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lunes, marzo 29, 2010

ULTIMOS APORTES - 29-03-2010


LOS ELEMENTOS DEL REINO

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ULTIMOS APORTES


En este número



Raymundo Riva Palacio






Roberto Garza






Roberto Blaga




Roberto Blaga: De Marcial Maciel a los nuevos mesías


DE MARCIAL MACIEL A LOS NUEVOS MESÍAS
(EL PODER SUTIL DEL ABUSO ESPIRITUAL)
Por Roberto Blaga

INTRODUCCIÓN

La pregunta continúa suspendida en el aire: ¿Cómo es posible que un hombre que dice ser representante de Dios y se diga seguidor de una ética y moral ejemplares, sea en realidad un pedófilo? Lo peor ¿Cómo asimilar que este tipo de alimañas sea encubierto por tantos años por una cúpula eclesiástica que va desde la vaticana hasta la Orden por él mismo fundada?
La respuesta no es simple pero puede concretarse a un elemento llamado simplemente “Abuso Espiritual” (1), el que a su vez cuenta con tres herramientas que soportan este tipo de aberraciones: en primer lugar, la presencia de un sociópata, en segundo, una organización de poder jerárquico (piramidal) que utiliza un poder subliminal para manipular la mentira y convertirla en una verdad piadosa, si bien, desgraciada. Finalmente, un grupo de seguidores vulnerables, es decir, jóvenes, niños, adultos carentes de afecto, auto-estima, economía estable, un hogar funcional, etc. En medio de estos dos elementos se hallan Marcial Maciel y otros pederastas pertenecientes a una organización universal que, si bien mantiene aún creyentes dignos y sinceros, ha llegado a convertirse en un aparato que raya en la ignominia.
En este artículo presentamos algunas de las características que permiten a los Maciel todavía activos, mantener su status de “pastores del rebaño” en tanto hacen uso de prácticas que pertenecen más bien a lobos con piel de oveja (2).
Advertimos que no es necesario llegar a la pedofilia para caer dentro de la sintomatología que aquí se presenta; ya de por sí el puro abuso espiritual que muchos líderes religiosos imponen a la fe de sus creyentes, los hace merecedores de ser insertos dentro de aquel calificativo utilizado por Jesucristo en contra de los religiosos fariseos: “sepulcros blanqueados”. Esa cal que rechina al sol, les permite, no obstante, llevar una doble o triple vida en los más oscuros de los rincones.
Si usted es católico, no le extrañará saber que algunos de los síntomas de abuso espiritual que aquí se enumeran no son privativos de su iglesia; se dan también en el ala “primo-hermana” del catolicismo, es decir, entre un buen número de iglesias que se hacen llamar protestantes-cristianas y sectas surgidas de sus entrañas; guiadas por hombres que nada le piden a Marcial Maciel y semejantes (3)

Características de iglesias que abusan
En su libro Churches That Abuse (Iglesias que abusan), el Dr. Ronald Enroth analiza cuidadosamente varios de estos grupos religiosos. Revela los métodos sectarios que éstos utilizan y señala varias marcas distintivas que los hacen merecedores del calificativo "espiritualmente abusadores".

Primero, los grupos abusadores tienen un estilo de liderazgo orientado hacia el control.
Segundo, los líderes de este tipo de iglesias usan la manipulación para lograr la sumisión total de sus miembros.
Tercero, hay un estilo de vida rígido y legalista que involucra numerosos requisitos y detalles minuciosos de la vida diaria.
Cuarto, estos grupos tienden a cambiar de nombre a menudo, especialmente una vez que son expuestos por los medios.
Quinto, la desaprobación de otros grupos religiososo es frecuente, porque se consideran superiores a todas las demás iglesias.
Sexto, tienen un complejo de persecución y consideran que son perseguidos por el mundo, los medios y otras organizaciones religiosas: se llaman “atacadas por el enemigo”.
La séptima y última señal de los grupos abusadores es la gran dificultad que tienen los miembros de éstos para dejarlos; es un proceso que suele estar marcado por el dolor social, psicológico y espiritual.

Postura en relación al Control (Poder)

Esta característica es la más utilizada por los grupos religiosos abusivos; de ella dependen las demás conductas que son ejercidas por personajes enfermos que pretenden basar su funcionamiento en conceptos “bíblicos”. Esto significa que el líder pasa mucho de su tiempo enfocado en enseñar que él posee la “autoridad” dentro del grupo, es el fundador, el "ungido". Tanto el líder religioso como sus incondicionales, aprovechan cada ocasión para hacer ver a la gente quién es allí el el varón de Dios, el elegido, el padre espiritual, etc. ¿Por qué este gasto innecesario de tiempo para hacer ver a otros quién es allí el que está a la cabeza? Simplemente porque esa “autoridad” no es real o genuina; de otro modo no habría porqué estar recordando al creyente acerca de esa investidura.
El líder de un grupo religioso abusador es dogmático, autosuficiente, arrogante y se convierte en el punto focalmente espiritual de la vida de sus seguidores; supone que él está más sintonizado espiritualmente con Dios que ningún otro. Afirma tener una comprensión de la doctrina que nadie más tiene. O tal vez diga que "el papa le impuso las manos" e, incluso, que recibe revelaciones personales de Dios. Debido a estas afirmaciones, la posición y las creencias del líder no pueden ser cuestionadas; sus afirmaciones son concluyentes.
Para miembros de este tipo de grupo religioso (que alcanza principalmente a las sectas), cuestionar al líder equivale a cuestionar a Dios. Si bien el líder tal vez no diga esto, esta actitud se ve claramente por el tratamiento que reciben quienes se atreven a cuestionar o desafiarlo. El pensamiento individual está prohibido; de esta forma los creyentes se vuelven co-dependientes de su "guía" espiritual; obvio, esa adrenalina de sobajamiento y humillación convierte al seguidor en un adicto al castigo y la obediencia irreflexiva.

El Sistema Piramidal
Estas conductas sólo suceden en un sistema espiritual que ha desechado las enseñanzas de la Palabra en 1 Corintios, en donde se dice que “ustedes son el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular” (1 Corintios 12:27) El concepto de Cuerpo que ofrece ahí Pablo, es muy simple: pone a Cristo (no a ningún hombre) como cabeza, y a los demás como partes significativas de ese cuerpo.
Dentro del cuerpo descrito por el apóstol (en forma de círculo) se hallan los miembros de éste, entre los cuales, naturalmente, existen actividades y nombramientos como el de apóstol, maestro, pastor, evangelista, etc. Pero nunca estos nombramientos están dados para que el uno domine sobre el otro.
Sin embargo, en la jerarquía de tipo abusivo, el líder no rinde --o tiende a no rendir-- cuentas a nadie. Aun cuando exista una junta de ancianos o de consejo doctrinal, ésto suelen estar formadas por personas leales que nunca estarán en desacuerdo con el abusivo. Según la Biblia, todos los creyentes tienen el mismo acceso a Dios y son iguales ante Él, además de estar todos bajo una única autoridad: para los creyentes, la Palabra de Dios.
En 1 Tesalonicenses 5:21 se permite a los seguidores de Cristo a que analicen todas las enseñanzas que vayan en contra de esta Palabra. Hechos 17:11 elogia a los hermanos de Berea porque verificaron con las Escrituras las enseñanzas que Pablo les trajo ("a ver si es cierto lo que este merolico nos cuenta"). De esta forma, tanto los investidos como guiadores del rebaño y los laicos, deben vivir al parejo, sin más medida que el realizar actividades que van desde el perdón hasta el saludo en una actitud subrayada siempre como “unos a otros”.
Pero, a fin de evitar enfrentar la actitud paulina, en la iglesia de Marcial Maciel se cuenta con dos herramientas ad-hoc para anular cualquier cuestionamiento externo a sus conductas: la infalibilidad papal y el dogma religioso. En otros grupos religiosos que descreen de esa investidura celestial del papado, algunos líderes acuden, torciendo, al Antiguo Testamento. Allí encuentran un montón de ejemplos para justificar su liderazgo abusivo sobre los otros –no al lado de otros; actitud que el apóstol Pedro reprueba enfáticamente (1 Pedro 5:1-3).
El personaje favorito de este tipo de líderes abusivos (si no es que invocan al papa en turno) es Moisés; en él hallan y hacen que se acomoden todas las cualidades de aquél para ejercer un trabajo impositivo. De esta forma transforman el diagrama de Pablo (de forma circular) en otro llamado “top-down”, piramidal (o también episcopal); un sistema en el que Dios se halla hasta arriba (ya nada más faltaba que no), luego el Papa (en el caso romano), y regularmente, debajo de éste, un sin fin de incondicionales que avalan dogmáticamente los procedimientos y conducta de aquellos a quienes nada pueden repelar –pues ya están domesticados para ello. De allí se desprende una cadena de “servidores” --cada uno de los cuales tendrá oportunidad de practicar su “unción” de manos de una autoridad que viene, dicen, del que está arriba de ellos: toda una cascada de hombres debajo-arriba del hombres. Hasta la mero fondo de la pirámide se halla el resto de la congregación: “las ovejitas”, a las cuales el líder religioso de un sistema "de la punta a la base", mira como si fuera Zeus entronado en el Olimpo.

Todo esto ocurre sin sustento doctrinario ortodoxo alguno. Y se llama aquí "ortodoxo" a los propios papeles que gobiernan la marcha de cualquier grupo. Cuando a alguno de estos líderes se les pide bases doctrinarias o validación de lo escrito por ellos mismos en sus reglamentos disciplinarios (más aún: predicaciones salidas de boca de ellos) que avalen su actual conducta y el sustento de esa su “autoridad” que se han auto-adjudicado, la mayoría de estos “guías” ni siquiera está interesado en responder; si lo hacen --bajo presión regularmente de una sociedad civil que destapa la cloaca—su parapeto es un cúmulo de pretextos que van desde la “ya lo aprobó el papa”, hasta una suso-dicha investidura celestial a la que los mortales les está prohibido juzgar; curiosamente, aquí sí utilizan las Escrituras en eso de “no juzgues para que no seas juzgado”.

Lo otro es que a la persona que se atreve a cuestiona al líder religioso, se le envía con alguno de los incondicionales de menor rango; éste también se guardará de responder y antepondrá una cadena burocrático-religiosa de la que ni el propio Kafka podría escapar.

El Mimetismo del Poder

Ya se ha dicho que los líderes abusivos echan mano de personajes bíblicos (o se cambian el nombre por el de algún santo venerado, ya sea mundialmente o regional) para poder ejercer su “trabajo espiritual” . Lo más peligroso ocurre cuando estos líderes, para “apoyar” su liderazgo, se mimetizan con algún personaje bíblico. Mimetizar quiere decir “hacerse igual que”, “uno mismo con”.

El líder toma una cita, regularmente del Antiguo Testamento, la lee y la “explica” (deformándola), de tal manera que, por ejemplo, Gedeón llega a encarnase en su persona: en otras palabras, convence a sus seguidores que Gedeón no es otro sino ¡él mismo!. En la versión del líder, los 300 que fueron aprobados por Dios para luchar junto a Gedeón en la historia bíblica, se transforman en los creyentes que debe seguir al “Gedeón” artificial de forma incondicional.
José el soñador resulta ser (casualmente) también el líder del grupo religioso; este José de utilería es quien (metafóricamente hablando) da de comer a los hermanos. Si se trata del rey David, la emoción sube de tono: el líder religioso se adjudica nuevamente tal personalidad: el suso-dicho mal interpreta las Escrituras para asegurar que Dios lo ha puesto para “pastorear” a los amlechores de la cueva de Adulam (esta vez los creyentes se convierten en un montón de desarrapados). Pero el líder religioso es también Moisés, marchando delante de los feligreses para cruzar el Mar Rojo en busca, casi siempre de sus propias ambiciones económicas, ególatras y –como en el caso Maciel y compinches--, las de tipo de aberraciones sexuales. Regularmente, el líder se dice cansado y pide a los creyentes que le “levanten los brazos” como a Moisés... En este caso, que aguanten su desviada conducta, callen y se sometan para que pueda seguir sosteniendo su vara poderosa: equivalente a solicitar admiración de su persona como fundador de los Caballeros de Colón u otra secta similar --todo lo contrario al Moisés bíblico.
Más peligroso aún: el líder abusivo suele adaptarse (aunque de forma más sublime) a la persona de ¡Jesucristo! El líder dice a los feligreses que él está esperando que sus seguidores “le den de comer a la gente”... que si ellos no pueden, él, como Cristo, sí podrá...Bueno, ya el nombramiento "Sustituto de Cristo", habla por sí mismo.
Esta forma de hacerse “uno e igual” a los personajes bíblicos; igualarse a algún santo del calendario o canonizarse antes de tiempo, es una muestra clara de una grupo religioso no sano espiritualmente. Curioso: el líder jamás se hará igual a, por ejemplo, Jonás, Saúl o Judas; esos papeles se los deja a los incondicionales o a algunos de sus feligreses que en confesión le relatan de sus cargas, acompañadas éstas de algunas dudas sobre la conducta del confidente…los Judas casi siempre llegan a ser aquellos que han mostrado algún tipo de desacuerdos con el líder dentro del grupo religioso.
Para cuando éste se da cuenta, ya él mismo se cree todas estas aberraciones; como buen sociópata se cree intocable, sus valores éticos y morales se los impone él mismo (dejando atrás los del Dios en el que dice creer), y está ya listo entonces para la desviación más vergonzosa. Comienza a predicar cosas como: “Aquí yo soy el único que recibe revelación de Dios... Ustedes deben confiar en Dios a través de mí; yo sé lo que es mejor para ustedes; no pregunten a nadie más. Yo tengo la responsabilidad y la custodia de cada uno de ustedes, de acuerdo a la santa sede, mis correligionarios, la junta de ancianos…y de acuerdo también, claro, a mí mismo por medio de la tradición y dogmas de la fe”.

