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sábado, febrero 23, 2008

Carlos Pellicer: POEMAS



Los Encuentros Hispanoamericanos de Poesía, están dedicados a honrar la obra y memoria del gran poeta Carlos Pellicer, quien en este 2008, cumple 31 años de su muerte. Su labor en pro de la cultura tabasqueña, y grandeza de su obra literaria es tan vasta que imposible sería aquí comenzar siquiera con los detalles; nos conformamos con ofrecer a nuestros lectores tres de sus poemas.



AMOR SIN NOMBRE


Amor sin nombre, ámbito destino

de ser y de no estar. Tu pronto asedio

sostiene mi dolor y anula el tedio

de copa exhausta o apretado vino.

En un alto silencio, un aquilino

palmo azul de silencio, vivo.

En mediode la infausta paciencia de tu asedio

abro las jaulas y desbordo el trino.


Por ti cuelgo coronas en los muros;

por ti soy más fugaz y en los maduros

soñares aligero tus canciones.

Y te llevo en mi ser y has recogido

la actitud que en Florencias o Bizancios

consagra sus palomas al olvido.


DESEOS


Trópico, para qué me diste

las manos llenas de color.

Todo lo que yo toque

se llenará de sol.

En las tardes sutiles de otras tierras

pasaré con mis ruidos de vidrio tornasol.

Déjame un solo instantedejar de ser grito y color.

Déjame un solo instante

cambiar de clima el corazón,

beber la penumbra de una cosa desierta,

inclinarme en silencio sobre un remoto balcón,

ahondarme en el manto de pliegues finos,

dispersarme en la orilla de una suave devoción,

acariciar dulcemente las cabelleras lacias

y escribir con un lápiz muy fino mi meditación.

¡Oh, dejar de ser un solo instante

el Ayudante de Campo del sol!

¡Trópico, para qué me diste

las manos llenas de color!


EN EL SILENCIO DE LA CASA, TÚ...


En el silencio de la casa, tú,

y en mi voz la presencia de tu nombre

besado entre la nube de la ausencia

manzana aérea de las soledades.


Todo a puertas cerradas, la quietud

de esperarte es vanguardia de heroísmo,

vigilando el ejército de abrazos

y el gran plan de la dicha.


Yo no sé caminar sino hacia ti,

por el camino suave de mirarte

poner mis labios junto a mis preguntas-sencilla,

eterna flor de preguntarte-

y escucharte así en mí ¡ y a sangre y fuego

rechazar, luminoso, las penumbras...!

Manzana aérea de las soledades,

bocado silencioso de la ausencia,

palabra en viaje, ropa del invierno

que hará la desnudez de las praderas.

Tú en el silencio de la casa. Yo

en tus labios de ausencia, aquí tan cerca

que entre los dos la ronda de palabras

se funde en la mejor que da el poema.

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