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miércoles, julio 28, 2010

LOS ELEMENTOS DEL REINO - 28-07-2010



LOS ELEMENTOS DEL REINO




ÚLTIMOS APORTES



En este Número
Imposible soslayar el hecho de que la pluma del artista tiene que ver con lo social, así escriba reportaje, poesía, novela, dramaturgia u otro género literario. La palabra será siempre poderosa y en este blog no cerramos los ojos ni al abuso ni a la estupidez o el bluff civilizado, y presentamos estas tres muestras --de millares más-- de lo que nos está ahogando poco a poco, casi sin que levantemos la voz. En el el caso de "La era de la estupidez" (si bien ya pasada de moda en esta era cibernética) se vuelve a insistir en el problema; el lector puede ver este adelanto del documental haciendo clic en el video de arriba, o ir a YouTube donde se halla, en nueve partes, el film completo.





Luz del Alba Belasko. LAS PARADOJAS DE LA ALDEA GLOBAL. La ideología de la globalización se manifiesta en los sectores más diversos de las actividades humanas mundiales. Y por consecuente de uniformización, hasta de homogeneización; lasinterdependencias de los mercados, la rapidez cada vez mayor de los medios de trasporte, la inmediatez de la comunicación...Continúa



PIJAMASURF. "TOP SECRET AMERICA" En uno de los más importante reportajes de los últimos años, el Washinton Post descubre la geografía secreta de la industria de la inteligencia post 9-11; un masivo sistema de rizomas en la sombra que ejecuta programas de guerra asimétrica, operaciones de control mental, espionaje, etc. Continúa





Alejo Moñino. LA ESTUPIDEZ HUMANA. El impacto del cambio climático se hace cada día más irreversible y debemos exigir que los líderes mundiales actúen de inmediato. Mientras se reúne la cumbre del clima, una película llega para patear el estómago de los gobernantes y despabilar a los dormidos. La era de la estupidez, un manual sobre la destrucción de la Tierra y el fin de la especie humana. Continúa



EVENTOS LOCALES - BOCAFEST


BOCA PEZ


Dentro del festival del Bocafest, se hará la inauguración de: Boca Pez, consistente en un desfile de esculturas de peces de gran formato donde 13 artístas intervendrán con una creación de su autoría, idea de la casa de cultura de Boca del Rio. Un cardumen de artistas veracruzanos, prestaron su creatividad para esta obra urbana, festiva y alegre, como nos corresponde. Se cortará el listón, el día jueves 29 de Julio a las 7.pm en la plaza de Los Valores y posteriormente habrá bandas de Jazz en Plaza Banderas. A todos nos dará gusto verlos por ahí.

Belén Valencia
Lourdes Azpiri
Adriana Papayanopulus
Magali Goris
Moisés Avendaño
Israel Barrón
Margarita Cházaro
Maite Rodríguez
Joel Rojo
Daniel Noriega
Leticia Tarragó
Mariana Vilchis
Verónica Cobarrubias

Alejo Moñino: La era de la estupidez



La era de la estupidez
por Alejo Moñino

Final del formulario
Mientras nos preocupamos por la pequeña porción de arena bajo nuestros pies, el tsunami avanza hacia nosotros. El impacto del cambio climático se hace cada día más irreversible y debemos exigir que los líderes mundiales actúen de inmediato. Mientras se reúne la cumbre del clima, y se prepara la asamblea de Copenhague, en la que los nuevos acuerdos definirán el futuro del planeta, una película llega para patear el estómago de los gobernantes y despabilar a los dormidos. La era de la estupidez, un manual sobre la destrucción de la Tierra y el fin de la especie humana. (1)

Así que, queridos amigos, sólo tienen que seguir adelante. El sueño terminó”.
John Lennon.


Somos estúpidos. Todos nosotros. ¿Qué otro calificativo le cabe a una especie que sabe que se dirige hacia la desaparición por sus propios actos y no hace nada por impedirlo? Ah, ¡un momento! Tal vez sí haya un término para definir a la raza humana hoy: suicida. Suicidas y estúpidos. A eso nos reduce la película más violenta que podría haberse filmado en estos tiempos. Uno no sale del cine después de ver La era de la estupidez (2) como sale después de ver El día después de mañana. Con esta última los espectadores sonreían de costado cuando una ola gigante arrasaba Nueva York mientras sus protagonistas escapaban corriendo del agua (ganándole la carrera). Pero en La era de la estupidez uno sólo puede sonreír siendo muy sarcástico, abstrayéndose demasiado de la imbecilidad humana, de sus contradicciones, de su afán autodestructivo. Porque en ella no hay héroes de Hollywood que sobrevivan para empezar de cero. En La era de la estupidez todos nosotros somos protagonistas. Y, malas noticias, todos morimos.


THIS IS THE END

La era de la estupidez (Age of stupid) es un documental dirigido por Fanny Armstrong, una documentalista británica, activista contra el cambio climático. Desde el comienzo la película advierte que lo que mostrará del futuro está basado en predicciones científicas y que lo que se verá del presente son imágenes verídicas, documentales. Tras esa advertencia la película shockea con un planeta Tierra devastado en el año 2055. Australia está en llamas. Las Vegas cubierto por la arena. El ártico es un océano fuera de control y sin hielo. Londres está bajo el agua. El Taj Mahal, en India, destruido por vaya a saber qué guerra.

En la película, el británico Pete Postlethwaite (“el mejor actor del mundo”, según Steven Spielberg), es un archivista que se encargó de preservar todo aquello que ya desapareció de la faz de la Tierra en una base elevada cientos de metros sobre el océano Ártico. En esta especie de Arca de Noé del futuro conviven embalsamados los animales que jamás volverán a caminar sobre el planeta con los documentos y piezas que registran miles de años de historia humana. Allí el archivista graba un mensaje para la posteridad, revisando imágenes documentales y periodísticas del año 2007, tratando de comprender qué hacía el hombre mientras destruía el planeta y se encaminaba hacia su final. "No fuimos la primera forma viviente en desaparecer. Pero lo que es único es que lo hicimos sabiéndolo. ¿Qué es lo que eso dice sobre nosotros? La pregunta que me he estado haciendo es ¿por qué no nos salvamos cuando pudimos hacerlo?", dice apesadumbrado mientras graba su video con la esperanza de que alguien, en algún lugar del espacio escuche su historia y no repita nuestros errores.


OID EL GRITO

Entrecruzando los géneros documental, drama y animación, La era de la estupidez es una patada al estómago que pretende sacar la modorra de nuestros líderes mundiales de cara a la cumbre de Copenhague que en diciembre próximo decidirá el destino del planeta. Allí se suscribirán los nuevos acuerdos que reemplazarán al maltratado y tan incumplido Protocolo de Kyoto. Pero la película busca también concientizar sobre la gravedad del cambio climático entre la gente común que con su voz y voto puede exigir a los gobernantes del mundo que actúen ya sobre este tema. “¿En qué estado mental estábamos para quedarnos de brazos cruzados?”, se pregunta el personaje de Pete Postlethwaite. Su conclusión es quizá la más brillante de la película: “Mientras algunos pocos gritaban ‘¡Fuego!’, la mayoría teníamos un pacto como si el cambio climático no estuviese ocurriendo”. Los científicos aseguran que si se pasan determinados límites el cambio climático será irreversible. O sea que el tiempo para actuar es ahora. Si la temperatura del planeta aumenta en dos grados ya será demasiado tarde, y se espera que eso pase en el año 2015 (según las peores proyecciones científicas). Así que sólo nos quedan seis años para actuar. Y hay mucho por hacer…


TODOS SOMOS PROTAGONISTAS

En La era de la estupidez el dramático impacto del cambio climático es narrado a través de la vida de personas reales, que representan a la perfección las terribles contradicciones de la especie humana. El estadounidense Alvin DuVernay es un empleado de Shell que se emociona tanto al encontrar petróleo (“Huele como el dinero, es tan hermoso”, dice) como al recordar su casa, destruida tras el paso del huracán Katrina. Jeh Wadia es el hijo pródigo de una familia millonaria de India que maltrata a los empleados de su flamante línea aérea mientras asegura que su propósito en la vida es “ayudar a los pobres” ofreciendo las tarifas aéreas más bajas del mercado para que ellos puedan empezar a volar en lugar de atestar los maltratados trenes indios. Layefa Malemi tiene 23 años y vive en la pobreza, en Nigeria, anhelando algún día “poder vivir como los americanos, con autos caros, casas confortables, bebiendo agua limpia y comiendo buena comida”, mientras su pueblo es contaminado por la extracción de petróleo de compañías estadounidenses.

Ante las contradicciones humanas de quienes no advierten que su entorno se degrada o lo aceptan con naturalidad aportando su cuota de destrucción al planeta, la directora de La era de la estupidez ofrece la mirada de otros personajes, los idealistas, esos que creen que no todo está perdido. Como Fernand Pareau, un guía de montaña francés de 82 años que ya vio a los glaciares retroceder más de 150 metros o Piers Guy, un británico pionero en el impulso de la energía eólica que enfrenta la ignorancia de sus vecinos quienes prefieren no instalar molinos porque “arruinan el paisaje”.Según La Era de la estupidez usted y yo somos tan protagonistas de esta película como los “personajes” descritos más arriba. Todos nosotros lo somos por ser parte de la especie que sometió a las demás, modificó drásticamente el planeta en que vive y ahora lo lleva hacia la destrucción. Es poco probable que al ver esta película los responsables de tomar decisiones respecto al cambio climático actúen. Seguramente sólo lo hagan una vez que los reclamos sean masivos, mundiales. Tal vez es cierto que somos un desperdicio de materia gris, generando cosas maravillosas pero siendo incapaces de preservar nuestra existencia. Tal vez siempre supimos como sacar provecho del planeta en que vivimos pero nunca supimos o quisimos saber cómo protegerlo. Tal vez es cierto y el cambio debe empezar por cosas pequeñas, cotidianas. Tal vez es cierto y como decía John Lennon, "the dream is over".


