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lunes, marzo 29, 2010

Roberto Blaga: De Marcial Maciel a los nuevos mesías


DE MARCIAL MACIEL A LOS NUEVOS MESÍAS
(EL PODER SUTIL DEL ABUSO ESPIRITUAL)
Por Roberto Blaga

INTRODUCCIÓN

La pregunta continúa suspendida en el aire: ¿Cómo es posible que un hombre que dice ser representante de Dios y se diga seguidor de una ética y moral ejemplares, sea en realidad un pedófilo? Lo peor ¿Cómo asimilar que este tipo de alimañas sea encubierto por tantos años por una cúpula eclesiástica que va desde la vaticana hasta la Orden por él mismo fundada?
La respuesta no es simple pero puede concretarse a un elemento llamado simplemente “Abuso Espiritual” (1), el que a su vez cuenta con tres herramientas que soportan este tipo de aberraciones: en primer lugar, la presencia de un sociópata, en segundo, una organización de poder jerárquico (piramidal) que utiliza un poder subliminal para manipular la mentira y convertirla en una verdad piadosa, si bien, desgraciada. Finalmente, un grupo de seguidores vulnerables, es decir, jóvenes, niños, adultos carentes de afecto, auto-estima, economía estable, un hogar funcional, etc. En medio de estos dos elementos se hallan Marcial Maciel y otros pederastas pertenecientes a una organización universal que, si bien mantiene aún creyentes dignos y sinceros, ha llegado a convertirse en un aparato que raya en la ignominia.
En este artículo presentamos algunas de las características que permiten a los Maciel todavía activos, mantener su status de “pastores del rebaño” en tanto hacen uso de prácticas que pertenecen más bien a lobos con piel de oveja (2).
Advertimos que no es necesario llegar a la pedofilia para caer dentro de la sintomatología que aquí se presenta; ya de por sí el puro abuso espiritual que muchos líderes religiosos imponen a la fe de sus creyentes, los hace merecedores de ser insertos dentro de aquel calificativo utilizado por Jesucristo en contra de los religiosos fariseos: “sepulcros blanqueados”. Esa cal que rechina al sol, les permite, no obstante, llevar una doble o triple vida en los más oscuros de los rincones.
Si usted es católico, no le extrañará saber que algunos de los síntomas de abuso espiritual que aquí se enumeran no son privativos de su iglesia; se dan también en el ala “primo-hermana” del catolicismo, es decir, entre un buen número de iglesias que se hacen llamar protestantes-cristianas y sectas surgidas de sus entrañas; guiadas por hombres que nada le piden a Marcial Maciel y semejantes (3)

Características de iglesias que abusan
En su libro Churches That Abuse (Iglesias que abusan), el Dr. Ronald Enroth analiza cuidadosamente varios de estos grupos religiosos. Revela los métodos sectarios que éstos utilizan y señala varias marcas distintivas que los hacen merecedores del calificativo "espiritualmente abusadores".

Primero, los grupos abusadores tienen un estilo de liderazgo orientado hacia el control.
Segundo, los líderes de este tipo de iglesias usan la manipulación para lograr la sumisión total de sus miembros.
Tercero, hay un estilo de vida rígido y legalista que involucra numerosos requisitos y detalles minuciosos de la vida diaria.
Cuarto, estos grupos tienden a cambiar de nombre a menudo, especialmente una vez que son expuestos por los medios.
Quinto, la desaprobación de otros grupos religiososo es frecuente, porque se consideran superiores a todas las demás iglesias.
Sexto, tienen un complejo de persecución y consideran que son perseguidos por el mundo, los medios y otras organizaciones religiosas: se llaman “atacadas por el enemigo”.
La séptima y última señal de los grupos abusadores es la gran dificultad que tienen los miembros de éstos para dejarlos; es un proceso que suele estar marcado por el dolor social, psicológico y espiritual.

Postura en relación al Control (Poder)

Esta característica es la más utilizada por los grupos religiosos abusivos; de ella dependen las demás conductas que son ejercidas por personajes enfermos que pretenden basar su funcionamiento en conceptos “bíblicos”. Esto significa que el líder pasa mucho de su tiempo enfocado en enseñar que él posee la “autoridad” dentro del grupo, es el fundador, el "ungido". Tanto el líder religioso como sus incondicionales, aprovechan cada ocasión para hacer ver a la gente quién es allí el el varón de Dios, el elegido, el padre espiritual, etc. ¿Por qué este gasto innecesario de tiempo para hacer ver a otros quién es allí el que está a la cabeza? Simplemente porque esa “autoridad” no es real o genuina; de otro modo no habría porqué estar recordando al creyente acerca de esa investidura.
El líder de un grupo religioso abusador es dogmático, autosuficiente, arrogante y se convierte en el punto focalmente espiritual de la vida de sus seguidores; supone que él está más sintonizado espiritualmente con Dios que ningún otro. Afirma tener una comprensión de la doctrina que nadie más tiene. O tal vez diga que "el papa le impuso las manos" e, incluso, que recibe revelaciones personales de Dios. Debido a estas afirmaciones, la posición y las creencias del líder no pueden ser cuestionadas; sus afirmaciones son concluyentes.
Para miembros de este tipo de grupo religioso (que alcanza principalmente a las sectas), cuestionar al líder equivale a cuestionar a Dios. Si bien el líder tal vez no diga esto, esta actitud se ve claramente por el tratamiento que reciben quienes se atreven a cuestionar o desafiarlo. El pensamiento individual está prohibido; de esta forma los creyentes se vuelven co-dependientes de su "guía" espiritual; obvio, esa adrenalina de sobajamiento y humillación convierte al seguidor en un adicto al castigo y la obediencia irreflexiva.

