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miércoles, mayo 30, 2007

Jaime G. Velázquez: Encuentro de Escritores



Productiva sesión de trabajo

Primer Encuentro Nacional de Escritores en Orizaba: una reunión privada con las puertas abiertas a todo mundo.
Para entender lo anotado arriba hay que reflexionar.
Se trató de un encuentro de ochenta personas que viven en un país enorme y que requirió de dos o más meses de trabajo: hacer una lista de invitados y comunicarse con ellos, imprimir trípticos, carpetas, hojas, carteles, diplomas, coordinar una exhibición y venta de libros imposibles de conocer de otra manera, recibir a los invitados, hacerlos sentir como en su casa, tener café listo mañana y tarde, y más.
En realidad para un encuentro así se requiere media vida, o más, porque no es cierto que una amistad prospere a través de una invitación envarada: se necesitan alambiques especiales para almas y espíritus. Se necesita de un Islasáinz.
Es decir, un encuentro de escritores parece fiesta pero es sobre todo una jornada de trabajo, que en este caso duró más de tres días, del jueves 24 al domingo 27. Y allí está el corazón generoso de quien discurrió tal enormidad: Mario Islasáinz, poeta de Orizaba y promotor de la literatura mexicana.
Generoso porque invitó a sus amigos de Yucatán, Nuevo León, Guadalajara, etc., etc., todo México, y les ofreció un lugar, el Museo de Arte de Orizaba, y el tiempo para que se encontraran con sus colegas desconocidos. Un encuentro de amistad y trabajo.
De amistad porque compartieron alimentos, transportes, lecturas y conversaciones sin fin. De trabajo porque durante veinte horas, más o menos, escucharon a escritores de todas las edades (entre los veinte y los setenta años), además de leer sus propias obras.
Una reunión de ingenieros o de médicos tiene una importancia similar, pues ellos también se reúnen para planear un futuro mejor.
Encuentro histórico, por lo tanto.
Es posible que un poema se vuelva canción, que un cuento se vuelva película, que una novela se vuelva telenovela (¡no lo creo; los “escritores” de telenovelas no son escritores!). Entonces habrá gente que pague por un disco, por un boleto de cine, o por someterse a decenas de anuncios.
Quizás no pase nada de esto y muchos escritores muramos como José María Facha, poeta erótico de hace cien años, de quien habló Ignacio Betancourt el viernes 25: desconocidos o censurados.
Sabemos que la gente está ocupada trabajando, ¿por qué ir a una reunión de escritores? Sabemos que esa gente no tiene tiempo de leer, ¿por qué se asomaría a ver los libros que trajeron ochenta visitantes?
Hay que decirle a la gente que no entró al Museo dos cosas: que las puertas estaban abiertas y que había sillas disponibles. Porque la reunión no era secreta ni clandestina. Los escritores convocados en Orizaba son parte de quienes están construyendo la historia literaria del México de hoy, la que van a tener que estudiar los niños y jóvenes dentro de medio siglo, o más. Y la gente que no quiso entrar y atestiguar el trabajo de ochenta escritores se perdió de un pedazo de la historia de Orizaba y México, así, nada más, como otros pudieron haberse perdido la construcción de la autopista que usamos miles de personas, o la cirugía que pudo salvar a un enfermo desahuciado.
Para que la literatura exista basta un escritor y un lector, o un escucha. En Orizaba hubo ochenta, o más, escritores y lectores. La patria literaria está a salvo, tuvo una reunión histórica en mayo. Allá los que se quedaron afuera por su gusto. Yo, adentro, me divertí, preocupé, cansé, aburrí, aplaudí, sorprendí, gocé como en los mejores momentos de mi vida, por lo que le agradezco a Mario Islasáinz el trabajo de veinte, treinta, no sé cuántos años amando y ayudando a divulgar la literatura en México.
Por último, reconozcamos a los escritores, que recibieron la invitación de Mario y pagaron pasajes para llegar a Orizaba, en avión, en autobús, en automóvil, a pie si son de Orizaba; que dejaron sus ocupaciones y asistieron a encontrarse con sus colegas, con quienes trabajaron por una sola causa: la vida y la literatura.
Mi conclusión: los encuentros evitan la trampa de los concursos, donde lo importante es cerrar rápido la puerta, donde sólo uno cabe, y la trampa de la publicidad, donde se paga por parecer el único.

Ignacio García: Des-Ilación



DES-ILACIÓN

1
¿Quién se muere entre las sílabas
De este poema desmañado y triste,
Cicuta de mano que a veneno
Teje la soledad a puntadas
Y oculta entre labio y labio
Otra sílaba

Hecha del mismo barro?

2
Hebra y amor no parecen tener puntas
Para así jalar y ver dónde terminan
La sangre y el cordón
Pasión y furia
El canto al desamor
Y el sueño sin reposo

3
Había en tal sueño esa artimaña
Un reposo sin tu presencia
Y en esa nada, una palabra
Indescifrable y triste
Azul en su contexto

Y ahí más luz, intempestiva y ciega
Y al fondo de esa luz
El arte de tu ausencia

Peniley Ramírez: Poemas



Nostalgia


Me fundo tu nombre entre los dientes
...............la tarde lija mi dolor
papel donde una historia hubo escrita

Nombro la grieta de tu nombre
..............en el fondo de mi corazón cansado
me responde un eco escuálido:
un casto cuerpo a cuerpo con tus alas.

Me acurruco en mi dolor mas no te toco
tu falta me hace esclava de la soledad universal.


Testamento previo



Ante un hijo, tu sombra joven lamió la virtud.
Brazo de pasto, vientre de culebra, hembra sin color.
Cuando comenzaste la estirpe, Dios dormía.
De un cuarto de club privado salieron las acacias,
..............un colibrí bendijo tu unión a los sin fuerza.
Fraccionaste tus sueños como traje de novia.
Gaseosa eras con la ligereza que tu cuerpo amaba.
Hiciste de los primeros años un lugar común, el vulgo enamoramiento.
Irradiaban, como si un ángel posara su vaticinio.
Jugaste como cualquiera, inocente en el río de la feminidad.
Karenina te llamaban cuando te desnudabas las plumas.
Luego tus hijas se ensancharon sin ánimo ni trascendencia.
Me extraña que no supieras del abismo en tu pecho,
..............de la distancia entre tus costas y tu ego.
No porque las hadas tengan labios grandes vendrían a cuidarte,
O por la volatilidad del vientre abandonarías tu candor.
Pensaste en el divorcio como pretexto para actualizar tu humanidad en
..............el dolor.
Quien te viera tendida sobre tu sombra comprendería tu silencio.
Rizos nació aquel día en que la muerte era un punto de ignición a tu
..............inercia.
¿Sería que llegaba a tu vida para maquillar tu deseo?
Tonos azules escondieron el arrepentimiento inconfensable.
-Un día estarías muerta y serías terca en mi orfandad.-
Vientre de culebra, nos heredaste la utopía de la carne
.............como conducto a la memoria.
William estuvo entre tus piernas desde antes de tu nacimiento.
Xavier lo curó, pero aún en tu vejez veneras
el insomnio del sueño cortado en circunstancia.
Ya puedo verte desaparecer de los retratos con sólo cerrar los ojos.
Zurzo el vestido para enterrarte abuela, pudieras irte pronto,
.............pero Dios aún duerme, aún despiertas.

Mary Carmen Gerardo: Palabra y Obra





Voy a esculpir con palabra
..........no con obra
las acciones que debieron acariciarte
Seamos ligeros
Dejemos caer la pluma
para aceptar
...........los odios
ellos los odios
como diosas de mar
cantan en mi oído
dulce
.........muy dulce
y debo acariciarte
con palabras
no con obra


Ya he cultivado mucho la tierra
regado las plantas
hasta obligarlas a llorar


Ahora quiero
aceptar la oscuridad
de mis acciones
lejos de la luz
en mis palabras
acariciar dulcemente
la melodía

domingo, mayo 27, 2007

Sergio Fernández: Orlando, una novela del andrógino






Cuando leí esta "biografía" –la Woolf se niega a que se lea como novela– la consideré una de las más bellas que en mis estantes tengo o para estudiar o para entretenerme: me refiero tanto al ámbito de sus propias producciones como al del externo, la literatura europea contemporánea. Orlando sirve para todo (desde sacudirlo hasta leerlo), y como texto lírico, de ella el lector avezado no se cansa, pues en medio de una trabada armazón de metáforas que dan pie para su asentamiento (movedizo y aparentemente fijo como las dunas en la playa), la narración, por punto de magia, sigue sus propios carriles sin que aparentemente nadie se interponga en su camino. Y es que la Woolf tiene razón: hay una escritura –sólo eso, porque la acción puede ser la que sea– con un aura transparente, que permite ver al vocablo perfectamente engarzado, como en un collar una gema que pudiera rodar si no la sujetara un hilo casi invisible que la coloca en el vacío para que su refulgencia sea mayor.




La novela puede leerse interminablemente, como me ocurre con La Celestina. Por eso, lo que leemos va por los mismos rieles, algo totalmente opuesto a la realidad, circundada de obstáculos y sombras, como este personaje que atraviesa siglos de existencia sin sufrir deterioro. Pero en medio de todo lo que verdaderamente existe, en la Woolf es la belleza per se, inequívocamente. Lo mismo en las briznas de pasto que pisa Mrs. Dalloway al pasear por Londres que en los ricos diamantes de Sasha Romanoff . Dos novelas (una dentro de la otra) forman el conjunto de Orlando. Se trata de una especie de cuento atípico, donde Christopher Warren, el personaje central, hombre que padece el mal de la postguerra, se suicida.




Como nada es cierto, sino todo farsesco, nos preguntamos cuál es la Verdad, igualmente encapsulada, así, con mayúsculas. También cabe decir ¿quién es el "biógrafo"? ¿Y el narrador? Existen, pero como comodines, que no van ni vienen de acuerdo a una lógica del desarrollo de la acción, sino de las agitaciones de la historia. En este sentido Orlando, la novela, es como si padeciera, a ratos, de alguna enfermedad del corazón. Con muerte repentina en el horizonte, sin avisar siquiera. Y así, un día de 1927, deja paladinamente su recurrir.