El evento “verde” más grande de la historia

La era de la estupidez se verá en 45 países en simultáneo. Entre el lunes 21 y el martes 22 de septiembre se estrenará en 440 salas de Estados Unidos y en otras cientos de América Latina, Africa, Asia y Europa.El epicentro de la presentación global será un cine solar montado en el Central Park de Nueva York, donde algunos de los invitados llegarán en un auto que funciona a energía solar, otros lo harán en bici-taxis, coches eléctricos o bicicletas, y caminarán por una alfombra verde para disfrutar la película. El estreno contará con música en vivo de Thome York, líder de Radiohead, un panel con Ellen Degeneres, Gillian Anderson, Pete Postlethwaite y participación en video de personalidades clave en la carrera por salvar el clima de nuestro planeta; Brad Pitt desde Nueva Orleans, científicos en el Ártico y la selva del Amazonas y el ex secretario de la ONU Kofi Annan en Copenhague. La película, que entrecruza los géneros documental, drama y animación, fue producida en forma independiente y financiada por más de 230 personas y grupos mediante el sistema de “financiación por multitudes” (una suma de donaciones desinteresadas). Su difusión y distribución mundial se está realizando a través de un circuito alternativo a los canales comerciales convencionales. En Argentina Greenpeace se suma al estreno mundial coordinando la presentación del film en el cine Hoyts del Shopping Abasto, en Buenos Aires, con la presencia de personalidades del mundo del espectáculo, la cultura, la política y referentes ambientalistas del país. Además, Elena Roger, protagonista de la exitosa PIAF, cantará un tema en el estreno, y otras celebridades se sumarán al evento desde vehículos alimentados con energías renovables que las depositarán sobre una gran alfombra verde extendida sobre las escalinatas del Abasto.


(1) Como se sabe, la cumbre de Copenhague ya pasó con un rotundo fracaso y muestra más de la estupidez aludida en este texto

(2) La cinta se estrenó en México (CINEMAX) en septiembre del 2009; para quienes no la vieron puede ver un "trailer" de 10 minutos en YouTube directamente o en la portada de este número.

Pijanasurf: Top Secret America



‘Top Secret America’: radiografía de la masiva industria del terror y de inteligencia en EUA
En uno de los más importante reportajes de los últimos años, el Washinton Post descubre la geografía secreta de la industria de la inteligencia post 9-11; un masivo sistema de rizomas en la sombra que ejecuta programas de guerra asimétrica, operaciones de control mental, espionaje, etc.

Autor: pijamasurf

Un proyecto de más de 1 año y medio del Washinton Post, encabezado por la periodista ganadora del Pullitzer, Dana Priest. El Cuarto Poder, el poder secreto, un organismo de proporciones monstruosas que se mueve por definción en la sombra.
"Un mapa de lo que algunos en Washington llaman el lado oscuro... Una geografía alternativa de lo que no podemos ver porque está oculto a próposito", Dana Priest.
"Edificios que solo van 4 pisos hacia arriba pero tienen 10 piso en los sótanos con un mundo entero ahí", dice el fotógrafo Michael Williamson, de los edificios de inteligencia, en lo que suena como parte de la serie Fringe (la compañía General Dynamics (en Fringe: Massive Dynamic) trabaja en 99 diferentes locaciones en programas secretos y tiene contratos con las 16 agencias de inteligencia que existen dentro del gobierno, incluyendo en operaciones psicológicas, operaciones nucleares y de análisis de inteligencia.
Para los que se preguntan sobre los ataques del 9-11 y la posibilidad de que esto fuera aprovechado económicamente, creando una poderosa industria... Para los que se preguntan sobre el gobierno detrás del gobierno, sobre las llamadas "black ops", sobre la posibilidad de que el gobierno de Estados Unidos oculte alta tecnología (incluso de ingeniera en reversa extraterrestre, como sostiene el hacker de Pentágono, Gary Mckinnon)... Una masiva industria de lo secreto fuera del control del gobierno y, sobre todo, de toda supervisión ciudadana. Podrían estar planeando la Guerra de las Galaxias ahí dentro por lo que sabemos.
Dos cosas a tener en cuenta, si esto es lo que logró encontrar el Washinton Post, ciertamente debe de haber muchos más ene l sentido de que lo ultrasecreto difícilmente será revelado a un diario; también, una cierta agenda por parte de este diario, uno de los tres más importantes de Estados Unidos. El Post concluye que el aparato de inteligencia-militar es demasiado grande para saber si es efectivo, además de ser sumamente costoso sin poder ser regulado. La comunidad de la inteligencia de Estados Unidos ha respondido diciendo que el reportaje del Post no le hace justicia a la industria y la presenta "bajo una luz desfavorable".
* 1,271 organizaciones gubernamentales y 1,931 compañías privadas trabajan en programas relacionados con contraterrorismo, seguridad nacional e inteligenica en alrededor de 10 mil locaciones en Estados Unidos.
* Un estimado de 854,000 personas, casi 1.5 veces las personas que viven en Washington, D.C. tienen acceso a información clasificada.
* En Washington y el área circundante, 33 edificios para trabajo de inteligencia secreta están en construcción o se han construido desde septiembre del 2001. Juntos son equivalentes a tres Pentágonos o 22 Capitolios.
* En el Departamento de Defensa donde dos tercios de los programas secretos residen solo un manojo de personas tiene acceso a todos los programas, se les llamas "superusuarios" (super-users), pero según el Post ni siquiera ellos tienen idea de lo que pasa en todos los programas ya que son demasiados.

Luz del Alba Belasko: Las paradojas de la aldea global



LAS PARADOJAS DE LA ALDEA GLOBAL
Luz del Alba Belasko ® Reportaje
(Todas las fotografías ® de la autora)

Massy-Palace, Francia. La ideología de la globalización se manifiesta en los sectores más diversos de las actividades humanas mundiales. Y por consecuente de uniformización, hasta de homogeneización; las interdependencias de los mercados, la rapidez cada vez mayor de los medios de trasporte, la inmediatez de la comunicación, la velocidad de la información., los temas comunes como en el ámbito ecológico, la llamada de atención sobre el alza de la temperatura de la tierra , nos pueden dar la impresión de que el planeta se ha vuelto nuestro punto de referencia en común.
En toda esta planetarización prevalecen situaciones de aculturación y sobre todo de migración y exilio transformando a los países más ricos de ricos con más pobres de pobres. Es como si se hubiera urbanizado el planeta y convertido en un mercado.






Sobremodernidad desencanta al mundo, se quedaron atrás los mitos de origen y la magia de fundación., toda representación divina no existe, ahora es el individuo globalizado a quien la “razón” en teoría de Malinowski, corta sus lazos superticiosos así como el terruño, la familia. Ahora los mensajes son de una “sociedad sin clase, un futuro prometedor” en donde la fórmula es asociar la economía de mercado y la democracia para un mayor bienestar de la humanidad. , sabemos que la realidad es otra mucho más horrorosa al puro estilo Poe, y que cada que somos informados en los cuatro rincones del mundo ya sea el Monde, Punto, la Jornada, the Independent, la Calle, les Echos nos dan índices del fracaso político, económico y moral de esta aldea global.
En París “no cantan mal las rancheras”, da la sensación que el planeta se redujo, ya sea en supermercados, calles, trenes, vemos de un lado a otro como rebote de pelota del tenis, una y otra vez, todos los colores de piel, etnias y razas; en verdadero “patchwork” mundial en el que cada pedazo de la ciudad está ocupado por una etnia o grupo específico, los árabes y
musulmanes movilizan sus negocios en “Barbès Rochechouart” y alrededores del Montmartre., los negros de origen africano se imponen por los “Gands Boulevards”, los latinos en el Bercy, los europeos en “Montparnasse,” los turistas en “St-Germain des-Pres”, los gringos abarrotando los negocios den los “Champs Elysees” y los orientales en el “Belleville”.


Todos estos migrantes con sus estereotipos pero a la vez uniformados a la moda “soldies” estos reductos de ropa y productos que cada fin de
temporada (verano, invierno) baja a mitad su precio, la ganga y el despliegue del consumo en que la aldea se unifica es una simulación instalada , un espectáculo de apariencias y espacios de anonimato donde todo se despersonaliza y la vez es caótica por la falta de unidad humana entre quienes conviven en un misma ciudad, toman el mismo tren, duermen en el mismo edificio, compran en la misma tienda, es pues un sentimiento de déficit social , este aparente estrechamiento del mundo.




Estas las paradojas que vive Francia han comenzado a ser molesta por los
“verdaderos franceses” los que sus antepasados de muy atrás nacieron aquí y
no corre por sus lenguas ningún estribillo que lo delate., los que la historia los
ha reconocido como el avance de la democracia y sus lemas de la gran logia
francesa sobre la libertad, la igualdad y la fraternidad.




