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sábado, febrero 24, 2007

Genaro Aguirre: El encanto de una lectura


El encanto de una lectura
cuando ya no hay tiempo

Hace un par de días, nos encontrábamos en la cola de un banco haciendo fila para hacer uno de los tantos pagos que mensualmente realizamos, cuando una serie de expresiones dieron por concluida la lectura del último libro de Mario Vargas Llosa: Las travesuras de la niña mala.


La sonrisa que afloró en nuestro rostro, fue movida por los recuerdos de muchos de los pasajes que este libro contiene, en los que uno se detiene para degustar una historia que provoca en el lector distintos estados de ánimos, pero donde prevalece lo festivo por encima de la inquietud ante los avatares de un hombre enamorado y no correspondido.


Cuando nos dimos cuenta, allí estaban en la misma cola aquellos otros, con sus miradas inquisidoras, viéndonos extrañados; cuerpos cumpliendo rituales de ordenamiento rutinario; rostros de expresión más bien ausentes; personas que han venido perdiendo la imaginación ante una avasallante cotidianeidad que impide aprovechar el poco tiempo de quietud que les queda.
Hoy que sólo contamos con pequeños resquicios de quietud, por qué no aprovechar esos instantes residuales de las colas del todos los días; de esas las largas travesías que hacemos en los camiones; de esos tiempos muertos es nuestros centro de trabajo, para dar paso a la compañía de una lectura.


Ahora que hemos convertido en máxima frases como “una imagen vale más que mil palabras”, bien vale la pena reconocer que la ausencia de esas mil palabras, nos ha llevado a la pérdida de algo preciado: el lenguaje como lugar para ennoblecer nuestra experiencia humana. Frases como “no sé como decirlo”, “no encuentro las palabras para expresarlo”, “como puedo decirlo para que me entiendas” o la clásica “lo tengo en la punta de la lengua, pero…”, no son más que la expresión de esa ausencia de lecturas.


De allí que desde aquí, los invitemos, a volver sobre la literatura, para recrear con nuestra imaginación las tantas historias que en cada obra existe. Lo que sigue, será la reinvención que de ellas hagamos al apropiarnos de los muchos relatos que allí se esconden. No es mentira, la vida se pinta con otros colores cuando uno se tropieza con frases, líneas, anécdotas, ideas, personajes que demandan un diálogo con alguien… y esos podemos ser nosotros.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Aceptada la invitación Genaro. Saludos. Manolo Salinas.