Independientemente del juego de humor que despliega por sus páginas, debemos entender que es un texto serio donde por primera vez se explican cosas ocultas en la literatura europea, tal como la novela sobre una mujer... escrita por una mujer. La heroína está en un parque londinense mientras hay niños que juegan al aro o a la cuerda floja, que es la vida habitual londinense; la habitual, tomada por eje central de la obra. Se aparta también de una vida "familiar", como la mostrada en Al faro. Qué decir de Las olas, alejada de todas ellas, única como una hermosa columna griega salpicada de agua y luz y arena. Ella sabe que las repeticiones no son válidas, por lo que de la misma acequia deberá apañárselas para abrevar aguas distintas que arrastran "letras" diferentes, por lo que sus textos sorprenden en cuanto tal cercanía no las empequeñezca, sino que les dé su verdadero relieve y movimiento. Es así como la Woolf arremete el tema de su vida y su literatura, dos alambres intrincadamente enlazados.
Me remito, como bien lo sabemos, al mito del andrógino, camuflado por ese su sentido de humor y porque todo va en homenaje a Vita Sackville West, según los críticos actuales el eje de su vida afectiva, o, dicho de manera más patente, porque fueron amantes en un momento donde la palabra le quedaba ancha o corta a la sociedad londinense. Vita fue lésbica; Virginia también, pero el problema se apañó al buscar una pareja para la cual un hombre –tal como se oye– no era válido, acaso por la exquisitez de una sensibilidad puesta rabiosamente a prueba en sus novelas. Alguna razón llevan las parejas homosexuales, tan difíciles como las otras, pero aquéllas o marginadas u odiadas. Lo de su matrimonio nos parece una máscara debidamente colocada, con sexo, pero máscara de una cara no oculta allí, sino más adentro, en las entrañas o en el corazón ¿Fue el marido homosexual, como casi todos los amigos de la familia Sthepen? ¿Lo fue por terceras personas, es decir, a través de la pareja Vita-Virginia?




Sin embargo, el tema aparece con frecuencia. Ya que hay una especie de enamoramiento en la adolescencia entre Mrs. Dalloway y Sallie Saeton –amigas de la escuela– de lo cual duda ella misma, pues no acierta a considerarlo como amor. Pero en definidas cuentas ¿qué es el amor, estemos o no metidos en un texto que vuelve sobre sus pasos y se arrepiente de sí mismo a la menor provocación? Todo tema emotivo se pierde en puntos suspensivos, como en una niebla espesa que no permite otra expresión que no sea un deletreo a través de las fugaces diferencias entre un hombre y una mujer, tanto, que en la novela él es ella y ella es él, reversiblemente, como una rueda de molino, aunque el ajuar que llevan puesto sea importante para distanciarlos, pues se podría decir –sobre todo en el Cercano Oriente, Constantinopla, donde Orlando es embajador– que es único cuando se dice que el traje sí hace al monje.




La Woolf se mofa y respeta la acción al propio tiempo. ¿Qué otra cosa puede hacer si el mito de Adán y Eva no se le habrá de caer de las manos? Bien visto, somos dos en uno, o uno más uno –Jano– por donde quiera que se vea; o un "uno" apelmazado, según se contemplen las cosas. Nace de Adán Eva, lo que significa que dentro de él está la mujer. Eva tendrá carne y sangre varoniles, ya que sale de un hombre que de pronto ha perdido su inocencia por culpa de una manzana metonímica que no es sino Eva, de la misma manera que es ella la serpiente, o sea el mal. Por eso "los hombres amamos al mal", como lo dice el Dr. Faustus. Pero ¿qué acción es ésta donde uno es su propio contrario?. A la Woolf se le ocurre que debe atravesar un largo sendero, el de los siglos, ya que si la acción empieza en la Era Isabelina, termina –quién sabe por qué razones, como no sean sus propios deseos– en 1927, el día que en verdad pone punto final a la biografía-autobiografía novelada. Pero si volvemos al mito del andrógino, inmemorial, la Woolf lo coloca en un primer plano en cuanto a su tratamiento: es actual, delirante, legendario. Orlando es ubicuo y bisexual, acaso como todos quisiéramos ser, tal como se ve en el mundo posterior.
Varios son los "golpes" literarios de Orlando, como el que –al fin y al cabo inglesa– la escritora se interesa por el "paisaje" lindante con una tragedia bufa: una vez cuando el hielo inunda Londres y otra cuando el Támesis se desborda; ambos momentos dan la oportunidad de una recreación literaria luminosamente novedosa, por cuanto jamás se experimentaron líricamente secuencias semejantes.




Pero estos "golpes" literarios son constantes: Orlando "muere" dos veces, pues dos veces descansa en un sueño profundo, aunque no se sabe si reparador. Se trata, más bien, de etapas oníricas transformadoras que en una novela como ésta deben tomarse como verdaderas, pero que en este tipo de narración, como todo es analógico, pueden también contemplarse de la manera que se desee. En la primera se hace constar. Lo que significa que si bien se trata de un sueño letárgico, parecido al de las mariposas, también es verdad que él-ella están en pleno tránsito hacia un nuevo fulgor. Uno puede preguntarse, no sin razón, hacia dónde corre una vida así, a lo que la novela responde que hacia nada, o hacia donde toda otra vida convoca, o sea, a la nada, cuando la Woolf llega, a través de un escalofriante y solitario suicidio, a un río cercano a su morada cotidiana.




Existe en la novela un segundo sueño, más revelador que el primero, ya que el despertar es la novedad misma del libro: el sexo de Orlando varón se transforma y ya no deja de ser mujer –o lo que por ello se entiende– hasta el final, donde, oh maravilla, sigue habiendo la ambigüedad: "Imposible resolver por ahora si Orlando era más hombre que mujer." "Resolver por ahora", dice la Woolf adormilada, como si ignorara realmente el engaño en el que descansa la novela; engaño de engaños, ya que toda lo es, y la escritora disfruta al máximo el texto que le dedica a Vita, su amante, una muy mediocre escritora.
Sin embargo, insistimos, el libro se basa en el amor a la palabra: "Rehusar y ceder –murmuró–, qué delicioso perseguir y conquistar." Esta "información" es parte del juego de la dicha de escribir aparentemente desprotegida, como si el libro se fuera cocinando sobre la marcha, lo que se irradia de Cervantes. Ella misma ha estado pendiente de su estética: la falta de individualidad que la novela, a estas alturas, debe tener, lo cual es una alteración de la propia realidad literaria en el sentido de que no sólo no cree, sino que rechaza los contenidos sociales (no individuales) a los cuales a veces el arte se ase. O frases como: "Los sabios no han confirmado que el silencio parezca más profundo después del ruido."




Por otra parte, creo que su profunda vanidad, como la tiene todo escritor de altura, la vuelve completamente vulnerable, además de que, como persona (y enferma) debe haber sido a ratos verdaderamente insoportable. Nadie, como sabemos, más pagada de sí que Virginia, a la que la aterraba toda crítica adversa. Nadie, pues, más aferrada a su quehacer poético, del que se puede llamar enamorada.




Por lo demás, los eslabones de Orlando se conciben en secuencias poéticas, en cierto modo antilógicas. "Faltan detalles –dice– pues el incendio ha hecho de las suyas con todas las crónicas y no ha perdonado sino fragmentos que dejan en la oscuridad los puntos esenciales." Se refiere a una fiesta que ahora Orlando, como embajador/embajadora en Constantinopla, ofrece a sus invitados mientras un observador –narrador cómicamente trepado en una higuera–, relata desde su elevada posición los sucesos.




Pero, ¿qué significa Orlando como personaje? ¿Es lo mismo para una persona vivir en un siglo y luego en otros, sucesivamente? ¿Todo es una parodia de la inmortalidad? Lo que sabemos es que por literario que se asuma, no es "de carne y hueso", alguien que va caminando por la cuerda floja sin resbalarse ni caer. El personaje está estrictamente hecho de palabras, aunque a la larga resulte más verídico que algunos personajes "realistas".Esta idea puede verse con mucha claridad cuando el relato (a manera de cuento de hadas) comienza con el enamoramiento de Orlando por Sasha, una joven moscovita que aprovecha la estadía del barco que atranca en los muelles de Londres. Pero era embustera y lo engañaba constantemente; pues así, y no de otra manera, es el amor. ¿No acaso se perdió en las entrañas de la nave con un hermoso marinero ruso?




La Woolf se recrea en estos detalles como se recrea Mrs. Ramsay al mirar hacia el faro mientras James, su "benjamín", la ve tejer un calcetín para el hijo del torrero. Jamás irán al faro, como Orlando tampoco logrará (pues que no es el propósito) un equilibrio no ya sexual, sino en la existencia, víctima –como lo somos todo– del furioso vaivén de la vida. Tampoco Mrs. Dalloway logrará con la fiesta que ofrece el día que sale de compras, encapsular en un todo su pasado. Hay algo de frustrante en estas mujeres que, en un hato, son la propia Virginia: Mrs. Dalloway, Mrs. Ramsay, Susan (la joven suicida de Las olas) o la propia Shasha. En este sentido, por donde las veamos, nos entregan pautas, no para la biografía de Orlando, sino de la escritora, tan firme y escurridiza al propio tiempo.
Por otro lado, se cuenta una anécdota en uno de sus diarios; que estando con su hermana –que vestía un atuendo de color extraño– llegó a visitar a las hermanas Lytton Stratchey. Al ver a Vanessa comentó:. "¿Semen?" refiriéndose naturalmente al color del vestido, con lo cual, dice la Woolf, termina la era victoriana.

Antonio Gamoneda: Poemas






De "Libro del frío", 1992 Selección de aforismos



Pavana Impura:Tu cabello en sus manos; arde en las

manos del vigilante

de la nieve.Son las cebadas, la siesta de las

serpientes y tu cabello

en elpasado.Abre tus ojos para que yo vea las

cebadas blancas: tu cabeza en las

manos del vigilante de la nieve.
Todos los árboles se han puesto a

gemir dentro de mi espíritu

al recordar tus bragas en la

oscuridad, la luz debajo de tu piel,

tus pétalos vivientes.Atravesando los aniversarios, a veces

viajan las palomas ebrias.Venga desnuda tu misericordia, ah

paloma mortal, hija del

campo.
El mirlo en la incandescencia de tus

labios se extingue.Yo siento en ti grandes heridas y te

desnudas en mis fuentes.Se extingue el mirlo en las alcobas

blancas donde soy ciego,

donde, algunas veces, suenan en ti

grandes campanas.
Busco tu piel inconfesable, tu piel

ungida por la tristeza de las

serpientes; distingo tus asuntos

invisibles, el rastro frío del

corazón.
Hubiera visto tu cinta ensangrentada,

tu llanto entre cristales

y no tu llaga amarilla,

pero mi sueño vive debajo de tus párpados.
La inexistencia es hueca como las máscaras y su visión es

lívida, pero tú oyes el grito de las madres del agua y acaricias

los ojos que vieron la inexistencia.
Nuestros cuerpos se comprenden cada vez más tristemente,

pero yo amo esta púrpura desolada.

Ah la flor negra de los dormitorios, ah las pastillas del amanecer.
Entra otra vez en las alcobas blancas.

Grandes son las jarras de la tristeza en las manos mortales.

Entra otra vez en las alcobas blancas.
Amor que duras en mis labios:

Hay una miel sin esperanza bajo las hélices y las sombras de las

grandes mujeres y en la agonía del verano baja como mercurio

hasta la llaga azul del corazón.

Amor que duras: llora entre mis piernas,

come la miel sin esperanza.
Ha venido tu lengua; está en mi bocacomo una fruta en la melancolía.

Ten piedad en mi boca: liba, lame,amor mío, la sombra.
Llegan los animales del silencio, pero debajo de tu piel arde la

amapola amarilla, la flor del mar ante los muros calcinados

por el viento y el llanto.

Es la impureza y la piedad, el alimento de los cuerpos

abandonados por la esperanza.
He envejecido dentro de tus ojos; eras la dulzura y el exterminio

y yo amé tu cuerpo en sus frutos nocturnos.

Tu inocencia es como un cuchillo delante de mi rostro,

pero tú pesas en mi corazón y, como una miel oscura, yo te

siento en mis labios al ir hacia la muerte.
Eres como la flor de los agonizantesque es invisible mas su aroma entra

en la sombra nasal y es la delicia,

todo en la vida, durante algún tiempo.
En la humedad me amas

y eres azul en tus pezones. Hablas

suavemente en mis labios y regresas

a tu prisión en la melancolía.
Tu cabello encanece entre mis manos y, como aguas silenciosas,

nos abandonan los recuerdos. Siento la frialdad de la existencia

pero tu olor se extiende en las habitaciones y tu lascivia vive en

mi corazón y entra mi pensamiento en tus heridas.
Era incesante en la pasión vacía. Los perros olfateaban su pureza

y sus manos heridas por los ácidos. En el amanecer, oculto

entre las sebes blancas, agonizaba ante las carreteras, veía

entrar las sombras en la nieve, hervir la niebla en la ciudad profunda.
Vigilaba la serenidad adherida a las sombras, los círculos donde se

depositan flores abrasadas, la inclinación de los sarmientos.

Algunas tardes, su mano incomprensible nos conducía al lugar sin

nombre, a la melancolía de las herramientas abandonadas.

Cada mañana ponía en los arroyos acero y lágrimas y adiestraba a los

pájaros en la canción de la ira: el arroyo claro para la hija

dulcemente imbécil; el agua azul para la mujer sin esperanza, la que

olía a vértigo y a luz, sola en el albañal entre banderas blancas,

fría bajo la sarga y los párpados ya amarillos de amor.

Era incesante en la pasión vacía. Los perros olfateaban su pureza y

sus manos heridas por los ácidos. En el amanecer, oculto entre las

sebes blancas, agonizaba ante las carreteras, veía entrar las sombras

en la nieve, hervir la niebla en la ciudad profunda
Aún:
Hubo un tiempo en que mis únicas pasiones eran la pobreza

y la lluvia.Ahora siento la pureza de los límites y mi pasión no existiría

si dijese su nombre.



Caigo sobre unas manos


Cuando no sabía

aún que yo vivía en unas manos,

ellas pasaban sobre mi rostro y mi corazón

Yo sentía que la noche era dulce

como una leche silenciosa. Y grande.

Mucho más grande que mi vida.

Madre:eran tus manos y la noche juntas.

Por eso aquella oscuridad me amaba.

No lo recuerdo pero está conmigo.

Donde yo existo más, en lo olvidado,

están las y la noche.

A veces,

cuando mi cabeza cuelga sobre la tierra

y ya no puedo más y está vacío

el mundo, alguna vez, sube el olvido

aún al corazón.

Y me arrodilloa respirar tus manos. Bajo

y tú escondes mi rostro; y soy pequeño;

y tus manos son grandes; y la noche

viene otra vez. Viene otra vez.

Descanso

de ser hombre, descanso de ser hombre.



Blues del nacimiento


Nació mi hija con el rostro ensangretado

y no me la dejaron ver despacio.

Nació mi hija con el rostro ensangrentado

pero me la quitaron de las manos.
Mi hija ahora ya va a hacer tres añosy habla conmigo y ella ve mi rostro.

Mi hija ahora ya va a hacer tres añosy canta y piensa pero ve mi rostro.
Yo ahora ya no me pregunto

por qué se ama a un rostro ensangrentado.

Alexandro Michelena: El exilio fecundo de Gombrowicz



Uno de los episodios más extravagantes en la historia literaria argentina fue protagonizado por un polaco, llegado en circunstancias azarosas a Buenos Aires, que extendiera por casi un cuarto de siglo su estadía en ella, un poco por accidente, pero también porque le atraían la ciudad y su gente. Sin dominar bien el idioma, se atrevió a emprender la incierta aventura de traducir su única novela, publicada en Polonia en 1937. Llevó a cabo la tarea asesorado por un puñado de amigos escritores, en jornadas que se llevaban a cabo –en permanente debate muchas veces caótico– a lo largo de muchas tardes de la segunda mitad de los cuarenta, en varios cafés del centro porteño.



Su nombre: Witold Gombrowicz; la novela en cuestión: Ferdydurke. Participaron en la peculiar empresa los escritores argentinos Carlos Mastronardi y Eduardo González Lanuza, y los poetas cubanos Virgilio Piñera y Humberto Rodríguez Tomeu (por esos años residentes en la gran capital del sur), junto a algunos jóvenes aspirantes a las letras. Los lugares de trabajo fueron ciertos cafés y confiterías propicios al encuentro y la tertulia.



Pero no piense el lector que no se aplicó una metodología en ese trabajo colectivo. En cada encuentro, Witoldo –como le llamaban sus amigos– llevaba un fragmento traducido por él más o menos en forma literal, texto que sometía a la no muy ordenada asamblea, que entre cafés y bebidas espirituosas iba buscando las palabras más adecuadas y puliendo así cada párrafo.
Gracias al proceso de trasladar Ferdydurke a nuestro idioma, su autor volvió a sintonizarse con la literatura luego de una crisis que se había extendido demasiado, comenzando de ahí en más la escritura de sus novelas mayores, como Pornografía, Transatlántico y Cosmos. Por otra parte, esa edición de Ferdydurke –con el prólogo, casi clarividente, de Ernesto Sábato– marcó el inicio del lento camino hacia el reconocimiento mundial.



DE SUR DE VARSOVIA A AVENIDA DE MAYO



El escritor tenía treinta y cinco años cumplidos y una trayectoria literaria en su país cuando, en 1939, aceptó la invitación a participar en el viaje inaugural de un transatlántico con destino a la lejana Buenos Aires. Desembarcó el mes de agosto de ese año crucial, y pensó que iba a pasar allí un par de meses a lo sumo.
La invasión de Alemania a Polonia, ocurrida en septiembre, volvió permanente su estadía, resignándose a esperar el final de la contienda. Pero mucho antes de que llegara la paz, Gombrowicz había sido encandilado y atrapado por los laberintos de esa ciudad extraña, con aires de Paris, pero también caracterizada por cierto aliento vital telúrico vinculado a lo nuevo, lo primigenio, lo original.



No lo deslumbraron los brillos europeizantes del grupo intelectual más prestigioso, que era el que rodeaba a Victoria Ocampo y la revista Sur, al punto que luego de algunos fugaces y controvertidos contactos con algunas de sus figuras notorias, se automarginó por el resto de las dos décadas y media que iba a permanecer en Buenos Aires. Sí lo deslumbró el potencial de juventud del país, y más que nada los jóvenes en concreto –nada ilustrados, algunos recién llegados del interior– con los que alternaba ambiguamente en las inmediaciones de la Estación Retiro. De alguna forma encontró en la pujante Buenos Aires en crecimiento de los primeros años cuarenta la confirmación de la filosofía planteada en Ferdydurke, donde quiebra una lanza en favor de la inmadurez en cuanto energía base de toda creatividad, contrapuesta al mundo adulto que vinculaba a lo rutinario y poco estimulante. El dionisiaco Witoldo se encontró en su elemento relacionándose con esos oscuros muchachos (en un doble sentido: por el color de la piel y por lo anónimos) en bares y cantinas del "bajo" bonaerense.



La otra parte de su vida, la diurna, se desplegaba en las confiterías Rex y La Fragata de la calle Corrientes, y también en el clásico Café Tortoni de Avenida de Mayo. En esos salones algo anticuados y solemnes encontró más calidez que en los hoteles y pensiones donde se vio obligado a habitar durante los primeros años de su residencia porteña. Allí reflexionaba, a veces escribía, mantenía conversaciones sin mayor compromiso y, sobre todo, jugaba al ajedrez. El "juego ciencia" iba a ser su pasión constante.



UN CORPUS LITERARIO BURILADO EN EL SILENCIO



Gombrowicz sobrevivió pobremente, manteniéndose gracias a colaboraciones en periódicos y revistas. Recién en 1947 accedió a un empleo más seguro como funcionario del Banco Polaco. Allí se mantuvo casi una década, hasta que renunció en 1956. Luego, gracias a la indemnización recibida, a inversiones que había logrado hacer, a una beca más bien política (proveniente de una organización anticomunista) y a algunos derechos de autor que ya comenzaba a cobrar, logró vivir con cierto desahogo, y sobre todo con el tiempo y la tranquilidad necesarias para concentrarse en su obra.



¿Cómo fueron los largos años del escritor polaco en Buenos Aires? Su hogar estuvo en los cafés durante las décadas del cuarenta y cincuenta, cuando la capital argentina era una ciudad donde los mismos se multiplicaban. Aparte de los sitios antes nombrados, que fueron de alguna forma sus espacios más habituales, solía recorrer otros lugares, como Los 36 billares, penumbroso café de Avenida de Mayo cercano a la plaza Lorea, o La Academia, de Callao casi Corrientes. Ambos recintos caracterizados por una similar estructura espacial: un primer salón con mesas de mármol y cómodos butacones; otro dedicado al juego de dados, y al fondo mesas de billares.
Por sobre todas las cosas era un gran conversador, siempre interesante y polémico, irónico y punzante, que naturalmente atraía a otros contertulios, sobre todo a aquellos más sensibles e inquietos.



Mientras tanto, en silencio y sin apremios editoriales iba elaborando su obra. Transatlántico es de 1953. Cosmos surgirá unos años después, en la primera temporada pasada por el escritor en Tandil, un pueblo de la Provincia de Buenos Aires que quedará unido indisolublemente al mito de Gombrowicz en la Argentina. Vale aclarar que el proceso de escritura de esta novela fue largo, al punto que aparecerá en 1965, cuando el autor ya está establecido en Francia, luego de ganar el Premio Formentor. Uno de sus textos hoy más leídos y comentados, el Diario, comenzó a publicarse por aquellos tiempos en la revista Kultura, vocero de emigrados polacos, donde apareció además su tercera novela, La seducción. En Buenos Aires se editará también su obra teatral El casamiento, que más adelante –en 1964– el gran director argentino Jorge Lavelli llevará a escena con gran suceso en Paris.



Otro aporte de la gran ciudad platense al universo literario gombrowiciano tuvo que ver con un título. Su libro de cuentos, que reúne relatos cortos escritos en Polonia entre los años 1927 y 1928, titulado originalmente Memorias del tiempo de la inmadurez, fue cambiado luego por el aparentemente enigmático Bakakai. Este es, apenas, la leve deformación de la calle Bacacay del característico barrio porteño de Flores, por muchos motivos cercano al autor.



