ya ves! ¡tirando!, ¡se hace lo que se puede!...demostrando que no quiere saber nada. Es un ritual cívico amistoso y de ascensor. A los conocidos “se les da la mano”.
En Daidoji señalamos otra cosa con esta pregunta y es el nivel de consciencia impersonal (que en el sentido egótico es completamente personal, sobre todo en el caso más afectuoso e interesado que son los allegados, amigos y familiares). El nivel de consciencia impersonal es el nivel de consciencia
natural, del entorno natural, la percepción por los sentidos sin pensamiento. Se trata de un ejercicio de presentización, del Aquí-ahora sentido por los sentidos.

4.- HAZLO TÚ MISMO.
Uno de los aspectos más interesantes, convincentes y  apasionantes del método Budista Zen es que el propio sujeto despertará con sus propios esfuerzos y, claro es, siguiendo las Instrucciones. Es una colaboración íntima con su Propia
Naturaleza.
Uno mismo se hace cargo de sí, después de haber responsabilizado a la familia, la escuela, la sociedad… Ahora le toca a uno mismo coger las riendas, hacerse cargo (cargar con el propio cadáver, decimos en el Zen) de sí. Se trata de un test, un compromiso propio frente a la debilidad y el abandono.
Decimos: “el que se para, separa”, el que se detiene, no pasa. A la Toma de Refugio (ponerse bajo el paraguas del Zen) lo llamamos la Entrada en la Corriente (de la Enseñanza). El trabajo está en remar y remar hacia la otra orilla y una vez allí, abandonar la barca.
Gya te-Gya te ara Gya te… Sowa ka.

Gibran Jalil Gibran: Reflexiones

GIBRAN JALIL GIBRAN
REFLEXIONES
EL AMOR

Se cuenta que el zorro bebe junto al león de una misma fuente. Y se dice que el águila y el milano devoran juntos la carroña sin disputas y en total armonía.
¡Oh, justo amor! Tú que has refrenado el capricho de mis pasiones con poderosa mano, y has convertido mi hambre y mi sed en altivez y magnanimidad, no permitas al fuerte soberbio que habita en mí comer el pan ni beber el vino que cautivan mi débil ser. Hazme recordar mejor y habré muerto de hambre. Deja mi corazón inflamarse de sed. Será mejor morir y extinguirse que tomar en la mano una copa que tú no has llenado, ni un vaso de licor que tú no has bendecido.

LAS CUATRO RANAS

El saber y el medio saber

Estaban cuatro ranas sentadas sobre _un grueso tronco de leña que flotaba a la orilla de un anchuroso río. Una ola fu­riosa arrastró al tronco hasta la mitad del río, donde la corriente lo condujo con el curso del agua. Alborozáronse las ranas por el encanto de su expedición y comenzaron a saltar sobre el tronco porque jamás se vieron navegar mar adentro. Pasado un momento de silencio la primera rana gritó:
- ¡Qué tronco más curioso y extraño! Mirad, compañe­ras, cómo viaja igual que los seres vivientes. Jamás he visto ni oído hablar de cosa tan parecida.
La segunda rana : -Este tronco no camina, se mueve, amiga mía; y tampoco es extraño y curioso como te lo has imaginado. Las aguas del río que corren de por sí hacia el mar conducen con ellas a este tronco que a su vez nos con­duce con él.
La tercera rana: -No, por mi vida, compañeras, os equi­vocáis. Es una divagación la vuestra. Ni el río se mueve, ni el tronco. Es nuestro pensamiento el que se mueve dentro de nosotros y él es quien nos conduce a creer en el movimiento de los cuerpos inmóviles.
Discutieron largamente las tres ranas sobre qué era lo que se movía en realidad, llenando la quietud del río con sus gritos y su perturbador croar.
Como no llegaron a ningún acuerdo, pidieron la opinión de la cuarta rana. Esta, que hasta entonces no había dicho esta boca -es mía, sino que las escuchaba con atención, habló de la siguiente manera:
-Todas vosotras habéis tenido razón, compañeras, y ninguna se ha equivocado en sus razones. El movimiento está en el río tanto como en el tronco, como en nuestro pensa­miento al mismo tiempo.
Este fallo conformó a las tres ranas en disputa, porque cada una quería tener la razón.
Cuéntase que lo que sucedió después del fallo de la cuarta rana fue cosa curiosa en el reino. Las tres ranas hicieron la paz entre ellas y en un conciliábulo ejecutivo resolvieron echar a la cuarta rana al río.
Y la arrojaron al agua.