En menos de un mes se han dado movilizaciones inauditas en la capital francesa:
-Unas 3.000 personas (mitad latinos), según los organizadores y poco más de un millar según la Policía se manifestaron contra el proyecto de directiva de retorno que armoniza en la Unión Europea (UE) los criterios de retención y expulsión de inmigrantes ilegales, bautizada como la “directiva de la vergüenza”. Los manifestantes, entre los que había “sin papeles”, recorrieron alrededor de un kilómetro y medio en el centro de París, no lejos del Ministerio de Inmigración, detrás de una pancarta que rezaba: “Contra la directiva europea sobre inmigración, por una Europa solidaria”.
-Antes del desfile del 14 de Julio, organizaciones francesas y africanas, demandaron una cooperación entre Europa y África para el desarrollo y la emancipación de África fuera del control del gobierno francés. "fortaleza europea" que hace indocumentados, operar y expulsa el pretexto de acuerdos de readmisión codificada en la Directiva Europea de la Vergüenza, en desafío de la Convención Europea de Derechos Humanos. (publicamos con detalle, este acto)

-Miles de chinos marcharon por la tarde en Belleville, para denunciar los ataques y la inseguridad que ellos dicen que son víctimas. El barrio popular de Belleville, al Nordeste de París, es el hogar de una mezcla de gentes, culturas y religiones. Era el barrio chino hace unos 20 años, pero se le agregaron poblaciones del norte de África, de las antiguas colonias francesas. En martes y sábado hay un mercado, dos parques que dominan París; el Parc de Belleville que abriga el Museo del Aire y el Parc des Buttes Chaumont, una maravilla artificial, con lago y grutas creados en el siglo XIX. En Belleville se puede tomar un té a la menta y fumar la pipa árabe, comer chino o africano, y jugar a la petanca, lugar habitual y clásico donde Edit Piaf deambulaba y donde pocos turistas van. Sin embargo en las últimas semanas mostró la mayor
manifestación de la comunidad China en Francia.
8.500 chinos según la policía - 20.000 chinos según los organizadores – en ruta por el Boulevard de la Villette hasta la Place du Colonel Fabien. Su demanda es tener mayor seguridad pues han sido presa fácil de los “negros” que hay llegado a intimidar su paz en Mellevillle., se manifestaron en contra del racismo anti-chino, ya que son asaltados frecuentemente, las niñas pasan por los mayores ataque: regularmente les preguntan si son prostitutas y algunas de ellas son secuestradas y violadas cuando logran agarrar al infractor la policía francesa los deja libres. Los chinos se organizan para demostrar que no son débiles y que están “unidos” para quitar a unos “africanos ” que no son chinos en un país que no es China.
Asi, pues la gran aldea arde, atravesada por una misma red económica y la gran paradoja del mundo contemporaneo a la vez unificado y dividido, uniformizado y diverso, ala vez desencantado y reencantado.














sábado, julio 24, 2010

LOS ELEMENTOS DEL REINO - 25-07-2010



LOS ELEMENTOS DEL REINO


ÚLTIMOS APORTES


EN ESTE NÚMERO



Norbet Elias




Ezra Pound






Jorge Bucay



(Un cuento para pensar)



Eventos locales





Cuatro jornadas dedicadas a la literatura.

Lunes 26 Conferencia de Felipe Garrido "Independencia y cultura (y futbol)"
Martes 27 Mesa de discusión "De la palabra a la patada"
Lunes 02 de agosto Conferencia Magistral "El verso" con Tomás Segovia
Martes 03 de agosto Ceremonia de entrega del Premio Nacional 2010

Todas las actividades se realizarán a las 19:00 en la USBI



Ruiz Cortinez esq. Juan Pablo II



Boca del Río, Ver.



































































































viernes, julio 23, 2010

Norbert Elias: Mozart: La Melancolía por sí mismo



MOZART:
LA MELANCOLÍA POR SÍ MISMO
Por Norbert Elías
Traducción de José María Pérez Gay


(1)


El lunes cinco de diciembre de 1791, Wolfgang Amadeus Mozart murió a los treinta y cinco años de edad y, al día siguiente, fue sepultado en una fosa común. Cualquiera que haya sido la grave enfermedad que causó su muerte prematura, poco tiempo antes Mozart se encontraba en un estado cercano a la desesperación. Se sentía un hombre golpeado por la vida. Las deudas aumentaban. La familia siempre cambiaba de domicilio. El éxito en Viena —una de las cosas que más le importaban— se alejaba cada día más. La elegante sociedad vienesa se apartó de él. El vertiginoso desenlace de su enfermedad fue el resultado de una certeza. Mozart murió con la sensación de haber fracasado socialmente, vale decir: la pérdida total de la fe en lo que deseaba desde lo más profundo de su corazón. Las dos fuentes de su voluntad —lo que lo impulsaba a seguir viviendo, lo que le daba la conciencia de su propio valor— se habían secado: el amor de una mujer a quien podía confiarse, y el amor del público vienés por su música. Ambos los disfrutó durante una época. Ambos ocuparon el primer lugar en la jerarquía de sus deseos. En los últimos años de su vida, Mozart sintió que los perdía. Esta es su —y nuestra— tragedia.
Hoy en día, cuando el nombre de Mozart se ha convertido para muchos en el símbolo de la más dichosa de las creaciones musicales que conocemos, parece increíble que un individuo con esa mágica fuerza creativa haya muerto a los treinta y cinco años, porque la falta de amor y reconocimiento de los otros provocaron la pérdida del sentido y valor de su propia vida. Todo esto sorprende cuando uno se interesa más por su obra que por su persona. Sin embargo, no debemos equivocarnos al medir lo que uno juzga como cumplimiento o pérdida con lo que para otros significa el cumplimiento o pérdida de su vida. Quiero decir, debemos entender lo que otros consideran como cumplimiento o pérdida de su existencia.
Mozart era un individuo consciente de su extraordinario talento y, sin duda, habría dado mucho más. Pasó una gran parte de su vida trabajando incansablemente. Sería arriesgado decir que no se dio cuenta de que su arte musical trascendía la época. No obstante, el presentimiento de la importancia de su obra en las futuras generaciones nunca lo consoló ante el fracaso de los últimos años de su vida, sobre todo en Viena. La posteridad le importaba relativamente poco; el presente, todo. Mozart luchó por el presente con plena conciencia de su propio valor. Necesitaba que su talento fuese reconocido por los otros, sobre todo por sus amigos y conocidos más cercanos. Finalmente todos lo abandonaron, incluso la mayoría de sus amigos más antiguos. Esto no sólo fue su error, la historia nunca es tan simple. Sin duda se fue quedando solo. Al final, se derrotó a sí mismo y se dejó morir.
"El rápido desgaste de Mozart" —escribe Wolfgang Hildesheimer, uno de sus biógrafos— "los largos periodos de intenso trabajo interrumpidos por enfermedades y malestares, la breve y angustiosa agonía, la muerte violenta luego de dos horas en estado de coma todo, esto necesita de una mejor explicación que la explicación de la medicina académica".