EL GRUPO DE TANDIL



Los jóvenes se le acercaban. No solamente aquellos, míticos, de sus originales andanzas dionisíacas por los bares y entorno de la Estación Retiro, sino además los que tenían pretensiones literarias. Fue el caso de Juan Carlos Gómez, a quien llamaba con el apelativo Goma, quien formaba parte de sus mesas de las confiterías Rex y La Fragata. Goma mantuvo correspondencia con Gombrowicz luego que éste aprovechara una beca en Berlín para saltar a Europa, en 1963; ese intercambio se extendería casi hasta la muerte del escritor, en 1969. Las cartas del polaco a Goma fueron publicadas por éste recientemente, bajo el título Cartas a un amigo argentino.



Otros de sus jóvenes amigos, entonces aspirantes a las letras, fueron Alejandro Russovich y Miguel Grimberg. Ambos, junto al antes mencionado, formaron parte –en los años cincuenta– de la segunda generación de "ferdydurkistas" fervorosos. La primera fue la que se complotó con el autor para la traducción de su novela. Pero habrá todavía una tercera, vinculada a Tandil.
Lo primero que hizo Witoldo al llegar allí por primera vez, fue visitar la municipalidad y preguntar si había en la ciudad alguien inteligente... Los funcionarios, desconcertados, lo conectaron con un grupo teatral. Allí encontraría al jovencísimo Jorge di Paola, a quien apodó Dipi, uno de sus fieles de ahí en más que a partir de los setenta iba a desarrollar una interesante peripecia como narrador. Di Paola, Mariano Betelú y Jorge Vilela, iban a rodear al "viejo" –así lo llamaban– en sus frecuentes visitas a Tandil. Ese hombre, que bordeaba los cincuenta años, fue para estos veinteañeros provincianos un auténtico maestro socrático, con el que tanto podían hablar de la vida en Tandil como analizar el estado literario y cultural de la Argentina, o abordar temas metafísicos o filosóficos.



Estos jóvenes, los de Buenos Aires y los de Tandil, siempre tuvieron claro el privilegio que implicaba compartir las horas con un gran escritor. Y esa convicción la tuvieron (y mantuvieron) bastante tiempo antes de que, desde Francia, lo redescubrieran y comenzara su renombre mundial, iniciada ya la década del sesenta.



EL EXTRAÑO SALUDO A BORGES



No deja de pertenecer a la dimensión de lo a


anecdótico, pero ilustra bien una auténtica contraposición literaria y cultural. De vez en cuando, en sus diarias andanzas por el centro porteño a través de los años, el polaco solía cruzarse con Jorge Luis Borges, por entonces un escritor de enorme prestigio nacional e internacional, pero todavía "de culto" y lejos de la fama que iba a alcanzar más tarde. Borges, que aún no estaba ciego, nunca lo reconocía. En cada encuentro Witoldo le gritaba desde lejos, a veces desde la acera de enfrente: "¡Hey Borges, acá Gombrowicz!"



Corrían todavía los años cuarenta cuando Carlos Mastronardi se animó a presentarlo en una cena en casa de Silvina Ocampo y Adolfo Bioy Casares, matrimonio de escritores que encarnaba la conjunción del prestigio intelectual y social. Borges, gran amigo de ellos, también participaba de la velada, y fue esa la única oportunidad en que estuvieron juntos con posibilidad de dialogar y conocerse. Si bien el autor de Ferdydurke se mostró discreto y sociable, la impresión que dejó en el prestigioso trío fue que se trataba "de una especie de anarquista algo turbio y de segunda mano".



LA DÁRSENA Y EL ÚLTIMO CAFÉ



En el final de su último verano en el Río de la Plata, retirado en una playa de Uruguay y dándole los últimos toques a su novela Cosmos, recibió una invitación de la Fundación Ford para una estadía de un año en Berlín. La misma se traspapeló en los laberintos del correo y llegó tarde a sus manos. Y cuando pensaba que la posibilidad de transitar el camino contrario al de su viaje del año ’39 –tantas veces rumiada en años anteriores, al compás del aumento de su fama europea– se había evaporado, llegó la noticia que la invitación y la beca seguían en pie.
En pocos días Gombrowicz vendió sus pertenencias y arregló sus asuntos en Buenos Aires. Y a pesar de las dudas y conflictos interiores en relación al viaje que, de acuerdo con el testimonio de su Diario, lo iban a asediar incluso durante el cruce oceánico, se dispuso a quemar las naves (esta vez de manera deliberada).


Los últimos momentos en la Reina del Plata los pasó en un café cercano a la dársena, rodeado de sus más fieles amigos, mirando el muelle y la placidez del agua portuaria. Luego, ya instalado en cubierta y contemplando a lo lejos el perfil de Buenos Aires alejándose implacablemente, en un episodio de auténtica cepa "ferdydurkeana" el escritor se dio cuenta de que había perdido los 250 dólares, único dinero que tenía para gastos hasta llegar a destino.
Un telegrama de auxilio a sus contactos europeos solucionó el problema a su llegada a Cannes, donde daría comienzo otra historia: la de la etapa consagratoria de Witold Gombrowicz, muy distinta que ese largo y paradójico período bonaerense que resultó a la postre el marco apropiado para la decantación de un corpus narrativo que ocupa un lugar de privilegio en la literatura del siglo XX.

lunes, mayo 21, 2007

Jaime G. Velázquez: Una nueva santa

Ahora sí cambió Veracruz. Shakira lo cambió. Incluso la atmósfera cambió. La mañana del sábado 19 el silencio nos despertó y los colores del cielo nublado eran diferentes. Entonces temí que Shakira nos hubiera dejado abandonados u hablé al hotel donde todavía estaba, dormida.
Pero cuántos años lleva cantando Shakira. ¿Veinte? Ya trascendió su generación. En Veracruz fueron a oírla jóvenes de entre 18 y 25 años. Hubo filas de pacientes admiradores que llegaron al estadio cinco o seis horas antes del concierto.


Los caminantes alrededor de los puestos de camisetas, fotos, pulseras, discos, tarros marca Shakira, hicieron que la circulación de coches fuera lenta y un viejo pegado al claxon se llevó de recuerdo la indiferencia de todos, dueños de un carnaval espontáneo, que ni volteaban a verlo.
(Nota: los diseñadores de camisetas no estuvieron a la altura de santa Shakira.)


Vivo cerca del estadio de futbol, convertido en sala de conciertos al aire libre, y cuando empezó a cantar Shakira prendí veinticuatro velas, incluidas tres en forma de pera que era un regalo intocable de mi tía, la de Guanajuato, y las puse alrededor de los dos CD de Fijación oral, que me han acompañado estos últimos ¿dos años?


Vi a Shakira cargando dos maletas y no pude evitar recrear la imagen de los miles de pillos que el cine de EU ha ensalzado por décadas. Pensé que allí llevaba el dinero que le tributaron con alegría los veracruzanos, aunque enseguida estuve seguro que a ella le pagan en cheque y luego volví a cambiar de idea, en busca de sensatez: no, a ella le depositan en su cuenta bancaria. En esas maletas llevaba nada más su pago de impuestos, si no la dejarían salir del estadio.
No es divertido pasar la noche pensando qué llevaba Shakira en esas maletas, ¿su ropa?, ¿cartas de admiradores?, ¿videos para regalar? Y termina uno por despertar: ¿cómo crees que sus ayudantes van a dejar que santa Shakira cargue ni una bolsa de confeti?


En mi sueño, Shakira, la cantante viajera, aparecía como el Papa viajero. Así que me levanté al amanecer y prendí dos veladoras que tenía destinadas para las vacaciones de julio.
Al hacerse el silencio, uno siente que Veracruz ha cambiado porque no es posible que todo siga igual después de la deslumbrante actuación de Shakira.


Yo ya cambié la nitidez de los CD de Shakira por el recuerdo de su voz saliendo del estadio, una voz sobrehumana, milagrosa, que rebotaba en las casas veracruzanas hasta llegar a mi ventana, donde reprimía mi enojo por no haber comprado boletos a tiempo.
Claro que Shakira no lo hizo sola: compañías grabadoras de CD, radiodifusoras, publicistas, canales de TV, consumidores y, claro, en el fondo del estadio, ella, a quien estamos dispuestos a reconocer como Reina, Presidenta, Santa. Lo que sea que esté por encima de nosotros, pobres mortales, como el viejo bilioso del coche atorado por falta de información: pus pa’q’se mete en esa calle esa tarde.
El amanecer Shakira. Si un día escribo una canción ese nombre le pondré para festejar la mañana del cambio, la del sábado 19 de mayo de 2007. No lo olviden.

Omar Piña: Las heroínas son rubias





Tenías poco más de ocho años cuando por fuerza o necedad anhelabas ser rubia. Pasabas horas frente al espejo y con los dedos menudos extendías tu cabello como si se tratara de un abanico; a esas horas, el sol de la tarde iluminaba la habitación y el reflejo de sus destellos teñía, efectivamente, tu melena castaña de un amarillo adormilado aunque preciso. Entonces te limitabas a correr al cuarto de baño, que estaba al final de la casa, pasando los corredores de la pequeña huerta donde la abuela cultivaba hierbas de olor. Era fácil adivinar quién hacía aquellas cosas, el ruido te delataba, pues sólo tu usabas zapatones ortopédicos que en contraste con tus piernas tan delgadas te hacían parecer una muñeca desproporcionada (en el más remoto de los casos) o una vil loca... cuestión en la que todos estábamos de acuerdo.



Sí, tenías menos de nueve años, porque en aquel tiempo asistías a la escuela primaria y yo te envidiaba, porque nada más servía para hacerte compañía... Corrías al baño sólo para medir la cantidad restante en la botella del champú de manzanilla. Tus deditos servían de medida, como sabías tan poco de números o de las operaciones matemáticas que con ellos se pudieran hacer, tu desesperación aumentaba. ¿Alcanzaría ese oro viscoso para lograr la transfiguración del color de tu cabellera antes de iniciarse la víspera para la feria de san Antonio? Sería una pena desperdiciar esa jabonosa miel si para el día once, a más tardar, cuando los chillidos lastimeros de los cerdos que sacrificaban en las porquerizas te anunciaban la inminente llegada de los primos citadinos que viajaban hasta el rancho para asistir al festejo por el cumpleaños del abuelo.



