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jueves, febrero 28, 2008

Juan Joaquìn Pérez-Tejeda: Bob Dylan en Concierto


Bob Dylan,
Como una piedra rodante,
aún se mantiene soplando en el viento
(si alguien tiene un título más cursi favor de sugerirlo)

Ayer hacía frío en la noche. Llegué al auditorio casi sobre la hora del concierto (8:30 p.m). Había mucha gente afuera haciendo colas para entrar. Le hablé a mi amigo Ricardo para darle una pequeña crónica de lo que estaba sucediendo en ese momento, como si estuviéramos en un programa de radio:
- Ricardo, es una noche fría, la gente viene abrigada con sus sacos, sweateres y chamarras. Pero el frío nada importa a quienes viene a ver a esta leyenda.
- Para ellos Dylan es dios.
- Quizá no sea dios, pero para muchos de ellos , con Dylan comienza su vida.
- Bueno Juanillo con esta frase lapidaria vamos a ir a un corte y regresamos contigo para que nos vayas comentando lo que ves y oyes esta noche de miércoles en el frío D.F.
El concierto comenzó un poco pasadas de las 8 30. Había muchos lugares vacíos todavía más de la parte de abajo que de la de arriba. Yo había comprado mi boleto apenas el sábado. Estuve en el costado izquierdo del primero piso fila F. La parte de debajo de la derecha se quedó casi toda vacía. Yo tenía atrás de mí un super fan que todo el tiempo estuvo palmeando las canciones y haciendo expresiones de entusiasmo. La verdad el concierto fue para escucharlo, estar atento a las letras que si ya era difícil entenderlas las letras en inglés, con la pronunciación y su voz gangosa se dificultaba más. No fue un concierto de éxitos como estamos acostumbrados muchos cuando vamos a escuchar a las bandas o solistas que hicieron época en el rock. A sus 66 años Bob Dylan no se dedica a cantar sus éxitos en Las Vegas. Presentó sobre todo el nuevo material de su disco y mostró que sin lugar a dudas hay Dylan para rato. Un rock bastante básico pero muy potente tanto en las piezas nuevas como en algunos éxitos Highway 61 y Things have changed. Estar ante una leyenda escuchándolo era como ir al viaje del inconsciente y encontrarte con todas las cosas con las que eras feliz en la infancia. Esa felicidad que nunca puedes terminar de describir. Sin mucho aspaviento, sin dirigirse al público más que para con una reverencia agradecer la ovación que le brindaba (y que desde que apareció saludo al héroe de los años sesenta. Sin lugar a dudas Dylan fue quien le dio sentido a los sesenta y propicio que no fuera sólo un viaje hedonista), primero con la guitarra interpretando Lay lady Lay y I ‘ll be you baby tonght y luego con un teclado permaneció durante dos horas recreándose así mismo. La banda que lo acompaña muy bien uniformados con unos trajes en beige, él de oscuro con un sombrerito muy dylanesco. Y sin embargo, uno podía sentir la energía que traía consigo: cinco décadas que le daban una experiencia y una serenidad casi zen. El concierto terminó con Like a rolling Stone, esa canción que en alguna ocasión declaró que no le gustaba porque había sido creada por el odio “how does it feel /to be on your own/ with no direction/ wrong/ how does it feel” (cito de memoria y lo que he entendido que dice la canción). Cuando la gente, que no abarrotaba el Auditorio Nacional, pero que permanecía de rodillas y con los brazos alzados hacia el cielo (todos nuestros ritos tienen una metáfora mística), identificó la canción (que por el arreglo se tardó en hacerlo) se puso de pie, no para bailar ni para corear la canción sino para honrar a quien le había dado adolescencia a sus vidas. Terminamos de pie y permanecimos así hasta que volvió a salir para hacer un encore. Y entonces escuchamos otro arreglo sorprendente y hasta la primera línea how many roads must a man walk down before you call him a man? supimos de qué se trataba todo esto (quiero decir no sólo la canción sino todo, la vida). Aunque la respuesta a la pregunta aún puede seguir soplando en el viento la forma de hacerlo había hecho un rizo hermoso y divertido, un blus muy juguetón, pero enérgico. Bob Dylan presentó a su banda y se marchó, no sé si para siempre, quizá sea la última vez que lo veamos en vivo, que se presenté en México. Pero el ímpetu que aún lo nutre como un inmortal, y aunque suene raro, un inmortal vivo me hace pensar que la piedra le seguirá rodando y que abandonado a la experiencia del recorrido Bob Dylan volverá por sus fueros.
Para quien lo escuchó hace más de cuarenta años, sentado en una silla mecedora y quien leyó sus letras por primera vez, nunca se hubiera imaginado que lo vería allí abajo con esa voz tan rocanrolera ése hito haciéndole adentro, volviéndolo a los años maravillosos donde bailar, moviéndose hacia atrás y hacia delante agitando una pierna como un viejo charleston sin golpear el armatoste de sonido, era la felicidad.

- Ricardo eso es todo por hoy, vemos a la gente saliendo y arremolinándose frente a los puestos para llevarse un souvenir de esta experiencia única. Yo por mi parte me abro paso y consigo comprarme una camisola blanca con la imagen de la silueta del rostro y la leyenda Bob Dylan, México – 2008. Ya la verás, jajaja

Zingonia Zingone: POEMAS

(Zingonia Zingone, Italia)


DEL IV ENCUENTRO
HISPANOAMERICANO DE POESÍA


No, loco tú
A Alfonso Cortés

Me dices que no soy práctica
porque no ves que vivo
encerrada
en mi celda

transparente
cristal bohemio
vitrina,
ventana

y aún así no me miras
con tus ojos ausentes
como nubes
cuyo azul es inmenso:

puerta
que detiene mis palabras.

Muda,monja de clausura
en la bulliciosa avenida
del paso terrenal.

Trato el silencio,
medio de salvación.

Me dices que no tengo rumbo
porque callo por vez primera,

no canto esa copla sorda
y apasionada
porque ¡aleluya!
acepto
que sé amar a fondo
sin haber amado nunca
o quizás siempre demasiado.

Existencia doliente la mía
esquizofrenia:
coexistencia incómoda

ojalá tú me descubras
algún día
o simplemente huyas de mí
como yo que no puedo lo haría.

Un viento de espíritus pasa
muy lejos, desde mi ventana
y siento la voz del místico Alfonso
cortés,
libre,
dicen que por obra
de una pedrada en su cabeza.

He allí una respuesta para ti
que no te asomas mi ventana
porque no ves mi celda
y no sabes que adentro existo

más que afuera
y no me alcanzas
porque soy de gelatina
medusa terrestre
con médula de éter

bien agarrada de los escollos
hirientes,
volcada
toda
hacia una voz distante
que desde arriba sopla mi nombre.

Loco tú que eres práctico.
Alfonso y su clarín
de almas sucias
en el silencio,

la danza de los astros,
yo,
Ararat,
iré y pasos del ocaso,
locazo.


Pensamiento muy corto

Porque sólo tengo dos minutos
fracción infinita que detiene las horas,

fantasma que recorre mis ejes
continuamente
sin forma ni voz,

aire que lubrifica los segundos
de mi reloj cardiaco
dejando tu instante en mi paladar;

colonia que me respira eterna
susurrando tu silencio
desde algún astro selvático
porque sólo tengo dos minutos
y no sé donde estás.

Nadie es perfecto

A los aduladores

Tengo una oreja
diferente a la otra
y la distancia que va
desde la punta de los pies
hasta el enganche de las piernas con las caderas

más corta que la distancia
desde la misma juntura
hasta la punta de la cabeza.
Siempre he soñado con ser alta
y sumar, restar, multiplicar y dividir
sin utilizar calculador.

No leo rápido.
Frente al público se me traba la lengua,
se me ofusca la mente
se me caen de las manos las cosas que cargo
me tropiezo en la esquina
de alguna alfombra finamente arreglada
y mi rostro asume el semblante de un tomate
listamente transfigurado en ketchup.

Soy vanidosa
testaruda
ingenua y onírica.

Esto último prevalece
sobre la total consciencia de todo lo anterior
(y otros tantos defectos omitidos por decencia)

así que, si quieres que yo me figure:
inteligente como Albert Einstein
sensual como Marylin Monroe
romántica como Charles Baudelaire
intensa como Pablo Neruda
apasionada como Gioconda Belli
revolucionaria como el Che Guevara
y simpática como Joaquín Pasos

halágame con clase
pesa bien cada palabra
elogia mis cualidades
enjabóname con cariño
y yo te creeré.

Erich Fromm: El Arte de Amar





Introducción

En su libro titulado El arte de Amar, Erich Fromm resume de forma magistral el concepto de amor, dice: "El amor infantil sigue el principio: "Amo porque me aman". El amor maduro obedece al principio: "Me aman porque amo". El amor inmaduro dice: "Te amo porque te necesito". El amor maduro dice: "Te necesito porque te amo".

En un mundo donde la palabra “amor” casi se desintegra, y surgen términos como “Estado del Arte”, uno se pregunta de nuevo, junto con Fromm, si el gran psicoanalista tenía razón al poner sobre el tapete, si no es que lo que se ha dado por llamar "amor" requiere no sólo de una vaga definición, sino que, para alcanzar a serlo debe ser considerado como un
Arte. Pero no un arte que sea, como hoy se concibe el State of the art, y que traducido al español vendría a ser algo así como “tecnología de punta”, sino un arte mucho más refinado y difícil de alcanzar que el mismo avance tecnológico y científico, ahogador no pocas veces, de ese sentimiento analizado por Frommm, y que él traduce como la única forma en que puede captarse el mundo: es decir, no en el pensamiento, sino en el acto, en la experiencia de unidad. En resumen:

1. El amor no es el resultado de la satisfacción sexual adecuada; por el contrario, la felicidad sexual –y aún el conocimiento de la llamada técnica sexual es el resultado del amor. Si aparte de la observación diaria fueran necesarias más pruebas en apoyo de esa tesis, podrían encontrarse en el vasto material de los datos sicoanalíticos. El estudio de los problemas sexuales más frecuentes –frigidez en las mujeres y las formas más o menos serias de impotencia síquica en los hombres-, demuestra que la causa no radica en una falta de conocimiento de la técnica adecuada, sino en las inhibiciones que impiden amar. El temor o el odio al otro sexo están en la raíz de las dificultades que impiden a una persona entregarse por completo, actuar espontáneamente, confiar en el compañero sexual, en lo inmediato y directo de la unión sexual. Si una persona sexualmente inhibida puede dejar de temer u odiar, y tornarse entonces capaz de amar, sus problemas sexuales están resueltos. Si no, ningún conocimiento sobre técnicas sexuales le servirá de ayuda.