Mozart vivía atormentado por las dudas acera del cariño y fidelidad de Constanze, a quien amaba. El segundo esposo de ella asegura que Constanze siempre tuvo más respeto por la obra de Mozart que por su persona. Para ella, la grandeza de su talento fue menos el resultado de su comprensión de la música, que del éxito que esa música tenía en el público.
Cuando el éxito desapareció, cuando la sociedad cortesana, su antigua protectora y patrona, abandonó su música y se entregó a otra más fácil, Mozart perdió el aprecio de Constanze, pues nunca estuvo dispuesto a pactar en favor de una música insípida. La creciente pobreza de la familia —consecuencia directa de la decreciente resonancia de su música al final— seguramente contribuyó a que se enfriara más el cariño de Constanze, que nunca fue muy profundo. De este modo dos pérdidas —la de su público y el amor de su mujer— se encuentran imbricadas. Se trata de dos efigies de la misma moneda: la sensación de pérdida que lo abrumó al final de su vida.
Por otra parte, Mozart era un individuo dominado por una insaciable necesidad de amor físico y emocional. Uno de los enigmas de su vida: es probable que desde muy niño haya tenido la sensación de que nadie lo amaba. En su música uno encuentra esa búsqueda continua de cariño. La búsqueda de un hombre que desde la infancia no estaba seguro de merecer el amor de los otros y que, desde otra perspectiva, tampoco se amaba a sí mismo. La palabra "tragedia" es un lugar común y suena demasiado ampulosa. No obstante, uno puede decir con razón que el lado trágico de su existencia consistió en buscar el amor y el reconocimiento de los otros y que muy joven, al final de su vida, creyó que nadie lo amaba, ni siquiera él a si mismo. Ciertamente esa sensación puede llevar a la pérdida del sentido de la vida, que puede provocar la muerte. Mozart estaba, al parecer, solo y desesperado, sabía que iba a morir y en su caso eso significó que deseaba su muerte, y que una buena parte del Requiem era un requiem por él mismo.
No sabemos qué tan fieles sean las pinturas de Mozart, y en especial del joven, pero uno de los rasgos que nos lo hacen más familiar, y si se quiere más humano, es que ninguna pintura presenta uno de esos rostros heroicos, como los de Goethe o Beethoven, cuya expresión los convierte en hombres extraordinarios, en genios, en el momento en que entran a un salón o cruzan por la calle. Mozart no tenía un rostro heroico. La nariz prominente, que parecía encontrarse con su quijada, desapareció en la medida en que su rostro fue llenándose; los ojos vivos y soñadores miraban siempre más allá. El joven de veinticuatro años, que aparece en la pintura de familia de Johann Nepomuck della Croce, da la impresión de timidez (sheepish sería la palabra inglesa intraducible), aunque seguro de sí mismo y soñador, como en las últimas pinturas. Estas imágenes revelan una parte de Mozart que —por el gusto del público amante de sus conciertos al elegir ciertas obras— se perdió y que merece mencionarse si uno quiere conocer al músico. Me refiero al bromista, al clown que salta por encima de las mesas y las sillas, rompe las cosas con una voltereta, juega con las palabras y, desde luego, con los tonos musicales. No entenderemos a Mozart si olvidamos que en un profundo y escondido rincón de su persona alientan como señas particulares el "Ríe, payaso" o el recuerdo de la malquerida y engañada Petruschka.
Después de su muerte, Constanze contaba que ella había tenido compasión por el marido engañado. Es muy probable que ella lo haya engañado (si la palabra es la adecuada) y que él lo sabía. Es muy probable también que Mozart no haya renunciado a relaciones con otras mujeres, como lo afirmaba en los últimos años. Sin embargo, esa es la historia de los últimos años, cuando las luces de su vida se apagaban, cuando la sensación de ser un fracasado, un malquerido, era abrumadora, cuando el carácter depresivo —siempre presente—se impuso bajo la presión de los fracasos profesionales y la miseria familiar. Fue entonces cuando surgió la discrepancia que tanto llama la atención en Mozart: la discrepancia entre su existencia social, la perspectiva del éxito y el reconocimiento, y la perspectiva del yo, la sensación de que vivía una existencia en ruinas y sin sentido.
En un principio, durante muchos años todo parecía ir bien. La dura disciplina que su padre le había impuesto rindió sus frutos. Se transformó en una autodisciplina ejemplar, en la capacidad de traducir los sueños confusos que perseguían al adolescente en una música pública, limpia de obsesiones íntimas y sin perder la espontaneidad o la riqueza de la imaginación. De cualquier modo, el precio que Mozart pagó por esa enorme ganancia, por la capacidad de darle vida a su imaginación musical fue demasiado alto.
Para entender a un hombre es necesario conocer cuáles son los deseos dominantes que sueña llevar a cabo. Si su vida tiene sentido depende de hasta qué punto este hombre ha logrado realizarlos. Pero estos deseos no existen antes de toda experiencia. Se forman en la infancia más temprana y en la convivencia con otras personas, se coagulan en su forma definitiva con el paso de los años, algunas veces gracias a una experiencia fundadora. Sin duda, los hombres de deseos dominantes, los que controlan su trayectoria, no son siempre conscientes de su imperiosa necesidad. Muchas veces no depende de ellos si esos deseos logran realizarse, pues siempre se encuentran en relación con los otros hombres, en la trama social que los define. Casi todos los hombres tienen deseos definidos que se mantienen dentro del espacio de lo realizable; casi todos tienen también deseos sencillamente imposibles.
Uno puede detectar los deseos imposibles de Mozart; ellos son en parte responsables de su trágica trayectoria. Por otro lado contamos con el estereotipo de los términos técnicos que describen aspectos de su carácter. Se puede hablar de una personalidad maniaco-depresiva con rasgos paranoicos, cuyo impulso fue controlado, en un principio, por la capacidad del sueño diurno de la música volcado hacia la realidad, por el éxito que esa actividad trajo un tiempo consigo. Las mismas fuerzas que después se convirtieron en impulsos autodestructivos que destruyeron la realidad del éxito y el reconocimiento. No obstante, la constitución de esas tendencias en Mozart nos impone acaso la necesidad de utilizar otro lenguaje que el psiquiátrico para entender su vida.
Al parecer Mozart, quien siempre estuvo orgulloso de su enorme talento, nunca se quiso a sí mismo. Además es posible que nunca se viera como una persona que pudiese despertar el amor de los otros. Su cuerpo no era atractivo. Su rostro pasaba desapercibido. Acaso siempre deseó tener otro rostro cuando se miraba en el espejo. El círculo satánico de esa situación consistió en que su rostro y su cuerpo eran los de un hombre que no correspondía a sus deseos más íntimos, porque en ellos se concentraba una parte de su sentimiento de culpa por el desprecio que sentía por su persona. Cualesquiera que hayan sido las causas de su desequilibrio, en los últimos años apareció la sensación de que nadie lo quería ni deseaba, unida a la necesidad incontenible de ser amado y deseado por una o varias mujeres, por varias personas. Es decir, como hombre y como músico. Su inmensa capacidad de soñar en figuras musicales estaba al servicio del secreto deseo de obtener el amor y el reconocimiento.
Ciertamente el soñar en tonos y figuras musicales era un fin en sí mismo. La riqueza de su imaginación musical dispersó por un tiempo, al parecer, el duelo por la carencia y la pérdida del amor. Probablemente ahogó por un tiempo la sospecha indestructible de que su mujer amaba a otros hombres, y la sensación de que no era digno del amor de ninguna persona. Esa misma sensación que lo fue apartando del cariño y el aprecio de los otros, y que volatilizó el enorme éxito como si fuese humo.
La tragedia del payaso es sólo una imagen. Sin embargo, nos aclara el nexo entre Mozart, el bromista, y el gran músico, entre el eterno niño y el hombre creador, entre el tralalá de Papageno y la profunda seriedad de Pamina y su nostalgia por la muerte. El hecho de que un hombre sea un gran artista no excluye que tenga algo de un clown; que sea un triunfador, una ganancia para el arte, no excluye que en el fondo crea ser un perdedor, y de ese modo se haya condenado a ser de veras un verdadero perdedor. El carácter trágico de Mozart quedó oculto para sus futuros escuchas gracias a la magia de su música. No tenemos razón cuando, muchos años después, separamos al artista del hombre. Acaso es difícil amar el arte de Mozart sin amar un poco al hombre que lo creó.

El músico burgués en la sociedad cortesana


La figura de Mozart se convierte en nuestra memoria en algo más vivo si tenemos en cuenta sus deseos en el contexto de la época. Su vida es el caso ejemplar de una situación cuya particularidad se nos escapa, porque estamos acostumbrados a trabajar con conceptos estáticos. Mozart era —nos preguntamos— un representante del rococó en la música, o un burgués del siglo XIX. ¿Su obra fue la última manifestación de la música prerromántica y objetiva, o esa música revela ya las huellas del creciente subjetivismo?

(2)