LOS OTROS MARES

Cierto día dijo un pez a otro:
-Por encima de nuestro mar existe otro. En ese mar hay diversos seres vivientes que viven como nadamos y vivimos nosotros aquí.
-Son fantasías tuyas -le contestó el otro pez-. ¿No sabes, hermano mío, que cada ser viviente que deja nuestro mar un momento moriría? ¿Cuál es entonces la prueba de la existencia de otros seres vivientes en otros mares?

EL ARREPENTIMIENTO

En una noche oscura entró un hombre a la quinta de un vecino, robó el melón más grande que encontró a manó y se lo llevó a su casa. Después de partirlo, lo halló verde. Enton­ces la conciencia le aguijoneó y llenó de reproches.
Y el ladrón se arrepintió de haber robado el melón a su vecino.

LA ESENCIA SUPREMA

Y sucedió que después de la ceremonia de la coronación de Nufsibaal, el rey de Yubail, éste se dirigió a su gabinete. Era una alcoba privada que los adivinos del Líbano construyeron para él. Hallándose solo, se detuvo en medio de su gabinete pensando en el poder ilimitado que poseía como rey de una comarca que otrora era un vasto imperio.
Había allí un espejo que ostentaba un artístico marco de plata, regalo de su madre. Y mientras se quitaba la corona y la púrpura vio con gran, asombro que del espejo salía un hombre desnudo y se adelantaba hacia él. Aterrorizado, el rey gritó:
-Hombre, ¿qué quieres de mí?
-Una sola cosa quiero de tí. Dime, ¿por qué te han coronado rey de Yubail?
-Me coronaron porque soy el hombre más noble de entre ellos.
- ¡Por Dios! Si fueras más noble de lo que eres, no hubie­ras aceptado el reino.
-Me coronaron porque soy el más caballero y más fuerte de entre ellos.
-Si es cierto que eres el más caballero y más fuerte de todos ellos no deberías haber aceptado el ser su rey.
-Mi pueblo me coronó porque soy el más sabio que hay entre él.
-No, por Dios; si hubieras sido más sabio de lo que eres ahora, no habrías admitido que te eligieran rey de Yubail. Cuenta la leyenda que ante las palabras del hombre des­nudo que salió del espejo cayó el rey de bruces y luego pro­rrumpió en llanto.
El hombre desnudo lo miraba con compasión y ter­nura; se sentía triste ante la estupidez e idiotez del rey. Tomó luego la corona que había rodado por el suelo y la colocó nuevamente sobre la humillada cabeza del Rey y volvió a entrar en el espejo, tal como había salido, mirando a Nufsibaal dulce y cariñosamente.
Al despertarse, el rey miró al espejo y no vio allí más que a su propia persona con la corona puesta en la cabeza. 

Gabriel Fuster: VARIOS




Gabriel Fuster
VARIOS

DE TU ARTE A MI ARTE; PREFIERO, YA SABES.

Flaubert demostró estar por encima del criterio burgués
del amor, al juicio de una puta
Gauguin rompió con sus lazos matrimoniales, que ni siquiera
es una naturaleza muerta.
Wagner dejó bastardos por doquier, entre las cosas taimadas
que podía hacer con su batuta  
Todos y cada uno rechazaron su domesticación dentro del hogar
probando que el genio sacraliza la bohemia

Excepto en el barroco ejemplo de Johann Sebastian Bach,
resistiendo el duro escrutinio bajo lupa
no una vez, sino dos, su silencioso gesto de esposo modelo
con veinte hijos y una fea sirvienta
algunos hombres ya hubieran cumplido la orden de retirada
en lo que se entiende hoy como una fuga
pero el músico venció las ansias irresistibles de juntar los órganos
y tocó su material en todas las iglesias

Visto es que el arte es el acoso de la inspiración
si ésta se deja.



FRONTAL

Los lexicógrafos
fijaron su gran redada de sinónimos
para referirse a la misma deficiencia de ropas.
O abrigo.
A mis ojos,
la diferencia por pies y cabeza
es tan sutil como incidir la verdad al haz de la mentira,
cual fueron las disculpas a los estudiantes con Luis Echeverría,
hablando a calzón quitado
de lo que son pornografía y desnudo artístico.

Pita Amor
era adicta a pasear desnuda.
En la edad media, mostrar la vagina
estaba castigado con pene de muerte.
El ojo hipocrático ve simple anatomía.
El escultor mira el primer cubo de la creación.
En los campos nudistas se conocen los nudos scouts,
de lazo fuerte.
Lady Godiva monta una toalla absorbente.   