Rubia, como las muchachas que salían retratadas en las revistas. Sí. Sólo así tenía que ser. Que los Antonios pueblerinos te envidiaran el caminadito ridículo, apretado y rápido. Pero que los Antonios de la ciudad jamás se fueran a arrepentir de, cuando llegaran por fin las vacaciones, invitarte a pasar unos días en sus casas de dos pisos. Que la prima que usa trenzas anudadas con una cinta de color naranja y que huele a mierda de pollo y en los dobladillos de la falda jamás se libra de llevar adheridas unas cuantas plumas, esa, aunque ranchera, pueblerina, podía y tenía todo el derecho a ser rubia y guapa. Y que también las tías de la ciudad te probaran a caminar sobre los modositos zapatitos de charol, que tan monos lucían con las calcetas que remataban en puntada española. Estabas lista para superar cualquier prueba, enfrentar todos los escaparates, salvar y salvarte de las miradas burlonas... porque sí, ya lo habías demostrado en los corredores de la casona, durante las vísperas de la gran fiesta.



Porque también, todo eso, lo escuchabas en las historias de la radio. ¿No te acuerdas? Un hombre alto y moreno fumaba cigarros negros con filtro y luego de tirar con desdén la colilla besaba con “pasión enternecedora” a una muchacha rubia que “parecía derretirse entre sus dos fuertes brazos, tan potentes y recios como los mástiles de un barco”. Y tras escuchar esas novelas te quedabas en Babia como si en realidad fueras la protagonista pero no supieras qué hacer después. Nunca quisiste aceptarlo pero estabas profundamente enamorada de tus primos y por eso, sólo por eso, querías ser la viva imagen de una jovencita de ciudad. Yo tampoco, para serte sincera, sabía gran cosa de la vida, por eso me daba por imaginar que en una de tantas ibas a tener la razón y cuando menos lo esperara, me entregarías la invitación para tu boda. No para invitarme, ¿cuándo se ha visto que la hija de una criada se engalane para ir al banquete de una de la familia de los patrones? No, a veces, como que soñaba me mostrabas un cuarto de pliego de papel albanene, donde se leía que los rimbombantes Montes de la Marquesa y Toro participaban a sus amistades de tu misa nupcial y la comelitona. Dirás qué necedad la mía de imaginármelo, pero ay, tan bonitas que se veían las letras doradas formando tu nombre. Una verdadera lujosidad. Era mi sueño y a veces me gusta tanto recordarlo.



Y ya no te muevas porque vas a quedar con las trenzas todas chuecas. ¿Y luego qué va a decir tu mamá? Estará muy quieta en su cajota esa de acero, con ese Corazón de Jesús adornando la tapa, pero seguro que ya nada más ahí está su cuerpo, porque bendito Dios y las ánimas ya nos ve desde el mismísimo cielo. Ahora sí te va a cuidar. Anda, muñeca, estate quietecita, ¿o quieres que tu primo Luis Antonio te vea desgreñada? Mucha profesión, mucho carro, pero bien que te echa ojitos. ¿Ahora sí te ríes, verdad?
Lo que son las cosas, si hace quince años no te hubieras entercado en montar al Naipe, jamás hubiera ocurrido ese golpazo que te dejara postrada en una silla de ruedas y media idiota. Pero querías lucirte frente a tu abuelo.



A veces llego a creer que la desgracia te pasó por no ser rubia. Vieras que el otro día salieron en la tele unas jinetas, güeritas güeritas, casi como ratas albinas, de un circo ruso o algo así y hacían una de machincuepas. Una daba tres saltos encima del lomo de un caballo a todo galope.
Deja de moverte así, que no logro peinarte como la gente decente. Ándale muchacha que ya hasta me llega el ruido de las voces que empiezan a rezar y no han de tardar en llevarse a doña Clotilde al cementerio.

Genaro Aguirre: Recuento de un esteta chino



Hace unos días en el puerto tuvimos la ocasión ver la cinta La lmaldición de la flor dorada, ultima de las cintas del director chino Zhang Yimou, misma que cierra la trilogía que hace algunos años iniciara con la película El Héroe (2002) y más tarde continuara con La casa de los cuchillos voladores (2005), cintas que le abrieran los caminos para llegar al gran público occidental.
Si algo había mostrado en las dos primeras entregas, era un espectáculo visual conjugado con un relato que revisaba parte de la historia mítica de la cultura asiática, gracias a la recreación estilizada de un par de relatos que maravillaron a espectadores poco acostumbrados a degustar historia en las que la calidad del relato se combinaba con el arte marcial desbordado en coreografías casi épicas entre protagonistas y antagonistas. Así, junto a los efectos especiales, las coreografías de fantasía, acudíamos a la mágica propuesta de un director que terminó por sorprender a quines le hemos venido siguiendo la pista desde hace por lo menos un par de décadas.
En este contexto, la entrega de la última de la saga, puede estar mucho más cerca a los terrenos de lo privado e intimista de sus cintas anteriores, que de la majestuosa propuesta de las dos primeras películas de esto que terminó siendo un tríptico en donde asomarse al universo mítico chino.
Y si no, habría que echar una revisada a su primera cinta, La historia de Quiu Ju ( ) en la que retrata una historia de dignidad femenina, cuando una mujer emprende un viaje a la ciudad, tras la agresión que su esposo viviera, cuando el jefe de la aldea lo golpea en los testículos. El vía crucis vernacular que enfrentará esta mujer, es el viaje dignificante de una esposa que reclama justicia por lo que considera una agresión a la masculinidad de su hombre.
En la siguiente película, y con la que Zhang Yimou comienza a llamar la atención en Europa, vuelve a un contexto campesino para asomarse a los entretelones de un amor clandestino, entre una joven mujer que fuera obligada a casarse con un hombre viejo, para más tarde enamorarse de uno de los sobrinos. Igual que en la anterior, en esta, el tratamiento y la mirada desde la perspectiva femenina, comienza a ser un hilo conducto en la cinematografía de este director que conformó lo que entonces se definió con Directores de la tercera generación de cineastas chinos.
Para 1999, Yimou ya plenamente reconocido en festivales internacionales como Berlín, Venecia, Cannes entre otros tantos, volvería a las andadas con una obra que lo consolidaría como un paisajista de la cultura china, al explorar en la cinta Ni uno menos los alcances de la solidaridad y el compromiso temprano, cuando una niña de 13 años tiene que hacerse responsable del cuidado de un grupo de estudiantes de primaria cuando el profesor tiene que ausentarse por un problema familiar. En esta película, el director, vuelve a contrastar lo que ha representado para este país asiático la experiencia de modernidad propia de las ciudades frente a la experiencia milenaria de una nación que en la tierra ha encontrado el lugar de privilegio para construir su matriz cultural.
Y si en Ni uno menos la preocupación de Zhang Yimou por asomarse a la modernidad que poco a poco enfrentaba al pasado chino, en Camino a casa, aprovecha la muerte para reflexionar lo que le ha significado a las nuevas generaciones de hombres exitosos, reconocer que sobre la piel sigue habiendo un pasado labrado. Así, el protagonista ante la petición de su madre para que su difunto esposo sea enterrado de acuerdo a las costumbres ancestrales, recuerda la bella historia de amor que los unió, para terminar reconociendo que valió la pena el regreso a la aldea que lo vieja partir hacía mucho tiempo.
Así pues, en estas cintas que es fácil encontrar en el mercado del video, quien lo desee puede encontrarse con una forma distinta de contar historias, y en las que sin duda hallará la ocasión para entretenerse, pero sobre todo para comprender que la vida también puede ser otra. Que quizá todo depende de nosotros mismos.

Isabel Lorenzo: Los Pasiegos



Los Pasiegos ¿ Judíos, celtas o indoeuropeos?

Hay en el norte de España, enclavado en medio de los picos más altos de la cordillera Cantábrica, un lugar misterioso llamado La vega de Pas. Su población ha sido ampliamente estudiada, y aún hoy no logran ponerse de acuerdo sobre su origen. Pese a que esta población está dentro de lo que hoy es la Comunidad Autónoma de Cantabria, no son cántabros.

Los pasiegos son de piel blanca que al contacto con el sol, se pone bronceada; baja estatura en comparación con los astures, cántabros o vascos; delgados, sobrios en el vivir, y desconfiados, al grado de tener un segundo nombre para los conocidos, desconfían de los extraños en grado exagerado.

¿Quiénes son los pasiegos? Pese a que el conjunto megalítico del Monte del Castillo, en Puente Viesgo habla de una prehistoria de 80.000 a 120.000 años, así como los de la Cueva de Morín, La Peñosa, y otros muchos cercanos todos ellos a las famosas Cuevas de Altamira, no hay reportes escritos de la existencia de estos habitantes hasta los años 1511, cuando la reina Juana la Loca pide se tenga más atención a estos valles. Puesto que los Monteros de Espinosa a los que pertenecen sus guardias deben de ser de sangre de hidalgos, o sea cristianos viejos. Indicando, no se deje establecer en ellos a los judíos que toman este puerto de montaña como paso, orden que vuelve a recalcar diez años después.

Antolín Esperón, antropólogo e historiador, nos dice que estos pobladores son de origen indoeuropeo. Señala el uso del cuévano ( canasto que usan los naturales para recoger las frutas, idéntico a los de la zona del Himalaya) y el valor que le dan a los animales. Señala que pudieran también pertenecer a las razas suevas o visigodas.

Carmen González-Echegaray, por el contrario nos señala su origen celta, cómo los de la mayoría del noroeste ibérico ( gallegos, asturianos, leoneses) Para ello nos señala, los exámenes de sangre practicados a la población, así como el origen de los apellidos Abascal, Valle, Cobo y Mier considerados de origen celta. Asegura que cuando en el siglo VIII, llegaron los primeros misioneros jesuitas, encontraron que los pobladores adoraban al roble, así que buscando mañosamente un sincretismo construyeron sus iglesias al lado de dichos árboles, signo más que evidente de que su origen es celta. Hasta hoy en día estos árboles aún forman parte del patio de dichas colegiatas, siendo el lugar donde se reúnen los cabildos ciudadanos a deliberar. De esta época ya señala su existencia el abad Vitulo en el 816.

Gregorio Lasaga Larreta, por el contrario, hace hincapié en su origen semita. Asevera que tras el decreto de la expulsión de los judíos por Isabel La Católica, a su paso para Europa, algunos se quedan. El físico, la vestimenta, su sobriedad en el vivir, así como su obsesión por el ahorro, son características comunes con las razas semitas. Añadamos que los apellidos Rodríguez, Pérez, y Gómez , por poner algunos son de origen judío, tan es así, que en la actualidad podemos ver estos apellidos con frecuencia en los gobernantes israelitas, con la pequeña variación de convertir la z en s.

Por otro lado Melchor Gaspar de Jovellanos en unos tratados sobre la agricultura en el siglo XVIII se atreve a ir más lejos, él relaciona a los pasiegos, los maragatos, los vaqueiros, así como a los vascos, con la primera raza que habitó las costas del oeste europeo. Los Ligures, este pueblo ancestral, con origen en oriente medio, navegó antes que el fenicio por las costas Europeas, asentándose donde se encontrara cualquier clase de metal como cobre, estaño, o plomo. A Cantabria y Asturias llegan hacía el 1800. AC.

