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miércoles, marzo 04, 2009

José Saramago: Sólo los pesimistas pueden cambiar el mundo



Sólo los pesimistas pueden cambiar el mundo



Saramago lamenta que no se hayan incluido en la cinta frases de su novela, como dentro de nosotros existe algo que no tiene nombre y eso es lo que realmente somos


El Nobel portugués José Saramago vivió un instante de felicidad cuando vio por primera vez la película Ceguera, que le llegó incluso a provocar un llanto emocionado y sincero. El filme de Fernando Meirelles se basó en la novela Ensayo sobre la ceguera, en la que el escritor luso reflexiona con crudeza sobre la naturaleza humana y su capacidad de destrucción, pero en la que también hay un guiño a la esperanza. Pues, como dice el propio Saramago, la realidad cotidiana nos dice que no podemos ser optimistas, y yo no lo soy, pero definitivamente sólo los pesimistas pueden cambiar el mundo.
José Saramago acudió durante un tiempo a una fórmula creativa para incitar a su literatura: partía de un supuesto improbable, cuando no imposible para tejer una historia y su compleja trama de personajes. Ensayo sobre la ceguera se escribió bajo este esquema, con la idea inicial de que una enfermedad desconocida provocaba una ceguera colectiva en una gran ciudad, provocando el caos y desatando las pasiones y miserias más humanas. Pero también las virtudes, concentradas en unos personajes que al final son la última esperanza de una humanidad amenazada por la epidemia, la violencia y la vileza.
En la Casa de América de Madrid, el cineasta brasileño acudió de la mano de Saramago para presentar la película, que se estrenará en las salas comerciales españolas este fin de semana. En una multitudinaria rueda de prensa, Saramago y Meirelles hablaron de los prolegómenos del filme, en el que se pretendió desde el principio concentrar una serie de actores de diferentes países para reflejar, precisamente, el futuro de la humanidad. De ahí la presencia de actores como el mexicano Gael García, así como de Julianne Moore, Mark Ruffalo y Danny Glover, de Estados Unidos; Alice Braga, de Brasil; Don McKellar, de Canadá, y Yosuke Iseya y Yoshino Kimura, de Japón.
Soy una persona de simpatías y antipatías
Saramago confesó dos cosas apenas conocidas sobre la película: la primera, que desde que escribió la novela le han llegado numerosas propuestas para llevar la historia al cine –más de 20–, pero que él siempre se negó rotundamente, ante su rechazo instintivo a la fábrica de sueños que es Hollywood. Finalmente accedió a que su novela se llevara a la gran pantalla, pero porque las dos personas que le visitaron en su casa de Lanzarote, Niv Fichman, el productor, y Don Mckellar, el guionista, le convencieron por su cara. Soy una persona de simpatías y antipatías, y simplemente puedo decir que me gustó su cara, señaló el escritor.
La segunda confesión de Saramago fue sobre una pequeña polémica que surgió a raíz de la filmación, en la que se intentó introducir en los diálogos de la película algunos fragmentos de la novela. Finalmente esto no ocurrió, incluso a pesar de que el propio Saramago defendió una tesis: “Hay una frase que dice la chica de las gafas oscuras que resulta vital para entender la novela, que le da un sentido a la historia; es cuando ella dice: ‘Dentro de nosotros existe algo que no tiene nombre y eso es lo que realmente somos’. Así que no entiendo que no se haya incluido en la película”.
El director se defendió diciendo que les llevó seis meses de discusión decidir si metían o no las frases literales del libro, pero decidieron que no porque resultaban demasiado literarias. A lo que Saramago respondió un tanto estupefacto: Pero ¿qué tiene de malo que sea literario, éso es acaso un defecto?
Meirelles, también creador de las películas Ciudad de Dios y El jardinero fiel, escuchó atento la defensa que hizo Saramago de su obra frente a un lenguaje distinto, como es el cinematográfico: Mi forma de escribir es analítica y el cine tiende hacia la síntesis. Hay frases y palabras que te dejan reflexionando durante días, pero en una película no puedes pararte ni siquiera 10 minutos.
En cuanto a la historia de Ceguera –que en España se tradujo A ciegas, título que no gustó nada a Saramago por su significado equívoco con la historia–, el novelista defendió su visión de la realidad: El hombre es condenadamente ingenuo, absurdamente ingenuo. No hay ninguna razón, ni actual ni histórica, para que seamos optimistas. Además, los únicos que pueden tener interés en cambiar el mundo son los pesimistas, los que ven que las cosas no van bien. Así que es indispensable que conservemos el sentido común.
El Nobel portugués anunció que es posible que su próxima novela que se lleve a la gran pantalla sea El hombre duplicado, que también escribió bajo la fórmula de los supuestos improbables. Asimismo, tanto Saramago como Meirelles elogiaron la actuación del mexicano Gael García, del que dijeron que es un gran actor y una gran persona.




Armando G. Tejeda

Corresponsal, LA JORNADA

1 comentario:

Nancy Ortiz dijo...

Esta película junta el trabajo de dos artistas extraordinarios, Saramago y Mirelles, los trabajos de ambos me gustan mucho. Considero que Ceguera es una muy buena película, sin embargo, dada la naturaleza narrativa del cine y lo vertiginoso que hay que abordar las historias, creo que la película me queda a deber respecto al libro.
En especial lo que me gusta de la historia del ensayo es la tesis de que somos ciegos que no queremos ver y de que en los momentos de mayor caos la gente saca lo peor de sí, es decir, lo que cada uno lleva dentro. Creo que esa aseveración queda muy ad hoc con los tiempos que corren, en lo personal, pienso que el proceso electoral del 2006 será ya un parteaguas en la historia de México y fue un momento donde mucha gente se quito las mascaras, donde muchos aceptaron (sin decirlo) defender el status quo, otro tanto acepto (con sus acciones) que aspiran a pertenecer a cierta clase social y que no importan los medios sino el fin. Se pusieron en práctica valores como el odio, el racismo, el individualismo, el cinismo, la simulación, etc. Creo que con los efectos de la crisis que viviremos en 2009 y 2010, los mexicanos volveremos a sacar lo peor que tenemos. Y bueno, me declaro pesimista, no porque crea que pueda cambiar el mundo, sino porque no me gusta en el que estamos. Creo como Saramago que somos ciegos que no pueden porque no quieren ver. Saludos.