La dificultad radica en que con estas categorías no podemos avanzar. Se trata de abstracciones académicas que ocultan el proceso de los hechos sociales a los que se refieren. Estas categorías son el producto de una mentalidad que procede de acuerdo a la higiénica división de la historia en distintas épocas, como se encuentran divididos los materiales en los libros de historia. Todo hombre reconocido por la grandeza de sus actos será, sin duda, el punto culminante o el inicio de otra época. Sin embargo, si observamos detenidamente los grandes acontecimientos suelen acumularse en épocas en que —según estos conceptos estáticos— pueden definirse como periodos de transición. Y crecen siempre de la dinámica del conflicto entre los grupos que pierden su fuerza y tienden a desaparecer y los nuevos grupos que ascienden al poder.
Para Mozart esta dinámica es cierta. Uno no puede entender la trayectoria de sus deseos y las causas por las cuales —contra el juicio de la posteridad— al final de su vida se sintió un fracasado y un perdedor, si no entendemos bien el conflicto de las distintas reglas de esa época. El conflicto no sólo se daba en el amplio campo social entre las reglas de la aristocracia cortesana y las de la burguesía, las cosas nunca fueron así de fáciles. El conflicto tuvo lugar sobre todo en muchos individuos, en Mozart mismo, como un enfrentamiento entre distintas reglas que definieron su existencia social.
La vida de Mozart ilustra nítidamente la situación de los grupos burgueses que eran marginales dependientes, y que pertenecían a un sistema económico dominado por la aristocracia cortesana. Todo esto en un tiempo donde el poderío del establishment cortesano era muy grande, pero no tan grande como para silenciar las manifestaciones de protesta por lo menos en el políticamente poco peligroso terreno de la cultura. Mozart emprendió —como un burgués marginal al servicio de la corte— con una valentía sorprendente una lucha de liberación contra sus amos y patrocinadores. Combatió por propia iniciativa, por su dignidad personal y por su trabajo musical. Y perdió ese combate —como era de preverse, añadiríamos con arrogancia los que vivimos un siglo después—. Pero esta arrogancia deforma aquí, como en otros casos, la mirada en lo que hoy llamamos Historia. Al mismo tiempo esa arrogancia bloquea la inteligencia para entender el sentido que los acontecimientos de una época tuvieron para aquellos habitantes del pasado.
En El proceso de la civilización he escrito algo sobre el conflicto de las reglas entre la nobleza cortesana y los grupos burgueses. Intenté demostrar que en la segunda mitad del siglo XVIII conceptos como civilidad y civilización por un lado, y el de cultura por el otro tuvieron en Alemania el estatus de símbolos para las distintas reglas de la conducta y la sensibilidad. En el uso de estas palabras se reflejaba la tensión crónica entre el establishment aristócrata cortesano y los grupos burgueses marginales. Pero no sólo faltan investigaciones sobre la estructura y la duración de este conflicto entre la aristocracia y la burguesía europeas. Hacen falta también investigaciones de las tensiones sociales en sus aspectos íntimos. La vida de Mozart enseña de un modo paradigmático el destino de un hombre burgués al servicio de la sociedad cortesana hacia el final del periodo, cuando casi en toda Europa el gusto de la aristocracia cortesana fue decisivo y se impuso para todo artista sin importar su origen social. Sobre todo en el campo de la música y la arquitectura.
En el ámbito de la literatura y la filosofía alemanas era posible, durante la segunda mitad del siglo XVIII, liberarse de la regla del gusto de la aristocracia cortesana. Los individuos creadores pudieron alcanzar a su público mediante libros. Durante la segunda mitad del siglo XVIII en Alemania existía un público burgués lector muy amplio. Por esta razón se desarrollaron relativamente temprano formas culturales que no correspondían a la regla del gusto aristócrata cortesano. Estos grupos supieron fortalecer su conciencia ante el dominio aristócrata cortesano.
En relación con la música la situación era muy distinta, sobre todo en Austria y su capital Viena, el corazón de la corte, y en todas las pequeñas provincias alemanas. Los individuos que se ganaban la vida en el mundo de la música dependían completamente en Alemania y Francia del favor, el patrocinio y, por lo tanto, del gusto de los círculos aristócratas cortesanos. Los patricios burgueses urbanos se orientaban también según las reglas del gusto cortesano. En efecto, para un músico de la generación de Mozart, que pretendiera ser reconocido socialmente como un artista serio y, por lo tanto, estuviera en condiciones de alimentar a su familia, era imprescindible ocupar un puesto en la red de instituciones aristócratas cortesanas y sus patrocinadores. No tenía otra salida. Si sentía la vocación por la música, ya fuese como intérprete virtuoso o compositor, era algo más que natural que buscara el camino hacia un empleo fijo en una corte, de preferencia en una corte rica y deslumbrante. En los países protestantes le quedaba la posibilidad de desempeñarse como organista en una iglesia, o maestro de capilla, en una de las grandes ciudades semiautónomas, que eran gobernadas casi siempre por grupos de patricios burgueses. No obstante, también ahí era aconsejable para un músico profesional, como lo enseña la vida de Telemann, haber ocupado un puesto como músico de alguna corte.
Lo que nosotros definimos como la corte del príncipe (Furstenhof) no es otra cosa que la descripción de una casa. Los músicos eran ahí tan imprescindibles como el panadero, el cocinero o el ayuda de cámara. En la jerarquía de la corte los músicos tenían el mismo rango que estos últimos. En términos despectivos eran aduladores cortesanos (Hofschranzen). La mayoría de los músicos se daban por satisfechos con la vida de la corte, como los otros burgueses al servicio de los aristócratas. El padre de Mozart se contaba entre los que siempre criticaron la servidumbre; sin embargo, terminó por aceptar las circunstancias a las que no podía escapar.
El destino individual de Mozart, su destino como un hombre inteligente y como un magnífico artista, estaba marcado por este espacio social, por su dependencia de la corte como cualquier otro músico al servicio de la aristocracia cortesana. Aquí podemos apreciar qué difícil es presentar en la forma de una biografía para las generaciones posteriores los problemas vitales de un individuo —independientemente de su persona o su talento— cuando no se domina el oficio del sociólogo.
La historia es conocida. A los veintiún años de edad Mozart le pide a su señor, el obispo de Salzburgo, que lo despida de la corte, después de que le habían sido negadas las vacaciones, y se dirige fresco, vitalísimo y lleno de esperanzas hacia Munich, a la corte de los patricios absburgo, y luego a Mannheim y París donde intenta hacer la corte a las damas y los señores influyentes y finalmente regresa amargado y contra su voluntad a Salzburgo. Se convierte en organista de la corte y director de orquesta. Por conocida que sea la historia, el significado de esta experiencia para Mozart —y por lo tanto para su música— no puede interpretarse a fondo si no tenemos en cuenta las estructuras e instituciones sociales de su época. La tragedia de Mozart consistió en que quiso siempre rebasar los obstáculos infranqueables del poder de su tiempo, un poder que se expresaba sobre todo culturalmente en la hegemonía del gusto aristócrata cortesano.
La mayoría de los individuos que se dedicaban por ese tiempo a la música no fueron nobles; en nuestra terminología, eran burgueses. Si querían hacer una carrera en la corte, es decir, si deseaban desarrollar su talento como intérpretes o compositores, debían someterse no sólo a las reglas del gusto musical de la corte, sino también a las reglas de la conducta y la sensibilidad de la aristocracia cortesana, como por ejemplo al modo de vestir y a sus rituales. En nuestros días ese proceso de adaptación se lleva a cabo de un modo casi natural. Los empleados de un gran consorcio o de una cadena de almacenes, sobre todo si quieren ascender en la jerarquía de los puestos, aprenden rápidamente a moldear su conducta de acuerdo a las reglas del establishment. Las relaciones de poder entre el establishment económico y las personas marginales, dentro de sociedades con un mercado relativamente libre para la oferta y la demanda, son ahora más reducidas que las del príncipe absoluto y sus músicos en la corte; aunque algunos artistas conocidos vivieron a la moda en la corte y lograron obtener ganancias. El conocido Gluck, un hombre de origen pequeño burgués, logró hacer suyos tanto el gusto musical como las reglas de conducta gracias a una retórica eficiente, y podía comportarse en la corte como cualquier aristócrata. Es decir, no sólo existía la nobleza, sino también la burguesía cortesana.
El padre de Mozart pertenecía a esta clase de cortesanos. Fue un empleado, o más exactamente: un asalariado del arzobispo de Salzburgo, quien era el príncipe regente en un pequeño Estado. Como todos los poderosos de su tiempo, el arzobispo tenía en sus manos todos los hilos del poder, los puestos necesarios para contar con una pequeña corte absoluta y sometida a su voluntad. Dominaba también la capilla y su música. Leopold Mozart era el vicedirector de la capilla. Un puesto como este era como el de un empleado del siglo XIX en una empresa privada. Leopold Mozart, el sirviente del principe y el burgués cortesano, había educado al joven Wolfgang no sólo de acuerdo a las reglas del gusto musical de la corte, sino también de acuerdo con cánones cortesanos de la conducta y la sensibilidad. Desde la perspectiva de la tradición musical, Leopold logró más o menos su cometido. Pero fracasó rotundamente en cuanto a las reglas de la conducta y la sensibilidad. Su intento de convertir a Mozart en un hombre de mundo fue inútil, no pudo educarlo en el arte de la diplomacia de la corte, de la cortesía con los poderosos gracias a las astutas desviaciones, al estilo indirecto lleno de insinuaciones. Más bien alcanzó lo contrario: Wolfgang Mozart conservó siempre sus ademanes indomables. Si su música estaba llena de una increíble espontaneidad de los sentimientos, su trato personal con los demás se distinguía por su estilo directo extraordinario. Le costaba mucho trabajo esconder o insinuar lo que sentía, disimular sus odios y hacerse el tonto, como si nada hubiera pasado. Aunque creció a la orilla de una pequeña corte y, unos años más tarde, viajó de corte en corte, el estilo cortesano no era lo suyo. Nunca fue un homme du monde, un gentleman del siglo XVIII. A pesar de los esfuerzos de su padre, Wolfgang conservó durante toda su vida la actitud de un clásico ciudadano burgués.
Nunca alteró esa actitud. Mozart sabia la superioridad que le otorgaba a un individuo la pertenencia a la corte, y seguramente alguna vez deseó convertirse en un gentleman, en un hônnete homme, un hombre de honor. En efecto, muchas veces habla de su honor, esa idea central de la conducta aristócrata cortesana que Mozart había incluido entre las suyas. Pero nunca la empleó en el sentido del modelo cortesano. Para Mozart, el honor era una pretensión de igualdad ante los miembros de la corte, y como nunca le faltó tampoco esa vena histriónica, el honor fue un rasgo teatral. Desde niño aprendió a vestir como un cortesano con todo y peluca, aprendió a caminar correctamente y a decir piropos y cortesías. Sin embargo, el niño empezó desde muy temprano a burlarse de las ceremonias y los ademanes cortesanos. No hay que olvidar el quinteto para cuerdas g-moll (KV 516).
Después de un tono trágico y excitado, aparece un tema casi trivial como si Mozart no quisiera darle a la agonía y el dolor más espacio del que merecen, como si una melodía suave y plana, digna del clown, oprimiera a la tragedia. Naturalmente Mozart vuelve al tema trágico, pero ya no se siente tan abrupto y fuerte como al principio, cuando irrumpe de pronto en el escucha. Wittgenstein ha dicho: de lo que no podemos hablar, debemos callar. Creo que podríamos decir con el mismo derecho: de lo que no podemos hablar, hay que lanzarse a buscar.

Ezra Pound: Un poema de Cantares



EZRA POUND
Poema


Saliste de la noche
y había flores en tus manos;
ahora surgirás de una confusa muchedumbre,
de un tumulto de rumores en torno a ti.
Yo que te vi entre las cosas primordiales,
me enfurecía al oír que te nombraban
en sitios ordinarios.
Hubiera querido que las olas frías inundaran mi espíritu
y el mundo se secara como una hoja muerta
o una vaina de amargón, y lo barrieran lejos,
para hallarte de nuevo
sola.