La pornografía es hirsuta,
el desnudo artístico es depilado,
pero ambos tienen el mismo efecto
que salvarse de morir por un pelito.
La hoja de parra
es el último paso antes de coquetearle a la sinapsis.
La censura del sexo es igual a vender aire enlatado.
Tienes todo el que quieras fuera y gratis.

Tu cuerpo es bello
ante la revuelta de los textiles.
Los astrónomos hallan pubis en el monte de Venus.
Ayuda saber un poco de inglés
si has sido invitada a un streaking
Por ejemplo, no bañarse
en protesta simbólica ante el derroche del agua.
Puedes dejarte el sombrero puesto, Joe Cocker canta


DECANO DE LA PRENSA NACIONAL

Desde niño
aprendió sus diferentes usos como papel de envolver,
papel de limpieza, tapete para jaulas o relleno de corpiño

sentado en cuclillas
comenzó repasando las tiras cómicas, desde el Gato Félix hasta Trucutu, 
y sucede que la nueva altura de los pantalones, obliga a leer en las sillas

El gusto cambia a la vasta sección de deportes
aprendiendo el juego de los nuevos gladiadores
hasta que ocurre la experiencia de su primer baile -
Marcadores y equipos son olvidados por la foto de Sociales

Aprendiendo a vivir lejos de casa y por su cuenta
mira como amanece el dólar dentro de la sección financiera 
Los avisos de ocasión agrupan óvalos en ventas o empleos
como plegada discreción que antes debe ganarse un peso

La sección Policiaca es la página de Sociales de los pobres
aunque no indica cuanto miden las altas horas de la noche
ni que tamaño tiene el ombligo del cuerpo de bomberos
pero es consulta formal cuando uno ya no se reconoce al espejo

Convertido en severo marido, da fin a Espectáculos. Bueno, casi,
de no ser por su esposa atenta a la farándula, escándalos y paparazzi
El periódico ha sido el mejor amigo de café, a lo largo de su vida
Si una palabra estuviera mal escrita en el diccionario, nadie lo sabría

Primera plana
es la aproximación lasciva, cuando los ojos ya no ven sin uso de lentes
y es igual a referirse a las mujeres con talla temprana

A la edad de 80
para leer noticias frescas, basta sacar los empaques del refrigerador
y evadiendo consultar las publicaciones de esquela

Adiós, adiós noticia de ayer
hay buenos tipos que resucitan, para no interrumpir su subscripción
Cuando su batería murió, ahí permanecía el Prensauro Rex


miércoles, febrero 16, 2011

Lucinda Altamirano: Secuelas

SECUELAS
Lucinda Altamirano

En la línea púrpura
emanada de las heridas
el  yo más interno 
recupera la voz que
que pone fin al sufrimiento


Entre sombras 
cosidas al miedo
la voluntad asoma
las garras
para liberarse


Nula es la opción
si detenerse arriesga
hundir la carne  en 
el movedizo suelo


Anticipo padecer
las secuelas de
un adiós definitivo


Llevo el cuerpo cubierto 
de cenizas:
fuego en besos,
ardientes caricias:
muerte tanta que 
ha entumecido mi alma


Fase terminal 
de una historia...
cuyo epígrafe hablará


            de quien tanto AMÉ

YATZIL REYES MORALES

“El hada y el unicornio”
Por. Yatzil Reyes Morales
(14 años de edad)

Mucho tiempo después de ayudar al sauce, un día como cualquiera, las cuatro hadas regresaban a sus hogares. Celeste, Rosa y Ámbar, iban platicando casi a gritos los chismes del bosque; Lila se había quedado atrás al escuchar los unicornios relinchar a lo lejos.

Miró a sus compañeras, quienes ya iban demasiado adelante, pensando que quizá no se preocuparían si desaparecía un rato. Así que voló hacia donde provenía el sonido.

Los unicornios se hallaban en un claro del bosque rodeado de flores, en el que estas formaban una valla de colores. Lila jamás había estado tan cerca de esos seres, sus compañeras siempre la traían “de aquí para allá” sin permitirle apreciar y conocer mejor a las demás criaturas del lugar.

El hada estaba fascinada por poder tocarlos, su pelo era suave y muy blanco. Incluso pudo tocar el cuerno que tenía en la frente cada uno. Tal era la inocencia de ella, que no los tocaba sintiendo que tenía poder en sus manos… y es que el cuerno de un unicornio otorgaba magia a quien poseyera uno.

Se separó un momento de  los unicornios sólo para tomar unas cuantas flores amarillas con las cuales se hizo una corona. Eso era algo que le gustaba hacer con las plantas y flores.