Ante la llegada de los celtas hacía el año 800 AC, buscan sobrevivir en los sitios más agrestes; después con los romanos, se encuentran en condiciones parecidas. Aquí los cántabros y los astures defienden sus territorios con tal valentía contra los romanos, que casi son exterminados, al final reducidos a la esclavitud y obligados a hablar su idioma. La primera batalla que señalan las crónicas en 137 AC por Décimo Junio Bruto, las otras tres en el 61 AC, EL 26 Y 25 AC. pero los romanos no logran dominar los picos más altos y nuestro pueblo sobrevive a la romanización conservando su lenguaje y unas costumbres diferentes, que cambiaran al castellano como todas las comunidades autónomas en la época franquista.

Los pasiegos cómo los vaqueiros asturianos, son seminómadas. Tienen una casa para el invierno y otras para las épocas de verano, a las que se mudan para dejar que crezcan los pastos. Creen en las fuerzas naturales. La Ojanca es una vieja que vive bajo los puentes, con un sólo ojo en la frente. En los ritos funerarios se sacan del arcón las telas más lujosas, cubren con ellos las paredes, además ponen velas en las ventanas para que el alma encuentre la salida al bosque. Creen que los animales tienen percepciones extrasensoriales y que saben cuando alguien va a morir. Trabajan mañana tarde y noche, para acumular un dinero que nunca gastarán. Son familias de régimen jerárquico, donde el mayor siempre estará atento a toda la familia. La casa principal la hereda el mayor y con ella la herencia escondida entre alguna de las vigas. En el ganado existen los caballos garañones de pelo y la vaca la tudanca, con los cuernos rectos.

Podrían ser judíos conversos a la fuerza pues un hecho que los Pérez, Gómez o Rodríguez son apellidos semitas, pero también los hay Cántabros o Celtas, así como nombres Visigodos( Ramiro, Rodrigo etc) Pero a pesar de la segregación en la que se mantuvieron, es absurdo que se diga que no ha habido algún contacto con los Cántabros o los Romanos, o los Celtas, cierto que no sería lo común, pero la mezcla de apellidos lo delata.

viernes, mayo 18, 2007

Water

De ritmo adherente y producción excelente, este video fue realizado en un solo día y con un presupuesto de 200 US dólares. Los Directores/Editores: Lisa Downs, Carlo Santone, Natalie Pa'apa'a
Camera/Efectos: Adam Teale. Blue King Brown está formado por: Natalie Pa'apa'a: Guitars, Vocals, Percusiones, Carlo Santone: Bajo, BV's Juilian Goyma: Batería, Salvador Persico: Percusiones

Peniley Ramírez: Dos Poemas




Foto: Heroína, de Viviana Alcohón


Rehacer el silencio

Te quise desde aquél día cuando nos entregamos
al oficio de mirarnos por detrás de los hombros.
Yo era una niña, regresaba de misa
cuando apareciste, ráfaga de aromas,
fuiste una visión inaudita del tiempo y el espacio
en unos ojos grandes repletos de candor.
Ibas de largo, sin mirar siquiera
mi vestidito rosa ni mis zapatos blancos.

No digas que no recuerdas ese olor a campanas,
ese sabor a tierra fértil de mi vientre virgen
a tus manos estoicas
que desdibujaron y dibujaron mi cuerpo
con un antojo neutral.

¿Recuerdas que la felicidad existía?
El miedo era una cucharada de sopa
en las manos de un héroe bebé,
no valían en tus uñas los secretos de la luz,
no cuando pretendías una sombra y dibujabas una rosa,
una rosa y una nube son patrimonios similares
en tierras de la ilusión.

Estuvimos previstos desde la disposición de las estrellas,
la perfecta sincronía de tu cuerpo no fue casual,
las manos en que guardabas cada secreto de mi dominio


te dirán siempre cuál camino es correcto hacia la nada
porque tendrás un hijo y le pondrás por nombre vanidad,
él reinventará con palabras la humedad y las siluetas,

el vértigo de la pérdida será sólo una broma de verano,
la distancia será un callejón de días y nada más,

el amor dejará de ser ese hombrecito circunspecto
para desdoblarse de sus ropajes de mito,
saldrá corriendo a la calle de la mano de tu hijo,
vendrás descalzo al mar a mediodía
mirarás desde la ventana de la esperanza,
sentirás aún el aliento tibio de la mujer que amaste,
quedará la sombra, el recuerdo volverá la espalda
en busca de otras tierras donde calar su higo.

El sonido del silencio recobrará su sutil forma
de lágrima salada y tumultuosa
y en medio de una calle, del ruido de la mansa muchedumbre
que jamás conoció las espinas del amor ligero,
volarás con las palabras de humo
escritas sobre tu espalda
veinte años atrás.

Votos prenupciales
I

Desperté y miré hacia fuera de la ventana.
Me enderecé y quedaba sólo un pino contra el cielo.
Pude estar en cualquier sitio,
la casa de mi papá donde siempre veía el tren,
el campamento de la secundaria,
la habitación de una universidad a la que no asistí nunca,
quizá sería mi próxima ventana.

Me levanté, caminé la casa esperando encontrarte,
quería hurgar en mi nostalgia del próximo año sin ti,
quería encontrar buenos motivos para imaginarte peleando,
para odiarte por adelantado, huirte,

llegué a la casa de repente y te vi tumbado sobre el sofá,
salvado, en la abulia sin nombre de los treinta años.
Miré esos ojos cansados que no he visto nunca,
me embebí con la misma angustia de estos días.

Tus ojos son más que ese par de charcos de piedad y lujuria
y todo el amor que me desconecta la piel del ego,
tus ojos serán los que me salven del civilizado instinto
de criar bien a nuestros hijos,
serán los que me cundan de no dormir sin cansancio
y sufrir por las ganas de sufrir,

tus ojos llenarán los espacios vacíos
desde el primer día hasta el penúltimo
y cuando estemos a punto de morir,
me devolverás a la inanimidad en que transité todos mis siglos,
cerrarás los ojos para que conciba, de nuevo, el mundo sin ti.

II

No quiero que me cures de dormir sobre laureles blancos,
y cuando diga que un foco es una pupila lo aceptarás,
y cuando decida hundirme en los colores de tu voz
cantarás,
y cuando quieras que no haga algo me contendré de gritarte,
saldré a la calle y pelearemos sin hablarnos,

no quiero esperarte sentada en una pila de cerezas
ni levantarme a las cinco para hacerte el pan,
no quiero la civilización como inquilina en el asilo del miedo
y aunque esta imagen ya alguien la escribió antes,
recuerda que tendrás un hijo y le pondrás por nombre vanidad.

Tal vez dentro de cinco años descubras
que me contengo de quererte y me fijes precio,
esperaré comprador sentadita en el mercado, hasta que vuelvas
y me lleves a tu cuarto con los brazos atados.

Me mostrarás que una guitarra puede devolver las ganas de morir,
me mostrarás que quise entrar a la adultez esa noche de sábado
cuando dijiste cásate y puse mi mano derecha,

me mostrarás que te amo porque siempre tienes las manos abiertas
y el corazón sin pose,
que en tu vientre caben todos los juegos de Dios,
y puede asir una nostalgia o una ilusión sin que se mezclen,
y recordaré que prometí librarte de eufemismos
todos los días de mi vida.

III

Hablemos del día de mañana.
Una bandada de palomas contra la bahía esquelética,
la Puerta del Sol o Montmartre,
la playa del Art Deco o el Parque Güell,
la ciudad del humo infinito o el puerto de las estatuas de arena.

¿Cómo transitarnos al futuro si tenemos las manos atadas por el amor?
¿Cómo perder el tiempo con besos o sueños callejeros?

La ciudad del hombre es su cuerpo repleto de estacas,
el vientre rellenable con flores blancas
la ilusión rellenable con ojos fundidos sobre un papel.

Podría esperarte medio siglo con sólo tener tus ojos,
eso es mañana, eso es librarte de mí sin atarme las pezuñas
y olvidarte que he sido pájaro en caza permanente de sonrisas,

hablemos de vestidos de colores y madrinas y caudillos,
hablemos de despertar sin recordar el sitio
pero jamás olvidar el olor,
hablemos de votar anualmente por el mejor de la pareja,
y emular sonrisas en este jarabe de dos eternamente reciclable,

quiero que la piel se te entuma cuando hagamos el amor
y te recoja en la morgue,
que tengamos un hijo y seas egoísta y no me mires,
hablemos de seguir humanos a pesar de los años y el amor,
hablemos de la miseria y seguiremos adelante,

hablemos de los amantes que regresan a ser nada
y serlo todo, a estar felices en la intranquilidad más absoluta,

cuando dejes de ser ese misterio que te viste
olvidaré que fuiste mi amante preferido,
siempre hay algún alter ego en busca de un par de piernas
para beber el futuro de un tajo.

jueves, mayo 17, 2007

Carolina Cruz: Títeres


Enseñan la posibilidad de ser virtuoso en la vida práctica y espiritual.

TITERES: SERES EN MOVIMIENTO MÁGICO
Carolina Cruz


Existen más de 2 mil 100 maneras de hacer títeres dice un experto: Sergio Peregrina. Parece ser que en este arte, como en la mayoría, la limitante es la imaginación: igual en la marioneta con sus hilos, el javanés con su columna y manos de varilla, el guiñol con su guante, el títere de un dedo, que en los gigantones de hasta 30 metros. Hay técnicas milenarias como los Pupis de Cicilia o las sombras chinescas y las hay nuevas como los títeres de mesa o los animatrónics que se usan en las películas. Es un mundo muy grande e infinito, en temas, formas y técnicas. Así lo define Peregrina.


Muchos de estos simpáticos muñequitos y sus asombrosas expresiones se pueden apreciar en esta temporada de funciones de títeres que el Grupo Dragón Rojo abrió desde abril para culminar en junio, una propuesta de la Delegación veracruzana de la Unima (Unión Internacional de la Marioneta), que preside Peregrina. La Compañía en un espacio prestado por el IVEC, presenta un amplísimo programa para mostrar el trabajo de los titiriteros mexicanos. Las funciones son los domingos a las 12 del día en la sala de usos múltiples y una en sábado por la noche para adolescentes y adultos.


No es nafa fácil ser titiritero, es un actor con dicha especialidad y debe saber hacerlo casi todo: locución, vestuario, escenografía. Él arma sus propias marionetas, es también, pues, una especie de escultor a quien nadie le enseña, pues en México, explica Sergio Peregrina, egresado de la licenciatura en teatro, hay pocas escuela de titiriteros, al contrario que en Europa donde existen universidades que ofrecen la carrera de titiritero y llegan a ser más largas incluso que las licenciaturas.


Hay espectáculos para niñitos, niñotes, jóvenes, jovenazos, adultos, abuelitos y abuelotes. El títere no discrimina ni edades ni temas ni géneros. Pueden ser dramas, musicales, comedias, tragedias; aunque la gente los relaciona más con el entretenimiento infantil, el títere es una poderosa arma crítica-satírica.
“Los títeres no tienen límites de ningún tipo, incluso su lenguaje es más extenso que el de los actores pues hace lo que un actor ni siquiera puede soñar, como por ejemplo volar o dividirse en partes”.