La Pretendida Autoridad

Los líderes abusivos basan mucho de su poder de control en una pretendida autoridad que viene en escalera desde la punta de la pirámide; obviamente, el líder religioso local o fundador de la secta u organización Legionaria, es quien más “directamente” recibe “autoridad de Dios” para imponerse sobre los otros. Este concepto, naturalmente, está retorcido: nace de hacer a un lado la autoridad suprema, que para muchos de los creyente lo es las Escrituras. Un grave problema de quienes practican estos sistemas de abuso (principalmente en la rama protestante) es su poca o nula educación teológica, o bien que, en el mismo seminario al que asistieron, se les inyecta con esta doctrina falsa de autoridad: sumisión absoluta de los creyentes al líder, sin importar lo que éste haga de su vida --así sea una incongruencia abismal entre lo que vive y practica.

La palabra autoridad, (exousia) aparece 38 veces en la Biblia. En el Antiguo Testamento sólo se usa dos veces, la primera vez en el libro de Esther 9:29, la segunda en Proverbios 29:2. Existen asimismo las palabras “dominio” y “poder” como sinónimo de autoridad. En el Antiguo Testamento “poder” o autoridad, se usan siempre para establecer una relación entre dos naciones, una de las cuales está sometida a la otra bajo ese dominio o autoridad. Jamás se utiliza esta palabra para denotar una relación personal hombre-hombre/mujer.

Ahora bien, los líderes abusivos jamás enseñan un punto que echaría por tierra sus aspiraciones divinas: que Dios creó al hombre y le dio autoridad sobre todo lo que hay en la tierra, excepto dominio de un hombre sobre otro hombre. Cuando existe dominio de una persona a la otra, entonces hay conflictos; a nadie le gusta ser dominado: por mucho que quien domine se diga “ungido” del Señor. Dicho esto, a los líderes abusivos sólo les quedan una o dos citas de las Cartas de Pablo para apoyar su pretendida autoridad, si bien jamás examinan cuál es la verdadera autoridad que Dios dio a los creyentes. Un examen cuidadoso del Nuevo Testamento, nos habla que, efectivamente, el creyente sí posee autoridad. Esa autoridad proviene de Jesús, Él tenía autoridad y la ejerció y la ofreció a sus discípulos. ¿Pero qué tipo de autoridad es la que Jesucristo practicó? ¿Fue Jesús un autoritario, es decir, alguien que trataba de controlar emocional y mentalmente a las multitudes y a su prójimo? Creo que no. Veamos cuál es la autoridad que Jesús dijo poseer: 1) Hacer discípulos (Mateo 28:18); 2) Echar fuera de demonios (Lucas 9:1); 3) Resistir veneno de serpientes y escorpiones (Lucas 10:9); 4) Hacer milagros (Juan 2:18); 5)Juzgar a las naciones (Juan 5:27); 6) Tomar su vida de nuevo y resucitar (Juan 10:18); y 7) Dar vida eterna (Juan 17:2).
En ningún momento Cristo habla de ejercer dominio sobre otro hombre; vaya, Él mismo aborrecía esta práctica. ¿Por qué se tendría que creer entonces al líder religioso abusivo que él sí tienen poder y dominio sobre sus “ovejas” u otro ser humano cualquiera?
Hubo un momento en la vida de Jesús que surgió esta pregunta natural en mentes que dudaban: ¿Quién es (será) el mayor en el Reino de los Cielos? Cuando surgió esta pregunta entre los discípulos, Jesucristo les tenía una sorpresa:

“En aquel tiempo se llegaron los discípulos a Jesús, diciendo: ¿Quién es el mayor en el reino de los cielos? Y llamando Jesús a un niño, le puso en medio de ellos, Y dijo: De cierto os digo, que si no os volviereis, y fuereis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Así que, cualquiera que se humillare como este niño, éste es el mayor en el reino de los cielos” (Mateo 18:2-4).
(Jesús se cuidó mucho de señalar que el reino de los cielos, ya estaba aquí, en la misma tierra y en las relaciones personales que entablaban los discípulos con cada ser humano con el que se hallaran)

La pregunta era muy simple ¿Quién va a mandar sobre quién en el reino de los cielos y ahora, entre nosotros, aquí, cuando Tú te vayas? La respuesta de Jesús es sorprendente: ¡El mayor en el reino será el que se humille y tenga un corazón de niño, sin malicia ni doble sentido! ¿Tienen ese corazón y actitud esos líderes que más bien parecen capataces sobre las ovejas, las humillan, vejan, e incluso llegan a violar sexualmente? ... En vez de ello, Maciel y otros pedófilos dominan y se ponen a los niños en medio...
La duda persistió. Los discípulos como que no se conformaban; humanamente deseaban tener dominio sobre sus compañeros. Así es que Jesús les tuvo que dar otra lección. Con esta nueva enseñanza, los sacó de su sistema de creencias, anuló todo concepto de lo que era dominar al otro: los dejó fríos; así como deja bufando de impotencia a esos líderes abusivos que creen tener carta de propiedad sobre la congregación. Justo en su condena contra los fariseos, en Mateo 23, Jesús hace resaltar el papel del dominio del uno sobre el otro, y dice:

El que es el mayor de vosotros, sea vuestro siervo. Porque el que se ensalzare, será humillado; y el que se humillare, será ensalzado. (Mateo 23:12).

Pero aún no bastaba: los discípulos se hicieron los desentendidos. Entonces Jesús se puso de ejemplo:

“Y hubo entre ellos una contienda, quién de ellos parecía ser el mayor. Entonces él les dijo: Los reyes de las gentes se enseñorean de ellas; y los que sobre ellas tienen potestad, son llamados bienhechores: Mas entre vosotros, no será así: antes el que es mayor entre vosotros, sea como el más joven; y el que dirige, como el que sirve. Porque, ¿cuál es mayor, el que se sienta a la mesa, o el que sirve? ¿No es el que se sienta a la mesa? Y yo soy entre vosotros como el que sirve. (Lucas 22:24-27).

Hoy en día, los líderes abusivos siguen en la contienda preguntándose ¡quién es el mayor!. Obviamente, en la contienda final el líder religioso se adjudica ese título, y deja que los demás se disputen el resto de los puestos. Muchos de esos líderes, para validar esa su falsa autoridad, tuercen esta Escritura; insisten en decir que ellos tienen una autoridad especial. Toman el texto fuera de contexto y, carentes de todo conocimiento exegético, dicen: “¡Ah!, pero la Escritura dice que aún así, existen mayores y menores, y, entonces, yo soy el mayor”. Pobres, no entienden el significado de mayor/menor como se utiliza en el original griego: no se trata de un “más grande” o “alto” en el sentido jerárquico, sino de más o menos humildad o disposición para obrar en el Reino de Dios de manera funcional.

Manipulación

Este tipo de autoritarismo falso y anti-bíblico debe ser protegido por el líder abusivo quien se cuida de no ser puesto en tela de juicio por algún miembro entendido en las Escrituras o reglamentos internos, si no es que en una homilia papal. Los grupos religiosos abusadoras se caracterizan por la manipulación de sus miembros. La manipulación es el uso de fuerzas exteriores para lograr que otros hagan lo que alguien quiere que hagan. Aquí la manipulación se usa para hacer que las personas se sometan al liderazgo del grupo. Las tácticas de manipulación incluyen el uso de la culpa, la presión de sus semejantes, la intimidación y las amenazas de juicio divino de Dios por la desobediencia. A menudo, se lleva a cabo una dura disciplina pública para promover el ridículo y la humillación.
Otra táctica es la filosofía del "pastoreo". Esta “filosofía” requiere que cada miembro responda personalmente ante otra persona de mayor “experiencia”. El creyente debe revelar todos sus pensamientos y sentimientos personales a su "superior" y discutir con él sus decisiones futuras. Esta información personal no se usa para ayudar al miembro sino para controlarlo. Sutilmente, al creyente se le aconseja que se busque un “tutor” entre algunos miembros más antiguos; se les convence a la tutoría con ejemplos tan absurdos como los de Josué bajo el mando de Moisés o Eliseo como seguidor de Elías.
Otra forma de control es el aislamiento. Las iglesias abusadoras pueden interrumpir el contacto entre un nuevo miembro y su familia, amigos y toda otra persona no asociada con el grupo.

Una de las tácticas más abominables es la del espionaje. El líder religioso encocomienda a algunos de sus incondicionales ya probados, que vayan y “espíen” a quienes no hablan bien del líder. Así, se pone al hombre (a un hombre común y corriente y con todas las debilidades humanas), en un pedestal; un personaje cuya conducta parece no tener mancha alguna. Las sugerencias, reprimendas y diatribas de los que defienden y espían para el líder religioso, son de un tono más o menos así: “No hables mal de tus líderes porque si lo haces te va a dar lepra como les dio a Aarón y María”. La “ovejita” que no entiende nada de Aarón ni de María (porque la enseñanza bíblica que se le da no alcanza para que sepa quiénes son estos personajes), agacha la cabeza y con gran culpa se retira del lugar temerosos del castigo; si fueron agredidos sexualmente, “el fuego del infierno prometido” basta para que sellen sus bocas y vivan traumatizados toda su vida.
Otra vez, si uno pide explicación de esta conducta dentro del grupo religioso a uno de los líderes espías, éste tampoco cree entender si lo que hace (esa “doctrina”) es correcta o no; él simplemente “obedece” al “ungido”. Lo peor: con el tiempo y por costumbre, la congregación y líderes zalameros del líder religioso llegan a creer que todo lo que se hace y práctica allí ¡se encuentra en la Biblia... creen que así lo ordenan las Escrituras! A su vez, el líder, perpetúa el engaño al colocar en puestos de liderazgo sólo a gente que se “somete” a su autoridad sin cuestionar nada.

Obediencia, Sometimiento, Sujeción

En los sistemas abusivos, los líderes están siempre preocupados acerca de lo que la gente hace, bajo una fórmula que se lee: lo que haces = lo que mereces. Es decir, el miembro es interrogado acerca de su trabajo, diversiones, hábitos y –por sobre todas las cosas-- sus entradas financieras... todo lo relacionado al dinero. Si el miembro resulta ser de los “cargados”, de inmediato (sin mediar análisis espiritual de por medio) se le hace candidato para un puesto dentro del liderazgo. Pero, si el creyente no resulta de solvencia económica atractiva, la “investigación curricular” que se le hizo al creyente (es decir, el interrogatorio a su expediente personal) se transforma en un instrumento de información para conocer cuánto tiempo libre puede emplear ese miembro trabajando al servicio del líder religioso. Cuando los líderes preguntan al miembro qué hace, en qué trabaja, cómo gasta su tiempo, no es porque quieren considerarlos y tratar de ayudarlos, sino para decirles frases como: “No trabajes tanto, Dios va a proveer si sirves a nuestro grupo (y, no pocas veces, a la misma casa del líder); y TE lo va a regresar al 100%” En este punto se es astuto en utilizar un cita bíblica u homilía papal para validar el enunciado.
Comienza entonces un “estira-y-afloja” con el propósito de convencer a la oveja a que dedique tiempo a “servir en el ministerio” –sobre todo si el sociópata ya “apuntó” hacia su objetivo que bien puede ser una mujer con necesidad anímica y/o espiritual, un joven en busca de sentido a la vida, e incluso (sabido es) niños que son invitados a “convivir” con el apóstol con el propósito de una “educación” cristiana desde tempana edad
Si esto no funciona por las buenas, se echa mano del concepto de obediencia, sumisión, sujeción, con el apoyo que emana del punto referente al mando piramidal: “Tienes que obedecer al varón que Dios nos puso como líder en todo lo que él te diga, y lo tienes que hacer sin preguntar y, menos, dudar.” Esta idea de obediencia se ejerce de forma humillante, deshonesta y con un sentido de explotación a la “oveja”, que muchas veces raya –se ha dicho—en la ignominia.
El sistema abusivo ha perdido, bajo el sistema piramidal, el verdadero concepto de la obediencia. Los pasajes en los que se basa este tipo de control (ya dejando a un lado la enfermedad mental del guía) es des-contextualizado por sus “intérpretes”; se hallan en Romanos 13:1, 1 Pedro 5:5 y Hebreos 13:17. Sin duda que son de suma importancia y los creyentes genuinos los ponen en práctica en su vida, sólo que los líderes abusivos leen mal estos pasajes y sin el equilibrio debido.

Por ejemplo, muy rara vez los líderes mencionan Hechos 5:29 en donde se dice que “es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres”, o Jeremías 17:5 “Maldito el hombre que confía en el hombre, y aparta su corazón de Jehová”; tal vez, asimismo, se deja de citar alguna homilía papal que hable en contra de la obediencia ciega e invita al feligrés a un análisis concienzudo, antes de acatar órdenes por más que quien las emita se sienta la voz misma de Dios.
Por otro lado, pocos o ninguno de los creyentes obedientes dedica el tiempo suficiente para analizar lo que en la Biblia quiere decir la palabra “obedecer”. Peor están los abusivos que están convencidos que han sido llamados para humillar a otros, porque, dicen, esa conducta se halla en las Escrituras, nuestros legados, la tradición o (puede ser también) en alguna homilía papal escogida ad hoc. Por ejemplo cuando leen en Hebreos 13:17 “Obedezcan a sus líderes y sujétense a ellos”, se aprovecha para hacer creer al creyente que estas son reglas que sus adeptos deben seguir a pie juntillas.
Pero veamos más claramente a la luz del significado real lo que se quiere decir con las palabras obedecer y sujetar. De acuerdo a la Greek-Hebrew Key Word Study Bible, la palabra usada es un verbo que significa: convencer (por un argumento verdadero o falso); por analogía: pacificar o reconciliar; también significa confiar en, fiarse de, acuerdo, seguridad, confianza. Finalmente: ser persuadido.
La mayoría de los líderes abusivos confunden la magnesia con la gimnasia, y la iglesia con la pederastia. Empeñados en ser iguales a Dios (o por lo menos estar jerárquicamente justo debajo de él, o convertirse en la boca del Señor), toman la obediencia a Dios como obediencia a su auto-impuesta “autoridad”. Pero también fallan, porque en la Biblia, la palabra que se utiliza para obediencia a Dios, es shêma, que significa: oír inteligentemente (a menudo, con implicaciones de atención, discernir, testificar, comprender).
Como se ve, en ningún momento “obedecer” quiere decir que alguien da una orden y el otro la acata sin pensar, sin preguntar, sin analizarla o juzgar si esa orden es correcta desde el punto de vista bíblico o no. Eso a los líderes no les interesa; una de las frases más usadas por los sistemas abusivos es aquella que dice: “el líder religioso dice que esto es mandatorio, así es que obedezcan”. A esto hay que añadir que, si algunos líderes protestantes imponen este tipo de abusos sobre creyentes que regularmente están más enterados de la posición bíblica, imagine el lector qué no se hará con creyentes católicos que, estadísticamente, son muy pobres lectores de ese libro en el que se basa su religión.

El Nelson's Illustrated Bible Dictionary, dice que “Obediencia, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, está relacionada con la idea de escuchar. Obediencia es una respuesta positiva, activa a lo que una persona escucha. Dios convoca a las personas a una obediencia activa a Su revelación. La falla del hombre en desobedecer a Dios (no escuchar atentamente y no analizar lo que Dios le dice) ciertamente resulta en juicio para el hombre”.

La otra frase que usan los abusivos es “someter/sujetar”. Los autoritarios creen que esto equivale a que la “oveja” tiene que agachar la cabeza y hacer todo lo que se le mande, pues está bajo una cadena de mando que viene desde Dios, pasa por el papa o un superintendente general; de ahí a un subalterno y termina en algún incondicional ignorante o cosa peor.
La palabra someter aparece en griego siete veces en el Nuevo Testamento; dos se refieren a la sujeción de la esposa al marido, una a Dios, una a las autoridades del mundo, y tres a los líderes. Al examinar estas últimas citas nos damos cuenta que las citas poseen dos partes y no sólo una como algunos líderes abusivos las quieren hacer pasar; porque ellos toman la parte que les conviene, y desechan la otra.
La primera cita se halla en 1 Corintios 16:16: “Les ruego que se sujeten a personas como ellos” Pero ¿a quién hay que sujetarse así? ¿Quiénes son ellos…qué características deben de llenar para entonces rendirles la obediencia antes descrita?. Los versículos anteriores en este pasaje son los que se comen los abusivos; el verso 14 dice: “Todas sus cosas sean hechas con amor”, y el 15, dice: “porque ellos se han dedicado al servicio de los santos”. Estos son dos requisitos, condiciones o señales que indican a quién debe darse obediencia en las cosas de Dios. No se puede estar obedeciendo ciegamente a quienes se dedican a utilizar a otros para llenar sus expectativas personales que van desde las financieras hasta las más carnales como es el adulterio y la pedofilia. Ahora, el final del verso 16 (que también se comen los abusivos), dice: “así también [sujétense] a los que ayudan y trabajan”. Un signo casi equívoco de los abusivos es que, dada su tremenda “autoridad” sobre otros, dedican la mayor parte de su tiempo a NO HACER NADA (eso sí, con mucha discreción)
La otra cita se halla en Hebreos 13:17. La segunda parte del verso habla de una razón por la cual el creyente debe sujeción a su guía espiritual: “porque ellos velan por sus almas, como quienes han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría” [no groseramente ni con autoritarismo].

La tercera cita es de 1 Pedro 5:5 y va dirigida a los jóvenes. Esta cita es usada muy a menudo para reprender a éstos e irles enseñando el camino de la “obediencia” irreflexiva (tan sin someterla a juicio, que algunos de estos jóvenes terminan cayendo en los brazos de quien debe protegerlos con su propia vida). De lo que nunca se habla es que estos líderes, el fundador del grupo, el obispo, anciano, seminarista o maestro de religión, deben mostrar integridad para que sean objeto de respeto y sujeción por parte de los jóvenes. Los versos 3 y 4 hablan de que los ancianos “deben cuidar la grey, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancias deshonestas, sino con ánimo pronto; no como teniendo señorío de los que están a su cuidado, sino siendo ejemplo de la grey”.
Como se ve, existen dos partes del argumento aquí: obedecer (como ya se ha descrito arriba, y sujetarse). Esta es la parte que les gusta a los abusivos. Pero para que la primera parte se lleve a cabo, es necesario cumplir con una condición de honestidad, trabajo, comprensión, y sobre todo, de humildad para estar al mismo nivel y no arriba de los demás; esta segunda parte es omitida por la casi totalidad de quienes viven bajo un sistema abusivo.

Reglas no Habladas
Si el llamado a la “obediencia” no funciona, existen entonces un buen número de reglas (inventadas, por supuesto) que los líderes de un sistema abusivo tienen y guardan debajo de la manga para aplicarla cuando algún miembro se les ponga “rebelde”, o simplemente comience a mostrar desacuerdo con lo que él (de alta jerarquía) y/u otros guías de menor rango, piensan, enseñan y hacen. Aquellas reglas no se publican ni están escritas, y el creyente las ignora totalmente. Su aplicación resulta tan paradójica como absurda: “Puesto que no se escriben …tú no sabes de ellas hasta que las rompes.”
Una de las reglas más comunes, a la vez que aberrantes, es: “No hables del líder religioso o vas a salir expulsado del grupo, a ser ‘disciplinado’ o bien, removido del cargo que tienes”. Si esto no basta, entonces se le añade: “Murmurar de un líder de Dios te va a traer un castigo como la lepra de Aarón y María cuando murmuraron contra Moisés”
Otra vez, los líderes ignoran el sentido de las palabras del propio Libro que debe ser la base de sus funciones pastorales tanto como de su iglesia. En las Escrituras “Murmurar”, es el equivalente a la palabra inglesa “slander” que quiere decir “calumniar”; y calumniar es decir algo, o testificar de algo que no es verdad. Esto no es lo que sucede en la mayoría de los liderazgos abusivos. Para ellos un simple desacuerdo, ya es murmurar; si alguien no está de a tono con que el líder religioso pase tanto tiempo viajando a costillas de las ofrendas de platillo puestas por los creyentes, viendo televisión o persiguiendo a jóvenes púberes, a esto ya se considera murmurar; si se le piden cuentas transparentes del dinero que entra a la iglesia o se hace la menor alusión a su relación sospechosa con algunos de sus feligreses; eso también es murmurar.
Para cubrir todo lo incompatible de su vida como “líder religioso”, éste se vuelve a mimetizar con Moisés u otro santo de su preferencia o a citar al papa, para infundir temor en quienes lo critican. Sólo que, otra vez, lo hace sólo parcialmente, porque ni el líder se parece en nada a Moisés ni al ningún santo, y a veces ni al papa, ni tiene tampoco un sólo atributo de estos hombres: no habla cara a cara con Dios (aunque él dice que sí), ni es manso como Moisés, ni es el profeta del tamaño de Moisés. Lo peor: no sigue el ejemplo misericordioso de Moisés quien a pesar de haber sido calumniado, sale y exige a Dios que sane “en ese instante” a Aarón y María (Números 12:13). Por el contrario, cuando el líder abusivo sabe que alguien está en desacuerdo con él, se le señala su indigna forma de “pastorear”, los malos manejos administrativos que hace del dinero, o simplemente el líder religioso se siente a punto de ser descubierto en algún pecado oculto, iracundo se sube al púlpito y comienza a condenar a quienes “murmuran” contra él… Sintiéndose Moisés a los ojos de Dios, emite el juicio contra el murmurador que osó “hablar” del inventor de una Legión que se dice, "de Cristo".
De esta forma, el silencio llega a ser la fortaleza donde el líder esconde todas sus fechorías; él mismo se excluye de todo desafío y escrutinio. ¿Es esto lo que hacía, por ejemplo, el apóstol Pablo? ¡No! Pablo se defendió con argumentos sólidos y se abrió a la investigación frente a quienes hablaron mal de él; jamás los condenó ni les deseó lepra o algo similar; y mucho menos utilizó a sus pares con el fin de que éstos taparan alguna de sus fechorías o condenaran al infierno a aquellos que se atrevieran a señalarlo como indigno de su posición pastoral (2 Corintios 2:12-17 y 3)
Existen otras reglas similares que son inventadas en el momento ( al vapor) con tal de alejar a los que están en “rebeldía” contra el líder acosado; una retahíla interminable de legalismos que, como es el "guía" quien las implanta a su gusto, se aplican a diestra y siniestra, según se van necesitando para eliminar a los “enemigos de Dios y de la iglesia”. Los únicos que no sufren de estas reglas son aquellos que se quedan callados, sumisos y tolerantes. Éstos, se unen al liderazgo abusivo aunque no estén del todo de acuerdo con ellos. Y es que los abusivos tienen una frase mágica para hacer desaparecer toda amenaza de los enemigos de enfrente: “Si hablas de que hay problemas en la iglesia, entonces TU ERES EL PROBLEMA; nosotros estamos bien pues somos los “ungidos” de Dios”. El mensaje para los que se han quedado en el grupo religioso es simple: “Haz lo que ellos (los rebeldes) hicieron, y serás expulsado como ellos”. Estas amenazas van acompañadas de sentencias nada gratas: “¡Ah!, pero si te sales de nuestra “cobertura”, atente a la excomunión … ergo: te irá mal, tu familia va a enfermar, perderás el trabajo, caerás en maldición, te vendrán días de amargura, etc. etc.”

Un estilo de vida rígido y legalista

Un estilo rígido y legalista es ideal para el abuso. Esta rigidez es el resultado natural del estilo de liderazgo abusivo. Los grupos manipuladores exigen la devoción inquebrantable a la "familia espiritual". ¡La lealtad al mismo tiene prioridad por sobre la lealtad a Dios, la familia o cualquier otra cosa!.
A menudo se presiona a los miembros a asistir a misa/servicio cinco, seis o siete días a la semana. Existe un requisito para hacer catequismo y/o evangelizar: se debe cubrir cierta cuota de contactos, y algunos gripos llegan a exigir que los miembros completen tarjetas de tiempo que registran cuántas horas han dedicado a su labor proselitista. Se hacen programas diarios para la persona, se le obliga a cubrir cuotas de entrega propagandística, ir puerta tras puertas para tratar enrolar a otros al "salón del reino", etc. Los miembros de este tipo de grupos frecuentemente abandonan la escuela, dejan de trabajar o aun desatienden a sus familias para hacer el trabajo exigido por su grupo.

Existen también pautas emanadas del liderazgo para el vestido, las citas, las finanzas, y ¡hasta con quièn sí y con quién no, debes casarte! El cumplimiento de estos detalles se consideran de gran importancia y equiparan a la "fe" que el creyente tiene, no para Dios, sino esa de ceguera para su líder.

En gruposs como éstos, las personas comienzan a perder su identidad personal y a actuar como robots programados. Muchas veces, la presión y las exigencias de la grupo religioso harán que el miembro tenga una crisis nerviosa o caiga en una depresión severa. Al observar estas características, no puede dejarse de pensar en las palabras de Jesús acerca de los fariseos, que "atan cargas pesadas y las ponen sobre la espalda de los demás, pero ellos mismos no están dispuestos a mover ni un dedo para levantarlas" (Mateo 23:4). O, esta otra: "Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso. Carguen con mi yugo . . . Porque mi yugo es suave y mi carga es liviana" (Mateo 11:28-30)!

Falta de Balance en la Enseñanza

Cuando los abusivos sienten y ven que entre más la gente que los sigue conoce las Escrituras, el catecismo, algunas homilías (que existen, claro, humanitarias) o se asesora de personas de conocimiento profundos en la doctrina --o simplemente aprende por la Internet mediante programas a distancia, los espías del grupo los va identificando como aquellos que se “rebelan”; entonces los líderes optan por dos cosas: 1) condenar enseñanzas que no halla enseñanado él mismo, y 2) enseñar poco y torcido; dar la enseñanza con medida y de acuerdo a sus intereses, elegir a un grupo “selecto” de líderes agachones para prepararlos como “ministros”, o simplemente (de plano) cancelar toda enseñanza...excepto la que puede ser controlada por el líder religioso.
¿Qué se hace entonces? Se sustituye la enseñanza con la emoción, manipulación de sentimientos, predicaciones gritonas y sin contenido, imágenes del fundador en un ambiente de camaradería, reforzamiento desde el púlpito acerca de quién es el “ungido de Dios”, prohibición de “andar pastando en otros prados” (es decir, fidelidad incondicional al grupo)... Y tambièn: “Si quieres leer algún libro que no sea de los permitidos aquí, pide permiso a tu líder”, etc. Gradualmente la enseñanza bíblica profunda se sustituye por otros discursos seculares, planes de crecimiento, estrategias financieras; todo, con tal que los miembros que todavía siguen al líder nunca lleguen al fondo del asunto en conocimiento bíblico o de vigilancia doctrinal.
Para que la “oveja” ya no ande preguntando, el líder religioso se sube al púlpito y proclama desde allí que “Él es el único que recibe revelación de Dios o autoridad del papa, y que, en esos momentos de pr+edica, transmite a las ovejas un mensaje tal y como Dios se la dio esa mañana; las ovejas, se les dice, deben de aceptar esa revelación, y bastarse para el resto de la semana... O irse”.