-      ¡Ven! – dijo Lila.- ¡Ven aquí! 

Un pequeño unicornio parecía querer jugar a que lo persiguieran. Entonces el hada corrió tras él para seguirle el juego.

Sin darse cuenta, comenzaban a alejarse demasiado. Ahora el bosque lucía solitario y los árboles escondían a criaturas cuyos ojos seguían el recorrido de ambos. Lila ya no quería avanzar más al darse cuenta de ello, pero el animalito se alejaba más y no podía dejarlo sólo.

-      ¡Regresa! – lo llamó.

En lo profundo del bosque, se hallaba una cabaña. Sí, los humanos ya existían para ese entonces. Allí vivía una bruja llamada Hissa, la cual tenía el sobrenombre (dado por quienes sabían a lo que se dedicaba además de brujería) de “La coleccionista”.

El unicornio se detuvo al ver el humo que salía de la cabaña, el hada llegó a su lado y se asustó al recordar que la bruja vivía también en el bosque. “Seguramente aquí vive”, pensó temerosa.

-      Vámonos – ordenó.

Ahora iban de regreso. Sin embargo, parecía que caminaban en círculos y no lograban regresar al lugar  donde estaban antes. El escuchar risas y pasos en torno suyo hacía más desesperante la caminata, pues en el bosque existían otros seres mágicos además de hadas y unicornios… y no todos eran buenos, Lila lo sabía.   

-      ¡Se perdieron! ¡Se perdieron! –dijo burlona una voz.
-      Duendes… - susurró Lila molesta.- ¿Qué quieren?
-      ¡Se perdieron! ¡Se perdieron! – volvía a decir.
-      ¡Ustedes nos perdieron! Ya basta, no tenemos tiempo para sus juegos.

Las risas se alejaron. Lila y el unicornio siguieron su camino pero…

-      ¡Ay, no!

…Aparecieron de nuevo frente a esa cabaña.

Cansada y asustada, aún así decidió que debían intentarlo de nuevo. De repente, las raíces de los árboles se levantaron del suelo y estos comenzaron a “caminar” hacia la cabaña formando un muro entre ellos. Ahora el hada y el unicornio no podían escapar. Lila tocó el suelo para que el pasto seco de allí tomara vida y los árboles que les estorbaban regresaran a su lugar ya normales.

-      Ya está, ahora sí nos podemos ir.
-      ¡Eso creen! – exclamó Hissa al abrir la puerta y una ventisca arrastró adentro a los dos.

Mientras tanto…

-      Oigan, ¿y Lila? – preguntó Celeste.
-      No sé -  respondió Ámbar.- Venía con nosotras hace un… rato…
-      Vamos a buscarla o la reina se enojará mucho con nosotras – propuso Rosa, refiriéndose a la reina de las hadas.

Las tres hadas recorrieron gran parte del bosque preguntando a los animales y demás seres fantásticos si la habían visto… Pero nadie sabía nada, hasta que llegaron al claro del bosque donde se hallaban los unicornios fue que se enteraron que había estado allí jugando pero que después desapareció junto con uno de ellos.

-      ¿Y ahora qué hacemos? Ya la buscamos por todo el bosque – dijo Ámbar.
-      No por todo  el bosque -  respondió Celeste.
-      ¡Ah, no! ¡A la parte peligrosa no vamos! – exclamó Rosa sin poder ocultar su miedo.

Mientras ellas discutían, Lila estaba asustada pues la bruja los tenía secuestrados a ella y el pequeño unicornio. Encerrados en cajas de cristal, no podían hacer nada mas que esperar lo siguiente.

Repentinamente, la puerta se abrió y entró un ser completamente horrible que jamás había visto el unicornio y esto provocó que quisiera romper a patadas su encierro de cristal sin lograr nada. El ser que entró era una especie de duende cuya mirada no daba confianza ni para hablarle: un goblin.

-      Aquí está todo lo que pidió – dijo el goblin con su voz ronca.

Hissa tomó la bolsa sucia y maltratada que le daba el goblin para revisarla.

-      Bien hecho, tal vez te recompense dándote al hada como premio para que la lleves con tu pueblo y se diviertan un rato. Sé que a ustedes les divierte molestarlas así como a los duendes.
-      Sí, pero no somos tan buenos como aquellos – respondió con malicia el goblin.

Ambos soltaron carcajadas escandalosas y que sonaban vulgares.

La magia de Lila no surtía efecto dentro de la caja de cristal por más que lo intentara.