El Sistema Piramidal
Estas conductas sólo suceden en un sistema espiritual que ha desechado las enseñanzas de la Palabra en 1 Corintios, en donde se dice que “ustedes son el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular” (1 Corintios 12:27) El concepto de Cuerpo que ofrece ahí Pablo, es muy simple: pone a Cristo (no a ningún hombre) como cabeza, y a los demás como partes significativas de ese cuerpo.
Dentro del cuerpo descrito por el apóstol (en forma de círculo) se hallan los miembros de éste, entre los cuales, naturalmente, existen actividades y nombramientos como el de apóstol, maestro, pastor, evangelista, etc. Pero nunca estos nombramientos están dados para que el uno domine sobre el otro.
Sin embargo, en la jerarquía de tipo abusivo, el líder no rinde --o tiende a no rendir-- cuentas a nadie. Aun cuando exista una junta de ancianos o de consejo doctrinal, ésto suelen estar formadas por personas leales que nunca estarán en desacuerdo con el abusivo. Según la Biblia, todos los creyentes tienen el mismo acceso a Dios y son iguales ante Él, además de estar todos bajo una única autoridad: para los creyentes, la Palabra de Dios.
En 1 Tesalonicenses 5:21 se permite a los seguidores de Cristo a que analicen todas las enseñanzas que vayan en contra de esta Palabra. Hechos 17:11 elogia a los hermanos de Berea porque verificaron con las Escrituras las enseñanzas que Pablo les trajo ("a ver si es cierto lo que este merolico nos cuenta"). De esta forma, tanto los investidos como guiadores del rebaño y los laicos, deben vivir al parejo, sin más medida que el realizar actividades que van desde el perdón hasta el saludo en una actitud subrayada siempre como “unos a otros”.
Pero, a fin de evitar enfrentar la actitud paulina, en la iglesia de Marcial Maciel se cuenta con dos herramientas ad-hoc para anular cualquier cuestionamiento externo a sus conductas: la infalibilidad papal y el dogma religioso. En otros grupos religiosos que descreen de esa investidura celestial del papado, algunos líderes acuden, torciendo, al Antiguo Testamento. Allí encuentran un montón de ejemplos para justificar su liderazgo abusivo sobre los otros –no al lado de otros; actitud que el apóstol Pedro reprueba enfáticamente (1 Pedro 5:1-3).
El personaje favorito de este tipo de líderes abusivos (si no es que invocan al papa en turno) es Moisés; en él hallan y hacen que se acomoden todas las cualidades de aquél para ejercer un trabajo impositivo. De esta forma transforman el diagrama de Pablo (de forma circular) en otro llamado “top-down”, piramidal (o también episcopal); un sistema en el que Dios se halla hasta arriba (ya nada más faltaba que no), luego el Papa (en el caso romano), y regularmente, debajo de éste, un sin fin de incondicionales que avalan dogmáticamente los procedimientos y conducta de aquellos a quienes nada pueden repelar –pues ya están domesticados para ello. De allí se desprende una cadena de “servidores” --cada uno de los cuales tendrá oportunidad de practicar su “unción” de manos de una autoridad que viene, dicen, del que está arriba de ellos: toda una cascada de hombres debajo-arriba del hombres. Hasta la mero fondo de la pirámide se halla el resto de la congregación: “las ovejitas”, a las cuales el líder religioso de un sistema "de la punta a la base", mira como si fuera Zeus entronado en el Olimpo.

Todo esto ocurre sin sustento doctrinario ortodoxo alguno. Y se llama aquí "ortodoxo" a los propios papeles que gobiernan la marcha de cualquier grupo. Cuando a alguno de estos líderes se les pide bases doctrinarias o validación de lo escrito por ellos mismos en sus reglamentos disciplinarios (más aún: predicaciones salidas de boca de ellos) que avalen su actual conducta y el sustento de esa su “autoridad” que se han auto-adjudicado, la mayoría de estos “guías” ni siquiera está interesado en responder; si lo hacen --bajo presión regularmente de una sociedad civil que destapa la cloaca—su parapeto es un cúmulo de pretextos que van desde la “ya lo aprobó el papa”, hasta una suso-dicha investidura celestial a la que los mortales les está prohibido juzgar; curiosamente, aquí sí utilizan las Escrituras en eso de “no juzgues para que no seas juzgado”.

Lo otro es que a la persona que se atreve a cuestiona al líder religioso, se le envía con alguno de los incondicionales de menor rango; éste también se guardará de responder y antepondrá una cadena burocrático-religiosa de la que ni el propio Kafka podría escapar.

El Mimetismo del Poder

Ya se ha dicho que los líderes abusivos echan mano de personajes bíblicos (o se cambian el nombre por el de algún santo venerado, ya sea mundialmente o regional) para poder ejercer su “trabajo espiritual” . Lo más peligroso ocurre cuando estos líderes, para “apoyar” su liderazgo, se mimetizan con algún personaje bíblico. Mimetizar quiere decir “hacerse igual que”, “uno mismo con”.

El líder toma una cita, regularmente del Antiguo Testamento, la lee y la “explica” (deformándola), de tal manera que, por ejemplo, Gedeón llega a encarnase en su persona: en otras palabras, convence a sus seguidores que Gedeón no es otro sino ¡él mismo!. En la versión del líder, los 300 que fueron aprobados por Dios para luchar junto a Gedeón en la historia bíblica, se transforman en los creyentes que debe seguir al “Gedeón” artificial de forma incondicional.
José el soñador resulta ser (casualmente) también el líder del grupo religioso; este José de utilería es quien (metafóricamente hablando) da de comer a los hermanos. Si se trata del rey David, la emoción sube de tono: el líder religioso se adjudica nuevamente tal personalidad: el suso-dicho mal interpreta las Escrituras para asegurar que Dios lo ha puesto para “pastorear” a los amlechores de la cueva de Adulam (esta vez los creyentes se convierten en un montón de desarrapados). Pero el líder religioso es también Moisés, marchando delante de los feligreses para cruzar el Mar Rojo en busca, casi siempre de sus propias ambiciones económicas, ególatras y –como en el caso Maciel y compinches--, las de tipo de aberraciones sexuales. Regularmente, el líder se dice cansado y pide a los creyentes que le “levanten los brazos” como a Moisés... En este caso, que aguanten su desviada conducta, callen y se sometan para que pueda seguir sosteniendo su vara poderosa: equivalente a solicitar admiración de su persona como fundador de los Caballeros de Colón u otra secta similar --todo lo contrario al Moisés bíblico.
Más peligroso aún: el líder abusivo suele adaptarse (aunque de forma más sublime) a la persona de ¡Jesucristo! El líder dice a los feligreses que él está esperando que sus seguidores “le den de comer a la gente”... que si ellos no pueden, él, como Cristo, sí podrá...Bueno, ya el nombramiento "Sustituto de Cristo", habla por sí mismo.
Esta forma de hacerse “uno e igual” a los personajes bíblicos; igualarse a algún santo del calendario o canonizarse antes de tiempo, es una muestra clara de una grupo religioso no sano espiritualmente. Curioso: el líder jamás se hará igual a, por ejemplo, Jonás, Saúl o Judas; esos papeles se los deja a los incondicionales o a algunos de sus feligreses que en confesión le relatan de sus cargas, acompañadas éstas de algunas dudas sobre la conducta del confidente…los Judas casi siempre llegan a ser aquellos que han mostrado algún tipo de desacuerdos con el líder dentro del grupo religioso.
Para cuando éste se da cuenta, ya él mismo se cree todas estas aberraciones; como buen sociópata se cree intocable, sus valores éticos y morales se los impone él mismo (dejando atrás los del Dios en el que dice creer), y está ya listo entonces para la desviación más vergonzosa. Comienza a predicar cosas como: “Aquí yo soy el único que recibe revelación de Dios... Ustedes deben confiar en Dios a través de mí; yo sé lo que es mejor para ustedes; no pregunten a nadie más. Yo tengo la responsabilidad y la custodia de cada uno de ustedes, de acuerdo a la santa sede, mis correligionarios, la junta de ancianos…y de acuerdo también, claro, a mí mismo por medio de la tradición y dogmas de la fe”.