Un creyente entendido sabe que tal revelación no puede venir de Dios cuando lo que se predica y enseña es simplemente la técnica llamada "El poder subliminal del abuso espiritual"...Se trata, ante todo, de controlar, manipular, condenar, herir, lastimar.

Cambios frecuentes del nombre del grupo/iglesia

El hábito de estar constantemente cambiando el nombre del grupo religioso, obedece a que ya su "orden" o "instalación" ha sido reconocida como violadora de los más elementales derechos humanos. A menudo, no es sòlo el cambio de nombre (ya para entonces de prestigio y hasta con escuelas que llevan su sello) sino que se acude al síndrome de la NEGACIÓN individual: "¿Yo de la Legión? ¡No, hombre, cómo crees! ¿Mi hijo en la Anáhuac?...Lo acabo de cambiar al Instituto Patrulla...". Y cosas por el estilo

LA DESPROBACIÓN DE LOS DEMÁS


La desaprobación de todas los demás grupos religiosos suele ser otro síntoma de los abusivos. El grupo se consideran una elite espiritual. Sienten que ellos solos tienen la verdad, y todas loss demás se han corrompido. Por lo tanto, no se asocian con otros "cortados con la misma tijera". Esto grupos acostumbran referirse a ellos mismos con nombres especiales tanto como ridículos: "el rebaño sagrado", "el remanente fiel" o "el ejército de Dios del final de los tiempos". Hay, también un sentido de orgullo porque los miembros sienten que tienen una relación especial con Dios y con su movimiento en todo el mundo, o en el país o en la colonia. En su libro Churches That Abuse, el Dr. Ron Enroth cita a un ex miembro de uno de estos grupos que dice: "Si bien no lo decíamos abiertamente, en el fondo de nuestro corazón realmente sentíamos que no había un lugar en el mundo como nuestra asamblea. Pensábamos que el resto de los grupos religiosos estaban de recreo".


La Biblia deja en claro que no hay grupos o iglesias que son una elite espiritual. Efesios 4:3-6 dice: "Esfuércense por mantener la unidad del Espíritu mediante el vínculo de la paz. Hay un solo cuerpo y un solo Espíritu, así como también fueron llamados a una sola esperanza; un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo; un solo Dios y Padre de todos".



Complejo de persecución



Ya nos habíamos referido a la paranoia que muchos líderes abusivos poseen. Esta característica es consecuencia natural de la anterior. Como las iglesias abusadoras se consideran una elite, esperan persecución del mundo y aun se nutren de esto. La crítica a la que son sometidas por sus métodos abusivos y evidente falta de fundamento espiritual, les sirven a estos grupos –no como una forma de reflexión y cordura-- sino ¡como evidencia de que son la verdadera iglesia, perseguida por Satanás!... ¡Hágame Usted el favor!.



Sin embargo, la persecución recibida por iglesias abusadoras es diferente de la persecución que recibió Jesús y los apóstoles. Las iglesias abusadoras atraen gran parte de la prensa "negativa" no por otra cosa que por sus propias acciones. Así, toda crítica recibida, independientemente de su origen -cristiano o secular- siempre se considera como un ataque de Satanás, aun cuando las críticas estén basadas en la incongruencia de su propia doctrina.


En pocas palabras: toda oposición a sus prácticas nefastas, las ven como persecución...y ésta llena sus expectativas apocalípticas de forma que uno no puede imaginar.



Proceso de salida doloroso



Absurdamente, una de las características del Abuso Espiritual es que la salida de éste es un proceso doloroso y difícil. Los miembros de muchos de estos grupos temen salir por la intimidación, presión y amenazas de juicio divino. A veces, los creyentes que dejan estos "ministerios" son acosados y perseguidos por líderes de la misma cuasi-secta. La mayor parte del tiempo, quienes deciden abandonar, son ridiculizados y humillados públicamente ante el grupo, y se les dice a los demás miembros que no tengan ninguna relación con ninguno de los ex miembros. Esta práctica se llama evitación.


Muchas personas que dejan grupos abusadores, debido a la intimidación y el lavado de cerebro, llegan a sentir que han dejado a Dios mismo. Ninguno de sus anteriores compañeros quiere tener comunión con ellos, y se sienten aislados, abusados y temerosos del mundo. Un ex miembro de un ministerio universitario específico dijo: "Si uno se va sin la aprobación del liderazgo, recibe condena y culpa. Mi líder religioso me dijo que pensaba que era satánico que yo me fuera y se preguntó si yo podría continuar mi experiencia de salvación".



Algunas Características de los grupos abusivos



1. Una actitud de superioridad: “nuestra grupo religioso es mejor que cualquier otra”.


2. Falta de tolerancia en los desacuerdos con el liderazgo; se suprime la forma de pensar que difiera de los líderes y, más aún, del líder religioso .


3. Agendas escondidas, como una forma deliberada de tomar decisiones “en el momento”, es decir, cuando alguno de los miembros se muestra en “rebeldía” o se sospecha que cuestiona la conducta del líder religioso y/o su familia.
4. Imposición de creencias en el sentido de que la desobediencia a lo que el líder religioso dice (y que no trata en absoluto de manera bíblica), es pecado, cuando en realidad no lo es. Una vez que el discípulo ha sido convencido por su líder que la desobediencia es algo pecaminoso, el discípulo tomará control de sí mismo y de su propia voluntad para seguir las sugerencias de su discipulador, con el propósito de evitar la culpa. Ejemplo: “si te sales de esta iglesia, estás en desobediencia a tu líder religioso , y caerás en maldición…”; resultado: el miembro sigue allí aunque se sienta más que a disgusto.
5.Los sentimientos del discípulo llegan a ser esclavos de los consejos del líder o discipulador.

6. La información que el grupo define como negativa, en lo que concierne a los líderes, es suprimida haciendo a un lado de sus funciones como miembro, al discípulo que se atreve a hablar. Esta humillación es frecuentemente realizada mediante modelos o estándares de conducta no bíblicos que causan en el discípulo culpa y vergüenza. Por ejemplo, si el que habla “negativamente” tiene un puesto de maestro de niños, y falta un domingo a la grupo religioso por causa de su trabajo (un otra razón); ese es un pretexto “razonable” para hacerle ver que “ha fallado a Dios” y que se le va a “disciplinar”, sentándolo algunos domingos… Esto, naturalmente, se hace con el propósito de hacerlo a un lado, se desanime y se vaya de la iglesia.

7. Los grupos abusivos usualmente mantienen un significado adicional de lo que quieren decir con “obediencia” y “sumisión”. Estas palabras jamás van a expresar exactamente lo que el líder religioso desea decir con esto; en el momento menos esperado, el líder añadirá, a su criterio, un nuevo significado a esas palabras, según le convenga o sirva para salir de algún enredo.

8. Los grupos abusivos le dan poco valor a la defensa que de ellos mismos hacen los discípulos, mediante la distorsión de conceptos altamente importantes de compromiso y verdad. Naturalmente, estos conceptos son distorsionados por los líderes, dándoles un significado que la Biblia no se permite. Ejemplo: “Cuídate de contradecir al líder religioso … es tu palabra contra la de él, y recuerda que él es el “ungido” a través del cual Dios trae bendición para ti y tu familia”.

Los grupos abusivos pueden:

1. Hacerte sentir lejano a la familia (pregunta a tu familia si ellos sienten que te has alejado de ellos emocionalmente, porque tú, por ti mismo, no estás en posibilidad de ver esto.

2 Causar que tus decisiones espontáneas disminuyan, pues ahora quieres verificar con tu líder primero.

3. Causar que abandones tus antiguos pasatiempos y amigos (los sanos, claro)

4. Causar la interferencia de planes familiares normales, por estar pensando en qué dirá tu líder con respecto a la decisión que puedan tomar tu y tu familia.

5. Aceptarlos consejos de tu líder tan rápidamente que alguien perciba que estás indebidamente influenciado o controlado.

6. Hacerte creer de manera sutil que la obediencia y sumisión a un ser humano cualquiera, es signo de crecimiento espiritual, aún cuando tú no te sientas bien. 7. Crear culpa y vergüenza innecesarios cuando tus deseos no coinciden con los de tus líderes, y tu personalidad real se suprime. Esto provoca que pierdas tu iniciativa personal, tengas problemas emocionales serios, depresiones profundas; todo debido a que tu discipulador te ha indicado que, al no coincidir con él, estás faltando a la voluntad de Dios.

CONCUSIÓN
Se han expuesto aquí sólo algunas de las características de los grupos abusivos dentro de su medio interno, así como los esfuerzos "sobre-humanos" que algunos realizan para que sus aberraciones no salgan fuera de los muros que los cobijan. De los elementos externos, político, de compadrazgo, mercantil, intereses propios y alianzas iglesia-estado, etc. que codyuvan a que el abuso espiritual sea posible hasta llegar a extremos como la pedofilia de Marcial Maciel, ya otros grandes periodistas y escritores han dado cuenta a través de información mediática y libros que el lector puede hallar en casi cualquier estantería.
Al caso Maciel y epígonos que sobreviven y se re-organizan para continuar con sus prácticas abusivas, no queda otra que encuadrarlos en aquel pasaje del Evangelio acontecido en la región de Gadara. En aquella ocasión Jesús enfrenta a un hombre que habita entre los sepulcros, con una fuerza tal que ninguna cadena es capaz de mantenerlo en su sitio, además de ir de aquí para allá completamente desnudo. Cuando el nazareno se da cuenta de lo que tiene enfrente, lo primero que hace es preguntar a ese poseído por un espíritu inmundo "¿Cuál es tu nombre"? La contestación del espíritu no puede ser más exacta al caso Maciel y seguidores: "Me llamo Legión, porque somos muchos".
Lecturas Recomendadas

Iglesias Abusadoras, Pat Zukeran, Probe Ministries, Trad. Alejandro Field
The Subtle Power of Spiritual Abuse, David Johnson & Jeff VanVonderen. Minneapolis, MN: Bethany House Publishers, 1991.
Toxic Faith, by Stephen Arterburn & Jack Felton. Nashville, TN: Oliver Nelson, 1991. Nota: Este libro puede ser también hallado bajo el título de Faith that Hurts, Faith that Heals.)
Healing Spiritual Abuse, Ken Blue. Downers Grove, IL: IVP, 1993
Churches that Abuse, Ronald Enroth. Grand Rapids, MI: Zondervon, 1992.
Recovering from Churches that Abuse, Ronald Enroth. Grand Rapids,MI: Zondervon, 1994.
The Performance Illusion, Chap Clark. Colorado Springs, CO: Navpress, 1993
Twisted Scriptures, Mary Alice Chrnalogar. USA: Lazareth Projects, PO Box 8021; Chattanooga, TN 37414, 1996.
Healing for Damaged Emotions, David A. Seamands. USA: Victor Books, 1981
Recovery from Spiritual Abuse, Dale & Juanita Ryan. Downers Grove, IL: IVP, 1993.
Damaged Disciples, Ron & Vicki Burks. Zondervan, Grand Rapids, Michigan.

(1) Por lamentable que parezca, las legislaciones jurídicas de casi todos los países del orbe no contemplan castigo para este tipo de dominio sectario, todo en nombre de la “libertad de culto”. Lo que da manga ancha a cuanto sociópata ve en la fe de otros, un negocio más que redondeo. En nuestro país apenas recientemente se ha comenzado a castigar el abuso físico y psicológico, no así el espiritual que ha quedado al margen con la impunidad que mantiene a los opresores "libres de toda culpa".

(2) No se trata de ninguna apología de “X” creencia, sino de una confrontación de lo que se dice y practica entre quienes a sí mismos se imponen un credo. ¿Existe congruencia entre lo que “ellos” dicen y sus muy propias enseñanzas espirituales? Lo mismo se haría con un marxista revolucionario que vive como todo un burgués, o con aquellos que no salen de la cantaleta de terminar con la miseria económica, y a la hora de gobernar se sirven con la cuchara grande y salen ilícitamente enriquecidos; o finalmente, con zquel que grita va a terminar con la pobreza en México...y sí, lo hace, convierte a los pobres en miserables.

(3) Es por ello que, indistintamente, se ha utilizado el término líder espiritual y no solamente sacerdote, padre, ministro, obispo,etc. Asimismo, se hace uso del término “grupo religoso” bajo el que se engloba “iglesia, “ministerio”, “misión”; siempre y cuando, claro, posean las características aquí señaladas. Nuestro mayor respeto a otros grupos de integridad a toda prueba entre lo que dicen y hacen.

Raymundo Riva Palacio: Que los perdone Ciro



QUE LOS PERDONE CIRO
Raymundo Riva Palacio

En 1997, novel aún CNI Canal 40, una acalorada discusión editorial intramuros concluyó con la decisión de transmitir un programa especial sobre la pederastia del fundador de los Legionarios de Cristo, Marcial Maciel.

