Lo que más sorprende a uno cuando desciende del autobús, es ver a toda esta gente en las calles de Villahermosa actuar con un ánimo, un coraje, una entrega a su cotidianidad, como si nada hubiera sucedido; como si hace apenas unos meses su ciudad y estado no hubieran estado a varios metros bajo el agua.
Es en esta admirable ciudad donde se lleva a cabo el IV Encuentro Hispanoamericano de Poesía, Carlos Pellicer Càmara, organizado por el gobierno del estado y el Instituto Estatal de Cultura. A dicho Encuentro, hemos acudido poetas de Argentina, Uruguay, Chile, Perú, República Dominicana, Cuba, Nicaragua, El Salvador, Guatemala, España, Italia y, naturalmente México.
Cerca de 30 poetas del continente, quienes, junto con los locales, no sólo hemos sido convocados para intercambiar opiniones y relajarnos, sino para hacer que la poesìa cumpla su papel de juglar antiguo. Muy aparte de las lecturas de cada uno de los poetas en la sede del Instituto Juárez y el callejón llamado El Meridiano, los poetas hemos ido a leer a las cárceles, los albergues, hospitales, el mercado municipal, así como a varias instituciones educativas.
En el consenso general existe el dicho de que "la poesía no sirve para nada". Efectivamente: en la práctica ésta no parece tener relevancia alguna. No obstante, en esta ocasión creo que el hecho se ha invertido: nosotros hemos servido a la poesía como fuente de transformación, un aliciente imaginativo y la palabra como instrumento de cambio hacia un mundo que duro, rejego, lacerante,aún soñamos y queremos que la gente sueñe mejor.
Lo anterior, no hubiera sido posible sin la impecable logística que lucieron los organizadores: la cita puntual, los implementos listos a su hora, el detalle antes de pedirlo, todo; pero más aún el cariño de todos aquellos que participaron en la armazón de este Encuentro y lo hicieron con un cariño admirable hacia sus visitantes.
Como es común en esta clase de eventos (en la que hubo también conferencias, charlas, talleres y presentación de libros y revistas), no faltó quien pusiera la nota discordante; y ésta (lástima) proveniente de algunos de los mismos poetas participantes. Porque los hubo quienes sabedores que la poesía es un don y no una herencia genética, actuaron con la humildad y respeto debidos, tanto a sus compañeros poetas como al público en general; fueron la mayoría. No faltó, sin embargo, quien (como ese joven poeta nicaragüense de cuyo nombre no me quiero acordar) se sintieron los dioses bajados del Olimpo para dictar directamente sus versos al resto de los mortales. Lástima que halla personas como este nica, coterráneo del padre Ernesto Cardenal, de quien si no le ha aprendido lo Monroe, mucho menos el decir una oración más o menos deletreada. Hubo, claro, otros, cuyo ego era mucho mayor que la calidad de su poesía (¡lo que hacen los premios!)
Y estuvo presente asimismo la paradoja: porque, si la poesía no sirve para nada ¿entonces para qué esos enormes panfletos de ego que fueron algunos de los currículum? De 10 o 15 minutos que se tuvieron de lectura para cada poeta, el presentador a veces agotaba 5 de ellos para detallar paso a paso lo que el escritor ha hecho y deshecho: desde aparecer en una página cultural olvidada, hasta mencionarse ganadores de juegos florales y esas cursilerías como esas. En fin...
Este blog estará intercalando textos de algunos de los poetas participantes, pues no a todos les fue posible entregarme copia de sus trabajos.
Nos resta agradecer a todo el personal del Instituto Estatal de Cultura el habernos permitido experimentar tantas cosas maravilosas; una entre ellas que constantemente repito: esta vez la Poesía fue puesta en el vaso que le agrada.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario