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sábado, mayo 18, 2013

Ivonne Moreno Uscanga: Sobre Carlos Fuentes




Ivonne Moreno Uscanga

Mi primera publicación en cuanto a la divulgación artística se refiere, fue acerca de Carlos Fuentes y Aura. Fue en el año de 1990 y lo hice invitada por la maestra Úrsula Ramos a la cual no dejo de agradecerle esta encomienda.
A lo largo de mis participaciones gráficas, las periodísticas y ahora a través del internet puede disfrutar de esta acción, es altamente gratificante poder compartir con lectores las delicias de los libros y de los eventos plásticos.
Por ello al año de la muerte de Carlos Fuentes, notable escritor y embajador de la historia y tradiciones de México es como puede recomendarles un nutrido y delicioso ágape por medio de sus cuentos, novelas y ensayos.
No se trata de hacer alusión a Carlos Fuentes, es muy difícil saber  de quién se trata, su versatilidad y currículo es muy referenciado y a los escritores debemos leerlos ese es el mejor tributo.
La carrera de Fuente se inicia a finales de la década de los cincuenta y con su personalidad cosmopolita, se le asocia con este fenómeno estético narrativo y con el boom en la narrativa latinoamericana.
¿Cuáles fueron sus aportaciones? ¿Si teníamos a grandes escritores empalmados con la Revolución de 1910 y algunos de ellos herederos de tal urdimbre también relacionados con el realismo mágico? ¿Por qué entonces Carlos Fuentes?
Pues precisamente  por el uso de las voces de la nueva novela empalmadas con lo urbano, con el entorno de una ciudad como México ávida y despierta a movimientos sociales cuya intención bifurcada fue la del rostro de una nueva nación, por parte del escritor nacido en Panamá, de padre diplomático mexicano  y con raíces, por parte de una abuela, en Veracruz.
Nace así La región más transparente, seguida de una serie de relatos cortos y apasionantes, donde una nueva burguesía denostaba la turbación de intereses ideológicos pero se aprovechaba de ellos, a través de otra explotación, la de la ignorancia y la apatía, la de otorgar ciertos privilegios a una minoría,  haciendo o fingiendo su aceptación, pero cargada de intrigas para mantenerlos siempre a raya. De este modo surge un Artemio Cruz, Las Buenas Conciencias y Terra Nostra.
Carlos Fuentes se convierte en el relator de un México diferente,  de espejos enterrados, rotos, barrocos y minimalistas con cintas multicolores atados a las fantasías de caifanes trasnochadores y veleidosos.
La historia, el cine, el afán por recuperar a México como salvavidas de los límites, lleva en una palabra un santo y seña:

Chingue a su madre
Hijos de la chingada
Aquí estamos los meros chingones
Déjate de chingaderas
Ándale chingaquedito
No te dejes chingar
A CHINGAR SE HA DICHO
Me chingó el jefe
Se lo llevó la chingada

"Viva México jijos de su rechingada" (La Muerte de Artemio Cruz)

En Fuentes la recurrencia narrativa lo conduce a puntos equidistantes de la pasión: pasión por describir, por vivir a lo sibarita, estar y no estar en el país, entre lo suyo y lo extranjero para volver a lo suyo como hijo pródigo, la intimidad el amor como  puente viejo (ponte veccio) , entre  lo sagrado y lo profano:

El aire se volvió tan turbio en la ciudad tan enorme tan ajena, nuestros destinos tan acabados, tan cumplidos, éramos lo que éramos, escritores, periodistas, burócratas, editores, políticos, negociantes, ya no éramos un será sino un fue, en estos años y en el aire tan….(  Constancia y otras Vírgenes)

Carlos Fuentes oscila entre el amor carnal como pasaporte a una vida plena o amar lo Eterno, como expiación de lo fútil, lo execrable de la vida, por ello la luna hechiza a las mujeres fantasmas en busca de la redención de lo supremo: Aura y Claudia Nervo:

 ¿Pues que significa su melena de Gorgona, sus labios que casi derraman sangre, sus grandes ojos de almendra cruel, el arco gótico de su ceja, el lunar de su pómulo, la blancura de un cuello en el que se adivinan las marcas secretas de la noche, la fiera majestad de los senos, placer y alimento, sino que la raíz de la crueldad es el deseo?  (Zona Sagrada)

En Fuentes las sorpresas son premeditadas, tanto en  la conducta de sus personajes saben y degustan sin falso pudor o desasosiego, como en los argumentos de cuentos y novelas: lo cruel acecha pese a las delicias de la vida mundana:

Mi otra Elena debe esperar, en su cama tibia, con los ojos negros y ojerosos muy azorados y la carne blanca y madura y honda y perfumada como la ropa en los bargueños tropicales (Las dos Elenas)

En la Narrativa de Carlos Fuentes permea lo moderno y lo ancestral, las mismas deidades  luna-sol, lluvia- trueno, fuego-redención, subyugantes a los preámbulos de la Conquista se perpetúan  en la Colonia, en la Independencia,  en  el Porfiriato ,  en la Revolución, los tiempos  se entrelazan  en sus planos gráficos, son Uno, metafísica y signo de lo Universal y polivalente, la dialéctica humana en la encrucijada de sí mismos y la posteridad.
Leer a Carlos Fuentes y aproximarnos a su universo, el mismo de México y el de los sueños de su admirado Quijote, nos llevan a la sustancia ECCE HOMO, LITERATURA HOMO, FUENTES HOMO.

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