En Ezra Pound, Cantares y otros poemaBuenos Aires, CEAL, 1988

Jorge Bucay: El Buscador



EL BUSCADOR
Jorge Bucay



Esta es la historia de un hombre al que yo definiría como buscador
Un buscador es alguien que busca. No necesariamente es alguien que encuentra. Tampoco esa alguien que sabe lo que está buscando. Es simplemente para quien su vida es una búsqueda.
Un día un buscador sintió que debía ir hacia la ciudad de Kammir. Él había aprendido a hacer caso riguroso a esas sensaciones que venían de un lugar desconocido de sí mismo, así que dejó todo y partió. Después de dos días de marcha por los polvorientos caminos divisó Kammir, a lo lejos. Un poco antes de llegar al pueblo, una colina a la derecha del sendero le llamó la atención. Estaba tapizada de un verde maravilloso y había un montón de árboles, pájaros y flores encantadoras. La rodeaba por completo una especie de valla pequeña de madera lustrada… Una portezuela de bronce lo invitaba a entrar. De pronto sintió que olvidaba el pueblo y sucumbió ante la tentación de descansar por un momento en ese lugar. El buscador traspaso el portal y empezó a caminar lentamente entre las piedras blancas que estaban distribuidas como al azar, entre los árboles. Dejó que sus ojos eran los de un buscador, quizá por eso descubrió, sobre una de las piedras, aquella inscripción … “Abedul Tare, vivió 8 años, 6 meses, 2 semanas y 3 días”. Se sobrecogió un poco al darse cuenta de que esa piedra no era simplemente una piedra. Era una lápida, sintió pena al pensar que un niño de tan corta edad estaba enterrado en ese lugar… Mirando a su alrededor, el hombre se dio cuenta de que la piedra de al lado, también tenía una inscripción, se acercó a leerla decía “Llamar Kalib, vivió 5 años, 8 meses y 3 semanas”. El buscador se sintió terrible mente conmocionado. Este hermoso lugar, era un cementerio y cada piedra una lápida. Todas tenían inscripciones similares: un nombre y el tiempo de vida exacto del muerto, pero lo que lo contactó con el espanto, fue comprobar que, el que más tiempo había vivido, apenas sobrepasaba 11 años. Embargado por un dolor terrible, se sentó y se puso a llorar. El cuidador del cementerio pasaba por ahí y se acercó, lo miró llorar por un rato en silencio y luego le preguntó si lloraba por algún familiar.
- No ningún familiar – dijo el buscador - ¿Qué pasa con este pueblo?, ¿Qué cosa tan terrible hay en esta ciudad? ¿Por qué tantos niños muertos enterrados en este lugar? ¿Cuál es la horrible maldición que pesa sobre esta gente, que lo ha obligado a construir un cementerio de chicos?.
El anciano sonrió y dijo: -Puede usted serenarse, no hay tal maldición, lo que pasa es que aquí tenemos una vieja costumbre. Le contaré: cuando un joven cumple 15 años, sus padres le regalan una libreta, como esta que tengo aquí, colgando del cuello, y es tradición entre nosotros que, a partir de allí, cada vez que uno disfruta intensamente de algo, abre la libreta y anota en ella: a la izquierda que fu lo disfrutado…, a la derecha, cuanto tiempo duró ese gozo. ¿ Conoció a su novia y se enamoró de ella? ¿Cuánto tiempo duró esa pasión enorme y el placer de conocerla?…¿Una semana?, dos?, ¿tres semanas y media?… Y después… la emoción del primer beso, ¿cuánto duró?, ¿El minuto y medio del beso?, ¿Dos días?, ¿Una semana? … ¿y el embarazo o el nacimiento del primer hijo? …, ¿y el casamiento de los amigos…?, ¿y el viaje más deseado…?, ¿y el encuentro con el hermano que vuelve de un país lejano…?¿Cuánto duró el disfrutar de estas situaciones?… ¿horas?, ¿días?… Así vamos anotando en la libreta cada momento, cuando alguien se muere, es nuestra costumbre abrir su libreta y sumar el tiempo de lo disfrutado, para escribirlo sobre su tumba. Porque ese es, para nosotros, el único y verdadero tiempo vivido.




En: Jorge Bucay, 26 cuentos para pensar

miércoles, julio 21, 2010

Lourdes Franyuti: Menguaré una noche a la luna



Menguaré una noche a la luna.
Lourdes Franyuti

A Silvi…

Mañana será un día genial. Cumpliré años y por ello me organizarán una gran fiesta. Elaboré yo misma las invitaciones y las entregué hace unos días; supongo que recibiré el regalo que tanto he deseado: tener reunidos a todos mis amigos y convivir con ellas un buen rato.
Lo más probable es que llegará la que no ha sido invitada; aquélla que cuando aparece nadie quiere hablarle, cantarle o comentarle algún suceso reciente. Su apariencia será impecable, elegante, callada e impredecible, presentándose en el umbral de la puerta, apenas el último halo de luz solar se haya desvanecido. Me visitó hace dos años, vestida de negro, precisamente el día de mi cumpleaños y la traté con tal indiferencia que esperó a que amaneciera para retirarse sin decir nada.
Mis amigos, familiares y conocidos no la sienten, no la ven, mucho menos la escuchan… He acordado con la luna menguarle una sola de sus noches, de tal manera que el día de mañana sea más largo, brillante, lleno de luz y color, sin que ella penetre por ninguna ventana, puerta u orificio.
Todos se inquietan y preguntan por qué sólo yo puedo sentir su presencia. No lo puedo explicar, podría decirse que es algo sobrenatural o mágico. La luna conversa conmigo algunas noches y no ha querido confiarme el secreto. Le pregunto quién es, por qué se comporta de una manera tan extraña, qué es lo que convierte ese ente en un alma tan inerte, tan carente de vida. He llegado a pensar que quiere advertirme algo o bien, llevarme con ella a algún lugar lejano.
Si fuera una mujer adulta, ya me hubiera desquiciado con tantas preguntas sin respuestas, agradezco que la luna, irradie con su luz mi cama ciertas noches. Sólo ella puede protegerme…

Ahora que es de madrugada y a pocas horas de cumplir nueve años, entiendo el enigma: sólo la luna en su fase de “luna llena” me ha ayudado a superar el terror que me causa sentirme tan cerca de ese ser que tanto me aterroriza: la oscuridad.


Mary Carmen Gerardo: Fátima



Fátima
Por Mary Carmen Gerardo

Porque tú comprendes
el rumor del agua
Eres de los pies a la cabeza
la imagen del designio:
Cabellos lacios de mar,
En tus ojos se fondean
barcas
sin amarres
...............sirenas

duendes
..........hadas
Inventan juegos,
estas encantada,
Pequeña…
En ciertos rincones,
al jugar el té,
cantan una canción
Tres distancias miden
tus manos
En una el sol sonríe,
en otra,
al caminar
la luna saluda,
la tercera
es un león que maúlla.


Vientos de León
A tres distancias

martes, julio 20, 2010

Lucinda Altamirano: Un día en el mercado




UN DÍA EN EL MERCADO
Lucinda Altamirano

A hurtadillas, desde su proximidad, todo comienza a envolverte. La vista topa de pronto con
el guacal, asiento para el “desarrapado” , cuya mano, casi tiesa, extiende, clavando en el cemento, la mirada . Como los tantos nadies de Galeano, son pilares que sostienen la estructura. Gente, mucha gente, todo un mosaico de género y edad. Entra y sale. Trajina sin más: carga, escupe, canta, suda, ofrece y regatea. Cada quien a lo que va. Necesidades que convergen y sacian en tan pintoresco lugar: es “el mercado Hidalgo” nombre con sabor a lucha y libertad , enclavado en el corazón vibrante de nuestra heroica Veracruz.

La prisa de todos nos roza el hombro. Los modales desaparecen y la piel se mimetiza. Aquí, por un instante, somos uno más, bajo la condición que el lugar impone. La evidente desigualdad social, insulta, ofende. Pasma del lugar, lo real. Los prodigios de nuestro campo trabajado, nuestra diversidad de ganado, nuestra hermosa artesanía, se exaltan y se humillan a la vez: el trabajo, mucha carga; el salario, poca paga . Contados propietarios; todos los demás, seres sin esperanza; un mini universo ejemplar.

Aquí, se atragantan los olores, se beben los colores y se degusta con el tacto. Es la vida de todos y la de nadie. Igual se “pelan” los ojos por el rostro rajado que por el beodo deambulando. Igual “rechinan” los oídos por el caló penetrado, o los olores execrantes ofenden la nariz.
Aprendes que la hierba santa curará la garganta y que el muerto colibrí, enfundado en su rojo saquito de terciopelo, hará las veces del preciado amuleto para el regreso del amor.

El andar por los pasillos, obliga a un constante detenerse: mangos de manila seducen la vista, forma y color detonan el impulso cerebral que activa incontrolable las papilas; sólo bastan las palabras convincentes del marchante para sucumbir. Se hace difícil negarse: piñas, sandías, jitomates. Inmejorable cara de frutas y verduras, semillas y legumbres.
Todo quisiera uno comprar.

Para los menos, esta visita es ocasional; tal vez por eso llama mi atención. Me gusta el mercado, es la viva expresión de nuestra idiosincrasia. Todos los sentidos se saturan,
toda la raza se funde en un bronce encendido por el sol. Todo el esplendor de nuestra
prolífica tierra, en un oasis del que, los más, acostumbran saciar su sed.

viernes, julio 16, 2010

Dr. Rodrigo Gutiérrez Castellanos: Última Rima


Dr. Rodrigo Gutiérrez Castellano

Perviviré mientras me recuerden, moriré cuando me olviden

Punto en menor.