-      ¿Quieres escapar? – preguntó la bruja burlándose.- Lástima que no puedes… ¡Y no podrás jamás!

Lila se hartó de las burlas del goblin y la bruja y entonces, con toda la magia que pudo usar, deshizo ambas cajas de cristal y tocó rápidamente el suelo para que nacieran enredaderas que inmovilizaran a los dos horribles seres. Sin embargo, cuando lograron escapar de la casa, de nuevo los duendes los perdieron y esta vez fueron a dar hasta las colinas, muy lejos de su hogar.

Lila comenzó a llorar abrazada del unicornio, ya no sabía qué más hacer y lo peor: la noche no les permitiría avanzar más. Los trolls seguro ya andaban cerca (seres malos, enormes, de piel dura, casi indestructibles y que sólo salen en la noche porque la luz del sol los convierte en piedra o los hace estallar) y ellos los molestarían toda la noche o… quizá algo peor…

-      ¡Allá están! -  gritó el goblin a unos cuantos metros de distancia.
-      ¡Atrápalos! -  ordenó Hissa.

Cuando el hada intentó levantarse, no pudo, estaba completamente débil por toda la magia que había usado y todo lo que habían corrido. Los dos se quedaron quietos ahí, ya no había más que hacer.

Hissa sonrió al ver eso y con un movimiento de su mano los dejó completamente inmóviles y cubiertos de algo invisible que daba la impresión de que eran estatuas.

Así quedaron el hada y el animalito, no murieron pero ya no continuaron viviendo libremente en el bosque. Abrazando al unicornio echado a su lado y con mirada suplicante, así quedaron para siempre Lila y el pequeño unicornio. Ahora, siglos después  y sin que Hissa los tenga en su colección de seres mágicos ya, forman parte de un alhajero que se encuentra sobre el tocador en la recámara de una humana que no sabe la historia de ellos. Ahí están, esperando que un día llegue alguien y con su magia los libere de ese “encierro” sin fin…


Yatzil Reyes Morales.








Raúl Arteaga Pèrez: Hombre de A mar

HOMBRE DE A MAR

HOMBRE DE A MAR
Raúl Arteaga Pérez


Nací del amor
Y en él navego
Un amor
Solo
En muchos mares
Cruza arrogante
Vasto
También flota
como madero de naufragio
Delfín de mares
Turbios o mansos
Transparentes, negros
Desconocidos o poseídos
Mares pesados
Ahogan
Mares quietos
De playas blancas
Desdeñadas
De qué me acusan
Si del amor vengo
Y en el mar vivo

lunes, febrero 14, 2011

Gabriel Fuster: Feromonas de Febrero

FEROMONAS DE FEBRERO
 Gabriel Fuster



FEROMONAS DE FEBRERO

Tratándose de amor y de arrebatos
Te quiero más que los perros a los gatos
Te quiero y te busco para ceñirme de tu brazo
a modo de no gastar los zapatos

Me gustas más que llenar a lápiz un formato
si bien se hace complicado, al faltar un dato
Me gustas más que el rojo de un cuadro abstracto
aunque cansa a la vista, al cabo de un buen rato
Te quiero y somos uno, comiendo del mismo plato
las sobras del afecto: Yo y tu orondo retrato

Siento nauseas, incontinencia, temblor involuntario
Tengo sudoración excesiva, pérdida total del habla
y una vertiginosa aceleración del músculo cardiaco
Los médicos declaran que son síntomas de malaria

pero son los cien batazos en el pecho, cuando te mandan al carajo
Y si sobrevives una vez, te volverás a enamorar como tarado
Yo te quiero y te busco entre estaciones y antros
Son tantos tus amantes, que bien podrían formar un sindicato

Tu presencia está en las alcurnias del virreinato
Por eso compro el ramo de ortigas más barato
La comezón y ardor no se comparan con las ganas de coger inmediato 
pero agradezco al cielo el descubrimiento del picrato
Te quiero y te busco en la lectura de mi mano
más nunca es el tiempo correcto ni el lugar exacto

Tenemos al personaje de Cupido, referido un compinche nato  
Con el perdón de Ovidio, no es sino una mosca tse tse disfrazada
y su última provocación con flecha, más bien provocó un asesinato
Los peritos declaran que es un escenario de celos a la mexicana

Tratándose de amor y de arrebatos
Te quiero más que los perros a los gatos
Te quiero y sigo las feromonas que lleva tu paso
porque febrero es el mes de la bandera y los enamorados 

martes, febrero 08, 2011

LOS ELEMENTOS DEL REINO - 09-02-2011

LOS ELEMENTOS DEL REINO

En este número

Iván Castro Medina



Gabriel Fuster


Alicia Dorantes


María B.