Además de estético, el títere cumple una función social como recurso crítico y transformador: “expone la filosofía de la vida, la moral, la ética y ayuda al público que observa sus fantasías a poner los pies en la tierra: “El teatro es un arte que dice mentiras para contar verdades más profundas”, enfatiza con la mirada Sergio Peregrina. Si lo sabrá él, dramaturgo también.
La construcción es otro arte, debe tenerse conocimientos incluso de ingeniería, mecánica y electricidad; pero lo es más la animación (el alma), las técnicas que pueden ser guiñol, javanés, bocón, marot, afirma Sergio:”hay quienes sólo lo zarandean en escena porque no saben nada de manipulación, que te puede llevar años aprenderla”, y pone un ejemplo: En Japón dura treinta años el aprendizaje para mover un títere Bunraku. El vestuario es otro arte dentro de este arte: “requiere de aprendizaje de materiales, armonía de colores, conocimiento de telas, de estructuras, dependiendo del uso que se le dará al títere”.


Esas figurillas de muelles, cuerdas, guantes, alambres, hilos y palos, que tanto hacen reír a niños y adultos, han sido prohibidos y los titiriteros perseguidos: cárcel o muerte a los subversivos. Forman parte de la evolución de las sociedades desde la época de las cavernas, explica Sergio y desde entonces poderosas herramientas de crítica social y política.
Aunque usted no lo crea ese pequeño monigotito sentó las bases de la robótica actual: “el primer robot lo hizo un titiritero japonés hace 250 años y servía el té, también las prótesis o partes mecánicas del cuerpo tienen su origen en los títeres”. Pero lo mejor de los títeres es que pueden enseñar su arte en la calle, en un patio, todo lugar es bueno para impactar, alucinar y atrapar al espectador con su expresividad, hacerlo reír, o enseñarle la cruda realidad.

KC Baker Fields: Bella Donna




BELLA DONNA O BELLADONA, LO MISMO

Los botones vuelven a ser flor de sangre
donde nacen flores vivas
Gota a gota
alcanzas la raíz de los hombres

Luz de mañana que moja el jardín
busco un pretexto para acercarme
o volverme al parloteo de las aves
tus pechos se adornan con geranios
Bella y fugitiva entre los cúmulos y estratos
despides sueños con tu fragancia
Yo, ebrio de rocío
elevo un trino por ti
(…)

Yo no sé quien habla sobre mi pecho
Estos, nosotros, aquellos están mudos
como quebradizo es el camino en la hojarasca
El hombre cree a su corazón

En medio de los rostros tan iguales a otro
agradecí tu presencia
y el frotamiento de las hierbas medicinales,
los estragos más fuertes de la belladona
Te regalé una mirada
por si olvidabas mi nombre
porque es necesario exagerar los encantamientos mágicos
Tú finges ser llamada bugambilia
(…)

Reconozco que he nacido
de un desliz de mi madre
con el sol
Hijo mío, decía mi padre, sé brillante

pero entre la arena y la noche
dibujo la torpe cuadratura de la rosa de los vientos
convertida en monólogo
la interrogación se borra en el mar con ¡hola!
Espera, por mucho que la luna te dedique nanas
no vayas a dormirte tan pronto
Tratándose de escribir tus iniciales,
tengo el romance en los pies
(…)

Encore. La flora contenida en las cuatro estaciones.
En gracia de tu inteligencia me arreglo un ramo
Los días pasan
Los deseos se apagan
son hogueras con olor a sol viejo
El polen de los vientos evoca una plegaria del alma
La tregua se termina y empezamos de nuevo
La cicatriz se cubre de otra primavera

Humberto Hernández Gálvez: Muerto Inválido



en el centro infinito de la noche al borde confuso de la apariencia donde no acaba la muerte de olvidarte niegas los ojos muerto sin dignidad muerto angustiado muerto a medias muerto en salmuera muerto anónimo muerto impasible muerto anémico muerto frustrado muerto sin memoria muerto perpetuo muerto deshonroso muerto marchito muerto insepulto aunque exhumado muerto triste muerto muerto muerto inflexible muerto hueco muerto inconcluso muerto sin ambiciones muerto residuo de la muerte muerto sin paz muerto petrificado muerto sin muerte muerto crónico muerto de nadie muerto jodido muerto insignificante muerto subdesarrollado muerto incomprensible muerto surrealista muerto momificado muerto atónito muerto que no te permiten criar gusanos ni aspirar a la grandeza de ser ceniza polvareda eternidad muerto imposible muerto despojado de su derecho a morir totalmente a gozar la plenitud sencilla de la muerte muerto chupado muerto indispuesto muerto traicionado muerto sumiso muerto inhumano ¿donde quedó el hombre que fuiste y ya no eres? muerto rebelde muerto tanto tiempo inmolado en la lápida mineral de ritos desdeñosos a dioses adioses de violencia sin sangre ni muerte muerto incansable muerto postergado muerto a deshoras muerto a medias muerto pendejo muerto pueril muerto sobrante muerto caduco muerto incorruptible muerto sin muerte muerto reflejo muerto inventariado muerto ejemplar muerto faraónico muerto añejo muerto aquí muerto de todas partes muerto nuestro santo muerto muerto que vives y reinas por los siglos de los siglos sin amén resígnate a que no te maten con la paz que te niegan lo que a todos los muertos de la tierra muerto sin ojos ya no mires la muerte que te espera en cualquier baldío de los siglos intransitablemente tardos alcánzalos muerto de todos junto a ti la fila que no acaba no ha terminado la muerte de olvidarte casi vives de tanta tu presencia muerto deshabitado por la muerte te abandonó la pudrición para entregarse a otros menesteres otro placer de la desintegración y fetidez en otros cuerpos muerto inválido en tu ataúd de fósil muerto de mentiritas pobre fantasma apenas de ti mismo no asustas más que al niño que esconde mi terror viajando en mi quien sabe donde adentro y silencioso oremos roguemos alabados sean los taxidermistas bendito sea su hechizo de formol su invocación sus exorcismos de aterrizaje y vuelta sin haber ido ni llegado a la congelación del gesto y el pavor traigan a los médicos blandiendo recetarios de química radiosa y pura bienvenidos sean la práctica hospitalaria los laboratorios anestésicos los bisturís si vienen a salvarte de la poca muerte madre que padeces que te ayuden esos ángeles del tránsito gobernantes azules príncipes de la entropía a cruzar el barranco mudo de la muerte con su ruido te maten con su muerte a la que no te asomas ni llegas con sabias pastillas de lenta muerte en dosis muy despacio administradas ampolletas sabiamente preescritas y terminen de matarte venga viva! la ciencia a rescatarte de la imperfecta muerte en la que convaleces aquí convoco a todos a detener tu crecimiento hacia el interior borroso de la nada quieta amiba insaciable que se devora a si misma que te salven de la escasa vida que te queda qué sufrimiento qué lágrimas encharcan con su espuma el perdón para siempre del olvido ¿qué abandono te mata sin matarte? ¿en qué libertad gravitas si tu muerte está presa de tu cuerpo? que te empujen con su ciencia a morir la muerte definitiva de morirte para siempre como el polvo y su esperanza como el tiempo como la vida que te aleja y no te aleja y que te cierren los ojos dignamente

miércoles, mayo 16, 2007

Doll Face

Un video increìble, que se adapta a los ùltimos 4 temas tratados en este blog

Marylena Luna Cardozo: Sociedad y arte actual


Sobre la postmodernidad se ha escrito mucho, pero uno de los autores que se acercan más al sentido de la misma es el reconocido filósofo y crítico social Jean Baudrillard, en el libro "La transparencia del mal", en el cual plantea -a manera de ensayo- los fenómenos extremos de la sociedad actual.


Pero, ¿a qué se refiere con esos fenómenos extremos? El autor hace un análisis amplio de la sociedad postmoderna, en lo social, político, económico, sexual, tecnológico y estético, estudiándola como situaciones generadas de la modernidad, en la cual a partir de un exceso de liberación todo quedó en una mera simulación en medio del vacío. No obstante, a la vez este vacío está desbordado por la proliferación infinita de imágenes, realidades, ideas, conocimientos, obras artísticas, entre otros aspectos, que conllevan a una indiferencia total hacia el propio contenido y a una desvalorización.


La sociedad ha sufrido profundas y grandes transformaciones, reflejándose en todos los ámbitos: en lo político, social, económico, religioso, sexual, cultural y, por supuesto, en el arte.
De acuerdo al estudio de Baudrillard el estado actual de las cosas es posterior a la orgía, donde todo ha sido liberado, pero luego queda un vacío, el cual es necesario mantener con los excesos de simulación de sueños, situaciones, imágenes, irrealidades y fantasías. De allí, el autor propone unas categorías a partir del término "trans", que involucra todo sin la presencia de un campo diferencial:
...La economía convertida en transeconomía, la estética convertida en transestética y el sexo convertido en transexual convergen conjuntamente en un proceso transversal y universal en el que ningún discurso podría ser ya la metáfora del otro, puesto que, para que exista metáfora, es preciso que existan unos campos diferenciales y unos objetos distintos. Ahora bien, la contaminación de todas las disciplinas acaba con esta posibilidad. (1993, p. 14).
El modernismo y las revoluciones del pensamiento han degenerado la significación del valor, al contrario de lo que prometía la idea del progreso, ahora el valor existe y no existe cuando es necesario; por ejemplo, es imposible determinar un valor sexual, cuando un hombre se viste como una mujer y una mujer se viste como un hombre. Esto se traduce por el exceso de liberación que genera una dispersión indiferente de valores y conocimientos por todas partes en la sociedad, sin la presencia de algún patrón o norma que dirija la dirección de la conducta del hombre.
El papel de los "mass media" contribuye enormemente a este desorden como generadores de infinitas imágenes, publicidad, realidades, irrealidades, necesidades, emociones, en fin toda una cultura visual e intelectual que crean en el individuo como real y virtual a la vez. De esta forma, el individuo pierde el sentido de lo bello y lo feo, lo útil y lo inútil, lo bueno y lo malo, lo femenino y lo masculino, y así muchos aspectos más. El autor señala al respecto:
Lo que estamos presenciando más allá del materialismo mercantil es una semiurgia de todas las cosas a través de la publicidad, los media, las imágenes. Hasta lo más marginal y lo más banal, incluso lo más obsceno, se estetiza, se culturiza, se museifica. (1993, p. 22).
Ahora bien, esta situación en el arte también es muy compleja, porque para entender todas las transformaciones a nivel artístico habría que hacer un estudio más exhaustivo y específico, que en cierta forma el autor considera.
Justamente al no existir valores, como un criterio de juicio, de placer o de ideales, ya no existe ni lo bello ni lo feo, sino la indiferencia, donde cualquier cosa puede ser arte, que se genera en cualquier parte y por cualquier persona, de modo que el arte desaparece, autoliquidándose.
Esta autoliquidación igualmente se explica por las diferentes corrientes artísticas, como el minimal art, el arte efímero, el arte procesual, el arte conceptual, que en su insistencia por lograr la desmaterialización del arte ha conllevado a su misma divagación y desaparición. Baudrillard (1993) indica:
Con el minimal art, el arte conceptual, el arte efímero, el antiarte, se habla de la desmaterialización del arte, de toda una estética de la transparencia, de la desaparición y de la desencarnación, pero en realidad es la estética la que se ha materializado en todas partes bajo forma operacional. A ello se debe, además, que el arte se haya visto forzado a hacerse minimal, a interpretar su propia desaparición. (p. 23).


