¿QUÉ COSA SE PONE EN UNA ESQUINA
Y PUEDE VIAJAR AL OTRO LADO DEL MUNDO?
Nuestro noviazgo fue tan especial, que el mismo Servicio Postal Mexicano decidió emitir un timbre postal conmemorativo, con la imagen impresa de los dos enamorados, obteniendo su purpúreo valor de franqueo. Yo me alegro de ello, porque no hay nada como las cartas para revivir el romance. Preciosa, idilios como el nuestro opacan a parejas como Orfeo y Eurídice, los sufridos amantes de Verona, Marco Antonio y Cleopatra, Jesús y María Magdalena, Juana La Loca y Felipe El hermoso, Lewis Caroll y Alice Liddell, Marie y Pierre Curie, Eduardo VIII del Reino Unido y la plebeya Wallis Simpson, Frida y Diego, John and Yoko, y los muchos entrecruzamientos del destino que se deben a Romeo y Julieta, cada vez que dos prendados ejemplifican su acto de entrega completa. Ahora bien, sin romper el matasellos de la semejanza, las planillas encomendadas empezaron a circular y los filatelistas encontraron motivos para adjudicarle un valor de colección muy elevado. Por otro lado, tú y yo volvemos a comenzar por un retroceso, la concurrencia de los buzones como palabras repletas de perdón, que acorta nuestra distancia. No obstante, a los pocos días, los carteros empezaron a entregarme quejas respecto que la estampilla memorable no se adhería a los sobres. Yo culpo a la oficina de correos, por cuanto hace que su personal se solaza o disiente en llamar dos veces, cuando no hay nadie en tu domicilio. En términos legales, la Carta Magna ni siquiera se considera una carta y Sepomex me entrega el siguiente reporte: Señor Fuster, no existe deficiencias en la calidad de la goma de los timbres. El problema es que la remitente los escupe del lado equivocado.
Debo aclarar que el reporte de Sepomex llegó a mí en un sobre redondo, porque no se trataba de un oficio dirigido a particulares, sino una circular
1 comentario:
me encantó este texto en la página del face y aquí repito lo mismo: "me gustaaaaa"
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