Un mes duró la preparación de un programa, durante el cual las fuerzas políticas más inimaginables se unieron para presionar, amagar y amenazar al entonces propietario del canal, Javier Moreno Valle, para que no lo difundiera. Miembros del gabinete del presidente Ernesto Zedillo, capitanes de la industria y hasta jerarcas de la iglesia católica no dudaron en ensuciarse las manos para defender a Maciel, protegido del papa Juan Pablo II, con lo que se escribió uno de los episodios más vergonzosos contra la libertad de expresión en el México de la transición democrática.Maciel era un hombre muy poderoso en México. Fundó los Legionarios de Cristo en 1941 y durante décadas construyó un mito, erigió escuelas, universidades, compró publicaciones, y desde la Vía Aurelia, una de las calles más viejas de Roma, levantó una orden que hoy tiene a 800 sacerdotes repartidos en 22 países, con una membresía calculada en 70 mil personas. Por las aulas de sus instituciones de educación media y superior pasaron los hijos de los más acaudalados y poderosos mexicanos, quienes como en el circo romano el César, tenían la capacidad de matar o perdonar. Bajo esa cultura, la sola idea del reportaje sobre Maciel desató su furia.Lo que preparaba el equipo editorial encabezado en ese entonces por el periodista Ciro Gómez Leyva, hoy la figura más prominente del Grupo Milenio, no era un hallazgo. En New Haven, Connecticut, empezó a revelarse la historia negra de Maciel. Molestos los grupos económicos dominantes en la región por la compra las publicaciones católicas estadounidenses The National Catholic Reporter y Twin Circle en 1995, alentaron los rumores de antiguos alumnos del noviciado sobre la pederastia de su fundador, que se convirtieron en un reportaje de primera plana del periódico Hartford Courant en febrero de 1997. Poco después La Jornada publicó los testimonios de los sacerdotes y exreligiosos que habían denunciado al diario estadounidense los abusos sexuales contra ellos cometidos por el padre Maciel.Nada extraordinario había sucedido con La Jornada. En mayo, dos meses después de la denuncia original, CNI Canal 40 difundió un programa donde varios de los mismos denunciantes aparecieron por primera vez ante una pantalla de televisión para contar su experiencia. La decisión de ponerlo al aire culminó una ola de presiones. En la víspera de la transmisión, el entonces secretario de Comunicaciones y Transportes, Carlos Ruiz Sacristán, le pidió que no lo pasara, porque habría represalias y podría ser acusado de difamación. Antes, en la misma lógica supresora, el entonces rector de la Universidad Iberoamericana, Enrique González Torres, había advertido que "iban a creer que los jesuitas estaban detrás de eso". A cuatro horas de que saliera al aire el programa, el superpoderoso secretario particular del entonces presidente Zedillo, Liébano Sáenz, le dijo a Moreno Valle que por el bien del país no lo transmitiera.Había amenazas directas de dos empresarios, Roberto Servitje, de Bimbo, y Alfonso Romo, metido en ese entonces en cigarreras y en la bolsa, que si se transmitía el programa, habría un boicot publicitario, por lo que Moreno Valle tuvo una reunión con Gómez Leyva y con su segundo de a bordo, Marcial Ortiz, para decidir qué hacer. La decisión fue seguir adelante con el plan y la venganza fue devastadora: en cuestión de horas, tras la difusión del programa, se cancelaron contratos de publicidad por cuatro millones de pesos. Encabezados por Servitje y Romo, el sector privado realizó el boicot publicitario más agresivo desde que en 1972 hicieron lo mismo con Excélsior, en ese entonces dirigido por Julio Scherer. Excélsior, que tenía 54 años de vida, fue rescatado por el presidente Luis Echeverría; en el Canal 40, que acababa de nacer, Zedillo avaló el boicot. Si Echeverría le salvó la vida a Excélsior, Zedillo contribuyó a que se ahogara al Canal 40, que nunca pudo revertir los efectos del boicot hasta que cambió de dueño.Desde el primer momento de la denuncia, los Legionarios de Cristo negaron todas las afirmaciones. Maciel dijo que eran "conspiradores" que querían minar su liderazgo. El silencio fue total. Sólo dos periodistas denunciaron lo que había pasado, pero el sol ya no se podía tapar. Casos de pederastia en Estados Unidos sin vinculación a Maciel, volvieron a ponerlo bajo los reflectores del escándalo, y Juan Pablo II ya no pudo seguir defendiéndolo. El cardenal Joseph Ratzinger, hoy Benedicto XVI, lo investigó y cuando asumió la Silla de Pedro, lo forzó a retirarse del ministerio público.Marcial Maciel murió a principios de 2008 a los 87 años, y hubo quienes pretendían su canonización, pero la historia siguió abriéndose. Apareció una hija hace tiempo, lo cual comenzó a cimbrar a la congregación. Luego vino una denuncia por 26 millones de dólares de otro hijo de Maciel -que los Legionarios ubican como extorsión-. Después llegaron informes a los Legionarios de Cristo de otros supuestos cinco hijos y de dinero que utilizó para su beneficio particular, que tienen partido a los Legionarios.Hoy viven una convulsión interna agravada por reportes de prensa donde se están ventilando nuevos episodios siniestros de su historia secreta. Hay un sector de los Legionarios que están pidiendo internamente cuentas a los financieros de la congregación, exigiendo que les expliquen el porqué nunca les dijeron nada, porque no les creen que estuvieran ajenos a los malos pasos de Maciel. Los empresarios no han hablado. Al contrario, están tratando de lavar su culpa. El caso más claro es Romo, soporte financiero de la publicación electrónica Reporte Índigo, cuyo director -Ramón Alberto Garza- que ahora flagela a Maciel, nunca quiso oír nada malo en contra de los Legionarios cuando dirigía Reforma. ¿Dónde están aquellos que asesinaron a CNI Canal 40 por un acto de fe? Escondidos, ciertamente. Pero deberían estar avergonzados de sus actos, dispuestos a rectificar la represión cometida, rendir cuentas sobre aquella conspiración del poder y cuando menos, ya que nada es reversible, decirle a Ciro, como cabeza editorial de aquel grupo: usted disculpe.

rrivapalacio@ejecentral.com.mxwww.twitter.como/rivapa
Fuente: Riva Palacio, Raymundo - ESTRICTAMENTE PERSONAL - Eje Central - Viernes, 5 de marzo de 2010

Roberto Garza: La doble vida de Marcial Maciel



La doble vida de Marcial Maciel
Roberto Garza
(Milenio)

"Maciel se las arregló para tejer una gran red de turbias complicidades con líderes políticos y económicos con miras a acrecentar su poder e influencia, donde el gancho radicaba en su personalidad mística y en su discurso de pureza redentorista. Hemos comenzado a quitar los retratos de Maciel de las paredes".
—P. Thomas Williams. Decano de teología para Regina Apostolorum, la universidad pontificia de la Legión en Roma

El año pasado, el Papa Benedicto XVI revocó, en una acción sin precedentes en la historia del papado, dos votos internos —votos que hacen los agremiados de una orden religiosa ante la orden misma y no propiamente ante El Vaticano— particulares a la Legión de Cristo: uno pedía nunca desear, buscar o cabildear la obtención de responsabilidades o posiciones jerárquicas en la congregación para sí mismo o para otros y, el segundo, nunca criticar al exterior los actos de gobierno o la persona de ningún directivo o superior de la congregación de palabra, letra o de ninguna otra forma. De tener la certeza que algún hermano hubiera roto esta promesa, debía informársele sin demora al superior inmediato del trasgresor.
Esta omertá —la negación o el silencio externo y la demonización interna ante los críticos— ha sido estrategia fiel de la Legión de Cristo: incluso cuando Benedicto XVI condenó en mayo del 2006 a Maciel “a una vida reservada de oración y penitencia, renunciando a todo ministerio público”, la Orden intentó una fachada de dócil inocencia como evasiva al castigo papal, afirmando que: “En relación con la noticia de la conclusión de la investigación de las acusaciones hechas al P. Marcial Maciel, nuestro venerado padre fundador, la Congregación de los Legionarios de Cristo informa (…) Ante las acusaciones hechas en su contra, él afirmó su inocencia y siguiendo el ejemplo de Jesucristo optó siempre por no defenderse de ninguna manera (…) Él, con el espíritu de obediencia a la Iglesia que siempre lo ha caracterizado, ha aceptado este comunicado con fe, con total serenidad y con tranquilidad de conciencia, sabiendo que se trata de una nueva cruz que Dios, el Padre de Misericordia, ha permitido que sufra y de la que obtendrá muchas gracias para la Legión de Cristo y para el Movimiento Regnum Christi”.
Esa fachada de santa infalibilidad se desmoronó cuando los blogs Ex LC Blog, Life alter LC y American Papist destaparon el lunes 2 de febrero que “hoy, el P. Scott Reilly, LC, director territorial de Atlanta, Georgia, le anunció a quienes trabajan en esa dirección territorial de la Legión de Cristo que Marcial Maciel tuvo una amante, procreó con ella al menos un hijo y vivió una doble vida”. La noticia fue prontamente recogida por los principales diarios del mundo.
Lo cierto es que, de acuerdo al New York Times y a testigos presenciales que pidieron el anonimato, Corcuera y otros altos líderes de la Orden tenían ya semanas de acercarse a sus seguidores más fieles para informarles del hecho. Pero no hay indicio de que pensaran hacerlo público o, cuando menos, no pronto.
En palabra de Jim Fair, su vocero: “Hemos descubierto algunas cosas de la vida de nuestro fundador que son sorprendentes y difíciles de entender. Podemos confirmar que hubo aspectos de su vida inapropiados para un sacerdote católico”.
A la fecha las versiones recurrentes son que Maciel tuvo al menos una hija que hoy tendría cerca de 22 años y que durante todo ese tiempo Maciel canalizó sumas de dinero desconocidas a esa familia. Según el NYT, el padre Steven Fichter, quien dejara la orden hace 14 años y antes fuera su financiero en jefe, dijo que le informó tres años atrás —en las postrimerías de la sentencia de reclusión— al Vaticano que cada vez que Maciel viajaba fuera de su casona de Vía Aurelia, en Roma, le pedía 10 mil dólares en efectivo; 5 mil en dólares y 5 mil en la moneda del país a donde se dirigía. Cuestionado sobre cómo justificaba el fundador esos gastos, Fichter contestó: “Los Legionarios vivíamos en pobreza; si alguno salía y compraba una pluma bic y una barra de chocolate, tenía que reportar los recibos. Pero para el padre Maciel jamás hubo ninguna contabilidad. Siempre era efectivo, sin rastro electrónico. Y como era este héroe extraordinario para nosotros, jamás lo cuestionamos; ni por un segundo. Maciel era el héroe mítico que vivía en un pedestal y que tenía todas las respuestas. Cuando te haces legionario, debes leer cada carta que él escribió, como 15 o 16 volúmenes”.
Hoy la Orden, en contradicción con sus prácticas habituales —la negación de la crítica y el desprecio para quienes no abrazan el discurso, la hostilidad o el ostracismo abierto para quienes renuncian a éste y el culto a la personalidad de Maciel— acepta, renuente pero públicamente —la carta abierta de Corcuera, disponible en el sitio web de la Orden, es una antología de vaguedades—, que Marcial Maciel, “Nuestro Padre”, como ellos le llaman con reverencia, tuvo una amante y una hija con ésta. Pero de las añejas acusaciones de abuso sexual y de su adicción a la Dolantina —un derivado de la morfina—, ni una palabra. La pregunta es: ¿Por qué hoy acepta la Orden cuando menos ese pecado si siempre negó los demás?