Iván Medina Castro: La peonía multicolor

La peonía multicolor
Iván Medina Castro
A Yukio Mishima
Unos meses antes de diciembre en el aciago año mizunoe-inu, noveno perro, la inclemente tempestad en la provincia Kai había anegado los sembradíos de uva, melocotón y ciruelo echando a perder toda la mies. No obstante esa calamidad, el invierno acostumbrado, suave y con poca nieve, giró desapacible para presentarse largo, frío y con abundantes copos. La villa Kofu estaba perdida sin su producción acostumbrada de frutas para mercar. La hambruna amenazaba a hacerse presente en cualquier momento.
Ante semejante suceso, se convocó a toda la aldea para una reunión extraordinaria dada la contingencia. La gente se congregó y cada uno de los lugareños a su turno manifestó su pensamiento. Ya siendo el momento del joven Kimitake, éste manifestó: “Venerada asamblea de aldeanos, yo tengo la solución. Los mayestáticos mensajeros han informado que el emperador Meiji convalece de una grave y misteriosa enfermedad, por ello la corte real ha convocado a todos los súbditos del reino a la búsqueda de la mítica peonía abigarrada en la cumbre del monte Fuji, para la elaboración de una pócima capaz de mitigar su mal, y quien entregue un renuevo de flor en el Castillo Edo antes de la aparición de la luna llena, será recompensado.”
Al escuchar la propuesta del joven, la muchedumbre se rodeó por un murmullo simultáneo hasta volverse un caos. El más longevo, se incorporó con dificultad e inmediatamente la algazara cesó.
-Kimitake, agradecemos tu ofrecimiento, pero generaciones han tratado de buscar el peculiar capullo de los cinco colores y nadie la ha hallado hasta ahora. Únicamente sé de su existencia por rumores generados por el paso del tiempo. Incluso, Tokugawa Leyasu,  último gran general conciliador de los bárbaros, mandó una expedición de valerosos y diestros samuráis a la cúspide del cono volcánico con la consigna de que si no hallaban la flor, se abstuvieran de regresar. Hasta estos días nada se sabe de ellos. Además, se cree que una extraña criatura peluda conocida como abumi-kuchi protege el retoño durante su breve floración.
-Pero… -se atrevió a irrumpir el joven.
-¡Basta Kimitake!, olvídate de esa absurda empresa. No insistas, recuerda que la obstinación de los shogunes, igual que el de las personas comunes, empujan a acciones insensatas. -dijo con voz cascada el anciano.
La población entera se retiró del lugar sin haber logrado un consenso sobre cómo solucionar la crisis que se avecinaba.
Justo después de las primeras señales del deshielo, el joven campesino, desobedeciendo la prohibición del consejo, tomó su sable y su pequeña daga ceremonial y montó el caballo más veloz que había en las caballerizas, dando marcha a su encomienda con una luz de esperanza en los ojos. Pronto llegó a las faldas del volcán en los límites del barrio Shimizu y encontró un incontable número de personas dispuestas a hallar la reliquia, y a otros tantos que regresaban con semblantes compungidos y lánguidos por el desengaño.
Kimitake no se descorazonó por ello y, sin desistir, trepó la montaña escarpada y de difícil acceso, atravesó ríos caudalosos hasta llegar a la cima del cráter pero todo se presentó en vano, no era posible localizar rastros de la peonía ni a su defensor. El día declinaba y, junto con él, se doblegó su espíritu. Decidió claudicar.
El joven, con su frustración a cuestas, deseó volver a su terruño, aunque no bastaba acudir al arrepentimiento. Y tal como los torrentes desatados cambian de cauce después de la tormenta, Kimitake saltó a la grupa de su fiel corcel negro y cabalgó desaforadamente a través de un tupido bosque de bambúes. En su trayecto, vislumbró en un umbroso paraje a un cuerpo que yacía sobre un lecho de crisantemos anaranjados y amarillos. Kimitake pasó de largo ignorando al hombre pues su tristeza lo tenía cegado. Sin embargo, habiendo galopado algunos kilómetros de distancia, recordó las enseñanzas de su mentor en la pagoda: “dar es darse a sí mismo”. Por consiguiente, regresó a asistir al desvalido pese a su desolación.
Ya junto al necesitado, Kimitake se sobresaltó tras notar zarpazos profundos que le recorrían el cuerpo entero. Pronto preparó un campamento y cubrió con su chal al monje de largos cabellos blancos. Lo cuidó alimentándolo una hogaza, un poco de miel que sobraba, y lo confortó con sake de su odre. A los pocos días transcurridos, el monje se recuperó. No habló con Kimitake, simplemente sacó de su morral un revestimiento en pañuelos de seda y dijo: “por favor, acepta este presente, no tengo más pertenencia.” Kimitake tomó sin interés la envoltura y de idéntica manera la guardó en su sayal. Volvió a uparse sobre su rocín y trotó hasta llegar a un lago de límpidas aguas e, inalterable, contempló melancólico aquel paisaje tan amado y familiar. Sus oscuros ojos soñadores reflejaban el encanto del panorama. Todo era silencio y paz. Posteriormente, Kimitake se apeó de su animal y consciente de su desobediencia y fracaso, siguió el ritual seppuku para renunciar al último suspiro y así recobrar su honor.
Se prosternó mirando al sol naciente y buscó dentro de sus pertenencias el tanto de empuñadura con incrustaciones en jade. Mientras así lo hacía, desenvolvió accidentalmente el regalo obsequiado y su sorpresa fue mayúscula al observar un tallo de peonía hermoso y resplandeciente de varios colores y de un profundo olor a incienso. Kimitake, con llanto surcando su rostro, se postró allí mismo y ofició con fervor una plegaría a la deidad Ame-no-uzume por brindarle dicha y felicidad.
La proximidad del crepúsculo finalmente había llegado, y con ello el límite de la fecha estipulada. Kimitake, a sabiendas de eso, se dirigió hacia el Palacio Imperial. El jamelgo corría sin tomar aliento, pero por más veredas que cruzaba daba la impresión de que el día no iba a acabar nunca, todavía menos la tarde. Antes de la puesta del sol, ya exhausto y falto de ánimo, Kimitake llegó a las enormes puertas de roble blanco del alcázar y en aquel lugar se desplomó, satisfecho por haber rescatado de la inanición a los habitantes de Kofu y salvar de la muerte a su majestad.