Yo soy aquel versador
Que escribe sus trovas plenas,
Y como la luna llena
Va emitiendo su esplendor.
Por eso soy trovador
Que disfruta su albedrio,
Para imponerse al “hastió”
A las penas e infortunio,
Y soy como el plenilunio
Cuando refleja en el río.
Yo soy el ave, que trino
Al brillo de la alborada,
Despierto en la madrugada
Para trazar el camino.
Sigo, feliz mi destino
Imito al ave que vuela,
Y con su canto, se anhela
Ser feliz todos los días,
Y canto con alegría
Por que cantar me consuela.
Fui nave que a la deriva
Un tiempo anduvo rodando,
En malos pasos, penando
No aspiraba, yo hacia arriba.
ya, soy gente positiva

Casi cándida pa viejo,
Bien aprendí los reflejos
Que nutren, las experiencias.
Y tuvo tantas vivencias
Que me atrevo a dar consejos.
Mientras viví en los rincones
De algunos con el pie encima
Nunca pude ver la cima
Que dan las satisfacciones.
Ante, tantas vejaciones
Hasta al vicio me entregué,
Y cuando, al vicio dejé
En mí confianza tuvieron
A los que daños me hicieron
A todos, me los chingué
Hoy vivo la situación
Como la viven todos,
Luchando codo con codo
Para vencer la inflación.
Pero con satisfacción
He cumplido mis anhelos,
Producto de mis desvelos
Logré modesto provecho,
Y feliz y satisfecho
Levanto la frente al cielo.


Publicada en Notiver: 16/07/20010

Ivonne Moreno: Adiós querido Rodrigo



ADIOS, QUERIDO RODRIGO
Ivonne Moreno Uscanga

El reloj marca lentamente, las casi doce del día, debemos precisar las casi doce de un caluroso mediodía. Ingreso al portal de un café muy referenciado en el puerto, precisamente por su nombre y percibo un toldo, este cubre el sonar de la Marimba La Sirenita, cuyos integrantes tocan un escandaloso bolero. Diviso en una mesa, a un hombre, está inquieto, le pide de manera insistente al mesero, le señale si ya llegó por quién espera, me acerco y le comento, ¿pasa algo Rodrigo? Soy Ivonne... sonríe con el gusto de saludar a vieja conocida y empieza su pregón, olvidando su espera... y entonces cambia su discurso, e improvisa un jocoso saludo-pregón, impregnado de cálidos versos, porque Gutiérrez Castellanos, la vida fue eso, un puñado de décimas al unísono de la brisa del Papalopan.

Con esas décimas celebró a sus amigos, su vivir a través de picantes anécdotas, a Tlacotalpan ya todo lo circundante. Todos recordaremos así a Rodrigo, algarabía y frescura de una cepa de hombres de la Cuenca, en peligro de extinción.

En noches bohemias de la Casita Blanca por años, Rodrigo tuvo participaciones memorables. La misma bohemia, aliciente de Guillermo Salamanca, de Guillermo Cházaro y de los hermanos Moreno, de cantantes como las Ruiz Pazos, de otros decimistas como Félix Martínez, Zenén Ceferino, Patricio Hidalgo entre otros, fueron las coordenadas de inspiración y regocijo de Rodrigo, epítome de la poesía popular veracruzana.

Hoy la tradición sotaventina y fandango están tristes. Le hace falta la algarabía de un voz versadora de Rodrigo, otrora fundador del grupo Siquisirí, colaborador del periódico Notiver e incasable promotor cultural de la música y la vena sincrética de nuestra cultura, libre y soberana como los aires de sus ríos.
Rodrigo Gutiérrez Castellanos te llevaremos en grato recuerdo, acariciando el verso detrás de una cuerda de arpa, alzando sombreros hacia el cielo.


Estamos en el balcón, donde Agustín Lara
Soñó, con un nido de amor frente a borrachas palmeras
Donde Rodrigo también cantó a sus amigos, bohemios
De corazón y de prosapia romántica
Cuya vida se avocó a cantar a Tlacotalpan.
Hoy un jilguero calló, pero queda la constancia
De Gutiérrez Castellanos como eterno improvisador
De las noches de licor, cuerdas, zapateado y mulatas.