2. La definición del amor según Sullivan: el amor comienza cuando una persona siente que las necesidades de otra persona son tan importantes como las propias.
3.Los hijos también sirven finalidades proyectivas cuando surge el problema de disolver un matrimonio desgraciado. El argumento común de los padres en tal situación es que no pueden separarse para no privar a los hijos de las ventajas de un hogar unido. Cualquier estudio detallado demostraría, empero, que la atmósfera de tensión e infelicidad dentro de la "familia unida" es más nociva para los niños que una ruptura franca, que les enseña, por lo menos, que el hombre es capaz de poner fin a una situación intolerable por medio de una decisión valiente.

4. Otro error muy frecuente: la ilusión de que el amor significa necesariamente ausencia de conflicto. Así como la gente cree que el dolor y la tristeza deben evitarse en todas las circunstancias, supone también que el amor significa la ausencia de todo conflicto. Los conflictos reales entre dos personas, los que no sirven para ocultar o proyectar, sino que se experimentan en un nivel profundo de la realidad interior a la que pertenecen, no son destructivos. Contribuyen a aclarar, producen una catarsis de la que ambas personas emergen con más conocimiento y mayor fuerza.

5. El amor sólo es posible cuando dos personas se comunican entre sí desde el centro de sus existencias, por lo tanto, cuando cada una de ellas se experimenta a sí misma desde el centro de su existencia. Sólo en esa "experiencia central" está la realidad humana, sólo allí hay vida, sólo allí está la base del amor. Experimentado en esa forma, el amor es un desafío constante; no un lugar de reposo, sino un moverse, crecer, trabajar juntos; que haya armonía o conflicto, alegría o tristeza, es secundario con respecto al hecho fundamental de que dos seres se experimentan desde la esencia de su existencia, de que son el uno con el otro al ser uno consigo mismo y no al huir de si mismos. Sólo hay una prueba de la presencia del amor: la hondura de la relación y la vitalidad y la fuerza de cada una de las personas implicadas; es por tales frutos por los que se reconoce el amor.

6. Tener fe" en otra persona significa estar seguro de la confianza e inmutabilidad de sus actitudes fundamentales, de la esencia de su personalidad, de su amor. A menos que tengamos fe en la persistencia de nuestro yo, nuestro sentimiento de identidad se verá amenazado y nos haremos dependientes de otra gente, cuya aprobación se convierte entonces en la base de nuestro sentimiento de identidad.

7. Educación significa ayudar al niño a realizar sus potencialidades. La raíz de la palabra educación es e-ducere, literalmente, conducir desde, o extraer algo que existía potencialmente.

8. Mientras tememos conscientemente no ser amados, el temor real, aunque habitualmente inconsciente, es el de amar. Amar significa comprometerse sin garantías, entregarse totalmente con la esperanza de producir amor en la persona amada. El amor es un acto de fe y quien tenga poca fe también tiene poco amor.

Pero, amable lector, si está usted interesado en la lectura completa del libro y no sólo en esta simple síntesis, sólo tiene que oprimir aquí en EL ARTE DE AMAR para obtener el texto completo de Erich Fromm.
(I.G.)

Ivonne Moreno Uscanga: Encuentro Intencional



ENCUENTRO INTENCIONAL:
Juan Vicente Melo y Javier Casco López

Las citas o encuentros pactados suelen tener, desde horarios formales y tintes de cierta sobriedad. Pero cuando dichas reuniones implican, el diálogo o el posible acuerdo entre un escritor y un fotógrafo, las circunstancias son otras.
Creemos en la fotografía como registro, como testimonio y tal razón ha prevalecido en los anales, desde la aparición de la misma, no obstante hay un sinnúmero de razones para hacer o tomar fotografías a personajes de la literatura o del arte. Acaso ¿deberíamos distinguir entre personas comunes y los antes mencionados? La respuesta va más allá de una posee selectiva o soberbia. Descubrimos a través de un planteamiento fotográfico, detalles de las personas detrás de sus grafías o de su plástica. Esta mención particular viene por Melo, sí, por el singular escritor porteño, quien nos hizo vibrar a través de su narrativa, develando procesos psicológicos empalmados con su infancia y el mundo artístico de su tiempo. La Obediencia Nocturna corresponde a una de las novelas más significativas en la novelística del Siglo XX, particulariza a la Generación de la Ruptura: García Ponce, Inés Arredondo, José Emilio Pacheco y absuelve los atavismos de la conducta en relación al amor y a la soledad.
Javier Casco el fotógrafo, consciente de la personalidad de Melo, saca partido doble en cuanto a la luz: por un lado la de la técnica utilizada en la fotografía, donde una de las poses características de Melo, parecieran remontarnos a Faulkner, no sin soslayar el dejo de nostalgia por Cumbres Borrascosas o las cuitas por Lowry y por otro, el de su propia singularidad (Casco) para hacer retratos.
El encuentro resulta premeditado y lúdico. Se dan hora, tal vez una Hora Inmóvil, título de uno de los cuentos del pisciano y lugar (casa de Juan Vicente) dos ramas tendientes a decir y a desdecir lo establecido en los cánones de la narrativa y la fotografía, pues no se trata de una sesión cualquiera, es desde luego un apéndice de acervo visual y descriptivo.
Javier Casco logra cimientos en su búsqueda de fotógrafo y Melo, en una actitud casi de indeferencia hacia la toma, nos revela su condición de fabulador, o debíamos decir en palabras propias de eterno mitómano, ante lo difícil y no paradisíaco de la vida.
El encuentro entre Javier y Juan Vicente remite a las aguas de las fuentes de los Melos-tigres, de los Melos invocadores de noches alucinadas, las de Veracruz y las del Purgatorio por decirle de algún al cruento existir de los seres cuya sombra es el cenit de un espíritu inmortal.





martes, febrero 26, 2008

Laura Haddad: Muere Emilio Carballido


Muere Emilio Carballido
Laura Haddad
Xalapa, Ver. 12 Febrero 2008

Una pérdida para el teatro universal: Emilio Carballido murió.
Por las principales calles de Xalapa, durante el medio día del pasado martes el comentario era el mismo, la muerte del autor de Rosa de dos aromas y Orinoco, entre otras obras de teatro se regaba de boca en boca con la misma expresión “Emilio Carballido murió”, sin importar esta la pronunciará el estudiante universitario, un maduro parroquiano en los cafés del centro o un caminante que leía en voz alta los titulares de periódicos locales o nacionales que se asomaban entre los estanquillos. Uno de los hijos adoptivos de Xalapa más reconocidos había muerto la noche anterior a consecuencia de un paro al miocardio y los xalapeños notaban la trascendencia del suceso y comenzaban a sentir ya la ausencia de quien siendo cordobés de nacimiento y un incansable viajero, eligió vivir en la capital veracruzana en una casa convencional, rodeado de gatos y sus familiares más allegados.
Quien redacta estas líneas recuerda la primera vez que pisó la citada casa, cercana al segundo lago del “El Dique”, escondida en un callejoncillo a casi en la cúspide de una loma vivía Don Emilio. Por fuera, el lugar no revelaba que ahí viviera una de las más grandes glorias de las letras y dramaturgia mexicana, pero adentro todo ahí era como de fantasía.
Cuadros y obras de arte regalados al autor por sus amigos, fotografías de sus viajes y puestas, gatos, muchos gatos, de todas formas, tamaños y colores, había vivos de curiosos pelajes y razas, otros más amanera de esfinges.
Durante su ochenta aniversario, amigos y la Universidad Veracruzana (UV) montaron en la Galería “Fernando Vilchis” una exposición con algunos de aquellos objetos personales de Emilio, en esa ocasión y recuperándose de una embolia, el escritor llegó a paso lento y apoyándose de un bastón, acompañado de su gran amigo y amor, el coreógrafo Héctor Herrera, cual eterno niño distinguió entre lo expuesto un gran gato de utilería y manifestó: “¡ay mira hasta a él lo trajeron!”. Como reportera aproveché la ocasión para pedirle la entrevista, no sin antes la foto, Don Emilio aceptó de buena gana pero me pidió lo fotografiara junto a su “querido gato” de utilería. Más por curiosa que por informadora, así como amante de los felinos también, le pregunté sobre el por qué de su gusto por los gatos, “son mi tótem”, respondió.
El humor de Don Emilio como su carácter y obras fueron siempre controversiales, años antes, durante la inauguración del Centro Veracruzano de las Artes (CEVART), dedicado a otro grande del teatro y además veracruzano, Hugo Argüelles, una colega entrevistó al cordobés buscando su opinión sobre las clases de arte en las escuelas primarias del país: “¡Ay no sé señorita, dejé la primaria hace mucho tiempo!”. Las carcajadas no se hicieron esperar. Y es que a Carballido había que hacerle preguntas de su interés, hallarle el modo en la charla, pues aunque siempre accesible y amable, no toleraba lo tonto, mucho menos la ignorancia en el entrevistador. A sus más de ochenta años era evidente que su cerebro era el acervo de una sabia experiencia.
La imagen más conmovedora de Emilio Carballido viene a la mente cuando se le recuerda protagonista de un merecido homenaje que le brindaron en 2005 los alumnos de la Facultad de Teatro de la UV, en el marco del Día Mundial del Teatro, entonces, con lagrimas en los ojos y voz cortada manifestó que “de todos este es el mejor homenaje que me han hecho, pues se trata de los jóvenes quienes me lo hacen”.
Apenas hace un año, Emilio Carballido ocupó las primeras planas de los diarios del país, al ser el primer artista e intelectual mexicano que decidió casarse por lo civil con su pareja sentimental de los últimos años de su vida, aprovechando la legalización de dichas uniones, entonces recién aprobadas en las leyes del Distrito Federal. Una vez más, firme a sus convicciones este dramaturgo manifestaba sus ideales e ideologías políticas con hechos, como cuando en 1968 alzó la voz ante la masacre de estudiantes en Tlatelolco, como cuando con su pluma se atrevió a denunciar los abusos del poder en el México de los setentas.
Descanse en paz Emilio Carballido… Y como sintiendo ya su ausencia, el cielo xalapeño hoy está gris.


Waldo Leyva: Poemas

Waldo Leyva (Cuba)


DEL IV ENCUENTRO HISPANOAMERICANO DE POESÍA




Asonancia del tiempo



Si ya no estoy cuando resulte todo,
cuando el tiempo en que vivo ya no exista,
cuando otros se pregunten si la vida
es el triunfo del hombre, o es tan solo
un perenne comienzo, un grito sordo,
un rasguño en la piedra, la porfía
inútil del abismo, pues la cima
puede llamarse altura porque hay fondo.
Cuando todo resulte sólo quiero
que alguien recuerde que al fuego puse
mi corazón, el único que tuve,
que yo también fui un hombre de mi tiempo,
que dudé, que confié, que tuve miedo,
y defendí mi sueño como pude.




