(Zingonia Zingone, Italia)
Existencia doliente la mía
Un viento de espíritus pasa
DEL IV ENCUENTRO
HISPANOAMERICANO DE POESÍA
No, loco tú
A Alfonso Cortés
Me dices que no soy práctica
porque no ves que vivo
encerrada
en mi celda
transparente
cristal bohemio
vitrina,
ventana
y aún así no me miras
con tus ojos ausentes
como nubes
cuyo azul es inmenso:
puerta
que detiene mis palabras.
Muda,monja de clausura
en la bulliciosa avenida
del paso terrenal.
Trato el silencio,
medio de salvación.
Me dices que no tengo rumbo
porque callo por vez primera,
no canto esa copla sorda
y apasionada
porque ¡aleluya!
acepto
que sé amar a fondo
sin haber amado nunca
o quizás siempre demasiado.
Existencia doliente la mía
esquizofrenia:
coexistencia incómoda
ojalá tú me descubras
algún día
o simplemente huyas de mí
como yo que no puedo lo haría.
Un viento de espíritus pasa
muy lejos, desde mi ventana
y siento la voz del místico Alfonso
cortés,
libre,
dicen que por obra
de una pedrada en su cabeza.
He allí una respuesta para ti
que no te asomas mi ventana
porque no ves mi celda
y no sabes que adentro existo
más que afuera
y no me alcanzas
porque soy de gelatina
medusa terrestre
con médula de éter
bien agarrada de los escollos
hirientes,
volcada
toda
hacia una voz distante
que desde arriba sopla mi nombre.
Loco tú que eres práctico.
Alfonso y su clarín
de almas sucias
en el silencio,
la danza de los astros,
yo,
Ararat,
iré y pasos del ocaso,
locazo.
Pensamiento muy corto
Porque sólo tengo dos minutos
fracción infinita que detiene las horas,
fantasma que recorre mis ejes
continuamente
sin forma ni voz,
aire que lubrifica los segundos
de mi reloj cardiaco
dejando tu instante en mi paladar;
colonia que me respira eterna
susurrando tu silencio
desde algún astro selvático
porque sólo tengo dos minutos
y no sé donde estás.
Nadie es perfecto
A los aduladores
Tengo una oreja
diferente a la otra
y la distancia que va
desde la punta de los pies
hasta el enganche de las piernas con las caderas
más corta que la distancia
desde la misma juntura
hasta la punta de la cabeza.
Siempre he soñado con ser alta
y sumar, restar, multiplicar y dividir
sin utilizar calculador.
No leo rápido.
Frente al público se me traba la lengua,
se me ofusca la mente
se me caen de las manos las cosas que cargo
me tropiezo en la esquina
de alguna alfombra finamente arreglada
y mi rostro asume el semblante de un tomate
listamente transfigurado en ketchup.
Soy vanidosa
testaruda
ingenua y onírica.
Esto último prevalece
sobre la total consciencia de todo lo anterior
(y otros tantos defectos omitidos por decencia)
así que, si quieres que yo me figure:
inteligente como Albert Einstein
inteligente como Albert Einstein
sensual como Marylin Monroe
romántica como Charles Baudelaire
intensa como Pablo Neruda
apasionada como Gioconda Belli
revolucionaria como el Che Guevara
y simpática como Joaquín Pasos
halágame con clase
pesa bien cada palabra
elogia mis cualidades
enjabóname con cariño
y yo te creeré.
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