Xrisí Tefarikis: Safo la décima musa



SAFO: LA DECIMA MUSA
Por Xrisí Tefarikis



Safo es la primera artista femenina de las letras del mundo occidental. Alrededor de su persona y de su obra se han tejido innumerables leyendas pero existen algunos escritos helenos contemporáneos de la poetisa y la mayoría, posteriores a su existencia, que nos dejan algunos testimonios de la vida y obra de ella. Safo vivió en el siglo VI antes de Cristo. Es decir, es anterior, al denominado siglo V, Siglo de Oro, Siglo de Pericles , período cumbre de las artes griegas en la Antigüedad. Se supone que la poetisa aún vivía en el año 568. Nació en Mitilene, isla de Lesbos. De familia noble y de gran belleza física. Según Heródoto, su padre se llamó Escamandrónimo, y su madre Cleis.
Está suficientemente probado que no fue una cortesana. Pero si bien Alceo le dedicó unos versos en que ensalzaba su castidad y su nobleza de alma, ha pasado a ser símbolo, no sabemos con qué fundamento, del amor homosexual femenino que se supone Safo sintió por sus discípulas.
Platón la llamó la décima musa; Plutarco, la "bella" Safo. Se le atribuye la invención la invención del metro sáfico, adoptado por Cátulo y Horacio. Escribió en dialecto eolio.
A continuación, leamos la entrevista imaginaria que le hiciera el escritor español, Federico Carlos Sainz de Robles.
"En cuadros, medallas y esculturas de todas las épocas se representa a Safo como una matrona rubia y pingüe, con algo de Juno, madre de dioses, y mucho de Venus Calipiga, manantial de vida. ¿Por qué la imaginación de los artistas se ha dejado seducir por semejante idea, tan bella como falsa? Si, canónicas de líneas helénicas, gozosas de estampa, claras de piel, eurítmicas a la impresión, fueron las más de aquellas mujeres que se eternizaron en una Grecia cuajada de Ilíadas y de cantos pindáricos: la curiosa Casandra, hija de Príamo y de Hécuba, que vaticinó, peripatética, la ruina de Troya; la impía Clitemnestra, madre de Orestes, burladora de su esposo Agamenón; la honesta y soberbia Electra; acusadora de su madre, desdeñadora de los dioses y de los hombres; la belicosa Hipólita, reina de las Amazonas, cuyas cabalgadas dieron el ritmo largo al poema y al pentagrama; la deslumbradora Helena, fuente de los deseos viriles y provocadora constante de sucesos funestos...Si, mujeres cereales, eugénicas, norma de la forma, cuyo canon fue Deméter, madre inagotable de las flores y de los frutos.
Pero Safo no fue así, sino bien distinta. Safo fue anti-helénica. Los escritos de sus contemporáneos lo confirman. No tuvo fama de bella, por ser pequeña y frágil y porque sus ojos, sus cabellos y su piel "eran de un tinte más moreno de lo que a los griegos agradaba". ¡Cuánto, sin embargo, y con qué ardor y enamoramiento la alabaron sus compatriotas! Sus palabras, según Plutarco," venían mezcladas con llamas". Safo era una mujer maravillosa, ponderaba Estrabón, "pues, hasta donde llegan mis noticias, no sé de ninguna mujer capaz de rivalizar con ella, ni de lejos, en materia de poesía". Platón la llamó "Safo, la seductora" y la "décima Musa".
Máximo de Tiro alabó su fragilidad y su color precioso de tanagra. Alceo la ensalzó" pura y turbadora". Y estuvo tan enamorada de ella que, asombrosamente tímido, en un inmortal poema le declaró su pasión:
"¡Oh, Safo, cuyas sienes ciñen las violetas, la pura, la de la sonrisa dorada: anhelo confesarte algo, pero la vergüenza me lo impide..."
Pero yo no necesito que antiguos poetas me instruyan acerca de lo que estoy viendo a pocos pasos de mí: la misma Safo, llena de juventud, cubierta por una túnica leve en tonos púrpura y azafrán y coronada de flores, sentada sobre una roca y trazando en la finísima arena. Con una ramilla de mirto, signos para mí misteriosos. De vez en vez, Safo levanta su cabeza, me mira y sonríe. Detrás de ella, abajo, está el mar Egeo, dorado como la cabellera de Palas Atenea y sonoro como las trompas de los fugitivos hijos de Eolo y con los cantos de las costeras sirenas que embaucaron a los compañeros del sagaz Ulises. Y sobre ella, nimbando de reflejos y de gamas su rostro, el sol. Sí, ésta es Safo, la calumniada por los tiempos, ungida por el encanto de lo delicado, de lo exquisito, y por una lúcida inteligencia en la que la cultura no pudo disimular la ternura de su alma. Sí, ésta es Safo, hija de Escamandrónimo y de Cleis, hermana de Larixós y de Craxo; nacida en Ereso de Lesbos hacia el año 614 antes de Cristo; desterrada con su familia, cuando aún no había cumplido los veinte años, por Pítaco, a la ciudad de Pirra; amada por Alceo, dueño de los arcaicos; nuevamente desterrada a Sicilia en el 591, casada con un rico comerciante de Andros, que la dejó rica y bien pronto, y madre de una deliciosa criatura, a la que cantó con emoción entrañable:
"Tengo una hijita pequeña que es como una flor de oro, mi amada Cleis, a la que no cambiaría ni por la hermosura de Lesbos ni por toda la Lidia...!
Sí, ésta es Safo, imán de pasiones, autora de más de doce mil versos, a muchos de los cuales ella misma puso música para cantarlos al son de la lira; Safo, cuyos poemas fueron quemados públicamente en Constantinopla y Roma en el año 1073 de nuestra era, y de la cual varios fragmentos líricos fueron descubiertos-1897-por Granfell y Hunt en Oxirrinco, en el Fayum, en unos ataúdes de cartón piedra, en cuya hechura se habían utilizado páginas de viejísimos códices;
la que cantó el gozo de la soledad última...
"¡Cómo brilla roja y dorada la dulcísima manzana en la punta de la rama, de la rama más alta! ¿La han olvidado los vareadores? No la han olvidado...Quisieron alcanzarla inútilmente... Y ahora aparece, mucho más hermosa y apetecible, sola..."
-¿Qué impresión te causo?
- Tu presencia me turba, Safo. Eres a la vez cándida y deslumbrante.
- No me llames Safo; llámame Psapfa, como me llamé y como me llamaron siendo niña, cuando aún ofrecía todas las primaveras y corderillos a la casta Artemisa. El nombre de Safo evoca luctuosas memorias. A Safo se refirió Suidas calificándola de cortesana; y Menandro y Estrabón recogieron su triste y liviana historia; y el suave y galante Ovidio volvió a relatarla con amorosos detalles. Llámame Psapfa.
-¿Es que nada es verdad de cuanto de ti han dicho los siglos?
-Casi nada es cierto. En mis tiempos hubo una cortesana llamada Safo; sus aventuras y desventuras a mí se han atribuido. Una sugestiva leyenda ha enraizado entre lo real y lo ficticio. Fui una hetaira, palabra que significa "compañera" cuando aún este vocablo no había adquirido el sentido degradante que hoy para vosotros tiene. Fundé en Mitilene una escuela para muchachas, a quienes instruía en poesía, música y danza; la primera escuela de educación social para mujeres que ha existido en la historia, el precedente primero de eso tan bello que ahora denomináis "ballet". Y mis alumnas, hijas de las más ricas y nobles familias, y yo éramos "hetairai", esto es, compañeras.
-¿Es falso, pues, cuanto se sigue propalando de tu liviandad?
-Ya ves que no me irrita tu pregunta. ¿Crees que si hubiera sido liviana hubiese podido contestar como contesté las solicitaciones turbias del inmortal Alceo?
"Si tus deseos son limpios y nobles, si tu lengua, no intenta decirme torpes palabras, no debe la vergüenza hacerte bajar los párpados, antes bien, debes confesarme tus nobles y limpios deseos."
-Si hubiera sido liviana, crees que hubiese podido cantar mi profundo dolor, mi indignación incontenible, cuando mi querido hermano Caraxo, en Egipto, se enamoró de la cortesana Dorica, famosa por sus escándalos, y cometió la indignidad de casarse con ella? ¿Si hubiera sido liviana, piensas que cuando en los últimos años de mi vida me pidió por esposa un rico y poderoso arconte, le hubiese contestado con serena y honesta negativa:
"Si mi pecho fuera aún capaz de amamantar a mis hijitos, si mis entrañas fueran aún fecundas, iría hasta tu tálamo sin que me temblaran las piernas. Pero ya el tiempo ha puesto arrugas en mi piel y nieve en mis cabellos, y el amor ya no corre hacia mí con sus gozosos y dolorosos presentes".
-También se cuenta de ti que te arrojaste al mar desde una roca en la isla Leucade, porque el marinero Faón, hermoso y arisco, desdeñó tus amores...
-¡Extraña acusación! Cuando yo viví, Faón era ya un mito. Todos los habitantes de Lesbos sabíamos la leyenda: a Faón, Afrodita le dio una copa de perfume que le sirvió para transformarse en el más seductor de los hombres. Pero Heródoto, Suidas, Menandro, Estobeo ,Estrabón y Ovidio ya dudaban de la existencia mortal de Faón. ¿Porqué me atribuyeron una pasión tan insensata por él? ¿Es que la historia, cuando desea poetizarse ha de convertirse en leyenda? Cuando yo encaledecí mis sáficos así:
"Tu amor ha conmovido mi alma como un fuerte viento que se encrespara sobre los olmos..."
puedo jurarte que era el amor más puro y desinteresado que lleva a la mujer al hombre y a la mujer hacia otra mujer en la que mira a la hija, a la hermana menor...
-Acaso tus apasionados poemas a la joven Atis hayan motivado la alusión a tus depravados amores-
-¡Acaso! Pero ahora yo no podría engañarte. Murió mi hijita Cleis. Y Atis, discípula mía, era graciosa, dorada y leve como Cleis. Puse en ella la pasión inmensa , pero castísima, de la madre por su hija única.
-¿Porqué, entonces, los padres de Atis la sacaron de tu escuela?
-¿Es que en estos tiempos la maledicencia no va más allá de la verdad? Atis salió de mi escuela para contraer matrimonio. Y yo la despedí con un poema cuajado en la más limpia sinceridad:
"Marcha alegre. O, Atis, niña mía; pero no me olvides, pues bien sabes cuánto te amé...Y si tu matas el recuerdo, yo recordaré lo que tu olvidas...;cuando apenas llenaban los bosques las infinitas músicas de la primavera...salimos juntas a pasear..."
-Bien sabes que el poeta jamás deja de ser leal con sus sentimientos más íntimos. Cuando ha de llevarlos a la confesión perdurable! Puede mentir el trágico, y el malévolo Aristófanes en "Las Nubes", cuando ha de juzgar a Sócrates, y hasta el historiador Hesíodo al relatar las genealogías del Olimpo.... pero jamás mentirá el poeta! Al dejarme Atis perdí a la segunda de mis hijas .El mucho hablar de amor y amores, como yo canté, abandona al poeta en el peligro de que sus emociones sean interpretadas torcidamente por la malicia.
-¿Y no te quitaste la vida por algún desengaño?
-Amé demasiado mi vida y mi poesía para renunciar a ellas voluntariamente. Por desdicha, perdí la juventud, la belleza, la inspiración. Pero no me avergoncé de proclamarlo con la más infinita melancolía:
"Deshonráis, ¡Oh, hijos míos!, los más preciados dones de las Musas cuando decir: Nosotras te coronaremos, amada Safo, como la mejor pulsadora de la dulce y clara lira.-No sabéis que mi piel ha sido ajada por los años, ni que mi negro cabello ya se ha tornado blanco? Fatalmente, igual que la noche estrellada, sigue al crepúsculo de brazos de rosa y lleva las sombras a todos los confines de la tierra, así la muerte persigue a todos los mortales y, al fin, les arrebata."
-Pienso, Psapfa, que acaso fueron los muchos hombres que te amaron sin conseguirte quienes se vengaron de ti propalando ya tu muerte violenta, por el desamor de un hombre desdeñoso, ya tu amorosa perversidad reñida con la Naturaleza.
-¡Posiblemente! Pero ni la leyenda ni la verdad pueden nada en contra la inmortalidad de mis actos y de mis poemas. Estos y aquellos fueron la compensación de mis dolores y desengaños. Las familias más aristocráticas de Lesbos se disputaron la honra de confiarme la educación de sus hijas. Cientos y cientos de muchachas bellas, graciosas y leves, fueron hechura de mi sensibilidad y de mi espíritu. Y fiel a las apremiantes exigencias del pueblo griego por la exaltación de la belleza del cuerpo, yo logré que mis alumnas bailasen y cantasen y recitasen con una delicadeza, un ritmo y un acento, que, segura estoy, extasiaban al mismísimo Orfeo, hijo de Apolo y Calíope, inventor de la cítara y de la lira, cuyos sonidos fueron capaces de amansar al torvo Cerbero. Y mis poemas...Pero, dime tú, ¿Qué sabéis de mis poemas y en qué aprecio los tenéis?
-En el mismo aprecio que se atribuye por Estobeo a Solón. Cuando Execéstides, sobrino de éste, entonó en su presencia una canción tuya, tanto le agradó al sabio que rogó al muchacho la repitiese hasta aprendérsela de memoria."¿Para qué la quieres aprender"? preguntó Execéstides. Y respondió Solón: "Quiero aprenderla y morir". Hoy poseemos de tu obra excelsa dos odas completas, tres epigramas y unos ciento cincuenta fragmentos, de una perfección de fondo y de forma insuperables. Tan escasos restos nos bastan para conocer tu delicadísima sensibilidad, tu visión sencilla y emotiva de la Naturaleza, tu fluida y felicísima expresión, el encanto invencible que inmortalizó tu personalidad. Y nos parece justo el epigrama que te dedicó platón:
" Dicen algunos que son nueve las Musas.¡ Cuánto se engañan!Pues he aquí la décima Musa: Safo de Lesbos"Cuando callé, me miró Safo con una sonrisa en seguida hecha añicos...Si, perpetuamente inmortal, perpetuamente incomprendida, perpetuamente sola..." Se ha puesto la Luna con las Pléyades,la noche va vencida, las horas pasany me quedo sola..."
Y yo pensaba: mientras Nabucodonosor y Ciro, sus contemporáneos, deshonraban a sangre y fuego el destino humano; mientras sus contemporáneos Jeremías y Ezequiel, preparando el reino de Dios, fulminaban ardientemente..., esta deliciosa mujer que tenía delante, gozosamente acariciaba con la más suave mano que tiene la poesía...
Había quedado Safo ensimismada y con esa belleza física que recobra para las mujeres geniales la inmortalidad. Admirábala yo apasionadamente. Abajo, muy cerca de nosotros, en el Egeo movido de capas de púrpura y oro, transido por una maravillosa resonancia de caracolas, se mecían en línea, unas naves minúsculas...