Sin embargo, el arte conceptual constituyó una transformación artística, aportando una concepción diferente del arte con nuevos métodos y materiales, que a pesar de que buscaba desmaterializarse, es justamente una tendencia hacia el objeto físico, porque no se libera de contenidos sociales, políticos o culturales, de allí, considero difícil la no objetualización o desmaterialización porque el público siempre necesitará un referente para comprender la obra.
En otro sentido, vemos como el arte ha dejado de ser elitesco, ganando terreno en la popularidad, sobre todo a raíz de la comercialización de las reproducciones y serigrafías. Una persona puede llevar una cajetilla de cigarros impresa con una obra de Picasso, una portada de una agenda con una obra de Van Gogh, de esta manera muchos se familiarizan con el arte sin darse cuenta. No obstante, hay una gran contradicción en el mercado del arte, porque mientras están reproduciendo en una camisa un Klee a un valor irrisorio, en una subasta pueden vender una obra de arte del mismo Klee a un precio exorbitante.


Así mismo, el mercado se ha convertido en el regulador del valor de las obras de arte, es quién consagra, eleva o derrumba una obra, un artista actualmente si está fuera del mercado, realmente es como si no existiera, convirtiéndose en poder absoluto del arte, se puede decir que hasta explota a los artistas, sin que en muchas ocasiones esté consciente de la situación.
Por consiguiente, la valorización del arte ya no es sólo a través de la crítica, sino básicamente por el mercado, no importa si es un pastiche, si es un "neo" de cualquier movimiento, si dice o no dice nada, si es realizada por equis persona o si simplemente no es nada, lo único que vale es que el mercado la considere.


De esta forma, muchísimos factores han generado este caos en el arte, en el cual observamos gran cantidad de corrientes actuales que en el fondo no han transformado nada o plantean situaciones muy superficiales o absurdas que no llevan a reflexionar verdaderamente, como ejemplo particular el body art, más que una manifestación artística es una manifestación del cuerpo, que no llega a elevar ningún sentido estético del hombre. Actualmente, en medio de este caos artístico es difícil determinar un destino de la estética del arte, que explique:
1) lo qué es y no es arte, y 2) lo qué es bello y lo qué es feo en el arte.
Consideraciones finalesEl autor ha realizado un estudio de la sociedad actual según su percepción del mundo en términos de simulacro y simulación, donde la catástrofe vivencial del hombre que plantea deviene justamente de los ideales y utopías que el hombre se ha inventado para "progresar", pero que en el fondo han representado todo lo contrario.


Así todos los ámbitos de la vida: el arte, la política, la economía, la sexualidad, la religión, entre otros niveles, cabalgan en esa metáfora, unos, por donde el hombre "cree y hace creer" que es el camino correcto, y otros, que ya no andan ni siquiera porque no hay nada en que creer ni que ver, lo cual se traduce en los fenómenos extremos, referidos por Baudrillard.
Finalmente, partiendo del estudio del autor, considero que tiene una visión del mundo muy pesimista enfocada hacia todo lo negativo y degenerativo de la sociedad, además, afirmar que el arte ha muerto y desaparecido, es una sentencia muy radical y dura. Porque a pesar de que todo va en retro, siempre hay grupos de individuos que van hacia adelante, y no creo imaginarme esta sociedad sin humanistas porque moriría: sin escritores, sin pintores, sin escultores, sin arquitectos, sin poetas, en fin, sin artistas. La historia ha demostrado que el hombre y el arte han sido y son inseparables. A lo largo del tiempo el hombre ha vivido en una constante lucha y destrucción, mientras otros luchan por la creación y progreso de la sociedad.

Referencia bibliográfica

BAUDRILLARD, Jean (1993): La transparencia del mal. Barcelona, España, Editorial Anagrama.

Milko A. García : Diseño y comunicación visual


Recopilación del libro "Diseño y comunicación visual", de bruno MunariEditorial Gustavo Gili, Barcelona.

¿Se puede definir lo que se entiende por "comunicación visual"? Prácticamente es todo lo que ven nuestros ojos; una nube, una flor, un dibujo técnico, un zapato, un cartel, una libélula, un telegrama como tal (excluyendo su contenido), una bandera.Imágenes que, como todas las demás, tienen un valor distinto, según el contexto en el que están insertas, dando informaciones diferentes. Con todo, entre tantos mensajes que pasan delante de nuestros ojos, se puede proceder al menos a dos distinciones: la comunicación puede ser intencional o casual.

La nube es una comunicación visual casual, ya que al pasar por el cielo no tiene intención alguna de advertirme que se acerca el temporal. En cambio es una comunicación intencional aquella serie de nubecitas de humo que hacían los indios para comunicar, por medio de un código preciso, una información precisa.Una comunicación casual puede ser interpretada libremente por el que la recibe, ya como mensaje científico o estético, o como otra cosa. En cambio una comunicación intencional debería ser recibida en el pleno significado querido en la intención del emitente.

La comunicación visual intencional puede, a su vez, ser examinada bajo dos aspectos:el de la información estética y el de la información práctica. Por información práctica, sin el componente estético, se entiende, por ejemplo, un dibujo técnico, la foto de actualidad, las noticias visuales de la TV, una señal de tráfico, etc.Por información estética se entiende un mensaje que nos informe, por ejemplo, de las líneas armónicas que componen una forma, las relaciones volumétricas de una construcción tridimensional, las relaciones temporales visibles en la transformación de una forma en otra (la nube que se deshace y cambia de forma).Pero dado que la estética no es igual para todo el mundo, ya que existen tantas estéticas como pueblos y quizás como individuos hay en el mundo, por ello no se puede descubrir una estética particular de un dibujo técnico o de una foto de actualidad, sino que en estos casos lo que nos interesa es que el operario visual sepa revelarla con los datos objetivos.Establecemos estas reglas para facilitar la investigación, pero estamos dispuestos a modificarlas o a vulnerarlas ante una demostración más evidente del problema.

El mensaje visual


La comunicación visual se produce por medio de mensajes visuales, que forman parte de la gran familia de todos los mensajes que actúan sobre nuestros sentidos, sonoros, térmicos, dinámicos, etc.Por ello se presume que un emisor emite, mensajes y un receptor los recibe. Pero el receptor está inmerso en un ambiente lleno de interferencias que pueden alterar e incluso anular el mensaje. Por ejemplo, una señal roja en un ambiente en el que predomine la luz roja quedará casi anulada; o bien un cartel en la calle de colores banales, fijado entre otros carteles igualmente banales, se mezclará con ellos anulándose en la uniformidad. El indio que transmite Isu mensaje con nubes de humo puede ser estorbado por un temporal.


Supongamos que el mensaje visual está bien proyectado, de manera que no sea deformado durante la emisión: llegará al receptor, pero allí encontrará otros obstáculos. Cada receptor, y cada uno a su manera, tiene algo que podríamos llamar filtros, a través de los cuales ha de pasar el mensaje para que sea recibido. Uno de estos filtros es de carácter sensorial. Por ejemplo: un daltónico no ve determinados colores y por ello los mensajes basados exclusivamente en el lenguaje cromático se alteran o son anulados. Otro filtro lo podríamos llamar operativo, o dependiente de las características constitucionales del receptor. Ejemplo: está claro que un niño de tres años analizará un mensaje de una manera muy diferente de la de un hombre maduro. Un tercer filtro que se podría llamar cultural, dejará pasar solamente aquellos mensajes que el receptor reconoce, es decir , los que forman parte de su universo cultural. Ejemplo: muchos occidentales no reconocen la música oriental como música, porque no corresponde a sus normas culturales; para ellos la música "ha de ser" la que siempre han conocido, y ninguna otra.


Estos tres filtros no se distinguen de una manera rigurosa y si bien se suceden en el orden indicado, pueden producirse inversiones o alteraciones o contaminaciones recíprocas. Supongamos en fin que el mensaje, una vez atravesada la zona de interferencias y los filtros, llega a la zona interna del receptor, que llamaremos zona emisora del receptor. Esta zona puede emitir dos tipos de respuestas al mensaje recibido: una interna y otra externa. Ejemplo: si el mensaje visual dice, "aquí hay un bar", la respuesta externa envía al individuo a beber; la respuesta interna dice, "no tengo sed."

Descomposición del mensaje


Si hemos de estudiar la comunicación visual convendrá examinar este tipo de mensaje y analizar sus componentes. Podemos dividir el mensaje, como antes, en dos partes: una es la información propiamente dicha, que lleva consigo el mensaje y la otra es el soporte visual. El soporte visual es el conjunto de los elementos que hacen visible el mensaje, todas aquellas partes que se toman en consideración y se analizan, para poder utilizarlas con la mayor coherencia respecto a la información.


Son: la Textura, la Forma, la Estructura, el Módulo, el Movimiento. No es sencillo, y quizás sea imposible establecer un límite exacto entre las partes antes enunciadas, tanto más cuanto a veces se presentan todas juntas. Al examinar un árbol vemos las texturas en la corteza, la forma en las hojas y en el conjunto del árbol, la estructura de las nervaduras, los canales, las ramificaciones, el módulo en el elemento estructural típico del árbol, la dimensión temporal en el ciclo evolutivo que va de la simiente a la planta, flor, fruto y de nuevo simiente. Sabemos también que si observamos una textura con una lente de aumento, la veremos como estructura y si empequeñecemos una estructura hasta no reconocer el módulo, la veremos como textura.

Por ello propongo considerar el ojo humano como punto de referencia categorial, ya que nos ocupamos de comunicaciones visuales, y así podremos afirmar que cuando el ojo percibe una superficie uniforme pero caracterizada matéricamente o gráficamente, se podrá considerarla como una textura, en tanto que cuando perciba una textura de módulos más grandes, tales que puedan ser reconocidos como formas divisibles en submódulos, entonces se la podrá considerar como una estructura. Si consideramos también la dimensión temporal de las formas, se podrá pensar en una transformación de una textura en una estructura, o bien idear módulos con elementos internos particulares tales que, acumulados en estructuras, puedan reducirse a texturas con características especiales.