Poema por Escardó


Pero vino la muerte
la última caverna
y te fuiste con tu esqueleto
a alimentar las piedras de la Isla.
Rolando T. Escardó
yo llegué a la poesía
después del manotazo de tu muerte
cuando la Revolución se me instaló en el pecho
como un corazón lleno de pájaros furiosos.


Entonces
ya tu nombre era un mito
y tu pecho una plaza donde el hambre
dejó abandonada una gorra
una huella amarilla
sus últimos harapos.
Rolando T. Escardó
yo llegué a la poesía
después que reventaron las piedras de la Isla
cuando el amor era una lluvia violenta
y tus huesos
un sonido de semilla bajo tierra.
Por eso yo no tengo tuyo
ni un manojo de conchas
ni una carta
ni la nostalgia de una conversación rota en la noche
yo só10 guardo en el hueco del pecho
tu cara de triste comediante
y el angustiado ruido de tus versos.
Rolando
voy a desenterrar tu corazón
tu enorme corazón
para llenar lo de piedrecitas blancas
de campanas pequeñas
voy a soplarte un poco el esqueleto
para verte entrar de nuevo a la ciudad
dando gritos
llenando de poesía las paredes
los parques
las ventanas
como si el hambre fuera un poeta desesperado
y la ciudad
un pedazo de pan inalcanzable.


Rolando T. Escardó
hoy me he asomado
al fondo de los ojos de tu madre
y he comprendido
que la muerte fue sólo un pretexto para romper la jaula
el pájaro de tu corazón respira en todas partes.

Enrique Patricio: De Microficciones a Microficciones



........................DE MICROFICCION… A MICROFICCIONES

........................(Un tanto a contracuento)

… a Tito Monterroso


A manera de demostración, procederé muy brevemente en este escrito –-que es como corresponde a estos asuntos— a una reproficción (una reproducción con ficción de una otra ficción) de un conocido microrelato de Monterroso.

Tres serán pues, las variaciones sobre el mismo tema.

Y cuya finalidad analítica (real y/o ficticia) obedece a un intento por comprehender someramente un proceso creativo a todas luces original.

Reproduzco entonces, con sumo cuidado, cual si se tratara de huevos de dinosaurio en probetas, lo siguiente, a partir del cuento breve más famoso de este autor, por lo menos en México: Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí.
1) Cuando dormía, el dinosaurio se le “apareció”.
2) Cuando soñó despierto, el dinosauriose esfumó.
3) Cuando quedó dormido, el dino le “despertó”.

De donde, concluimos, tuvo “razón” al decir:

“Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí

Elber González: El fracaso cibernético de la UV



Es realmente lamentable (por no decir deplorable) lo que ocurre en los ámbitos de la cultura, educación, ciencia y tecnología manejados por la Universidad Veracruzana a través de su tan cacareada DGTI (Dirección General de Tecnología de Información), departamento que presume de lo que no tiene, y este año ha convertido las inscripciones escolares en un verdadero caos. Lo peor de todo es que, siendo de carácter cibernético el asunto, ese aparato inservible hasta ahora, no tiene rostro; se exculpa a sí mismo y tira la responsabilidad a la tecnología con la que no puede lidiar ¡Qué horror de verdad!

Resulta que, de acuerdo a informes recabados en Rectoría (en donde al mismo señor Rector se le hace creer que todo es miel sobre hojuelas), la mal llamada DGTI hizo llegar la nota de que “todo estaba listo” para que en este período febrero- agosto, 2008 las inscripciones de los alumnos de la UV ya se harían “en línea”. Presumiendo de lo que no se tiene por incapacidad a vista de todos, la huelga de una semana, llevada a cabo por el SETSUV, dio un respiro a los seudo-técnicos de esa dirección para ¡echar a perder más aún las cosas! Lo increíble: se culpa a la huelga el haber “desajustado” lo que ya estaba listo para echarse a caminar: las famosas inscripciones a través de la Internet. Éstas, programadas para los días primeros de febrero ¡se suspenden! por causa del conflicto laboral y se avisa en la página (
http://www.uv.mx/) que el “aparato” de inscripción aún no está listo…Lo estará “en unos días más…”.

Y sí, llega por fin el día soñado…Los alumnos que tienen acceso a la Internet miran con agrado cómo, a través de su llave, pueden elegir sus horarios y materias… "¡Qué fantástico, cómo se las gasta la UV!" Es la expresión general. Lo que los pobres, ingenuos y engañados alumnos no saben, es que el programa (base de datos) implementado por los genios de la DGTI es una simple pizarra electrónica. El colmo es que días antes se han mandado a pegar en cada una de las instituciones de la Universidad, carteles en los que pomposamente se informa al alumno que ahora deberá “inscribirse” en línea. Puras patrañas. ¿Por qué? ¡Pues porque los alumnos sí se inscriben pero en falso; lo están haciendo a manera de conejillos de Indias porque sus datos servirán para maldita la cosa a las diferentes secretarías en cada una de las facultades de la UV! Sucede que se trata de aparentar una tecnología inexistente, camuflada, e incluso, perversa.

Y digo perversa porque varias cosas se desprenden de la ineficacia atroz de esa DGTI.
Cuando el alumno (orgulloso de que se ha “inscrito” a través de la Internet) llega a su facultad…le salen con que ¡no se halla inscrito…!. Se le reclama del porqué no lo ha hecho…que debe llevar cierto papel de su tutor…etc. La cosa es tan enredada en la administración universitaria, que en algunas facultades ni el mismo secretario sabe nada del asunto, los jefes de carrera menos y los tutores mucho, pero mucho menos. Todo un caos.


Y la ignorancia genera prepotencia. Se regaña al alumno por llegar tan tarde a inscribirse. El tutor, quien debió haber llamado a cada alumno para avisarle que el teatrito de la DGTI valía sorbete, se deslinda de toda responsabilidad. Algunas secretarias (ignorantes más aún de este circo cibernético) se portan groseras con los alumnos y les exigen (por “extemporánea” la cosa) a que den vuelta y vuelta trayendo firmas de autorización hasta del que vende volovanes dentro de la facultad.
Lo peor. Lo más perverso: Que de acuerdo a un invento que va de caída, llamado MEIF, los alumnos pueden elegir las materias que, crean, pueden cargar durante el semestre; el sistema pondera y dice que los alumnos con mayor calificación tienen derecho a elegir primero….Y así lo han hecho a través de ese inservible sistema de la DGTI.


Para cuando el vox populi riega la voz de que la pizarra electrónica esa de la que presume la UV para inscripciones vale lo que un cacahuate, ya es tarde. El alumno con un promedio de justicia para elegir primero…llega tarde a las colas de inscripción manual, y, obvio, ya sus materias han sido repartidas entre aquellos que tuvieron la suerte de no tener computadora y/o la fortuna de no entrar al sitio de la UV para inscribirse.

¿Quién es responsable de todo esto? Nadie. En la UV sólo existe la palabra éxito, triunfo, categoría, primer lugar en esto y aquello, menciones solemnes y alabanzas mutuas.


Pero lo más degradante de todo es que, si a alguno de los alumnos se le ocurre protestar, demandar o tan sólo abrir la boca para reclamar… se le señala para, como ocurre en los terrenos de las grandes dictaduras, echarlo de su facultad apenas cometa (o le hagan cometer) un error mínimo.
Esta vez la DGTI (que muy aparte de todo tiene sumida a la UV en un caos cibernético) no ha dicho “esta boca es mía”. Ni lo hará. La soberbia siempre triunfa sobre la humildad ante el fracaso.


Señores de esa DGTI, si no pueden hacer las cosas bien, por favor ya no las hagan peor…Si van a cacarear un huevo, que no sea el que ya está podrido.

sábado, febrero 23, 2008

Ignacio García: Nota introductoria al IV Encuentro


Lo que más sorprende a uno cuando desciende del autobús, es ver a toda esta gente en las calles de Villahermosa actuar con un ánimo, un coraje, una entrega a su cotidianidad, como si nada hubiera sucedido; como si hace apenas unos meses su ciudad y estado no hubieran estado a varios metros bajo el agua.

Es en esta admirable ciudad donde se lleva a cabo el IV Encuentro Hispanoamericano de Poesía, Carlos Pellicer Càmara, organizado por el gobierno del estado y el Instituto Estatal de Cultura. A dicho Encuentro, hemos acudido poetas de Argentina, Uruguay, Chile, Perú, República Dominicana, Cuba, Nicaragua, El Salvador, Guatemala, España, Italia y, naturalmente México.

Cerca de 30 poetas del continente, quienes, junto con los locales, no sólo hemos sido convocados para intercambiar opiniones y relajarnos, sino para hacer que la poesìa cumpla su papel de juglar antiguo. Muy aparte de las lecturas de cada uno de los poetas en la sede del Instituto Juárez y el callejón llamado El Meridiano, los poetas hemos ido a leer a las cárceles, los albergues, hospitales, el mercado municipal, así como a varias instituciones educativas.

En el consenso general existe el dicho de que "la poesía no sirve para nada". Efectivamente: en la práctica ésta no parece tener relevancia alguna. No obstante, en esta ocasión creo que el hecho se ha invertido: nosotros hemos servido a la poesía como fuente de transformación, un aliciente imaginativo y la palabra como instrumento de cambio hacia un mundo que duro, rejego, lacerante,aún soñamos y queremos que la gente sueñe mejor.

Lo anterior, no hubiera sido posible sin la impecable logística que lucieron los organizadores: la cita puntual, los implementos listos a su hora, el detalle antes de pedirlo, todo; pero más aún el cariño de todos aquellos que participaron en la armazón de este Encuentro y lo hicieron con un cariño admirable hacia sus visitantes.

Como es común en esta clase de eventos (en la que hubo también conferencias, charlas, talleres y presentación de libros y revistas), no faltó quien pusiera la nota discordante; y ésta (lástima) proveniente de algunos de los mismos poetas participantes. Porque los hubo quienes sabedores que la poesía es un don y no una herencia genética, actuaron con la humildad y respeto debidos, tanto a sus compañeros poetas como al público en general; fueron la mayoría. No faltó, sin embargo, quien (como ese joven poeta nicaragüense de cuyo nombre no me quiero acordar) se sintieron los dioses bajados del Olimpo para dictar directamente sus versos al resto de los mortales. Lástima que halla personas como este nica, coterráneo del padre Ernesto Cardenal, de quien si no le ha aprendido lo Monroe, mucho menos el decir una oración más o menos deletreada. Hubo, claro, otros, cuyo ego era mucho mayor que la calidad de su poesía (¡lo que hacen los premios!)