Quizá porque es difícil probarle al fundador el abuso de sustancias o el de menores, a pesar de numerosos indicadores de lo contrario: allí están los inocentes rumores entre la congregación femenina respecto a los muchos dolores que padecía “Nuestro Padre” y que “ni las drogas más fuertes” podían curar, y los testimonios de los vejados. Pero las pruebas de ADN hacen de la paternidad algo comprobable más allá de cualquier duda: todo apunta a que la atípica confesión de falibilidad obedece, más que al deseo de limpiar la casa, a la necesidad de “enfrentar en mejor posición una posible demanda por la herencia”, como dijo el experto en antropología de las religiones Elio Masferrer a AFP el jueves 6. Una demanda por la herencia o un chantaje millonario a manos de alguien que sabe tanto de las abultadas arcas de la orden como de la doble vida de Marcial Maciel.
Pero procrear una hija es el menor de los pecados de Maciel. Porque la Legión, con sus 800 sacerdotes con presencia en 22 países y más de 50 mil miembros arropados por su brazo laico, el Movimiento Regnum Christi, ha sido comparada con los cultos religiosos más fanatizantes y denunciada no pocas veces, aunque nunca en México, por “lavado de cerebro” y abuso de confianza. Apenas el pasado junio, Edwin F. O’Brien, el arzobispo de Baltimore, quiso expulsarlos de su diócesis por “falta de transparencia en sus operaciones”, pero fue convencido por oficiales vaticanos de imponerles en vez medidas de control restrictivas.
Maciel se las arregló para tejer una gran red de turbias complicidades con líderes políticos y económicos con miras a acrecentar su poder e influencia, donde el gancho radicaba en su personalidad mística y en su discurso de pureza redentorista, muy similar al del fascismo franquista que el michoacano tanto admiraba. Y en México, mejor que en ningún otro lado, el fenómeno floreció: la Legión capitalizó el hueco dejado por los jesuitas entre las clases dominantes —su interés en la teología de la liberación era mal visto por éstas— entrando en la intimidad de los poderosos al ofrecerles un justificante de vida donde la posición económica no era una tara para llegar al cielo —el proverbial ojo de la aguja—, sino una gracia que permitía salvar y salvarse. La entrega incondicional a la agenda de la Orden estaba imbricada en el discurso: de allí la necesidad de divinizar la figura del fundador, recibido con gritos, ahogos y desmayos —como un rock star— por un público mayoritariamente femenino: nadie debía dudar de la santidad de “Nuestro Padre”. Él mismo lo dicen en Mi vida es Cristo: “Mi lucha ha tenido un sentido: Cristo crucificado. Sí, creo que he podido sufrir por las diversas pruebas que Dios ha permitido en mi vida. No niego esto. Pero he visto otros muchos hombres sufrir sin ningún sentido, y creo que es lo peor que puede suceder a un hombre. Con la ayuda de Dios y por gracia suya, yo he podido dar un sentido a mis luchas. Y, por esto, siempre me he considerado agraciado, verdaderamente afortunado y he procurado, en la medida de mis limitaciones, ayudar a esos hombres que sufren sin saber por qué, dándoles una razón para vivir y sufrir”.
El juego social parapetaba el discurso: al estar comprometidos con la Legión los principales capitales de México, una manera rápida de entrar a ese mundo era a través de su venia: la adhesión incondicional hacia la Orden ofrecía acceso, por recomendaciones y en “grupos de oración” selectos, a las familias más poderosas del país. Quien no estaba por convicción o por interés lo hacía por miedo: enfrentarse a los Legionarios implicaba, hasta hace muy poco, el ostracismo en un país donde la seguridad financiera pasa más por los contactos que por el talento. Eso explica la feroz aunque irracional defensa —y la renuencia con que la Legión ha tomado la revelación de su engaño— de quienes hacen de la Orden y de Maciel su modo de vida, como se ve en estas líneas firmadas por Lucrecia Rego de Planas, directora de catholic.net, sitio regenteado por la Legión:
“Ayer, 4 de febrero, sin que nadie se lo esperara, apareció de repente, como salida de la nada, una hija del P. Maciel, fundador de los Legionarios de Cristo. Fue la gran noticia a ocho columnas que recorrió las rotativas del mundo entero (…) no puedo negar que eso me ha hecho sentirme un poco celosa, pues... yo no saldré publicada en todos los diarios (tal vez en ninguno) y ¡también soy hija del P. Maciel! No llevo su sangre en mis venas (por eso no soy noticia), pero gran parte de lo que soy (casi todo) se lo debo a él. Sí, el P. Maciel es mi padre (Nuestro Padre, como cariñosamente le llamamos los miembros del Regnum Christi) (…) mi cerebro está lleno de los pensamientos que él me enseñó; mis palabras están contagiadas de las palabras que desde niña leí en sus cartas, al grado que a veces confundo las suyas con las mías; mi espiritualidad es la espiritualidad que él me enseñó a desarrollar; mi vida de oración es tal como él me enseñó a orar; mi corazón siente tal como él me enseñó a sentir, siempre poniendo a los demás antes que a mí (…) Soy, sin lugar a dudas, una auténtica hija del P. Maciel”.
¿Quiénes hicieron posible la doble vida de Marcial Maciel, su florecimiento y su longeva impunidad? Sin duda la Iglesia, en particular la de Juan Pablo II que, conociendo los pecados de Maciel, los dejaba pasar en aras de las cuantiosas aportaciones, en efectivo y en almas, que la orden le hacía en tiempos cuando las devociones y vocaciones caían. También está la Legión misma, eficiente estructura que, a pesar del tibio mea culpa, aún se aferra a los vicios y cánones propios del fundador. Pero igual son culpables quienes prefirieron callar el deficiente nivel académico de sus escuelas con miras a frecuentar a las familias ilustres inscritas en sus aulas; los líderes sociales que hicieron propia la superioridad moral de una orden que los aglutinó en la arrogancia de sentirse elegidos; las autoridades que aceptaron protegerlos o solaparlos para evitar enfrentamientos con sus protectores; los que vendieron su pluma, palabra y convicciones a cambio de reconocimiento o de dinero; los empresarios que usaron su músculo para favorecer a la Legión con miras a aquietar la conciencia; los que cerraron los ojos ante las agresivas prácticas de reclutamiento y de control que, hasta la fecha, rayan en el abuso psicológico. Porque, sí, Maciel era un fraude, un estafador, uno que dejó muchas víctimas a su paso. Pero tuvo cómplices. Muchos cómplices.

Haciendo este alto en mi vida, para contemplarla desde Dios, no puedo dejar de dar gracias a Dios porque Él ha querido servirse de mí como instrumento para colaborar en su plan de redención de los hombres a través de la Legión y del Regnum Christi.

"Mi vida es Cristo", Marcial Maciel

lunes, marzo 22, 2010

ÚLTIMOS APORTES - 22-03-2010



LOS ELEMENTOS DEL REINO
ÚLTIMOS APORTES

EN ESTE NÚMERO


El pasado 21 de marzo se celebró el Día Mundial de la Poesía, inventado por sabe quién. Imposibilitados para presentar un monográfico que abarcara a unos y dejara fuera a otros, nos vimos en la necesidad de desisitir. A cambio, presentamos un discurso y un poema para que tal Día no quedé tan en el vacío. El discurso pertenece a


Eduardo Espina



Un poema improvisado en Beijing por


Allen Ginsberg




Además


Cristina Caballero




y

Odín Peredo





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Allen Ginsberg: Escribo Poesía



ESCRIBO POESIA
Allen Ginsberg*


Escribo poesía porque la palabra inglesa Inspiración proviene del Latín: Spiritus, aliento, deseo respirar en libertad.

Escribo poesía porque Walt Whitman le otorgó permiso al mundo para que hablara con candor.

Escribo poesía porque Walt Whitman abrió el verso de la poesía a la respiración sin obstáculos.

Escribo poesía porque Ezra Pound vio una torre de marfil, apostó al caballo equivocado, les dio a los poetas su autorización para que escriban su lengua hablada vernácula.

Escribo poesía porque Pound les indicó a los jóvenes poetas occidentales que observaran a los chinos escribiendo palabras dibujos.

Escribo poesía porque W.C. Williams viviendo en Rutherford escribió a la manera de New Jersey "Te patio l’ojo", preguntando luego ¿cómo podemos medirlo en pentámetro yámbico?

Escribo poesía porque mi padre era un poeta mi madre de Rusia hablaba comunista, murió en un loquero.

Escribo poesía porque mi joven amigo Gary Snyder se sentó a mirar sus pensamientos como una parte del fenomenal mundo externo del mismo modo que lo hicieron los integrantes de esa mesa redonda en el 84.

Escribo poesía porque sufro, nacido para morir, cálculos en los riñones, presión alta, todo el mundo sufre.

Escribo poesía porque sufro confusión no sabiendo qué es lo piensan los otros.

Escribo porque la poesía puede revelar mis pensamientos, cura mi paranoia también la paranoia de otras personas.

Escribo poesía porque mi mente vaga sometida al sexo la política la meditación en el Dharma.

Escribo poesía para retratar con precisión mi propia mente.

Escribo poesía porque tomé los cuatro votos de Bhodhisattva: innumerables en el universo son las criaturas Sensibles para liberar, infinitas mi propia codicia ira ignorancia que deseo atravesar , incontables son las situaciones en que me hallo mientras el cielo está O.K. y los senderos de la mente despierta no tienen fin.

Escribo porque esta mañana desperté temblando de miedo ¿Qué podría decir yo en China?Escribo poesía porque los poetas rusos Mayakovsky y Yesenin se suicidaron, alguien más debe hablar.

Escribo poesía porque mi padre recitando a Shelley poeta inglés y a Vachel Lindsay poeta norteamericano dio el ejemplo –gran viento inspiración aliento.

Escribo poesía porque escribir de asuntos sexuales estaba prohibido en los Estados Unidos de América.

Escribo poesía porque los millonarios en el Este y el Oeste viajan en limosinas Rolls Royce, los pobres no tienen suficiente dinero para arreglarse los dientes.

Escribo poesía porque mis genes y cromosomas se enamoran de muchachos, nunca de jóvenes mujeres.

Escribo poesía porque no tengo ninguna responsabilidad Dogmática de un día para el otro.

Escribo poesía porque quiero estar solo y quiero hablar con la gente.

Escribo poesía para contestarle a Whitman, jóvenes dentro de diez años, hablen con las tías viejas y tíos aún con vida en Newark, New Jersey.

Escribo poesía porque en 1939 escuchaba por radio Blues Negros, Leadbelly y Ma Rainey.

Escribo poesía inspirado por las juveniles alegres canciones de los Beatles que han envejecido.

Escribo poesía porque Chuang-tzu no podía distinguir si era mariposa o hombre, Lao-tzu dijo el agua fluye colina abajo, Confucio dijo honrá a tus mayores, yo deseaba honrar a Walt Whitman.

Escribo poesía porque el exceso de ovejas y hacienda en las tierras de pastoreo destruye desde Mongolia hasta el Salvaje Oeste los nuevos pastos y la erosión es la creadora de los desiertos.

Escribo poesía usando zapatos animales.

Escribo poesía "Primer pensamiento, mejor pensamiento," siempre.

Escribo poesía porque las ideas no son comprensibles excepto cuando se manifiestan en pequeñísimos detalles: "Ninguna idea más que en las cosas."

Escribo poesía porque el Lama Tibetano dice. "Las cosas son símbolos de sí mismas."

Escribo poesía porque los periódicos titulan un agujero negro en el centro de nuestra galaxia, somos libres para darnos cuenta.

Escribo poesía porque las Guerras Mundiales I y II, bomba nuclear y la Guerra Mundial III si la deseamos, yo no la necesito.

Escribo poesía porque mi primer poema Aullido que no pensaba publicar fue llevado a proceso por la policía.

Escribo poesía porque mi segundo poema largo Kaddish honraba el parinirvana de mi madre en un hospital para enfermos mentales.

Escribo poesía porque HITLER mató a seis millones de Judíos, soy Judío.

Escribo poesía porque Moscú informó que Stalin envío al exilio en Siberia a 20 millones de Judíos e intelectuales, 15 millones nunca regresaron a los cafés de San Petersburgo.

Escribo poesía porque canto cuando me siento solo.

Escribo poesía porque Walt Whitman dijo, "¿Yo me contradigo ?" Muy bien entonces yo me contradigo. (Tengo buen tamaño, contengo multitudes.)

Escribo poesía porque mi mente se contradice a sí misma, un minuto está en Nueva York, al otro minuto en los Alpes Dináricos.

Escribo poesía porque mi cabeza contiene 10.000 pensamientos.

Escribo poesía porque ninguna razón ningún porque.

Escribo poesía porque es la mejor manera de decir todo lo que s etiene en mente en 6 minutos o durante el transcurso de una vida.


*PALABRAS PRELIMINARES ALLEN GINSBERG, UNA NUEVA SENSIBILIDAD

Nota y versiones de Esteban Moore. La inclusión del texto de Esteban Moore sobre Allen Ginsberg en Poéticas es una atención de Biblioteca Virtual BEAT 57
Esta es una discusión en el tema Allen Ginsberg, Improvisación en Beijing dentro del foro Ensayos y Poemas, parte de la categoría Literatura; Improvisación en Beijing

Eduardo Espina: ¿Para qué escribir poesía?