Gabriel Fuster: R.S.V.P.

R.S.V.P.
Gabriel Fuster

Nada como la invitación a una fiesta exclusiva:
esmoquin y perlas, firmeza sobre el pulsado timbre
Tu empleo es evocar caras mundialmente conocidas
e invadir los grupos satélites en busca del chisme-
Hay gente interesante, hay gente pendeja
y los ricos canapés disminuyen en la bandeja
Tenemos negocios que inician de manera libre
Tenemos amistades que terminan al primer “hola”
Una copa se cierne peligrosa sobre el piano de cola
cuál coquetería de los escotes ante la mano invisible
Los herederos nos tapan los ojos cerca de la piscina
¡Oh, no! La broma más triste
y volvemos a reunirnos dentro la plática de las chicas,
confidencial y simple

La estatua mete tropezones en la colección de arte,
un botín no visto desde la Roma antigua.
El viejo Sileno corteja descaradamente a Astarte
y la esposa del sátiro anuncia la hora de despedida.
Hay sexo en el baño, hay carcajadas en el bar
y la alfombra luce como terrible abattoir
Tus ojos se reducen a la cocaína que alguien comparte,
hasta que descubres el cuerpo tirado a tu lado;
esa pareja de baile se columpia del candelabro,
pero has visto cosas más raras en otra parte.
Nada como la invitación a una fiesta exclusiva
para palpar la levedad que no todos somos iguales.
Primavera de engaño en los aparadores de firma,
pero todo sea por la inservible página de Sociales.

Alicia Dorantes: Haiti: Galletas de lodo...

Haití: galletas de lodo…
Alicia Dorantes

Lo más atroz de las cosas malas de la gente mala
es el silencio de la gente buena.
Gandhi