Y estuvo presente asimismo la paradoja: porque, si la poesía no sirve para nada ¿entonces para qué esos enormes panfletos de ego que fueron algunos de los currículum? De 10 o 15 minutos que se tuvieron de lectura para cada poeta, el presentador a veces agotaba 5 de ellos para detallar paso a paso lo que el escritor ha hecho y deshecho: desde aparecer en una página cultural olvidada, hasta mencionarse ganadores de juegos florales y esas cursilerías como esas. En fin...

Este blog estará intercalando textos de algunos de los poetas participantes, pues no a todos les fue posible entregarme copia de sus trabajos.

Nos resta agradecer a todo el personal del Instituto Estatal de Cultura el habernos permitido experimentar tantas cosas maravilosas; una entre ellas que constantemente repito: esta vez la Poesía fue puesta en el vaso que le agrada.

Carlos Pellicer: POEMAS



Los Encuentros Hispanoamericanos de Poesía, están dedicados a honrar la obra y memoria del gran poeta Carlos Pellicer, quien en este 2008, cumple 31 años de su muerte. Su labor en pro de la cultura tabasqueña, y grandeza de su obra literaria es tan vasta que imposible sería aquí comenzar siquiera con los detalles; nos conformamos con ofrecer a nuestros lectores tres de sus poemas.



AMOR SIN NOMBRE


Amor sin nombre, ámbito destino

de ser y de no estar. Tu pronto asedio

sostiene mi dolor y anula el tedio

de copa exhausta o apretado vino.

En un alto silencio, un aquilino

palmo azul de silencio, vivo.

En mediode la infausta paciencia de tu asedio

abro las jaulas y desbordo el trino.


Por ti cuelgo coronas en los muros;

por ti soy más fugaz y en los maduros

soñares aligero tus canciones.

Y te llevo en mi ser y has recogido

la actitud que en Florencias o Bizancios

consagra sus palomas al olvido.


DESEOS


Trópico, para qué me diste

las manos llenas de color.

Todo lo que yo toque

se llenará de sol.

En las tardes sutiles de otras tierras

pasaré con mis ruidos de vidrio tornasol.

Déjame un solo instantedejar de ser grito y color.

Déjame un solo instante

cambiar de clima el corazón,

beber la penumbra de una cosa desierta,

inclinarme en silencio sobre un remoto balcón,

ahondarme en el manto de pliegues finos,

dispersarme en la orilla de una suave devoción,

acariciar dulcemente las cabelleras lacias

y escribir con un lápiz muy fino mi meditación.

¡Oh, dejar de ser un solo instante

el Ayudante de Campo del sol!

¡Trópico, para qué me diste

las manos llenas de color!


EN EL SILENCIO DE LA CASA, TÚ...


En el silencio de la casa, tú,

y en mi voz la presencia de tu nombre

besado entre la nube de la ausencia

manzana aérea de las soledades.


Todo a puertas cerradas, la quietud

de esperarte es vanguardia de heroísmo,

vigilando el ejército de abrazos

y el gran plan de la dicha.


Yo no sé caminar sino hacia ti,

por el camino suave de mirarte

poner mis labios junto a mis preguntas-sencilla,

eterna flor de preguntarte-

y escucharte así en mí ¡ y a sangre y fuego

rechazar, luminoso, las penumbras...!

Manzana aérea de las soledades,

bocado silencioso de la ausencia,

palabra en viaje, ropa del invierno

que hará la desnudez de las praderas.

Tú en el silencio de la casa. Yo

en tus labios de ausencia, aquí tan cerca

que entre los dos la ronda de palabras

se funde en la mejor que da el poema.

viernes, febrero 22, 2008

Ivonne Moreno Uscanga: Empezar de nuevo...




Empezar de nuevo...

Los instantes mil... de aciagos besos
se aferraron al olvido
se volvieron amarres de astillero gris
contenidos de reproches...entuertos y
desvaríos
quedando por debajo la absoluta comunión..
en permuta por escarnio y hastío...
Predominando el derroche, poco sutil del desprecio...
parámetro de la indeferencia y lo perdido...
Sucumben por las líneas de imprevistos
varios terceros..llamadas telefónicas... presencias inoportunas...
tiempos cortos... clamores de libertad... instantes vacíos...

El amor se va como hilo de agua en desiertos...
Y empezar de nuevo...
A buscar de forma ávida una piel sedienta...alterna a otros oasis...
para resarcir sitios plenos... escenarios virtuosos y con ello trazar...
cruzadas de fe...rosario de cuerpos...donde todo inicie
y en procesión de conquista se confabulen... se escriban
propios y ajenos episodios a Eros...

René Avilés Fabila: Sobre las becas FONCA



SOBRE EL ESCÁNDALO QUE VIENE:
LAS BECAS DEL SISTEMA NACIONAL DE CREADORES



Realmente lo del premio Aguscalientes ha sido un enorme escándalo que pone a prueba la fortaleza, muy mermada, de la comunidad cultural de México. El país está en manos de una burocracia inepta y ajena a las necesidades artísticas, donde prevalecen el amiguismo y el ninguneo.

Es verdad, ya es posible vislumbrar el siguiente escándalo, el que se dará por la forma en que tradicionalmente se reparten las becas del Sistema Nacional de Creadores. Desde su nacimiento, en la época de Octavio Paz y Carlos Salinas, fueron distribuidas con total ligereza y sólo pensando en el poder. Periodistas ricos como Carlos Monsiváis obtuvieron una a perpetuidad y personajes de sólida fortuna como Carlos Fuentes y Gabriel García Márquez no se quedaron atrás. Por fortuna, ambos declinaron (oficialmente al menos) a tal estímulo económico en beneficio de autores menos afortunados. Ricardo Garibay, un novelista de talento incuestionable y amplia obra, no recibió la beca que merecía sino hasta que la insistencia de la SOGEM, entonces dirigida por José María Fernández Unsaín, exigió que se le diera el merecido reconocimiento.

Pero no se trata de darle a los escritores pobres una beca en función de sus exigencias materiales, sino de buscar que los que más trabajan y dan resultados positivos sigan la misma ruta, sin necesidad de recurrir a otras actividades. No obstante, los premios del Sistema Nacional de Creadores siempre van a parar a manos de los mejores amigos de los jurados, puedan llamarse Hugo Gutiérrez Vega o José de la Colina. No hay año en que no suceda así. No importan los méritos o las razones, los que ganan son aquellos que contaron con uno o dos amigos dentro del jurado.
La lista de quienes han sido rechazados es larga e injusta. Podría dar los nombres pero son de sobra conocidos dentro del medio. A cambio, hay quienes los reciben una y otra vez, igual que los premios literarios que suelen parar en las manos de narradores y poetas cuya amistad con la burocracia cultural o con algún miembro del jurado es sólida. Me asombra la lista de premios y becas que más de un escritor ha podido coleccionar más por su amistad con los poderosos y las mafias que por su talento literario, mientras que poetas y novelistas admirables, lejos de la esfera del poder, jamás les dan algo, ni siquiera los mencionan en la página web de la presidencia de la República para dar la idea de que Calderón nos lee.

No me sorprenderán sus resultados: las cosas no sólo seguirán igual sino que van a empeorar. No veo en Sergio Vela a una persona capaz de modificar el rumbo del FONCA, tampoco lo imagino creando la tan esperada política cultural que el país requiere justamente para evitar los abusos de las mafias que desde siempre han aprovechado su ventajosa situación para llenarse los bolsillos de dinero y vigilar los intereses propios y de sus admiradores o discípulos. Hasta hoy, las becas del Sistema Nacional de Creadores son una tomadura de pelo y un buen negocio para muchos.

Un abrazo fraternal,

miércoles, febrero 13, 2008

Ignacio García: El WTC sin Morrison







En el WTC de Boca del Río, se anuncia la presencia de The Doors, en un espectáculo al que se le ha llamado Riders on the Storm. Buena forma de hacer dinero, si se toma en cuenta que The Doors era un solo hombre llamado Jim Morrison: él fue el poeta, el cantante, el espectáculo arriba de la tarima y el hombre cuya leyenda se sustentó en una frase lapidaria de William Blake: “El camino de los excesos, es el camino de la fama”.

Si bien los otros músicos que subirán al escenario serán el viejo tecladista Densmore, el baterista Krieger y la guitarra de Mazarek, antiguos acompañantes de Morrison, no cabe de duda que hará falta en el ambiente esa conjunción casi mística entre la voz privilegiada de Jim y su poesía hecha ritmo detractor a la hora de interpretar. Se anuncia, en su lugar a un (según quienes han escuchado el concierto) buen imitador de Morrison de nombre Brett Scaliones: esperamos que le haga honor al Lagarto.

Nacido en 1943, Morrison poseía un IQ de 149 (1), lo que según algunos expertos lo hizo aficionado a la lectura de poesía y literatura de altos vuelos. De allí que, de aquellas hojas que pasaba leyendo en los asoleaderos de Los Ángeles, Jim extraería no solamente un gran arsenal para su propia contestataria poesía musical, sino una forma de vida, un modo de pensar que finalmente le llevaría muerte en París en 1971.

Y uno se pregunta, cómo es que las ideas de algunos penetran tan corrosivamente en espíritus tan creadores y dotados cómo los de Morrison, y permiten a éstos espíritus llevar hasta sus últimas consecuencias estas maneras visionarias de concebir la existencia propia. Uno puede acudir a la psicología, al psicoanálisis, a la neurología; pero nada de ello va a explicar porqué un ser humano determina desde hoy, ahora mismo, en este instante, trazar una delgada línea azul entre la vida y la muerte. No se trata de un existencialismo consciente y rebelde como el de Camus o el misticismo acendrado de Kierkergaard, ni el vacío enorme sin voces ni entendimiento al que alude Beckett. No, aquí se trata de una suerte de epifanía en donde, un día determinado (y después de devorar a varios de los grandes poetas del mundo) Morrison decide que “hasta aquí llegué, nomás déjenme cantarle sus cosas al mundo”.

Fue un libro de Aldoux Huxley quien dio al grupo (es decir, a Morrison) la idea del nombre de la banda californiana. Esto es así, porque, a su vez, Huxley, cita una frase de un libro de Blake titulado Las Puertas de la Percepción, en donde el poeta se deja decir "Si las puertas de la percepción quedaran depuradas, todo se habría de mostrar al hombre tal cual es: infinito". El libro, que parece ser la primera parte de uno segundo en Huxley (Cielo e Infierno) no era otra cosa que la experiencia del escritor de “Un mundo feliz” bajo los efectos de la mezcalina y el alcohol.

