Encuentra a tus autores aquí

jueves, septiembre 17, 2009

Genaro Aguirre Aguilar: Sobre la obra de Manuel Salinas


Lo propio y extraño en la obra de Manuel Salinas

La ciudad es, pero también se decide qué hacer para poder ser.
La ciudad es la planeada, pero también la vivida, sentida, recreada o nombrada. He aquí un acto de interpelación que deviene reinvención cuando sus habitantes definen una agenda que termina por desdibujar lo institucional para explorar en lo simbólico.
Del ordenamiento citadino oficial pasamos al entramado redefinido por los habitantes en su calidad de usuarios y viandantes, dando paso a la emergencia de una configuración mundo donde los actos, las miradas, los gustos, los cuerpos; las marcas, los signos, los nodos, son dispositivos estratégicos en la configuración de esa otra ciudad, la habitada, la nombrada, la reinventada; la propia como la extraña, la nuestra y la de otros, esa misma que se construye en la suma de lo efímero o en las tantas representaciones de las experiencias humanas, por lo que de la ciudad singular trasmutamos a la plural y diversa.
No son pocas las experiencias lúdicas e informales que han terminado por incidir en el desarrollo de proyectos artístico de diverso cuño: corrientes pictóricas, incluso posturas conceptuales que han podido culminar en reformas al pensamiento o al propio orden social; ni qué decir del vagabundeo o las andanzas como ejercicio de exploración, reconocimiento y registro del acontecer diario que terminan en montajes escénicos o fílmicos.
Un poco en ese sentido pudiera ser la (a)puesta fotográfica de Manuel Salinas Arellano, quien bajo el nombre “Lo propio y extraño” busca recuperar parte de los 27 años de su incesante trabajo fotográfico, un artista que ha alcanzado no sólo una madurez visual sino también conceptual como producto de una biografía multirreferenciada que ha pasado por lo académico, la producción audiovisual, la investigación y el arte.
Si existe la posibilidad de detener el tiempo, de manipular los instantes, de dejarse llevar por un aprendizaje que ha encontrado entre la emoción y la mirada disciplinada una forma de expresarse o representa lo cotidiano, la síntesis de ello pudiera hallarse en la obra de quien reconoce ha hecho de la fotografía la ocasión para aspirar al conocimiento; para tender puentes entre la razón y lo que se revela diariamente, sacudiendo las estructuras formales de la vida social urbana para dialogar con ese imaginario colectivo que nos conduce por las posibilidades de una identidad comunitaria. Sin descontar que se está ante una obra de quien por igual ha aprendido a sortear los avatares de la vida para que sea su arte una alternativa en el entendimiento de otras miradas, otros cuerpos, otros proyectos; de ese otro mundo donde personajes, roles trastocan espacios y lugares urbanos para redefinir el sentido del estar y ser en la ciudad de Veracruz.
Tal cual lo propone el colombiano Armando Silva, en el trabajo del ex docente universitario, podemos reconocer una suerte de cartografía citadina que reorganiza desde las periferias y los otros escenarios de enunciación urbana, no sólo lo que la ciudad es sino la que podemos sentir cuando nos asomamos a los intersticios de una cotidianidad que se fragmenta en los oficios o las costumbres de esos otros actores, en la liquidez de los momentos de todos aquellos otros regularmente ausentes en la retórica de planeación institucional urbana, política o cultural. Entre “lo propio y extraño”, Manuel Salinas ubica su mirada sobre aquello que considera oportuno, urgente, común, cotidiano; aspectos sobre los que reflexiona y decide dejar para la posteridad.
Si bien una mirada artística que ha madurado con el tiempo (esto se aprecia en la disposición del plano, el punto de enfoque, la textura, el objeto y sus temas), el fotógrafo sabe lo importante que es reconocer la oportunidad, como también cuando es necesario planear y organizar la puesta en escena (quizá algo que reste aliento a los estados naturales de lo cotidiano, pero eso es lo que también importa y vale en el arte mismo); algo propio de quien entiende el oficio de la mira y el sentido para conjugar la técnica con una perspectiva conceptual.
Punto y a parte es la manipulación que sobre su obra realiza Salinas, quien con la incorporación de la tecnología digital tiene un dispositivo que facilita re-visitar las realidades capturadas con su cámara fotográfica, logrando texturas, matices capaces de trastocar lo mundano para dar paso a paraísos que posibilitan explorar en otros universos de representación visual.
Los periodos que comprende esta exposición abierta desde el pasado 8 de septiembre en la sala de exhibición de Las Atarazanas, no sólo son un testimonio visual, también tomas de postura frente a la cotidianidad veracruzana, esa que transcurre lenta pero continua, que de no ser por la magia y el oficio fotográfico, tendríamos memoria pero no ese registro visual que le da un toque de nostalgia apresurada ante lo efímero de un presente que suele escurrirse entre el futuro y el instante de lo que se nos ha ido.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Gracias Dr. Genaro por ocuparte de "Lo propio y lo extraño" una obra que inicia su caminar. Seguimos compartiendo satisfacciones, proyectos.
El tiempo, lo que escribes, lo vivido, me hacen ver que ha valido la pena.
Manuel.

Anónimo dijo...

No sé si lo señalado por el señor Salinas agradeciéndole al Dr. Genaro lo escrito contribuya a que sigan compartiendo satisfacciones y proyectos; si sé que el primer párrafo de lo escrito por el Dr. Genaro debe ser incluído en una antología de cómo es demasiado fácil perder el sujeto cuando no se sabe escribir y cómo... no se debe escribir, ¡coño!.
Pregunta 1 al Dr. Genaro: en la primera línea de su texto la ciudad es la que "decide qué hacer para poder ser"? ¡No mame usted, Dr. Genaro!
Pregunta 2 al mismo Dr. Genaro: de la última línea del segundo párrafo se colige (por lo menos yo lo hago) que "lo institucional" no es simbólico; una vez más: ¡no mame, Dr. Genaro!, y regrese a atender a sus pacientes en el ya presente tercer rebrote de la influenza y déjele la escritura y el análisis a quienes saben hacerlo (¿se imagina usted a una de estas personas haciendo colonoscopías o papanicolaus?). Seguramente ante ello usted esgrimiría también un afectuoso y respetuoso ¡no mamen!
No hay más preguntas porque sólo pude leer las primeras seis líneas de su texto y consideré que era suficiente.

Carlos

Maricarmen Nava dijo...

Increíble reseña!
Efectivamente, la ciudad de Veracruz es un ser vivo.
Residí algún tiempo en el Puerto, como le llamamos, y me encantó.
Espero pronto poder apreciar esta exposición.

¡Saludos a todos!

Villarreal dijo...

Al anónimo del 18 de septiembre le gana lo facilón.
Por supuesto que hay sujetos colectivos y campos inmanentes sin sujetos que operan intencionalmente.
Colige y corrige mal además, porque desdibujar lo institucional sólo puede hacerse simbólicamente.
Deje de ver tanta tele y bájese de su altar...
Salud.

Genaro dijo...

Agradezco a Anómino las observaciones hechas al texto sobre la obra de Salinas, aunque sea tonto y ocioso contestar a estas alturas.
A Carlos, las observaciones a ese anónimo del 18 de septiembre a quien tacha de facilón (que entiendo hace referencia a un cierto conservadurismo gramatical que a veces determina las revisiones), sin descontar la facilidad con que lo relacionaríamos con maricón", por seguir siendo el mismo de siempre...
Como quiera que sea se agradece su recomendación.
Saludos