La Pretendida Autoridad

Los líderes abusivos basan mucho de su poder de control en una pretendida autoridad que viene en escalera desde la punta de la pirámide; obviamente, el líder religioso local o fundador de la secta u organización Legionaria, es quien más “directamente” recibe “autoridad de Dios” para imponerse sobre los otros. Este concepto, naturalmente, está retorcido: nace de hacer a un lado la autoridad suprema, que para muchos de los creyente lo es las Escrituras. Un grave problema de quienes practican estos sistemas de abuso (principalmente en la rama protestante) es su poca o nula educación teológica, o bien que, en el mismo seminario al que asistieron, se les inyecta con esta doctrina falsa de autoridad: sumisión absoluta de los creyentes al líder, sin importar lo que éste haga de su vida --así sea una incongruencia abismal entre lo que vive y practica.

La palabra autoridad, (exousia) aparece 38 veces en la Biblia. En el Antiguo Testamento sólo se usa dos veces, la primera vez en el libro de Esther 9:29, la segunda en Proverbios 29:2. Existen asimismo las palabras “dominio” y “poder” como sinónimo de autoridad. En el Antiguo Testamento “poder” o autoridad, se usan siempre para establecer una relación entre dos naciones, una de las cuales está sometida a la otra bajo ese dominio o autoridad. Jamás se utiliza esta palabra para denotar una relación personal hombre-hombre/mujer.

Ahora bien, los líderes abusivos jamás enseñan un punto que echaría por tierra sus aspiraciones divinas: que Dios creó al hombre y le dio autoridad sobre todo lo que hay en la tierra, excepto dominio de un hombre sobre otro hombre. Cuando existe dominio de una persona a la otra, entonces hay conflictos; a nadie le gusta ser dominado: por mucho que quien domine se diga “ungido” del Señor. Dicho esto, a los líderes abusivos sólo les quedan una o dos citas de las Cartas de Pablo para apoyar su pretendida autoridad, si bien jamás examinan cuál es la verdadera autoridad que Dios dio a los creyentes. Un examen cuidadoso del Nuevo Testamento, nos habla que, efectivamente, el creyente sí posee autoridad. Esa autoridad proviene de Jesús, Él tenía autoridad y la ejerció y la ofreció a sus discípulos. ¿Pero qué tipo de autoridad es la que Jesucristo practicó? ¿Fue Jesús un autoritario, es decir, alguien que trataba de controlar emocional y mentalmente a las multitudes y a su prójimo? Creo que no. Veamos cuál es la autoridad que Jesús dijo poseer: 1) Hacer discípulos (Mateo 28:18); 2) Echar fuera de demonios (Lucas 9:1); 3) Resistir veneno de serpientes y escorpiones (Lucas 10:9); 4) Hacer milagros (Juan 2:18); 5)Juzgar a las naciones (Juan 5:27); 6) Tomar su vida de nuevo y resucitar (Juan 10:18); y 7) Dar vida eterna (Juan 17:2).
En ningún momento Cristo habla de ejercer dominio sobre otro hombre; vaya, Él mismo aborrecía esta práctica. ¿Por qué se tendría que creer entonces al líder religioso abusivo que él sí tienen poder y dominio sobre sus “ovejas” u otro ser humano cualquiera?
Hubo un momento en la vida de Jesús que surgió esta pregunta natural en mentes que dudaban: ¿Quién es (será) el mayor en el Reino de los Cielos? Cuando surgió esta pregunta entre los discípulos, Jesucristo les tenía una sorpresa:

“En aquel tiempo se llegaron los discípulos a Jesús, diciendo: ¿Quién es el mayor en el reino de los cielos? Y llamando Jesús a un niño, le puso en medio de ellos, Y dijo: De cierto os digo, que si no os volviereis, y fuereis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Así que, cualquiera que se humillare como este niño, éste es el mayor en el reino de los cielos” (Mateo 18:2-4).
(Jesús se cuidó mucho de señalar que el reino de los cielos, ya estaba aquí, en la misma tierra y en las relaciones personales que entablaban los discípulos con cada ser humano con el que se hallaran)

La pregunta era muy simple ¿Quién va a mandar sobre quién en el reino de los cielos y ahora, entre nosotros, aquí, cuando Tú te vayas? La respuesta de Jesús es sorprendente: ¡El mayor en el reino será el que se humille y tenga un corazón de niño, sin malicia ni doble sentido! ¿Tienen ese corazón y actitud esos líderes que más bien parecen capataces sobre las ovejas, las humillan, vejan, e incluso llegan a violar sexualmente? ... En vez de ello, Maciel y otros pedófilos dominan y se ponen a los niños en medio...
La duda persistió. Los discípulos como que no se conformaban; humanamente deseaban tener dominio sobre sus compañeros. Así es que Jesús les tuvo que dar otra lección. Con esta nueva enseñanza, los sacó de su sistema de creencias, anuló todo concepto de lo que era dominar al otro: los dejó fríos; así como deja bufando de impotencia a esos líderes abusivos que creen tener carta de propiedad sobre la congregación. Justo en su condena contra los fariseos, en Mateo 23, Jesús hace resaltar el papel del dominio del uno sobre el otro, y dice:

El que es el mayor de vosotros, sea vuestro siervo. Porque el que se ensalzare, será humillado; y el que se humillare, será ensalzado. (Mateo 23:12).

Pero aún no bastaba: los discípulos se hicieron los desentendidos. Entonces Jesús se puso de ejemplo:

“Y hubo entre ellos una contienda, quién de ellos parecía ser el mayor. Entonces él les dijo: Los reyes de las gentes se enseñorean de ellas; y los que sobre ellas tienen potestad, son llamados bienhechores: Mas entre vosotros, no será así: antes el que es mayor entre vosotros, sea como el más joven; y el que dirige, como el que sirve. Porque, ¿cuál es mayor, el que se sienta a la mesa, o el que sirve? ¿No es el que se sienta a la mesa? Y yo soy entre vosotros como el que sirve. (Lucas 22:24-27).

Hoy en día, los líderes abusivos siguen en la contienda preguntándose ¡quién es el mayor!. Obviamente, en la contienda final el líder religioso se adjudica ese título, y deja que los demás se disputen el resto de los puestos. Muchos de esos líderes, para validar esa su falsa autoridad, tuercen esta Escritura; insisten en decir que ellos tienen una autoridad especial. Toman el texto fuera de contexto y, carentes de todo conocimiento exegético, dicen: “¡Ah!, pero la Escritura dice que aún así, existen mayores y menores, y, entonces, yo soy el mayor”. Pobres, no entienden el significado de mayor/menor como se utiliza en el original griego: no se trata de un “más grande” o “alto” en el sentido jerárquico, sino de más o menos humildad o disposición para obrar en el Reino de Dios de manera funcional.

Manipulación

Este tipo de autoritarismo falso y anti-bíblico debe ser protegido por el líder abusivo quien se cuida de no ser puesto en tela de juicio por algún miembro entendido en las Escrituras o reglamentos internos, si no es que en una homilia papal. Los grupos religiosos abusadoras se caracterizan por la manipulación de sus miembros. La manipulación es el uso de fuerzas exteriores para lograr que otros hagan lo que alguien quiere que hagan. Aquí la manipulación se usa para hacer que las personas se sometan al liderazgo del grupo. Las tácticas de manipulación incluyen el uso de la culpa, la presión de sus semejantes, la intimidación y las amenazas de juicio divino de Dios por la desobediencia. A menudo, se lleva a cabo una dura disciplina pública para promover el ridículo y la humillación.
Otra táctica es la filosofía del "pastoreo". Esta “filosofía” requiere que cada miembro responda personalmente ante otra persona de mayor “experiencia”. El creyente debe revelar todos sus pensamientos y sentimientos personales a su "superior" y discutir con él sus decisiones futuras. Esta información personal no se usa para ayudar al miembro sino para controlarlo. Sutilmente, al creyente se le aconseja que se busque un “tutor” entre algunos miembros más antiguos; se les convence a la tutoría con ejemplos tan absurdos como los de Josué bajo el mando de Moisés o Eliseo como seguidor de Elías.
Otra forma de control es el aislamiento. Las iglesias abusadoras pueden interrumpir el contacto entre un nuevo miembro y su familia, amigos y toda otra persona no asociada con el grupo.

Una de las tácticas más abominables es la del espionaje. El líder religioso encocomienda a algunos de sus incondicionales ya probados, que vayan y “espíen” a quienes no hablan bien del líder. Así, se pone al hombre (a un hombre común y corriente y con todas las debilidades humanas), en un pedestal; un personaje cuya conducta parece no tener mancha alguna. Las sugerencias, reprimendas y diatribas de los que defienden y espían para el líder religioso, son de un tono más o menos así: “No hables mal de tus líderes porque si lo haces te va a dar lepra como les dio a Aarón y María”. La “ovejita” que no entiende nada de Aarón ni de María (porque la enseñanza bíblica que se le da no alcanza para que sepa quiénes son estos personajes), agacha la cabeza y con gran culpa se retira del lugar temerosos del castigo; si fueron agredidos sexualmente, “el fuego del infierno prometido” basta para que sellen sus bocas y vivan traumatizados toda su vida.
Otra vez, si uno pide explicación de esta conducta dentro del grupo religioso a uno de los líderes espías, éste tampoco cree entender si lo que hace (esa “doctrina”) es correcta o no; él simplemente “obedece” al “ungido”. Lo peor: con el tiempo y por costumbre, la congregación y líderes zalameros del líder religioso llegan a creer que todo lo que se hace y práctica allí ¡se encuentra en la Biblia... creen que así lo ordenan las Escrituras! A su vez, el líder, perpetúa el engaño al colocar en puestos de liderazgo sólo a gente que se “somete” a su autoridad sin cuestionar nada.

Obediencia, Sometimiento, Sujeción

En los sistemas abusivos, los líderes están siempre preocupados acerca de lo que la gente hace, bajo una fórmula que se lee: lo que haces = lo que mereces. Es decir, el miembro es interrogado acerca de su trabajo, diversiones, hábitos y –por sobre todas las cosas-- sus entradas financieras... todo lo relacionado al dinero. Si el miembro resulta ser de los “cargados”, de inmediato (sin mediar análisis espiritual de por medio) se le hace candidato para un puesto dentro del liderazgo. Pero, si el creyente no resulta de solvencia económica atractiva, la “investigación curricular” que se le hizo al creyente (es decir, el interrogatorio a su expediente personal) se transforma en un instrumento de información para conocer cuánto tiempo libre puede emplear ese miembro trabajando al servicio del líder religioso. Cuando los líderes preguntan al miembro qué hace, en qué trabaja, cómo gasta su tiempo, no es porque quieren considerarlos y tratar de ayudarlos, sino para decirles frases como: “No trabajes tanto, Dios va a proveer si sirves a nuestro grupo (y, no pocas veces, a la misma casa del líder); y TE lo va a regresar al 100%” En este punto se es astuto en utilizar un cita bíblica u homilía papal para validar el enunciado.
Comienza entonces un “estira-y-afloja” con el propósito de convencer a la oveja a que dedique tiempo a “servir en el ministerio” –sobre todo si el sociópata ya “apuntó” hacia su objetivo que bien puede ser una mujer con necesidad anímica y/o espiritual, un joven en busca de sentido a la vida, e incluso (sabido es) niños que son invitados a “convivir” con el apóstol con el propósito de una “educación” cristiana desde tempana edad
Si esto no funciona por las buenas, se echa mano del concepto de obediencia, sumisión, sujeción, con el apoyo que emana del punto referente al mando piramidal: “Tienes que obedecer al varón que Dios nos puso como líder en todo lo que él te diga, y lo tienes que hacer sin preguntar y, menos, dudar.” Esta idea de obediencia se ejerce de forma humillante, deshonesta y con un sentido de explotación a la “oveja”, que muchas veces raya –se ha dicho—en la ignominia.
El sistema abusivo ha perdido, bajo el sistema piramidal, el verdadero concepto de la obediencia. Los pasajes en los que se basa este tipo de control (ya dejando a un lado la enfermedad mental del guía) es des-contextualizado por sus “intérpretes”; se hallan en Romanos 13:1, 1 Pedro 5:5 y Hebreos 13:17. Sin duda que son de suma importancia y los creyentes genuinos los ponen en práctica en su vida, sólo que los líderes abusivos leen mal estos pasajes y sin el equilibrio debido.

Por ejemplo, muy rara vez los líderes mencionan Hechos 5:29 en donde se dice que “es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres”, o Jeremías 17:5 “Maldito el hombre que confía en el hombre, y aparta su corazón de Jehová”; tal vez, asimismo, se deja de citar alguna homilía papal que hable en contra de la obediencia ciega e invita al feligrés a un análisis concienzudo, antes de acatar órdenes por más que quien las emita se sienta la voz misma de Dios.
Por otro lado, pocos o ninguno de los creyentes obedientes dedica el tiempo suficiente para analizar lo que en la Biblia quiere decir la palabra “obedecer”. Peor están los abusivos que están convencidos que han sido llamados para humillar a otros, porque, dicen, esa conducta se halla en las Escrituras, nuestros legados, la tradición o (puede ser también) en alguna homilía papal escogida ad hoc. Por ejemplo cuando leen en Hebreos 13:17 “Obedezcan a sus líderes y sujétense a ellos”, se aprovecha para hacer creer al creyente que estas son reglas que sus adeptos deben seguir a pie juntillas.
Pero veamos más claramente a la luz del significado real lo que se quiere decir con las palabras obedecer y sujetar. De acuerdo a la Greek-Hebrew Key Word Study Bible, la palabra usada es un verbo que significa: convencer (por un argumento verdadero o falso); por analogía: pacificar o reconciliar; también significa confiar en, fiarse de, acuerdo, seguridad, confianza. Finalmente: ser persuadido.
La mayoría de los líderes abusivos confunden la magnesia con la gimnasia, y la iglesia con la pederastia. Empeñados en ser iguales a Dios (o por lo menos estar jerárquicamente justo debajo de él, o convertirse en la boca del Señor), toman la obediencia a Dios como obediencia a su auto-impuesta “autoridad”. Pero también fallan, porque en la Biblia, la palabra que se utiliza para obediencia a Dios, es shêma, que significa: oír inteligentemente (a menudo, con implicaciones de atención, discernir, testificar, comprender).
Como se ve, en ningún momento “obedecer” quiere decir que alguien da una orden y el otro la acata sin pensar, sin preguntar, sin analizarla o juzgar si esa orden es correcta desde el punto de vista bíblico o no. Eso a los líderes no les interesa; una de las frases más usadas por los sistemas abusivos es aquella que dice: “el líder religioso dice que esto es mandatorio, así es que obedezcan”. A esto hay que añadir que, si algunos líderes protestantes imponen este tipo de abusos sobre creyentes que regularmente están más enterados de la posición bíblica, imagine el lector qué no se hará con creyentes católicos que, estadísticamente, son muy pobres lectores de ese libro en el que se basa su religión.

El Nelson's Illustrated Bible Dictionary, dice que “Obediencia, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, está relacionada con la idea de escuchar. Obediencia es una respuesta positiva, activa a lo que una persona escucha. Dios convoca a las personas a una obediencia activa a Su revelación. La falla del hombre en desobedecer a Dios (no escuchar atentamente y no analizar lo que Dios le dice) ciertamente resulta en juicio para el hombre”.

La otra frase que usan los abusivos es “someter/sujetar”. Los autoritarios creen que esto equivale a que la “oveja” tiene que agachar la cabeza y hacer todo lo que se le mande, pues está bajo una cadena de mando que viene desde Dios, pasa por el papa o un superintendente general; de ahí a un subalterno y termina en algún incondicional ignorante o cosa peor.
La palabra someter aparece en griego siete veces en el Nuevo Testamento; dos se refieren a la sujeción de la esposa al marido, una a Dios, una a las autoridades del mundo, y tres a los líderes. Al examinar estas últimas citas nos damos cuenta que las citas poseen dos partes y no sólo una como algunos líderes abusivos las quieren hacer pasar; porque ellos toman la parte que les conviene, y desechan la otra.
La primera cita se halla en 1 Corintios 16:16: “Les ruego que se sujeten a personas como ellos” Pero ¿a quién hay que sujetarse así? ¿Quiénes son ellos…qué características deben de llenar para entonces rendirles la obediencia antes descrita?. Los versículos anteriores en este pasaje son los que se comen los abusivos; el verso 14 dice: “Todas sus cosas sean hechas con amor”, y el 15, dice: “porque ellos se han dedicado al servicio de los santos”. Estos son dos requisitos, condiciones o señales que indican a quién debe darse obediencia en las cosas de Dios. No se puede estar obedeciendo ciegamente a quienes se dedican a utilizar a otros para llenar sus expectativas personales que van desde las financieras hasta las más carnales como es el adulterio y la pedofilia. Ahora, el final del verso 16 (que también se comen los abusivos), dice: “así también [sujétense] a los que ayudan y trabajan”. Un signo casi equívoco de los abusivos es que, dada su tremenda “autoridad” sobre otros, dedican la mayor parte de su tiempo a NO HACER NADA (eso sí, con mucha discreción)
La otra cita se halla en Hebreos 13:17. La segunda parte del verso habla de una razón por la cual el creyente debe sujeción a su guía espiritual: “porque ellos velan por sus almas, como quienes han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría” [no groseramente ni con autoritarismo].

La tercera cita es de 1 Pedro 5:5 y va dirigida a los jóvenes. Esta cita es usada muy a menudo para reprender a éstos e irles enseñando el camino de la “obediencia” irreflexiva (tan sin someterla a juicio, que algunos de estos jóvenes terminan cayendo en los brazos de quien debe protegerlos con su propia vida). De lo que nunca se habla es que estos líderes, el fundador del grupo, el obispo, anciano, seminarista o maestro de religión, deben mostrar integridad para que sean objeto de respeto y sujeción por parte de los jóvenes. Los versos 3 y 4 hablan de que los ancianos “deben cuidar la grey, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancias deshonestas, sino con ánimo pronto; no como teniendo señorío de los que están a su cuidado, sino siendo ejemplo de la grey”.
Como se ve, existen dos partes del argumento aquí: obedecer (como ya se ha descrito arriba, y sujetarse). Esta es la parte que les gusta a los abusivos. Pero para que la primera parte se lleve a cabo, es necesario cumplir con una condición de honestidad, trabajo, comprensión, y sobre todo, de humildad para estar al mismo nivel y no arriba de los demás; esta segunda parte es omitida por la casi totalidad de quienes viven bajo un sistema abusivo.

Reglas no Habladas
Si el llamado a la “obediencia” no funciona, existen entonces un buen número de reglas (inventadas, por supuesto) que los líderes de un sistema abusivo tienen y guardan debajo de la manga para aplicarla cuando algún miembro se les ponga “rebelde”, o simplemente comience a mostrar desacuerdo con lo que él (de alta jerarquía) y/u otros guías de menor rango, piensan, enseñan y hacen. Aquellas reglas no se publican ni están escritas, y el creyente las ignora totalmente. Su aplicación resulta tan paradójica como absurda: “Puesto que no se escriben …tú no sabes de ellas hasta que las rompes.”
Una de las reglas más comunes, a la vez que aberrantes, es: “No hables del líder religioso o vas a salir expulsado del grupo, a ser ‘disciplinado’ o bien, removido del cargo que tienes”. Si esto no basta, entonces se le añade: “Murmurar de un líder de Dios te va a traer un castigo como la lepra de Aarón y María cuando murmuraron contra Moisés”
Otra vez, los líderes ignoran el sentido de las palabras del propio Libro que debe ser la base de sus funciones pastorales tanto como de su iglesia. En las Escrituras “Murmurar”, es el equivalente a la palabra inglesa “slander” que quiere decir “calumniar”; y calumniar es decir algo, o testificar de algo que no es verdad. Esto no es lo que sucede en la mayoría de los liderazgos abusivos. Para ellos un simple desacuerdo, ya es murmurar; si alguien no está de a tono con que el líder religioso pase tanto tiempo viajando a costillas de las ofrendas de platillo puestas por los creyentes, viendo televisión o persiguiendo a jóvenes púberes, a esto ya se considera murmurar; si se le piden cuentas transparentes del dinero que entra a la iglesia o se hace la menor alusión a su relación sospechosa con algunos de sus feligreses; eso también es murmurar.
Para cubrir todo lo incompatible de su vida como “líder religioso”, éste se vuelve a mimetizar con Moisés u otro santo de su preferencia o a citar al papa, para infundir temor en quienes lo critican. Sólo que, otra vez, lo hace sólo parcialmente, porque ni el líder se parece en nada a Moisés ni al ningún santo, y a veces ni al papa, ni tiene tampoco un sólo atributo de estos hombres: no habla cara a cara con Dios (aunque él dice que sí), ni es manso como Moisés, ni es el profeta del tamaño de Moisés. Lo peor: no sigue el ejemplo misericordioso de Moisés quien a pesar de haber sido calumniado, sale y exige a Dios que sane “en ese instante” a Aarón y María (Números 12:13). Por el contrario, cuando el líder abusivo sabe que alguien está en desacuerdo con él, se le señala su indigna forma de “pastorear”, los malos manejos administrativos que hace del dinero, o simplemente el líder religioso se siente a punto de ser descubierto en algún pecado oculto, iracundo se sube al púlpito y comienza a condenar a quienes “murmuran” contra él… Sintiéndose Moisés a los ojos de Dios, emite el juicio contra el murmurador que osó “hablar” del inventor de una Legión que se dice, "de Cristo".
De esta forma, el silencio llega a ser la fortaleza donde el líder esconde todas sus fechorías; él mismo se excluye de todo desafío y escrutinio. ¿Es esto lo que hacía, por ejemplo, el apóstol Pablo? ¡No! Pablo se defendió con argumentos sólidos y se abrió a la investigación frente a quienes hablaron mal de él; jamás los condenó ni les deseó lepra o algo similar; y mucho menos utilizó a sus pares con el fin de que éstos taparan alguna de sus fechorías o condenaran al infierno a aquellos que se atrevieran a señalarlo como indigno de su posición pastoral (2 Corintios 2:12-17 y 3)
Existen otras reglas similares que son inventadas en el momento ( al vapor) con tal de alejar a los que están en “rebeldía” contra el líder acosado; una retahíla interminable de legalismos que, como es el "guía" quien las implanta a su gusto, se aplican a diestra y siniestra, según se van necesitando para eliminar a los “enemigos de Dios y de la iglesia”. Los únicos que no sufren de estas reglas son aquellos que se quedan callados, sumisos y tolerantes. Éstos, se unen al liderazgo abusivo aunque no estén del todo de acuerdo con ellos. Y es que los abusivos tienen una frase mágica para hacer desaparecer toda amenaza de los enemigos de enfrente: “Si hablas de que hay problemas en la iglesia, entonces TU ERES EL PROBLEMA; nosotros estamos bien pues somos los “ungidos” de Dios”. El mensaje para los que se han quedado en el grupo religioso es simple: “Haz lo que ellos (los rebeldes) hicieron, y serás expulsado como ellos”. Estas amenazas van acompañadas de sentencias nada gratas: “¡Ah!, pero si te sales de nuestra “cobertura”, atente a la excomunión … ergo: te irá mal, tu familia va a enfermar, perderás el trabajo, caerás en maldición, te vendrán días de amargura, etc. etc.”

Un estilo de vida rígido y legalista

Un estilo rígido y legalista es ideal para el abuso. Esta rigidez es el resultado natural del estilo de liderazgo abusivo. Los grupos manipuladores exigen la devoción inquebrantable a la "familia espiritual". ¡La lealtad al mismo tiene prioridad por sobre la lealtad a Dios, la familia o cualquier otra cosa!.
A menudo se presiona a los miembros a asistir a misa/servicio cinco, seis o siete días a la semana. Existe un requisito para hacer catequismo y/o evangelizar: se debe cubrir cierta cuota de contactos, y algunos gripos llegan a exigir que los miembros completen tarjetas de tiempo que registran cuántas horas han dedicado a su labor proselitista. Se hacen programas diarios para la persona, se le obliga a cubrir cuotas de entrega propagandística, ir puerta tras puertas para tratar enrolar a otros al "salón del reino", etc. Los miembros de este tipo de grupos frecuentemente abandonan la escuela, dejan de trabajar o aun desatienden a sus familias para hacer el trabajo exigido por su grupo.

Existen también pautas emanadas del liderazgo para el vestido, las citas, las finanzas, y ¡hasta con quièn sí y con quién no, debes casarte! El cumplimiento de estos detalles se consideran de gran importancia y equiparan a la "fe" que el creyente tiene, no para Dios, sino esa de ceguera para su líder.

En gruposs como éstos, las personas comienzan a perder su identidad personal y a actuar como robots programados. Muchas veces, la presión y las exigencias de la grupo religioso harán que el miembro tenga una crisis nerviosa o caiga en una depresión severa. Al observar estas características, no puede dejarse de pensar en las palabras de Jesús acerca de los fariseos, que "atan cargas pesadas y las ponen sobre la espalda de los demás, pero ellos mismos no están dispuestos a mover ni un dedo para levantarlas" (Mateo 23:4). O, esta otra: "Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso. Carguen con mi yugo . . . Porque mi yugo es suave y mi carga es liviana" (Mateo 11:28-30)!

Falta de Balance en la Enseñanza

Cuando los abusivos sienten y ven que entre más la gente que los sigue conoce las Escrituras, el catecismo, algunas homilías (que existen, claro, humanitarias) o se asesora de personas de conocimiento profundos en la doctrina --o simplemente aprende por la Internet mediante programas a distancia, los espías del grupo los va identificando como aquellos que se “rebelan”; entonces los líderes optan por dos cosas: 1) condenar enseñanzas que no halla enseñanado él mismo, y 2) enseñar poco y torcido; dar la enseñanza con medida y de acuerdo a sus intereses, elegir a un grupo “selecto” de líderes agachones para prepararlos como “ministros”, o simplemente (de plano) cancelar toda enseñanza...excepto la que puede ser controlada por el líder religioso.
¿Qué se hace entonces? Se sustituye la enseñanza con la emoción, manipulación de sentimientos, predicaciones gritonas y sin contenido, imágenes del fundador en un ambiente de camaradería, reforzamiento desde el púlpito acerca de quién es el “ungido de Dios”, prohibición de “andar pastando en otros prados” (es decir, fidelidad incondicional al grupo)... Y tambièn: “Si quieres leer algún libro que no sea de los permitidos aquí, pide permiso a tu líder”, etc. Gradualmente la enseñanza bíblica profunda se sustituye por otros discursos seculares, planes de crecimiento, estrategias financieras; todo, con tal que los miembros que todavía siguen al líder nunca lleguen al fondo del asunto en conocimiento bíblico o de vigilancia doctrinal.
Para que la “oveja” ya no ande preguntando, el líder religioso se sube al púlpito y proclama desde allí que “Él es el único que recibe revelación de Dios o autoridad del papa, y que, en esos momentos de pr+edica, transmite a las ovejas un mensaje tal y como Dios se la dio esa mañana; las ovejas, se les dice, deben de aceptar esa revelación, y bastarse para el resto de la semana... O irse”.

Un creyente entendido sabe que tal revelación no puede venir de Dios cuando lo que se predica y enseña es simplemente la técnica llamada "El poder subliminal del abuso espiritual"...Se trata, ante todo, de controlar, manipular, condenar, herir, lastimar.

Cambios frecuentes del nombre del grupo/iglesia

El hábito de estar constantemente cambiando el nombre del grupo religioso, obedece a que ya su "orden" o "instalación" ha sido reconocida como violadora de los más elementales derechos humanos. A menudo, no es sòlo el cambio de nombre (ya para entonces de prestigio y hasta con escuelas que llevan su sello) sino que se acude al síndrome de la NEGACIÓN individual: "¿Yo de la Legión? ¡No, hombre, cómo crees! ¿Mi hijo en la Anáhuac?...Lo acabo de cambiar al Instituto Patrulla...". Y cosas por el estilo

LA DESPROBACIÓN DE LOS DEMÁS


La desaprobación de todas los demás grupos religiosos suele ser otro síntoma de los abusivos. El grupo se consideran una elite espiritual. Sienten que ellos solos tienen la verdad, y todas loss demás se han corrompido. Por lo tanto, no se asocian con otros "cortados con la misma tijera". Esto grupos acostumbran referirse a ellos mismos con nombres especiales tanto como ridículos: "el rebaño sagrado", "el remanente fiel" o "el ejército de Dios del final de los tiempos". Hay, también un sentido de orgullo porque los miembros sienten que tienen una relación especial con Dios y con su movimiento en todo el mundo, o en el país o en la colonia. En su libro Churches That Abuse, el Dr. Ron Enroth cita a un ex miembro de uno de estos grupos que dice: "Si bien no lo decíamos abiertamente, en el fondo de nuestro corazón realmente sentíamos que no había un lugar en el mundo como nuestra asamblea. Pensábamos que el resto de los grupos religiosos estaban de recreo".


La Biblia deja en claro que no hay grupos o iglesias que son una elite espiritual. Efesios 4:3-6 dice: "Esfuércense por mantener la unidad del Espíritu mediante el vínculo de la paz. Hay un solo cuerpo y un solo Espíritu, así como también fueron llamados a una sola esperanza; un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo; un solo Dios y Padre de todos".



Complejo de persecución



Ya nos habíamos referido a la paranoia que muchos líderes abusivos poseen. Esta característica es consecuencia natural de la anterior. Como las iglesias abusadoras se consideran una elite, esperan persecución del mundo y aun se nutren de esto. La crítica a la que son sometidas por sus métodos abusivos y evidente falta de fundamento espiritual, les sirven a estos grupos –no como una forma de reflexión y cordura-- sino ¡como evidencia de que son la verdadera iglesia, perseguida por Satanás!... ¡Hágame Usted el favor!.



Sin embargo, la persecución recibida por iglesias abusadoras es diferente de la persecución que recibió Jesús y los apóstoles. Las iglesias abusadoras atraen gran parte de la prensa "negativa" no por otra cosa que por sus propias acciones. Así, toda crítica recibida, independientemente de su origen -cristiano o secular- siempre se considera como un ataque de Satanás, aun cuando las críticas estén basadas en la incongruencia de su propia doctrina.


En pocas palabras: toda oposición a sus prácticas nefastas, las ven como persecución...y ésta llena sus expectativas apocalípticas de forma que uno no puede imaginar.



Proceso de salida doloroso



Absurdamente, una de las características del Abuso Espiritual es que la salida de éste es un proceso doloroso y difícil. Los miembros de muchos de estos grupos temen salir por la intimidación, presión y amenazas de juicio divino. A veces, los creyentes que dejan estos "ministerios" son acosados y perseguidos por líderes de la misma cuasi-secta. La mayor parte del tiempo, quienes deciden abandonar, son ridiculizados y humillados públicamente ante el grupo, y se les dice a los demás miembros que no tengan ninguna relación con ninguno de los ex miembros. Esta práctica se llama evitación.


Muchas personas que dejan grupos abusadores, debido a la intimidación y el lavado de cerebro, llegan a sentir que han dejado a Dios mismo. Ninguno de sus anteriores compañeros quiere tener comunión con ellos, y se sienten aislados, abusados y temerosos del mundo. Un ex miembro de un ministerio universitario específico dijo: "Si uno se va sin la aprobación del liderazgo, recibe condena y culpa. Mi líder religioso me dijo que pensaba que era satánico que yo me fuera y se preguntó si yo podría continuar mi experiencia de salvación".



Algunas Características de los grupos abusivos



1. Una actitud de superioridad: “nuestra grupo religioso es mejor que cualquier otra”.


2. Falta de tolerancia en los desacuerdos con el liderazgo; se suprime la forma de pensar que difiera de los líderes y, más aún, del líder religioso .


3. Agendas escondidas, como una forma deliberada de tomar decisiones “en el momento”, es decir, cuando alguno de los miembros se muestra en “rebeldía” o se sospecha que cuestiona la conducta del líder religioso y/o su familia.
4. Imposición de creencias en el sentido de que la desobediencia a lo que el líder religioso dice (y que no trata en absoluto de manera bíblica), es pecado, cuando en realidad no lo es. Una vez que el discípulo ha sido convencido por su líder que la desobediencia es algo pecaminoso, el discípulo tomará control de sí mismo y de su propia voluntad para seguir las sugerencias de su discipulador, con el propósito de evitar la culpa. Ejemplo: “si te sales de esta iglesia, estás en desobediencia a tu líder religioso , y caerás en maldición…”; resultado: el miembro sigue allí aunque se sienta más que a disgusto.
5.Los sentimientos del discípulo llegan a ser esclavos de los consejos del líder o discipulador.

6. La información que el grupo define como negativa, en lo que concierne a los líderes, es suprimida haciendo a un lado de sus funciones como miembro, al discípulo que se atreve a hablar. Esta humillación es frecuentemente realizada mediante modelos o estándares de conducta no bíblicos que causan en el discípulo culpa y vergüenza. Por ejemplo, si el que habla “negativamente” tiene un puesto de maestro de niños, y falta un domingo a la grupo religioso por causa de su trabajo (un otra razón); ese es un pretexto “razonable” para hacerle ver que “ha fallado a Dios” y que se le va a “disciplinar”, sentándolo algunos domingos… Esto, naturalmente, se hace con el propósito de hacerlo a un lado, se desanime y se vaya de la iglesia.

7. Los grupos abusivos usualmente mantienen un significado adicional de lo que quieren decir con “obediencia” y “sumisión”. Estas palabras jamás van a expresar exactamente lo que el líder religioso desea decir con esto; en el momento menos esperado, el líder añadirá, a su criterio, un nuevo significado a esas palabras, según le convenga o sirva para salir de algún enredo.

8. Los grupos abusivos le dan poco valor a la defensa que de ellos mismos hacen los discípulos, mediante la distorsión de conceptos altamente importantes de compromiso y verdad. Naturalmente, estos conceptos son distorsionados por los líderes, dándoles un significado que la Biblia no se permite. Ejemplo: “Cuídate de contradecir al líder religioso … es tu palabra contra la de él, y recuerda que él es el “ungido” a través del cual Dios trae bendición para ti y tu familia”.

Los grupos abusivos pueden:

1. Hacerte sentir lejano a la familia (pregunta a tu familia si ellos sienten que te has alejado de ellos emocionalmente, porque tú, por ti mismo, no estás en posibilidad de ver esto.

2 Causar que tus decisiones espontáneas disminuyan, pues ahora quieres verificar con tu líder primero.

3. Causar que abandones tus antiguos pasatiempos y amigos (los sanos, claro)

4. Causar la interferencia de planes familiares normales, por estar pensando en qué dirá tu líder con respecto a la decisión que puedan tomar tu y tu familia.

5. Aceptarlos consejos de tu líder tan rápidamente que alguien perciba que estás indebidamente influenciado o controlado.

6. Hacerte creer de manera sutil que la obediencia y sumisión a un ser humano cualquiera, es signo de crecimiento espiritual, aún cuando tú no te sientas bien. 7. Crear culpa y vergüenza innecesarios cuando tus deseos no coinciden con los de tus líderes, y tu personalidad real se suprime. Esto provoca que pierdas tu iniciativa personal, tengas problemas emocionales serios, depresiones profundas; todo debido a que tu discipulador te ha indicado que, al no coincidir con él, estás faltando a la voluntad de Dios.

CONCUSIÓN
Se han expuesto aquí sólo algunas de las características de los grupos abusivos dentro de su medio interno, así como los esfuerzos "sobre-humanos" que algunos realizan para que sus aberraciones no salgan fuera de los muros que los cobijan. De los elementos externos, político, de compadrazgo, mercantil, intereses propios y alianzas iglesia-estado, etc. que codyuvan a que el abuso espiritual sea posible hasta llegar a extremos como la pedofilia de Marcial Maciel, ya otros grandes periodistas y escritores han dado cuenta a través de información mediática y libros que el lector puede hallar en casi cualquier estantería.
Al caso Maciel y epígonos que sobreviven y se re-organizan para continuar con sus prácticas abusivas, no queda otra que encuadrarlos en aquel pasaje del Evangelio acontecido en la región de Gadara. En aquella ocasión Jesús enfrenta a un hombre que habita entre los sepulcros, con una fuerza tal que ninguna cadena es capaz de mantenerlo en su sitio, además de ir de aquí para allá completamente desnudo. Cuando el nazareno se da cuenta de lo que tiene enfrente, lo primero que hace es preguntar a ese poseído por un espíritu inmundo "¿Cuál es tu nombre"? La contestación del espíritu no puede ser más exacta al caso Maciel y seguidores: "Me llamo Legión, porque somos muchos".
Lecturas Recomendadas

Iglesias Abusadoras, Pat Zukeran, Probe Ministries, Trad. Alejandro Field
The Subtle Power of Spiritual Abuse, David Johnson & Jeff VanVonderen. Minneapolis, MN: Bethany House Publishers, 1991.
Toxic Faith, by Stephen Arterburn & Jack Felton. Nashville, TN: Oliver Nelson, 1991. Nota: Este libro puede ser también hallado bajo el título de Faith that Hurts, Faith that Heals.)
Healing Spiritual Abuse, Ken Blue. Downers Grove, IL: IVP, 1993
Churches that Abuse, Ronald Enroth. Grand Rapids, MI: Zondervon, 1992.
Recovering from Churches that Abuse, Ronald Enroth. Grand Rapids,MI: Zondervon, 1994.
The Performance Illusion, Chap Clark. Colorado Springs, CO: Navpress, 1993
Twisted Scriptures, Mary Alice Chrnalogar. USA: Lazareth Projects, PO Box 8021; Chattanooga, TN 37414, 1996.
Healing for Damaged Emotions, David A. Seamands. USA: Victor Books, 1981
Recovery from Spiritual Abuse, Dale & Juanita Ryan. Downers Grove, IL: IVP, 1993.
Damaged Disciples, Ron & Vicki Burks. Zondervan, Grand Rapids, Michigan.

(1) Por lamentable que parezca, las legislaciones jurídicas de casi todos los países del orbe no contemplan castigo para este tipo de dominio sectario, todo en nombre de la “libertad de culto”. Lo que da manga ancha a cuanto sociópata ve en la fe de otros, un negocio más que redondeo. En nuestro país apenas recientemente se ha comenzado a castigar el abuso físico y psicológico, no así el espiritual que ha quedado al margen con la impunidad que mantiene a los opresores "libres de toda culpa".

(2) No se trata de ninguna apología de “X” creencia, sino de una confrontación de lo que se dice y practica entre quienes a sí mismos se imponen un credo. ¿Existe congruencia entre lo que “ellos” dicen y sus muy propias enseñanzas espirituales? Lo mismo se haría con un marxista revolucionario que vive como todo un burgués, o con aquellos que no salen de la cantaleta de terminar con la miseria económica, y a la hora de gobernar se sirven con la cuchara grande y salen ilícitamente enriquecidos; o finalmente, con zquel que grita va a terminar con la pobreza en México...y sí, lo hace, convierte a los pobres en miserables.

(3) Es por ello que, indistintamente, se ha utilizado el término líder espiritual y no solamente sacerdote, padre, ministro, obispo,etc. Asimismo, se hace uso del término “grupo religoso” bajo el que se engloba “iglesia, “ministerio”, “misión”; siempre y cuando, claro, posean las características aquí señaladas. Nuestro mayor respeto a otros grupos de integridad a toda prueba entre lo que dicen y hacen.

2 comentarios:

Lamujerquedividióeltiempo dijo...

Agradezco profundamente a Roberto Blaga esta clara explicación hacia donde debemos estar atentos.

Erick dijo...

Cuidar a nuestros hijos e hijas, no tener la pereza de llevarlos y traerlos, protegerles y enseñarles, a cualquier lugar a donde vayan, no es exclusivo de las iglesias