Pero ¿Basta esa experiencia perceptiva para establecer un modus vivendi-operandi para hacer las cosas? En Morrison lo carnal, lo palpable, lo visible, no parecían satisfacerle en su mundo (de allí varias de sus letras que hablan de ello), sino el ir “a la otra parte”. Es así que Morrison se allega al mismísimo William Blake para hojear lo que éste tiene que decirle…No mucho: poeta visionario por antonomasia, Blake exhibe la convicción de que las visiones interiores de cualquier artista (él era además dibujante y otras cosas) son más reales que el mundo exterior. El artista es un vidente con la capacidad innata de introducirse en la verdad única del cosmos. A la par de esa postura (y como para demostrar que su dicho era cierto) Blake ---como luego lo va a hacer Morrison--- trata con diversas facetas del arte: hoy, por ejemplo, se le considera a Blake el "primer artista multimedia": grabador él mismo, sus primeras obras (Los cantos de la inocencia y la experiencia) fueron grabadas en cobre y decoradas con dibujos del autor según la técnica particular de impresión iluminada o miniatura impresa, en la que mezcla visualmente pintura y poseía, consiguiendo una síntesis de ambas artes.
Como Blake, Morrison quiso integrar diversas formas del arte (la poesía, la música, el teatro, el cine) en un todo más rico y complejo. En oposición a una concepción del hombre dividido entre espíritu y cuerpo, deseo y represión, realidad y fantasía, Blake exalta la actividad creadora y totalizadora de la imaginación, por medio de lo que puede ser recompuesto, a través de una realidad escindida.

Si Morrison, con sus poses y vale- madrismos de ser detenido cuantas veces fueran posibles por la policía, es considerado un enfant terrible; no cabe duda que esa vestimenta la retoma de los versos lapidarios de la poesía y estilo de vida (también de línea azul fatal) de Arthur Rimbaud; éste, antes de cumplir los 19 años (que es como una marca del “ya antes viví, regresé para anotar lo que faltaba”) nos deja Una temporada en el infierno e Iluminaciones para después abandonar todo: fama, fortuna y familia, y dedicarse al tráfico de esclavos en África.
A Jim Morrison le impresionó y marcó de por vida la tesis de Rimbaud, tanto como poeta “nato” como esa naturaleza prodigiosa que el joven poeta poseía como vidente. En una de esas tardes angelinas y subido en la azotea, con un cigarrillo a lo Bob Marley, Morrison leerá: "El poeta se hace visionario a través de una larga, ilimitada y sistemática desorganización de todos los sentidos. Todas las formas del amor, del sufrimiento, de la locura, las busca en sí mismo; agota en su interior todos los venenos y conserva su quintaesencia... Oh, dulce e inenarrable tormento que para soportarse requiere la fe más profunda, y una fuerza sobrehumana que lo convierta, entre todos los hombres, en el gran inválido... ¡el gran maldito!.. ¡Y el supremo científico¡... porque podrá alcanzar lo inalcanzable. ¿Qué importa entonces si se destruye en su vuelo extático por lo desconocido y lo inenarrable?"

Se dice que alguna vez, aconsejado por sus amigos más queridos (incluyendo a los de la propia banda), sobre la forma auto-destructiva a la que Morrison dirigía su vida, éste les contestó en un francés medio angelino: "Ayer si mal no recuerdo, mi vida era un festín donde se abrían todos los corazones, donde corrían todos los vinos./Una noche, senté a la Belleza en mis rodillas. Y la encontré amarga. Y la injurié./Me armé contra la justicia".
Si Rimbaud muere a los 33, Morrison lo hará a los 28.

Esa rabiosa-belleza que emanaba en cada una de las apariciones de El gran Lagarto; su voz inconfundible, su poesía a tono con la armonía de una vocalización depurada por diez, quince tragos del alcohol, parecían no ser sino, también, el aprendizaje literario de uno de los más grandes escritores alemanes: Friederich Nietzsche, quien (admirador reverente de Wagner) escribió El nacimiento de la tragedia en el espíritu de la música, en el que establece los dos principios rectores del arte: el apolíneo (ejemplificado en la escultura) y lo dionisiaco (representado en la música); dos manifestaciones inseparables en cada una de las apariciones de Morrison en el entablado.
Dionisio era, para Nietzsche, "en sí mismo, sin imágenes, dolor puro y primordial y la repetición de su propio eco". Morrison leyó muy joven esta obra y quedó indeleblemente marcado por la idea del espíritu dionisiaco, con el que se identificaba plenamente, incluso a la hora de, por ejemplo, darse a la interpretación de Los Señores; no otra cosa sino una paráfrasis de El Anticristo del propio Nietszche.

En fin, que el 21 de febrero, 2008 (fecha anunciada del evento) faltará en el WTC el grupo The Doors; estará ausente el poeta, el de vida limítrofe, amante de los grandes poetas poseedores del dejà vu. Habrá, incluso, el vacío: esa forma del manifiesto beat que Kerouac, Ginsberg, Burroughs y otros, dejaron como una forma de denuncia en contra de una vida material y hueca, y que, a forma de ritmo sincopado, Morrison heredara de ellos: se dejaba llevar por el éxtasis y el grupo le permitía improvisar lo que le viniera en gana; esa novedad estilística basada en el intento de crear una prosa "espontánea" sobre el modelo de la improvisación libre del jazz, Morrison la había leído de Kerouac, quien (mito o no) para no tener que estar cambiando las hojas en la máquina de escribir y perder el ritmo de la narración, utilizaba un rollo de papel de caja registradora para seguir escribiendo. Morrison lo sustituyó con el alcohol y otras drogas. Fue un individuo súper-dotado cuya voz, aliada a sus letras, difícilmente podrá ser emulado.
Mucho más difícil será mostrarnos esa postura anárquica de contemplar la vida y elegir un lugar como Paris para morir, y que sobre la tumba que uno elige para ser sepultado, alguien arroje rosas rojas para un cantante tan joven… Y, de esta forma, cumplir con aquel sueño poético del cantante: aquella letra de ‘escándalo’ entre la burguesía persignada, que reza: “Enciende mi fuego”.


(1) Lo que no quiere decir que quienes tengan un IQ de menos 43 puedan también leer a estos escritores…Felipe Calderón jura haber leído a Nietzsche


Para los fans de Morrison dejamos este video cuyo argumento se acerca con bastante fidelidad al Riders on the Storm.