UN ZIG ZAG FELIZ
¿PARA QUE ESCRIBIR POESÍA?
Eduardo Espinasa

Conferencia del escritor uruguayo en la Texas A&M University

El subtítulo de esta reflexión cobija una paradoja que apenas puede resolverse de manera tautológica: se escribe poesía porque no se puede no hacerlo. Así supongo, le sucede a todos quienes practican el mas longevo y menos leído de los géneros. Seria entonces mas lógico sustituir la pregunta ¿para que escribir poesía? por otra menos exigente: ¿para que no escribir poesía? Se escribe pues, porque algo impide que no se haga. Descartes, que bien podría haber dicho no descartes nada en lugar de pienso luego existo, solo dijo esto ultimo. La poesía es un pensar para existir, un modo de reflexión que ocupa una doble existencia; la del ser que escribe y la de la escritura. Se escribe poesía porque hay alguien que tiene algo que decir, o se siente solo y sale de su solipsismo en la libertad vigilada de las palabras, porque un hombre se enamora y una mujer quizá lo espera y espera un lenguaje transformado, y se escribe poesía por nostalgia, tristeza o felicidad, sin que necesariamente los estados de ánimos coincidan y terminen reflejándose con claridad en la pagina, lugar idóneo para aplicar a la existencia imperfecta un deseo imaginado.
Pero con el deseo no termina la ansiedad de los signos. También se escribe poesía para estar mas cerca de Dios y de uno mismo, pues para eso ya venimos creados a imagen y semejanza suya. Para ser una palabra mas del Verbo. Yo, al menos, lo siento así. Recordaría, además, un lugar común y por eso comunitario: la poesía es el arte que permite divulgar emociones y celebrar la honestidad de las cosas que vemos. Su lugar es imprescindible pues deja conocer de otra manera los materiales que todo el mundo conoce y por ello sus únicas obligaciones son consigo misma. No en vano, la poesía es considerada la lectura mas difícil pues hay poetas que no pueden entender a otros poetas, algo que no podemos decir de un químico leyendo lo que escribió otro químico, y lo mismo puede aplicarse a disciplinas consideradas difíciles por el común de la gente, como la física y las matemáticas.
La poesía no tiene formulas que permitan poner en practica un proceso de decodificación y su dificultad parte de su falta de hipótesis, de puntos de partida y llegada. El acto poético deja percibir la distancia entre la palabra y su referente, sea una idea, un objeto o una emoción, haciendo de su posible sentido una estela móvil. Su utilidad no depende de la existencia de una verdad caracterizante situada en los elementos semánticos y lingüísticos, sino de la producción de diversos niveles de entendimiento no necesariamente relacionados con el mundo real. El poema esta definido por una forma, una estructura interna, una multiplicidad de sentidos y significados asociados a un proceso de representación no lineal, y a la suspensión del criterio de valor verdadero de emociones, sentimientos y cosas. Por ello mismo la poesía requiere un proceso lento de lectura y comprensión de la información de superficie.
En la época del zapping, del surfing y de los procesos mentales ayudados por un programa de software y de pantallas de computadora que actúan como paginas de un libro, todo debe captarse y demostrarse mas rápido que las variables consideradas, en tanto que las diferencias entre las elusivas diferencias no llegan a ser consideradas. A pesar de todo esto, la poesía se sigue leyendo de manera convencional, teniendo la participación del lector igual pasividad que cien años atrás. El método para interrogar al embellecimiento de la poesía no puede medirse pero tampoco apurarse. En su cadencia hay una integridad emocional y formal que rescata la fe en la realidad y descubre conexiones debajo de la superficie. El mejor uso de la lengua llega con ella, para no dejar de llegar a nosotros. Entonces, la pregunta ¿para que escribir poesía? esta respondida y podría terminar aquí mismo esta reflexión. Pero hay mas y menos se sabe. Antes que nada conviene apuntar que resulta extraño plantearse la pregunta casi al fin de una de las historias de la era, a grandes rasgos infinita, algo que no hubiera sido raro siglos taras cuando la poesía gozaba de buena salud y los poetas todavía mas. A partir de la época moderna, diría en los últimos ciento cincuenta años, la poesía empezó a perder su poder de convocatoria y a convertirse en una isla a la deriva en el mar de las cosas nuevas que trajo la modernidad del siglo veinte, porque otra no conozco. También, con el paso de los años se fue espaciando la intervención social de la poesía. El poeta paso a ser el raro, el desclasado, el ambiguo, el parásito enamorado de un lenguaje sin utilidad. Su ambición de novedad vino a toparse con un mundo donde cualquier cosa parece nueva porque todo se olvida (los procesos mnemotécnicos sufren un debilitamiento) y en la perdida del recuerdo reside la novedad ausente. Insatisfecho con lo que existe, el poeta encuentra un método vertical para disentir y lograr un análisis provisional de la realidad; desde allí deduce los universales del lenguaje para desintegrarlos. Cifra simbólica de una identidad detenida en la disimilitud y en la contigüidad, la poesía abarca un espacio de limites superpuestos que están dentro y fuera de lo que se quiere decir.
Se afirma desde distintos espacios culturales que la poesía esta en crisis, que no se vende porque no se lee. Pocos editores se atreven a publicar poesía y los libreros se niegan a colocar en los escaparates de exhibición los libros de poesía alegando que a nadie le interesan. Prefieren dedicar ese espacio con precio a promocionar una novela cuya historia puede saberse antes de abrir el libro. No hay nada nuevo en esto, aunque la novedad, de tanto desgastarse se ha hecho mas evidente. Desde el momento en que el hombre se preocupo de ordenar la vida como historia y no como mito, la poesía siempre ha estado en crisis. Su existencia depende de la crisis. En estos días autónomos y automáticos, la poesía no piensa tanto en su destino y en las amenazas de su extinción como en el sentido de su significado, mejor dicho, en la búsqueda tardía y parcial de este. Debord y Baudrillard, con esa facilidad que tienen los franceses para hacer marketing del apocalipsis, anunciaron hace tiempo que el arte en general esta muerto y lo mismo dirían de la poesía. Sin embargo, si vemos la cantidad de pintores que atentan diariamente contra la estética y el extraordinario numero de libros de poesía que se publican en el mundo, con tirajes a veces millonarios como es el caso de la China, veremos entonces que la poesía, mucho mas que el arte en cuanto no tiene ningún fin lucrativo, es una contradicción viviente. Se escribe poesía mucho mas que antes (la imperfecta democracia moderna llego a las musas), pero se lee menos, machismo menos. Según un estudio realizado en Estados Unidos, el 70 por ciento de los norteamericanos alguna vez escribió poemas, pero solo el 2 por ciento compro libros de poesía. Puede entenderse: es tanto el individualismo que a nadie importa la poesía de su vecino, ni siquiera para desearla. El furor romántico murió o se hizo desinterés, y pocos envidian las metáforas de los demás. El lugar singular debe ser de todos.
Ante una prueba estética, artística o escrita, el espectador anhela sentir algo que lo incluya en los acontecimientos. La distancia entre el objeto y el sujeto debe borrarse para que este ultimo sienta la primacía de la respuesta sobre la pregunta. Las hipnóticas y pasajeras parábolas audiovisuales que nos sacuden diariamente cambiaron la forma de percibir la narración de la vida, la cual ahora sucede con teatralidad y sin nada esencial, ya que la existencia se percibe como una serie de secuencias en tecnicolor sin un argumento real. La mirada impaciente, casi sin prestar atención, encapsula la vivencia del momento; un momento de muy poco tiempo. Para seguir en ese tiempo se refugia en una vaguedad placentera que no esta aquí ni allá. Desde esa situación amorfa, carente de dogmas prevalentes y de un subtexto previo, la existencia asume las peculiaridades exhibicionistas de una incomunicación sin afán didáctico. Todo, incluso la poesía, sufre las trampas de una virtualidad real que permite al hombre ser ajeno al mundo y a sus semejantes. En ese ámbito de callado silencio, donde las cosas ahora son y ahora ya no, el olvido se convierte en desinterés y carencia de auditorio. Y cuando esta, el lector quiere encontrar rápidamente el mensaje como si el poeta fuera un cartero que trae noticias para ser compartidas. Con el deterioro del lenguaje en la prensa y en la vida publica, las palabras resultan hoy una comodidad, una irrelevancia y una renuncia a su prestigio. La circularidad de la paradoja no deja de ser aterrante: todo debe ser entendido pues nada inentendible hay en el mundo.
Al desafiar el sentido y la idea de verdad, la poesía se recluye en su destino autosuficiente; virtual porque rechaza el reconocimiento. A través del mismo el conocimiento alcanza a liberarse de lo que no puede conocer. La poesía ejercita una libertad que une el presente con lo que paso hace mucho tiempo y por eso todavía no llego a ser actual. Cubre el trayecto de un descubrimiento que apela a las angustias, contradicciones y arbitrariedades de un lenguaje especifico que se sale del comercio del significado para evitarlo desde dentro. Henry James aconsejaba que el trabajo del arte fuera exquisito y que no se pareciera a la vida. La poesía, como disciplina emocional de un mundo imprevisible, cumple su cometido de traer la vida a un primer plano después de haberse distanciado de ella. Todas estas virtudes, creo yo ciertas, dejaron a un lado al poeta, quien paso a habitar en los márgenes de una sociedad mesocrática y utilitaria, guiada exclusivamente por valores de cambio y niveles de productividad. Su trabajo ocupa apenas una de las dos mitades modernas, aquellas a las que refería Baudelaire: "La modernidad es lo transitorio, lo volátil, lo contingente; es una de las mitades del arte; la otra mitad es eterna e inmutable".
El 27 de febrero de 1890 Mallarme dio una conferencia sobre su amigo, el poeta Villiers del'Isle-Adam, la cual comenzaba diciendo: "Un hombre acostumbrado a soñar viene a hablar de otro que esta muerto". Otro amigo de Mallarme, el pintor Edgar Degas, sentado en la primera fila, dijo apesadumbrado a los pocos minutos de iniciada la conferencia: "No entiendo, no entiendo". Se levanto y se fue. Como pocos antes, Mallarme celebró la dificultad como excepción y creía que sus contemporáneos, incluido el joven Marcel Proust, no sabían leer. Para Mallarme, un poema debería ser una entidad inalcanzable, pues no solo estaba separado de la sociedad y la cultura de la cual venia, sino también de la vida del autor. Debía dar la idea de que fue escrito fuera de la historia en cuanto, por su elíptica complejidad, esta eximido de la diaria necesidad de comunicación. Queda claro, a partir de estos ejemplos, que el desdén del lectorado por la poesía interesada en solo ser poesía no es nada nuevo. Max Nordau, en su libro Degeneración, de 1894, ataco las formas del arte moderno. Lo llamó insano. Particularmente aquel que no permitía la figuración de los temas. Desde mas de un siglo se le sigue pidiendo al poeta lo mismo: que prescinda del lenguaje figurativo, de la alusión y de la dicción elevada. Que describa al mundo tal cual es, con la mayor fidelidad y la mínima elaboración. En síntesis; claridad de expresión y simpleza de organización, además de una parsimoniosa lealtad a los sentimientos cotidianos y a las observaciones de los hechos ocurridos. Eso: la sinceridad de la experiencia y el lenguaje como ejemplo fotográfico. Para tener su espacio, la poesía debe ser inmediata y fácil, evitando presentar a las cosas en su estado de ignorancia. A partir de esta visión moderna, que ha insistido en hacernos creer que el lenguaje ordinario es mas importante de lo que es, se concreto el rechazo de todo discurso que requiera mas de una interpretación. Para tener derecho de interacción social, la palabra poética debe respetar la lista de exigencias: la transparencia de la inteligencia presentada con un estilo vernacular, sin adornos y sin omitir la credibilidad de una vida (digo una porque hay otras) marcada por acontecimientos casuales y contingentes. Esto es: la realidad tenida como accidente o circunstancia.
En tiempos donde las ideologías y los grandes movimientos sociales que hacen reconocibles a las utopías históricas parecen cosa del pasado, la historia comprueba antes que nada la crisis del lenguaje y de la palabra escrita. Sobre todo, aquella crisis estética que rehusa lo anecdótico y lo narrativo. La poesía, sin posibilidad de opinión, devino un culto en la cultura; el juego religioso de unos cuantos pocos. Esto, evidentemente, no significo que se dejara de escribir poesía como tampoco se dejo de adorar a Dios incluso en aquellos regímenes donde las practicas religiosas son mas perseguidas. La analogía viene al caso: la pagina es el templo, y allí entra el poeta, absolutamente solo, a rezar, a estar mas cerca de si mismo y del absoluto. Perturbadora y creadora de disturbios, la poesía acepto su condición de practica absoluta y absolutamente privada, solipsista casi. Esto trajo grandes consecuencias ya que la poesía, como realidad literaria con valor de mercado, dejo de existir. Y en esto podemos estar de acuerdo, porque la realidad presente no permite desacuerdos, al menos de este tipo. Hoy escribimos en computadora y la escritura se ha hecho accesible. Tan fácil, que podemos corregir los textos sin tener memoria de lo que corregimos.
Vivimos la historia del acontecimiento inmediato y por lo tanto la perdida de tiempo, o mejor dicho, su falta de acumulación, es vista como una obscenidad sin atenuantes. La relectura solo puede existir en un tiempo de innecesario derroche (¿lo hay?), pues la lectura ha pasado a ser una practica tan fácil que podemos leer sin hacerlo. El texto existe como depositario de información de la cual tomamos solamente aquellas instancias retóricas de uso inmediato. En tiempos en que las cartas de amor se escriben y se envían a través de una maquina supuestamente secreta a la cual pueden tener acceso millones de usuarios, a nadie ha de extrañar que las intimidades radicales, como la poesía, sufran las consecuencias de estos desvaríos de la persona colectiva, que establece códigos para situar los secretos en la superficie. La poesía, que entre otras cosas exige una permanente corrección de la intimidad del significado, resulta una practica anacrónica en un tiempo, este, que quiere derrotar al tiempo dependiendo excesivamente de el. El ser que habla encuentra en la temporalidad un espacio y en lo que resulta del mismo, ambas cosas. Pronuncia una simple certeza: algo esta sucediendo. Nada protege a la poesía, salvo lo que en ella sucede. Nombrando actos y acontecimientos que solo suceden en las palabras, la poesía se ocupa de esa realidad situada entre lo que "ya esta en nuestras mentes y lo que todavía no pertenece a la memoria" (Flavio Ermini). La respuesta a su persistencia en ese trayecto aun sin definir es un signo impredecible y por ello indecirnible, cuyas formas de mostrarse no se circunscriben a un solo y único momento de la interpretación. No sabemos de donde viene ni a donde va: esta sucediendo y ya es bastante para validar su existencia. Por hacer de su objeto incompleto una excepción ideal, la poesía es la exageración del tiempo, la condensación del fragmento que contiene a todos los demás. Contiene un infinito cercano, al menos el de la elusividad del sentido, contribuyendo a que sus zonas retóricas sigan siendo inexploradas por las consecuencias del azar. En otras palabras, este existe como resultado de una razón sin razones, de un propósito definidor pero sin definir.