El terremoto del 12 de enero del 2010, de Haití, azotó el corazón económico del país y enterró bajo sus escombros gran parte de los medios de sustento de la nación; los avances alcanzados en la década anterior en la lucha contra la pobreza quedaron reducidos, como la capital, a escombros. Alexandre Abrantes, enviado especial del Banco Mundial para Haití, mencionó: «En cifras frías, las pérdidas y daños alcanzaron los 7.900 millones de dólares, el equivalente al 120 por ciento del producto interno bruto del país».
El movimiento telúrico causó tal cantidad de pérdidas humanas por la alta densidad demográfica, pero también por la miseria del país. Haití era y es, el país más pobre de América; el peor preparado para enfrentar un desastre y el que continúa en las condiciones más deficientes para emprender la reconstrucción. Luego del sismo, la comunidad internacional unió esfuerzos para ayudar al país a atender sus necesidades más urgentes. Los trabajadores internacionales de socorro salvaron miles de vidas, atendieron a los heridos, acogieron a más de un millón de desplazados durante un año entero y les abastecieron de agua, alimento, servicios de salud y educación. Los esfuerzos de limpieza y reconstrucción han continuado, pero el avance es mucho más lento de lo que cualquiera esperaría, obstaculizados además, por huracanes; elecciones presidenciales confusas y turbulentas en las que el pueblo de Haití no confía en sus resultados; de haber confianza, garantizaría cierta estabilidad y fomentaría el apoyo internacional. A esto, se suma un brote de cólera que iniciado en el mes de octubre del 20l0, ha cobrado hasta la fecha más de 4.000 vidas.
A un año del terremoto, la mayoría de los desalojados viven aún en campamentos temporales; de ellos, casi 400,000 son niños. La comisión para la recuperación de Haití, presidida por el primer ministro, Jean-Max Bellerive, y el ex presidente de Estados Unidos Bill Clinton, enviado especial de la ONU para Haití, lidera los esfuerzos para proporcionar alternativas habitacionales y de servicios. La comunidad internacional reaccionó de una manera increíble. Según Naciones Unidas, a fines de diciembre de 2010, ya se había entregado alrededor de la mitad de los 5.300 millones de dólares comprometidos por los donantes.
Tiempo atrás, antes del terremoto, escribí algo acerca de «Haití y las galletas de lodo»; en Haití, para mitigar el hambre que devasta al país, elaboran y comen galletas de lodo. La primera vez que escuché la noticia, la juzgué como una broma de mal gusto, pero resulta que es cierto.
Jonathan M. Katz, -Associated Press-, publicó un artículo en El Universal, con ese mismo título. Relataba: «En los barrios marginados de Puerto Príncipe, la capital de Haití, los más pobres consumen galletas de lodo, elaboradas con tierra seca, sal y mantequilla vegetal. Era la hora del desayuno en uno de los tugurios más miserables de Haití, y Charlene Dumas comía lodo. Con el aumento de los precios de los alimentos en el mundo, muchos de los más pobres no pueden comprar siquiera un plato de arroz por día y algunos apelan a medidas desesperadas para engañar el hambre. Charlene, que a los 16 años tiene un hijo de un mes, recurrió al tradicional remedio haitiano para el hambre apremiante: galletas confeccionadas con tierra seca de la planicie central del país».
El 14 de Junio de 2009, Miguel Feria Rodríguez publicó otro artículo similar: «Haití  negada». Dice el autor: «La situación que viene sufriendo Haití después de los últimos huracanes, cada vez en mayor número quizá por el efecto del cambio climático (97 por ciento de la masa forestal destruida), y la terrible alza de los precios de los alimentos de primera necesidad, hace que ocho millones de personas se estén muriendo de hambre ante los ojos del mundo. En la actualidad se pueden ver a la venta por toda la isla las famosas ‘picas’, tortas de barro amarillo, recogido en la zona central del país, y mezclado con aceite y sal. La ingestión de estas galletas de barro conlleva un enorme riesgo para la población: metales pesados, parásitos, virus, bacterias y otras amenazas para el organismo. No todos pueden darse el ‘lujo’ de comprarlas pues cuestan en la actualidad 5 céntimos cada una (…). Los gobiernos corruptos e inoperantes –continúa Feria-, han hecho que la población deambule de un sitio para otro sin trabajo y sin comida, supeditados a la ayuda humanitaria».
Galeano, escritor uruguayo a quien le duele y le ha dolido siempre su América Latina, aumenta: «Haití había sido la perla de la corona, la colonia más rica de Francia: una gran plantación de azúcar, con mano de obra esclava. En ‘El espíritu de las leyes’, Montesquieu, lo había explicado sin pelos en la lengua: ‘El azúcar sería demasiado cara si no trabajaran los esclavos en su producción. Dichos esclavos son negros desde los pies hasta la cabeza y tienen la nariz tan aplastada que es casi imposible tenerles lástima. Resulta impensable que Dios, que es un ser muy sabio, haya puesto un alma, y sobre todo un alma buena, en un cuerpo enteramente negro’». Fin de la cita.
Hace menos de una semana, CNN, señaló los regalos que con motivo de La Navidad, recibió el Presidente Obama: el más costoso, fue el enviado por un monarca árabe, el segundo en alto costo, el enviado por el Presidente de Haití… Seguramente no sabe dicho mandatario, que su pueblo come galletas de lodo y muere de hambre y desesperanza.