Sobre Emilio Carballido



Emilio Carballido

por Carlos Rojas

La aportación de Emilio Carballido (Veracruz, 22 de mayo de 1925) al teatro mexicano es invaluable. Lo mismo ha elaborado piezas teatrales que sirven como ejercicios didácticos para estudiantes, que ha desarrollado fantásticos relatos infantiles y piezas maestras que lo colocan en uno de los escalafones más altos del realismo y el costumbrismo mexicano.
Considerado uno de los pilares del teatro moderno, ha ido en contra de la idea de que el teatro debe ser didáctico. Por el contrario, afirma, “lo único didáctico posible es dar buenas obras, hermosamente preparadas, no hay otra. Para cambiar las estructuras sociales, es mejor un mitin que una obra de teatro. No podemos escribir predispuestos a denunciar algo. Si somos personas comprometidas y tenemos preocupaciones éticas, la obra va a reflejar automáticamente lo que somos y en quién creemos, pero también nos revelará rincones desconocidos de nuestro pensamiento.”
Como docente, ha sido generoso con sus alumnos -de entre los que destacan Sabina Berman, Juan Tovar y Oscar Villegas- y ha publicado numerosas antologías donde reúne lo mismo obras infantiles que piezas inéditas de jóvenes dramaturgos.
Como dramaturgo, ha apostado no sólo a montar sus obras en los grandes recintos con directores reconocidos, sino que también ha trabajado con jóvenes directores y compañías de teatro independiente, al igual que con compañías de pueblos indígenas.
Emilio Carballido se dio a conocer en las letras mexicanas a los 25 años de edad, cuando Salvador Novo decidió abrir la temporada de teatro de 1950 en el Palacio de Bellas Artes con Rosalía y los llaveros, obra de la que Carballido aún no tenía terminado el acto final cuando fue informado de que sería estrenada en el teatro más importante del país.
Su obra se estrenó con gran éxito, lo cual afirmaría Carballido, “me dejó estúpido y muy engreído”. Dedicó los siguientes tres años de su vida a presentarse en fiestas y reuniones de escritores. Después, en 1954, comenzó a trabajar en la Universidad Veracruzana, donde asegura “me alejé de tanta tontería”, y se dedicó a escribir de forma implacable, lo mismo piezas teatrales, que hoy suman más de 100, que relatos, guiones cinematográficos y televisivos, ensayos didácticos y de crítica teatral.
Nacido en Veracruz, llegó a vivir a la Ciudad de México durante su primer año de vida y su infancia fue la que lo empujó al camino de las letras: “Me trajeron de brazos a la capital y mi infancia transcurrió en los barrios de La Lagunilla y en Santo Domingo. Querer escribir surgió en mí naturalmente, porque era un muchacho muy imaginativo, precoz e insoportable, que leía mucho y lo más natural para mí era escribir, ya que en mi casa, todos escribían: mi abuela, mi mamá, mis hermanos y mis tíos hacían versitos y cosas de ese estilo."
De esa abuela materna, que de niña había memorizado versículos completos de la Biblia y de la poesía griega, recibió los relatos orales que desataron su imaginación y que serían fuente de inspiración de muchas de sus obras.
Además, absorbió el estilo fantástico de las narraciones de Julio Verne, y siguió las aventuras de Sandokan, el Capitán Tormenta y los Piratas de Málaga de la mano de Emilio Salgari. Hizo un intento por escribir lo que se desarrollaba en su mente al momento de leer, y descubrió que “era una lata relatar y que era más fácil escribir diálogos y hacer acotaciones. Entonces lo que primero escribí de teatro, es todavía de chamaco, unos cuentitos a los que les hacia dibujitos; es decir, eran como una especie de cómics que yo dibujaba y dialogaba”.
Se inscribió en la facultad de Derecho y descubrió en esa misma época el teatro de Xavier Villaurrutia. Durante sus clases de derecho romano, escribió una obra de teatro; y en el transcurso de un examen, concibió La triple Porfia (que posteriormente mostró a Salvador Novo). Luego de presentar en Bellas Artes Rosalía y los llaveros, ya radicado de nuevo en Veracruz, escribió La danza que sueña la tortuga y Felicidad, obras que los críticos han colocado dentro de la corriente del realismo; y el magnífico libro de relatos veracruzanos La caja vacía. Comenzaba así, la carrera de uno de los dramaturgos más brillantes del país.
Asistió a la facultad de Filosofía y Letras de la UNAM donde fue alumno de Rodolfo Usigli, Xavier Villaurrutia y Celestino Gorostiza; y obtuvo la Maestría en Letras especializado en Arte Dramático y Letras Inglesas. De entre sus compañeros, conoció a los que serían sus amigos inseparables y primeros críticos de sus piezas: Rosario Castellanos, Luisa Josefina Hernández y Sergio Magaña.
Gran admirador del teatro clásico, tanto universal como hispánico, Carballido defiende la vigencia e importancia de las obras de Sor Juana Inés de la Cruz, Celestino Gorostiza, Calderón de la Barca y Fernández de Lizardi.
Algunas de sus piezas son material indispensable en las escuelas de teatro, como las obras en un acto que conforman la colección D.F. 26 obras en un acto, una serie de montajes, a manera de skecthes, que con humor, sencillez y una brevedad virtuosa, obligan a pensar en el comportamiento autodestructivo de la sociedad mexicana dentro de la cotidianeidad urbana.
Desde principios de la década de los 80, Emilio Carballido ha sido el centro de mesas de debate, homenajes y congresos en que se analiza el teatro en México y el mundo. Obras como Orinoco y Te juro Juana que tengo ganas han sido representadas en Francia, Alemania, Suiza, Bélgica, Estados Unidos, Israel, España, Colombia, Venezuela y Cuba. Carballido se considera a sí mismo heredero de una “generación de funcionarios cuerdos y generosos en México. Se puede decir que yo soy hijo de Bellas Artes, porque el INBA me lanzó en la época en que su director era Celestino Gorostiza”.
“Escribir” afirma Carballido, “es una comunicación profunda que uno mismo se hace o que proviene del exterior, no lo sabemos; es algo que muchos nombran inspiración, en fin, tiene muchos nombres... Pero nos damos cuenta que hay algo totalmente gratuito que no depende de la voluntad. Uno no escribe la obra que uno quiere, uno escribe la obra que se deja..."
Carballido es una influencia decisiva en la dramaturgia mexicana contemporánea. Ha incursionado en todos los géneros dramáticos, siempre imponiendo su estilo propio, que recrea formas de actuar e inquietudes que constituyen las preocupaciones humanas, y ante todo, las preocupaciones mexicanas, descritas con diálogos ágiles, sentido del humor, ternura y facilidad expresiva, con una visión siempre crítica de la realidad que rebasa los niveles locales y llega a altos niveles cualitativos.
En palabras de una de sus alumnas más destacadas, Sabina Berman, “si Carballido tuviera un escudo de armas, sería un chupamirto; esa ave incansable que va de flor roja en flor roja, de delicia en delicia, y sólo se detiene para clavarse en otra delicia y en sus viajes de hedonismo va esparciendo el polen que fecundan entre sí las delicias. Su método de vida es el placer, que generosamente siembra a su paso en público, alumnos y amigos”.
Como parte del esfuerzo que Carballido ha hecho por difundir el teatro y poner en un lugar privilegiado a las artes escénicas, fundó la revista Tramoya de la Universidad Veracruzana, una de las publicaciones teatrales más importantes de América Latina.
Como un tributo al teatro griego clásico, escribió Medea, obra con que abrieron las jornadas culturales de los Juegos Olímpicos de 1968, que cuenta cómo Perseo se enamora de Medusa cuando su deber es asesinarla.
Sus primeras obras han sido calificadas de realistas, como son Felicidad (donde narra la infeliz vida de un padre maestro de escuela y su relación con su esposa y su hija), El Relojero de Córdoba (tragicomedia de un relojero que será decapitado por un crimen que no cometió) y Rosa de dos aromas (que cuenta la desventura de dos mujeres que tratan de conseguir un millón de pesos para sacar de la cárcel al amante de ambas).
Orinoco – sobre dos mujeres que viajan a la deriva a través del río de ese nombre rumbo a una plataforma petrolera; El tren que corría –sobre un hombre que pierde un tren hacia la ciudad de Monterrey- y Yo también hablo de la Rosa son ejemplo del estilo picaresco que Carballido utiliza en sus piezas teatrales.
En su afán por entregar teatro de calidad, que vaya más allá de lo didáctico e invite a la reflexión, ha realizado piezas sobre personajes históricos, como Tiempo de ladrones, basada en la vida de Chucho el Roto, Cantata a Hidalgo y El álbum de María Ignacia, sobre la vida la Emperatriz mexicana Carlota de Habsburgo.
Una de las obras favoritas del dramaturgo es Fotografía en la playa, que cuenta la reunión de tres familias que viajan a la costa junto con sus criadas, en un viaje en el que descubrirán sus rencores ocultos.
Emilio Carballido es un buscador empedernido de historias, que escribe sobre la pobreza y la marginación, pero no lo hace con pesimismo o como un intento de aleccionar. Sus obras invitan a la risa seguida de la reflexión profunda y permiten que el espectador se descubra a sí mismo a través de la sorpresa: “El dramaturgo debe descubrir los mecanismos sociales y las causas profundas, tanto sicológicas, como los diversos determinantes que tiene el ser humano, y encontrar su sentido y relación con los valores generales.”
Dar presencia a lo popular en un montaje, afirma, no debe ser un sinónimo de teatro pobre: “Esa idea de poner cosas fáciles y mal puestas como cultura popular es peyorativo y acaba siendo una forma de desprecio al pueblo; pero sobre todo refleja la ignorancia de quienes creen que están haciendo una labor didáctica”.
Sobre la labor social que realiza el teatro, el dramaturgo, afirma Carballido, “debe dar verdad con belleza, sólo que, en ciertos momentos, hay verdades que es más urgente decir…debe también ser un ciudadano honrado, porque, si es un vividor comprometido con el régimen, no podrá escribir nada. El teatro es la voz del pueblo cuando se hace con sinceridad. Debe ser honesto. No hablar tan deprisa como los políticos. Reflexionar pues, para decir la verdad”.
En esa idea de que el teatro surga como una expresión del pueblo, ha trabajado con compañías de teatro indígenas como el hoy desaparecido Laboratorio de Teatro Campesino e Indígena de Tabasco. (LTCIC).
Para Carballido, el teatro como una creación cultural, debe ser un vehículo que acerque a los hombres a su identidad, que fomente el sentido de pertenencia: “La cultura posee funciones mediatas; sirve para darle raíz a los pueblos, hacerlos impermeables a la penetración extranjera, darles orgullo de sí mismos, hacerlos portarse de manera más conveniente para conocer la realidad; asimismo, penetrar el universo que nos rodea, dar sentido de la existencia, mejorar la sociedad y volver más inteligentes a quienes se destina”.
Carballido plasma en cada una de sus piezas las emociones, las calles y los lugares públicos que frecuentamos a diario; sus personajes son gente de la clase media, amas de casa, cabareteras, maestros de escuela, que utiliza como vehículo para sembrar en el espectador inquietudes respecto a sus raíces culturales y obligarlo a defender su identidad.
En los foros en que se ha reconocido su trabajo, ha denunciado la falta de escrúpulos de los productores de teatro “que anuncian con bombo y platillo las comedias musicales extranjeras”, que sirven como una forma inconsciente de colonización:
“Nunca he temido tanto la falta de identidad como ahora que tenemos al enemigo en casa. La televisión comercial es sobre todo un instrumento de coloniaje, es una punta de lanza que trata de burlarnos la identidad, de hacernos sentir inseguros, de entregarnos al enemigo. Una meta del teatro en la actualidad podría ser resucitar la tradición teatral, demostrar que tenemos una cultura antigua.”
Para Emilio Carballido, uno de los ámbitos más olvidados de las artes escénicas es el teatro infantil, que recibe escaso apoyos gubernamentales y que debiera ser una prioridad en las políticas culturales para fomentar en los niños la fantasía:
“Durante la infancia el ser humano necesita encontrar modelos hermosos: por medio del cine, teatro, programas de televisión, se debería ofrecer moldes para que el niño creé sus propios juguetes fantásticos; pero si por el contrario, como ha sucedido, se le da un bote de basura, el niño creará basura, por ello se le deben dar estímulos bellos, formas fantásticas que le ofrezcan un desarrollo vigoroso, sano, lleno de ramos de flores y con posibilidades para que estas flores surjan del inconsciente.”
Algunas de las obras de teatro infantil que ha escrito son El manto terrestre, Las lámparas del cielo y la tierra, Dar es a todo dar y Apolonio y Bodoconio, pieza para títeres con la que realizó en los años 80 una gira por Europa.
Así mismo, ha publicado relatos infantiles tales como El gallo mecánico, sobre un gallo que vive en un taller mecánico; Los zapatos de fierro, historia que le contó su abuela y trata sobre una mujer condenada a usar zapatos metálicos y su recorrido por el mundo en busca del marido; y la entrañable relación que sostienen un niño pequeño y un caimán en La historia de Sputnik y David.
Realizó también la antología Jardín con animales, donde reúne obras de teatro infantil escritas por dramaturgos mexicanos.
Otro de los géneros en que Carballido ha incursionado con maestría es el relato. Las influencias que reconoce en su incursión a éste género son Maupassant, Chéjov, Pirandello y Katherin Mansfield.
De entre sus narraciones más destacadas está La veleta oxidada ( sobre una mujer que desea ser escritora), El norte (sobre una mujer guapa y prematuramente viuda que busca el amor) y Un error de estilo, (que narra la aventura de un oficial del ejército que escapa de su fusilamiento y se esconde en casa de una mujer que vive con su criada), Egeo (sobre el recorrido por ese mar griego en un yate solitario que hacen un homosexual, un hombre y una mujer) y el libro con tres relatos Flor de Abismo.
Emilio Carballido ha recibido a lo largo de los últimos 25 años, incontables reconocimientos a su calidad como dramaturgo. Ha sido director de Teatro del INBA, director de teatro en la UNAM, Premio Nacional de Literatura en 1996, ha recibido homenajes de todas las instituciones culturales y algunas universidades como la UNAM, la UAM y la Universidad Veracruzana. En 2002 ingresó a la Academia Mexicana de las Artes.
En diciembre del 2002, Carballido sufrió una trombosis cerebral que lo mantuvo en estado crítico en el hospital ABC por más de un mes. A raíz de ese ataque, ha sufrido trastornos del sueño y de movimiento motriz en sus extremidades, cosa que no ha impedido que continúe con su labor de creación literaria.
“La mejor obra que he escrito es siempre la más reciente”, afirma Carballido, quien a sus 80 años disfruta la vida del mismo modo que lo ha hecho desde que encontró su vocación de escritor: “Mira, la vida es para mí una ilusión, un frenesí, un sueño... Y los sueños, sueños son, como decía Pedro Calderón de la Barca y dice un servidor."


Andrés Timoteo Morales (La Jornada, Corresponsal)

Jalapa, Ver., 12 de febrero. El escritor Emilio Carballido dejó cuatro materiales inéditos –tres obras de teatro y una novela– y al menos tres podrían ser publicadas por instrucciones póstumas dejadas a su compañero, Héctor Herrera.
Una de las obras teatrales, titulada Un gran ramo de rosas, será presentada en el ahora Teatro Emilio Carballido de esta ciudad, el próximo agosto, adelantó Herrera.
Entrevistado brevemente, el compañero de Carballido en los últimos 20 años y con quien el dramaturgo formalizó una sociedad de convivencia en el Distrito Federal en 2007, luego de que las leyes locales permitieron este tipo de uniones, afirmó que el escritor terminó sus días lúcido y escribiendo.
Pese a la trombosis cerebral que se complicó con una neumonía en 2003, Carballido era un incansable creador que hasta el último día lo ocupó para el quehacer literario, aseguró.
“Tenía mucha capacidad para trabajar, dedicaba muchas horas, se subía en la madrugada a escribir y en ese momento pedía que no lo interrumpieran.”
Herrera señaló que el dramaturgo dejó cuatro obras sin públicar y al menos de tres, tienen la encomienda de editarse y ponerse en escena.
“Una ya fue puesta en teatro pero sin publicarse, que es Conversación entre ruinas, pero están Endor y Un gran ramo de rosas”. Asimismo, anunció que en agosto será el estreno mundial, en Jalapa, de Un gran ramo...
“Me dejó la encomienda de que se publicaran después de fallecido, son obras de teatro de temas donde se toca la metafísica, motivo por el cual no quiso publicarlas en vida” Lo que si continuará, agregó, es la publicación de la revista Tramoya.

MÁS SOBRE EL PREMIO DE POESÍA AGUSCALIENTES


Premio Aguascalientes de Poesía: No lo sabemos des(c)ierto




La suspicacia ronda los premios literarios. Los grupos de poder, el marketing, la imposición de jurados, el predominio de una visión estética particular, son algunos de los males que aquejan a la República de las Letras. 9-Febrero-08


por Luis Aguilar y Armando Alanís Pulido*Amigos convenientes




En 2003, en una cantina de Texcoco, el poeta Rolando Rosas Galicia nos contó que, a la deliberación del Premio Aguascalientes 1978, Jaime Sabines llegó tarde y preguntó a sus compañeros jurados si habían leído los libros. Efraín Huerta habría confesado que no, mientras Roberto Fernández Retamar dijo haberlo hecho, pero admitió requerir consejo para “orientar” su decisión. Sabines propuso dar el premio a Elena Jordana, y Elena Jordana, con Poemas no mandados, ganó el codiciado galardón. Para nadie era un secreto la férrea amistad que Jordana y Sabines sostenían. Incluso, un poema de la autora menciona al poeta chiapaneco, por si quedaban dudas de la cercanía. Cita: Sabines dijo: /A la chingada las lágrimas /y se puso a llorar /como se ponen a parir. /Yo dije: /al carajo la poesía /y me puse a escribir /como se ponen a vivir (de Poemas no mandados, 1978).


Si sí o si no, no es tanto un secreto como un entendido nacional y conveniente. En el panorama literario no es poco común que los libros premiados resulten de talleres impartidos por los propios jurados; o que las relaciones personales que se entablan en centros de creación, ámbitos burocráticos o grupos de “política cultural” afines, redunden luego en la causalidad de reconocimientos y jurados. Los cuestionamientos a un hipotético demérito en la calidad de los libros premiados con el más importante reconocimiento nacional de poesía —exacerbados quizá sin correlación directa con la concesión del premio a Mario Bojórquez (El deseo postergado, 2007)— pasan por un desgaste dadas las relaciones interpersonales de premiadores y premiados; aunado a la insistencia —mediante la selección de jurados— respecto de una visión estética casi única e indivisible, cuya excepción fue, quizá, Héctor Carreto (Coliseo, 2002).Esa estética plantea la visión única del centralismo, a partir de los academicismos establecidos por el sector oficial: talleres del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, el Centro Mexicano de Escritores o la Fundación para las Letras Mexicanas, entre otros, que excluyen de manera consecutiva visiones estéticas o planteamientos que no encajan en las visiones de quienes detentan el poder de las políticas culturales; una visión que incluso ha llegado a reivindicar —dentro del Aguascalientes— a escritores más por su trayectoria que por los materiales presentados a competencia.


Un ejercicio realizado de manera extraoficial entre poetas en 2002 (Luis Aguilar, Julián Herbert y Luis Armenta Malpica) arrojó una lista de —entonces— potenciales ganadores del premio. En la lista, surgida de la tertulia y el divertimento con la estética impuesta al premio, figuraban el propio Bojórquez, María Rivera, María Baranda, Luigi Amara y Luis Vicente de Aguinaga. Salvo Amara, los otros cuatro han ganado ya el premio Aguascalientes. Así es de predecible la estética predilecta. La excepción que confirma esta regla es, tal vez, Carreto.


“Hay una visión clara porque la selección de jurados había sido realizada con cierta alevosía, y con la ventaja de imponer a jurados sin ninguna variación en su propia creación y en lo que seguramente evaluarían de un trabajo poético. De los últimos premios, María Rivera tiene un libro (con el que ganó el Premio Elías Nandino) mucho mejor que el que obtuvo el Aguascalientes y, en general, creo que solamente el libro de Aguinaga (Reducido a polvo, 2004) alcanza el nivel que debería exigir el premio”, considera Armenta Malpica, director de Mantis Editores, quizá la editorial independiente de poesía con más peso en el país.


No es casualidad que, en el acta de su dictamen, el jurado del premio haya establecido, de manera unánime, declarar desierto el Aguascalientes 2008, “debido a que ninguno de los manuscritos cumplió con el nivel de excelencia indispensable en un concurso con la trayectoria y el prestigio propios del Premio de Poesía Aguascalientes”.


En la consideración debemos sumar los cambios hechos en la organización y a las reglas del premio, luego de la polémica generada por la concesión del premio a Bojórquez, a partir del cual se estableció la obligatoriedad de nombrar un jurado internacional, uno nacional (ganador del premio) y uno local. Incluso, hubo planteamientos para que los jurados nacionales y locales fuesen seleccionados al azar, mediante sorteo. Ello muestra que la crisis en la organización y otorgamiento del Aguascalientes no es un fantasma empujado desde fuera.




Esta crisis se nutre desde luego de leyendas, digamos, poéticas, como la de un bardo tabasqueño que elabora una bitácora de jurados contra ganadores, analizando el estilo de ambos y sacando conclusiones, con la finalidad de escribir algo que sea afín al grupo de evaluadores. Sí: en las letras mexicanas los carriles, tendencias, estilos y conformación de grupos son un secreto ya no tan a voces, por lo que en la discusión entre la suspicacia y el merecimiento, siempre gana la primera.Te lo juro por el juradoSin duda alguna, quienes asumen la responsabilidad de imponer su gusto para definir un merecimiento tienen todo nuestro respeto, aunque en algunos casos no comulguemos con la idea de declarar desierto un premio. Y no se trata, como decía Alfonso Reyes en Deldiario, de sacarle partido artístico a dolores que uno tiene destinados (ninguno de los autores de este texto ha buscado el premio Aguascalientes) . El hecho es que, hoy, más de 200 libros de poesía mexicana contemporánea no tienen calidad suficiente, son malos o malísimos, según José Luis Rivas, Jorge Esquinca y José Javier Villarreal (este último con un historial amplio como jurado de premios desiertos).




Ahora, si bien es cierto que el Aguascalientes ha permanecido en los recientes años en una espiral construida por la duda, también es que se antoja difícil no encontrar un libro de calidad entre 200 trabajos. ¿Cuántos de estos libros desdeñados por los jurados serán publicados pronto, ganarán otro certamen o recibirán críticas en revistas literarias elevándolos a la excelencia? Parece por momentos que un exceso de conciencia y análisis busca restituir al premio el prestigio —poco o mucho— que se ha perdido entre los reconocimientos otorgados entre amigos a libros no del todo favorecidos ni por la crítica ni por la poesía.




Cierta poesía desierta




Nos hubiera gustado celebrar —seguir celebrando la vida— con un nuevo libro de poesía, porque en su lectura sopesamos algunas penurias cotidianas que nos acalambran, pero hoy nos encontramos, como otros lectores, en un debate sobre la condición de la actual poesía mexicana.


No es un axioma ni creemos que los poetas sean devorados por el verso, pero nos asaltan dudas. Alguien dijo: te tengo una mala noticia que es muy buena: creo, siento sin entusiasmarme con desenlaces provisionales, que este hecho es una advertencia para quienes tienen prioridades en verso, lo que dejaría que la especulación, el debate y la reflexión aderezados de “incursiones fallidas o triunfales, certeras o descabelladas con barbaridad y talento con inspiración o supersticiones” (Gabriel Zaid dixit) “comiencen a aparecer”.


Aquí la carencia es una necesidad que quiere ser satisfecha y el homenaje a Gerardo Deniz —tan merecido como necesario— encaja por una sola circunstancia: su obra poética.


“Declarar ahora desierto ese premio no es ni un llamado ni una advertencia, no es más que otro foco de alarma de un proceso más general y más grave: yo mismo acabo de ser jurado de un concurso literario que fue declarado desierto. Eso está ocurriendo cada vez con más frecuencia en los certámenes. No sólo está en juego la salud de la poesía, sino la de toda la literatura mexicana”, considera el crítico y poeta Sergio Cordero, quien no descarta la corrupción moral de los certámenes.


“Los grupos y mafias literarias, a los que se les culpa del fracaso de tantas jóvenes promesas, son uno entre varios males. Esta clase de grupos surgieron el siglo pasado como una estrategia de los escritores para defenderse de un medio sociopolítico hostil. Pero el tiempo les restó vigencia y sus propias estrategias defensivas los asfixian. Hay un mal más grave y reciente: desde que escriben sus primeros versos, los escritores jóvenes ven a la literatura como un medio y no como un fin. No les interesa escribir bien, les interesa cobrar bien por lo que escriben, aunque sus libros no aporten nada a la cultura”, dice.


No es extraño. En un medio donde los críticos son especie en extinción, las campañas para exterminarlos es sistemática y tiene consenso en el ambiente literario. Para Cordero, la complicación es doble: hay quienes no quieren decir a un autor que no tiene talento; pero ocurre también lo inverso: no se reconoce la trayectoria de un escritor de talento porque no pertenece a un grupo influyente, porque no es funcionario o no se deja seducir por una facción cultural.


“En vista de tan negro panorama con las anteriores consideraciones” , finaliza Cordero, “¿qué pasaría si desapareciera el Premio de Poesía de Aguascalientes? Absolutamente nada”.