El lenguaje poético no es inocente; en su producción sufre un proceso de sofisticación. Las condiciones bellas se resisten a ser reproducidas, pero finalmente ceden a las apariciones legitimas de las frases. De sus enigmas no nos podemos escapar. Cualquier posible escapatoria solo nos pondrá mas cerca de la entrada. Lo que hace y deja hacer el lenguaje es infinito, convirtiéndose y siendo (ya antes de ser) en la única trascendencia a la cual tenemos acceso; no es una fe cuya existencia podemos aceptar o negar. Existe; esta allí como problema que nunca queda exhausto. Recuerda a la historia del niño judío que andaba por el pueblo pregonando, "tengo una respuesta excelente, que alguien me haga una pregunta". El lenguaje poético responde preguntas que todavía no tiene. Como consecuencia, su inocencia resulta inaccesible pero su sabiduría visual logra que la percepción cambie de aspiraciones. Después de todo, lo inefable es ilegible. La poesía nos lleva al secreto que no sabíamos que estabamos buscando pero para el cual tenemos una respuesta.
Para la poeta Jorie Graham la poesía es una critica implícita de los valores materiales. A eso debe agregarse, además, que es una critica de los hábitos de la razón iluminista, la cual demanda un orden lógico estructurado en torno a secuencias anecdóticas de hechos y expectativas con principio y fin, y que asimismo espera que el poema provea todas las respuestas para hallar la solución al problema planteado y apropiarse así del significado. Pero al poeta no le compete iniciar el argumento, sino empezar a hablar de el a partir de su conclusión aun no concluida. En la poesía, los ordenes se invierten, y el contexto pasa a existir a partir del texto. Hoy en día las pautas culturales imponen la relación "si no lo entiendo, no lo compro". De manera casi absoluta, la única poesía que ha triunfado entre los lectores es aquella de expresión mimética y pautas retóricas convencionales. La poesía moderna ha visitado dos opciones formales y una ha sido esta. Además de la poesía de la oralidad, como podemos llamarla, en tanto permite una fácil declamación, encuentro otra la poesía de la dificultad, desencadenante, tanto a nivel de discurso como de lectorado, de una libertad inaudita. De compleja mostración retórica, basa sus apetencias en la capacidad performativa de un lenguaje capaz de sublimizar la representación de las cosas obvias (entre las cuales podemos incluir a los seres humanos). Al otro lado de un río cuyas orillas rara vez se tocan, encontramos el discurso poético lineal, protegido por una sintaxis recurrente que responde a expectativas lógico deductivas. Este discurso ha prestigiado la pureza oral, las relaciones analógicas y el lenguaje común/ordinario revestido con imágenes que todo el mundo puede entender muy bien. Equipado con la realidad que se observa desde su ventana, el poeta de la oralidad ha intentado integrar lo cotidiano y la vanidad domestica en una trascendencia errante que acumula formas y pautas evidentes.
Mientras que el novelista esta condicionado por la obligación que tiene de vender libros, el poeta de la oralidad opta por recurrir a la carnada de lo explícito para cumplir con la inmediatez del contexto. Pero se equivoca. Perdida la inocencia, agotadas las ideologías, desconociendo el lenguaje (desde una posición mas autoconciente) a quien esta hablando, el poeta debe saber que las palabras pueden vivir sin la historia. Que debe hacer el poeta, ¿ser mas profeta que economistas, sociólogos y politólogos que no saben lo que pasara mañana? Tratar de actuar como profeta histórico no ha servido de mucho, a pesar de que Rimbaud lo haya intentado. En todo caso debe buscar el lenguaje del mañana que no sabemos que lugar tendrá en la sociedad. Como pocas veces antes, el poeta debe representar la incertidumbre del pensamiento y de las sensibilidades de estos tiempos, refiriendo a un plan fuera de la historia y ver hasta donde llega el lenguaje. Ya es bastante, y bastante tiene con eso para fracasar en grande. El poema no debe ser un horóscopo donde podemos leer el presente a partir de lo que no nos garantiza el futuro. Sin grandes declaraciones para hacer y sin nada para negociar, el poeta solo debe agregar sentido a lo que no lo tiene: poner maquillaje en un espacio vacío, hacerle rayos equis a un cuerpo ausente. La época de las grandes verdades es parte del pasado, pero tampoco es fácil hablar de lo que paso pues, como los chinos ya nos advirtieron, no hay nada mas difícil que predecir el pasado. Situado en un ahora mismo (la historia como ya), el poeta perfora (también como performance) la superficie que la poesía construye al hacerlo, presentando la hipótesis de que nada sucede donde parece que esta sucediendo todo. La única validez de la poesía no esta en lo que vanamente intenta cambiar, sino en la forma que estipula el cambio, a partir del cual enseña al entendimiento sus limitaciones y su falta de valor informativo.
A pesar de la abundancia y diversidad de aportes formales constatados en la modernidad, el siglo no ha sido propicio para la poesía. Estos últimos cien años fueron de mucha novela, de extensiones anecdóticas que en quinientas paginas cuentan una historia que bien podría haber cumplido su cometido de información en apenas veinte. Esto contradice a una época donde nadie presta atención y la invención de lo nuevo o lo que parece serlo se evapora rápidamente. La percepción abandona con prontitud su compromiso y sus intervenciones carecen de exigencias. De allí la preferencia generalizada por historias convencionales abundantes en trucos y efectos especiales, que nunca exigen el compromiso de las emociones. El lector quiere que simplemente le cuenten historias sin importarle la debilidad literaria de diálogos y personajes, ni la incesante presencia de escenas desperdiciadas. Historias contadas de manera rústica, con detalles nada extravagantes que nunca triunfan, historias que comercian con el acto de contar. El poder recae en los contadores de historias quienes, a pesar de sus empeños, fracasan en su intento por totalizar la vida: la lección moral no triunfa lo suficiente como para convertirse en deleite estético.
De allí, cabe suponer, el interés masivo por poetas narrativos como Raymond Carver, cuya popularidad queda probada por la sucesiva reedición de sus libros de poemas, un privilegio que otros poetas norteamericanos superiores, como Robert Lowell y Theodore Roethke, no han tenido. Su visión simplista de la poesía puede sintetizarse en el siguiente comentario: "Es posible en un poema o en un cuento escribir sobre cosas y objetos comunes usando un lenguaje común pero preciso y respaldar esas cosas, una mesa, la cortina, una ventana, un tenedor, una piedra, la caravana de una mujer, con inmenso, incluso iniciador (startling) poder". Para Carver, como para tantos otros de retórica similar, el discurso poético narrativo ha sido el antídoto del lenguaje en acción. Acumulando evidencias han pretendido poner en practica un proceso epifánico a partir de lo inmediato, el cual raras veces se cumple. No se consigue tan rápido la determinación moral para dejar hablar a las cosas en su silencio.
Tal parece que los tiempos que vivimos son tan complejos que a la poesía se le impide agregar complejidad. Para ser atendida, debe enseñar a ser felices en la certeza, otorgándole todos los privilegios a la capacidad positiva que lleva a aceptar la realidad tal cual se muestra. Keats incitaba al poeta a permanecer en el misterio, en la incertidumbre y en la duda, sin dejar ninguna irritable deuda con los hechos y la razón. La poesía debe ocupar el lugar -alarmante, escrupuloso, desproporcionado- de la dificultad, para forzar con ello a otro tipo de lectura donde los sentidos hagan el trabajo interpretativo de la razon. En su arrogancia mítica tan celebrable (el mito dejo de tener sentido utilitario), la poesía ya no predispone a la arete, algo que preocupo anticipadamente a Platón. Mas bien trae la disensión y los estados animicos imposibilitantes. No se encamina al descubrimiento de una verdad absoluta, sino que rectifica las apariencias no absolutas de un propósito emocional que impide ser traducido con exactitud. En un nivel ontológico que incluye la representación, la poesía hace aparecer cosas que existen antes como lenguaje y allí consiguen ser originales.
El juego de la transcripción azarosa de las formas, convertido en epistemímesis de su apariencia, restaura la dimensión irracional y lúdica de la realidad, aun en su grado mas ínfimo. Queda claro que los tiempos han cambiado, tanto como el uso del lenguaje. El poema ya no tiene a su cargo la instrucción practica y el consejo moral. Su mensaje no esta en el contenido sino en la serie combinatoria de estrategias halladas en la estructura y que representan formas alteradas de la conciencia. Aunque intenta cambiar deliberadamente la manera como pensamos y actuamos, el poema ya no tiene la misión de ser subsidiario de los hechos del mundo y de sintetizar la información de la historia. En su ataque a la certidumbre, una certeza lo guía: las cosas que lucen iguales son diferentes. Aquello que Schlegel llamó "profecía retrospectiva" se convierte en profecía introspectiva en cuanto el poema habla con su historia a través de la historia del lenguaje y todas sus indeterminaciones.
En su rara carga de futuridad, la poesía señala que el futuro no siempre esta hacia adelante y que la profecía puede ir en otra dirección. Mantiene el anhelo de entendimiento cumplido a medias, ocupando la parte irresuelta con las pistas (no evidencias) que distancian al objeto de su captura. Nos hace sentir que vamos hacia algún lugar y que estamos en las manos de algo. La poesía presenta interrumpida la sorpresa del enigma para que este vuelva a repetirse. Quiere seducir al lector sin obligarlo a nada, pues, como algunas palabras lo saben, la seducción no es el fin sino el medio para salir de ella. Y se entiende; el lenguaje poético es una red solipsista que contiene sin determinar toda clase de inexistencias y que, como diría Emerson, refiere a una ausencia, nunca a una presencia, nunca a una satisfacción.
Aunque sean malos tiempos para la poesía y los poetas, esto no significa el fin del tiempo ni del que nos toca para escribirlo. Cantar todavía es posible. Solo si cantan las palabras saben de lo que hablan, siendo sus argumentos de ritmos y polifonías lo que todavía oímos. A pesar de lo que pase fuera, en el mundo de lo demás, con la poesía continuamos sintiendo el cortocircuito de una música viva y exigimos quedarnos allí. Exigimos que el futuro del enigma se cumpla como postergación. Dijo Hölderlin que la poesía es la promesa de un lenguaje. Agregaría a eso que la verdad de la poesía representa el futuro del ser teniendo lugar en el presente. ¿Esta esa promesa en peligro? Siempre lo estuvo, pero en estos tiempos donde la razón se siente autorizada a entenderlo todo, la poesía corre el riesgo del significado, es decir, que este se convierta en prioridad con fines didácticos y que enseñe, a partir de la interpretación, supuestas soluciones de lenguaje, ofreciendo el confort de un conocimiento accesible, de una continua narración del pensamiento, de una representación oficial de la realidad y por lo tanto verificable. Seria un horror moral y estético que la poesía se convierta en respuesta y no en pregunta moviéndose hacia algo que no sabemos bien que es. La poesía debe continuar autogenerando su propio significado, uno cambiante y en constante peligro de negación. Su lugar en la historia del discurso es claro: desde su dificultad retórica debe resistir los cambios de época y vocabularios, manteniendo su carácter sagrado, cantando al futuro de las cosas inexistentes. Entre paréntesis agrego: (Es un signo saludable de la poesía que se pueda escribir contra ella, contra las formas determinadas de concebirla).
Hoy en día, en estos tiempos de racionalismo tecnológico donde la mente responde a estímulos programados y a las fugaces frivolidades del cine, el periodismo y la televisión, el poeta que erosione certezas y eluda las demandas de la representación lógica, será sistemáticamente desoído, considerada su excentricidad inadecuada y nada confortable. Hay un detalle técnico imposible de pasar por alto. El lector actual quiere imponer a la duración de lento zig zag de la poesía, la veloz conversión del mundo real, algo que es imposible. Quiere leer un verso como si fuera el titulo de tapa de un diario. El lector establece un ritmo que no corresponde al tiempo de la poesía, donde todo existe con la velocidad de una desaparición circular. El lector actual, digo aquellos pocos que leen poesía, lee el poema según la duración de la lectura y no de la escritura, siguiendo la asimetría métrica del poema con el ritmo uniforme de la prosa. Saturado por los medios de comunicación y por la información tecnológica, el lector esta expuesto a la tentación de verdades explícitas fácilmente conseguibles mediante soluciones lógico deductivas. La poesía, por el contrario, expone un desconocimiento perfecto del mundo y ahí radica su perfección: en situarse y hablar desde un asombro que conecta a las palabras entre si y piensa a partir de la relación cambiante entre el mundo y las cosas. Nada puede ser como ha sido.
En "El dormilón" de Woody Allen, el protagonista escribe un poema pésimo que es celebrado. Es el mundo del futuro. ¿Será así el nuestro, teniendo en cuenta que con el nuevo milenio parece que finalmente llegara el futuro? Decía Wordsworth hace 200 años que el futuro se vera en el año dos mil. Difícilmente veamos el futuro tan pronto, pero sin dudas el presente sigue llegando cargado de expectativas, demasiadas diría. El futuro en caso de que llegue será, como es en las ciencias, el cumplimiento de la sorpresa y de lo que imaginábamos pero no pensábamos ver cumplido. Como intermediaria de ese cumplimiento, la poesía conversa con lo indecible que todavía queda por decir y que conserva el futuro de profecía del lenguaje. Acepta una solución anacrónica, en cuanto recurre a un exceso de forma y a una restricción de contenido, algo en contradicción con la época actual donde la información debe dar pautas directas y resolver la realidad con obviedades.
Ante el poco aprecio que los libros de poesía tienen para editores, libreros y críticos literarios, conviene referir a la poesía como una nulidad utópica cuya practica apenas refiere a su dudoso status quo. Es decir, existe pero no esta. Días atrás, valga el ejemplo, un estudiante me pregunto por que escribía poesía. Ante la sorpresa, pues hace 25 años que lo hago y nunca me plantee la pregunta, solo atine a decir, pero confiado: escribo poesía porque usted no lo hace. Para el poeta, la poesía no solo es un derecho, sino también una obligación. Se trata de embellecer al ser y al estar del mundo, aunque el mundo no haga nada por si mismo. Relacionar las cosas con las palabras es la finalidad de la poesía y para eso se apoya en la visión intermediaria de una belleza variable que siempre esta a punto de ser. Una forma de hablar útil pero no utilitaria, la poesía se abre al movimiento constante de las ideas sobre los sentimientos y los sentidos.
Sin ansias de totalidad a diferencia de la ideología, la religión y la tecnología, el discurso poético existe únicamente en los elementos combinados de su estructura. Las palabras son la razón de lo que dicen, el crisol sin precedentes que pone en igualdad de condiciones al lenguaje y al pensamiento. Es la plenitud de una realidad indeterminada que no permite leerse en términos de claridad/oscuridad, sino de construcción (y erosión) de las condiciones aleatorias que hacen su definitiva existencia. Es decir, la poesía existe como acción del lenguaje opuesta a la inexistencia de este. En la poesía, incluso en la falsedad de su actuación, el lenguaje se encuentra consigo, recreando una intimidad que no es de todo el mundo. Realizándose como una gran paradoja en libertad, el lenguaje poético tiende a cifrarse. Entretiene y distrae. Es la distracción y el encriptamiento. Desde su privilegio blindado, las palabras encuentran nuevas alianzas en si mismas y en las demás cosas con las que se relacionan. Exceden las combinaciones y adquisiciones que conforman su identidad. Con esto consiguen que el lenguaje siga siendo la versión continua de lo indefinible.