El premio ha sido ganado, entre otros poetas mexicanos, por Juan Bañuelos, José Emilio Pacheco, Eduardo Lizalde, Francisco Hernández, Myriam Moscona y Malva Flores; y sólo ha sido declarado desierto en dos ocasiones: la primera por un jurado compuesto por Isabel Fraire, Ulalume González de León y Rubén Bonifaz Nuño. Ahora, José Javier Villarreal, Jorge Esquinca y José Luis Rivas han hecho lo mismo.


“Resulta inquietante”, considera el poeta Eduardo Hurtado, “que el certamen de poesía más importante de México, al que concurre cada año una considerable proporción de los muchos autores que se dedican de lleno al género, arroje este resultado desalentador: entre los más de 200 originales presentados: ni uno solo alcanzó a colmar las supremas exigencias de los dictaminadores”.


Según Hurtado, algo debe andar muy mal si se piensa que esto sucede en un medio donde un considerable número de poetas se consagra al oficio, publica, concurre a talleres o los coordina, y asiste a toda clase de actividades relacionadas con la poesía, en un país que goza de un amplio reconocimiento por la calidad de sus poetas.


“Ellos mismos (los jurados) recibieron este premio antes, sus obras desataron polémicas a la hora en que ganaron, y aún está por verse (el tiempo dirá) si sus respectivos libros, que merecieron el galardón, tienen las cualidades necesarias para perdurar”, agrega.


Para Armenta Malpica, sin embargo, era necesario un alto al premio.“Creo que era necesario un alto al premio, y aunque coincido con Hurtado en que no debiera premiarse a un autor que no concursó, por excelente que sea la obra de Deniz, tampoco creo que la salud de la poesía mexicana esté en duda. Simplemente a tres autores (que antes han ganado el premio) se les hizo que ya estaba muy deslucido el certamen y quisieron levantarlo. Iba en juego el prestigio del Aguas (y por tanto el suyo propio)”, considera.


Desde luego, nadie cuestiona la vida ni la importancia del Aguascalientes, pero es momento de que la vuelta de tuerca que se inició tras el dictamen de 2007 se concrete. Abrir el abanico de posibilidades estéticas es, quizá, la tarea más importante.




***Luis Aguilar es poeta. Autor de Eclipses y otras penumbras, Soberbia de cantera, Tartaria, Mantel de tulipanes amarillos y Los ojos ya deshechos. Su obra ha sido traducida al inglés, francés y portugués.


Armando Alanís Pulido es poeta y coordinador del proyecto independiente Acción poética. Es autor de Combustión espontánea, Los delicados escombros y La costumbre heroicamente insana de hablar solo, entre otros libros.

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La fragilidad crítica de la poesía en México a propósito del premio Aguascalientes


por Jeremías Marquines




Jorge Cuesta decía que, lo que se ha dado en llamar poesía mexicana “no han sido más que buenas aplicaciones de literaturas extranjeras”. Es más, afirma, “no es de extrañarse que en ningún mexicanismo de la literatura mexicana sea imposible encontrar la menor originalidad”. Por supuesto, cuando hace esta afirmación hay que tomar en cuenta el contexto, ¿pero acaso hoy puede afirmarse lo contrario?


Declarar desierto el premio Aguascalientes es un acierto: motiva la reflexión y exhibe la fragilidad crítica de la poesía en México. Muestra también, lahipocresía de los poetas mexicanos y expone su conservadurismo positivista. Hay en esta decisión, como en cualquier otra, sus aristas y sus bordes. Ambos aspectos nos dan la oportunidad de compartir nuestro cinismo y de salpicar a otros con nuestra hipocresía. Por un lado, están los que ven mal y hasta consideran una ofensa declarar desierto el tal premio, otros lo consideramos inclusive; y otros que de plano lo celebran como si este simple acto, por sí mismo, tuviera el efecto de un curita contra la mediocridad poética vigente. Qué se le va hacer, así es este oficio de la cocina. Todos quieren comer pero nadie quiere lavar las ollas. Lo que hace más evidente la mezquindad de fondo.


Primero: ¿cómo sabemos que la poesía mexicana es tan mediocre, al grado que ninguno de los casi doscientosparticipantes se merecía el premio? ¿Cuándo y dónde se ha discutido al respecto, quién lo hizo, cómo lo hizo?. ¿Cuáles son los argumentos para decidir qué es de calidad y qué de excelencia? ¿Quién lo dice y cómo lo dice? ¿Es ético que poetas valoren a otros poetas?¿Quiénes hacen la crítica de la poesía en México?¿Existe algo así como la crítica de la poesía mexicana?


La poesía mexicana, salvo contadas excepciones, es una poesía mediocre, no porque así se haya descubierto al declarar desierto dos veces el premio Aguascalientes; es mediocre porque es el resultado de antiguas y mezquinas disputas comenzadas por los patriarcas de la poesía nacional; es mediocre porque ha tenido siempre una valoración hipócrita; es decir: ha sido calificada por una crítica de los intereses donde privan los ajustes de cuentas, pa que aprendan a respetar, que lo mismo eleva al cielo al amigo mediocre que condena al desconocido provinciano con posibilidades creativas. Y es aún, más mediocre, porque se hace grilla con la poesía. El oficio se ha convertido en un medio burocrático más que en un mediod el alma, si es que algo como eso existe. En su balance de la literatura mexicana de 1942 publicado en el número 2 de Letras de México, JoséLuis Martínez escribió: “Alberto Quintero Álvarez, de la misma promoción que Octavio Paz, publicó una recopilación titulada Nuevos Cantares y Otros Poemas. Al lado de acentos de la más delicada calidad lírica, ciertas preocupaciones y tendencias ajenas a su tono, impedían que su libro conservara alguna visible unidad. Pero si algunas de sus composiciones se desvirtúan a causa de sus experiencias fallidas, otras mostraban una pureza poética incomparable marcando la línea? ¿Quiénse acuerda hoy del tal Quintero? Acaso no pasa hoy así con mucho de lo que se presenta como obras de calidad, como ‘obras que van a cambiar el rostro de la poesíaen México’.


En este balance Martínez también se refiere a un cuaderno de Manuel Calvillo. Titulado coicifentemente: “Estancia en la voz”, muy parecido el título El cardo en la voz de Jorge Esquinca, uno de los actuales jurados del tal Aguascalientes. Ya lodecía Cuesta: “en literatura mexicana es imposible encontrar la menor originalidad”. José Attolini fue un poeta de poca monta, hoy nadie se acuerda de él, pero en el 43 era un escritor muy activo con ramificaciones y contactos en la oligarquía poética nacional, a la que hoy algunos ilusos llaman tradición. De esta ‘tradición’ procede la mayoría de los comentarios impresionistas que en las revistas y presentaciones de libros pasan hoy día por profundidades críticas. Veamos un ejemplo de este cliché de sorprendente actualidad: “Todo poeta vive en deuda con la poesía mientras no rescata al mundo de su pavorosa medida cotidiana y lo entrega acabado de estrenar (...) pero en este mundo de cenizas todavía candentes, el poeta no sólo es creador por antonomasia, sino solitario por excelencia, y no puede ser de otro modo, ya que para toda obra de creación hay que empezar por las entrañas, allí donde las palabras no son sino semillas”.


Ahora leamos un comentario más actual, y comparemosel impresionismo cursi de Attolini en el 43, con elque hace David Huerta al referirse a la obra de JuliánHerbert en la antología El Manantial Latente: “Laspalabras salen, brillando, como bañadas por una luz quemante, del propio corazón, de la soledad de la mente. Todo esto sucede en un espacie de trayecto o de trance (...) Las palabras van a depositarse una a una sobre las páginas, sobre las cuartillas: un poema, dos, quince poemas... Los poemas forman una casa, un libro, y ya poseen el nombre que les faltaba: El nombre de esta casa”. ¿Qué dijo Huerta?, nada.


Ejemplos como el anterior abundan en cada comentario de libro, vamos a ver sólo uno más de la citada antología. León Plascencia Ñol, a propósito de algunos poemas de Rosalva García Coral dice: en su poesía“existe un pronunciamiento del silencio como armazón del mundo, como trazo del polvo que es el único signo de lo que quizás está aquí o vendrá con la palabra dicha o incomunicada”. Sé que algo quiso decir el comentarista, sé que hay algo ahí, en el sótano de lo dicho pero quién sabe qué rayos es. Sin embargo, es lo que tenemos y así miramos la obra de los otros. Entonces ¿cómo no sufrir de mediocridad?.


Concluyo esta parte con la confesión de los elementos críticos de que dispuso Alberto Paredes para preparar su libro Nueve poetas mexicanos recientes (1966-2000): “'Me interesan obras dotadas ya de identidad perceptible, vigor e importancia expresiva, de nitidezen su propuesta, bajo una clara exigencia de calidad”. El discurso parece bueno, ¿pero qué es la calidad en la poesía? ¿Qué cosa es eso de identidad perceptible? En fin, Paredes nos presenta como respuesta a este torpe pregunta la obra de Jaime Reyes, Ricardo Yáñez, José Luis Rivas, Amelia Vértiz, Elsa Cross, Coral Bracho, Carlos Isla, Francisco Hernández y DavidHuerta. Poetas, admirables algunos, y otros con una identidad perceptible, digamos imperceptible.


Yo podría estar en contra de la ‘calidad formal’ de cuatro de los ocho enlistados. Sin embargo, el hecho de que a mi no me guste cómo escriben, ni tengacoincidencia con lo que escriben, no les resta calidad en absoluto, ni ‘vigor e importancia expresiva’. A pesar de la escasa ’calidad’ de mi comprehensión sensorial, estos cuatro que no me agradan seguirán siendo lo que son, porque un parámetro industrialista como la calidad no es ningún determinante para decidirque sirve y que no en la poesía; por lo contrario, es la legitimidad y la perdurabilidad de la experiencia estética lo que cuenta. Algo por el estilo debió aplicarse a la hora de calificar el tal Aguascalientes y no la calidad de la formalidad perceptible y bla,bla, bla...Sin embargo, no hay por qué alarmarse con que se declare desierto el Aguascalientes, no seamos hipócritas; sabemos que la poesía mexicana es de una fragilidad crítica que asusta, salvo excepciones, ha crecido alimentada por la baba de la alcahuetería y la mezquindad, así que una sacudida de vez en cuando no está mal.


Coincido con Pedro Serrano de que al poeta GerardoDeniz hay que proponerlo para que reciba el Premio Nacional de Ciencias y Artes, se lo tiene más que merecido; y en cuanto al monto del tan mentado premio, apoyo la propuesta de que se emplee para impulsar talleres de poesía en los estados más atrasados literariamente, comenzando por Guerrero.


Ya clarea estimables, zánganos; debiéramos cambiar de asunto, si el sol nos ha de aborrecer que sea por algo. Gracias, maestro Deniz.