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lunes, noviembre 28, 2011

VARIOS: Encuentro de Poetas del Caribe

El pasado 17 de noviembre, 2011, se llevó a cabo el Encuentro de Poetas del Caribe, en la Sala Oriente del IVEC, y bajo  el Festival denominado VERACRUZ TAMBIÉN ES CARIBE. En este Encuentro Participaron: Nancy Morejón, Roberto Fernández Retamar, Waldo Leyva, Miguel Barnet, José Homero, Jesús Garrido, e Ignacio García. Si bien no pudimos obtener de todos los textos ahí leídos, sí podemos ofrecer aquí una muestra del oficio poético de cada uno de los ya nombrados.



NANCY MOREJÓN

 Poema Lianas, Peces Y Algas

Camino sobre el río.
La luz del sol alumbra suavemente.

Mecida por un haz de extrañas flores,
lianas, peces y algas, voy bogando.
Una fuerza me empuja y no lo sé.
Un marino de cobre me contempla desnudo.
Mecido por un haz de extrañas flores,
voy bogando entre peces, lianas y algas.
Estamos, lado a lado,
mirando hacia la orilla
.
Unas mujeres hablan. Otras mujeres cantan.
Tú y yo, marino, nos dejamos llevar,
nos dejamos llevar.
Camino sobre el río. Caminas sobre el río.
Aquellos ojos nos señalan,
sus pupilas desprenden el fuego más profundo.
Una fuerza me empuja y no lo sé.
Una fuerza del agua nos arrastra
.
Allá vamos hundidos,
allá vamos hundiéndonos,
allá vamos, hermosos,
entre las dulces aguas del río.

 Poema Una Rosa
Los ojos de Abel Santamaría
están en el jardín.
Mi hermano duerme bajo las semillas.
Santiago alumbra
las frescura del tiempo
que nos tocó vivir.
Un niño baila
el dulce aire de julio
en la montaña.
Alguien escucha su canción
bajo el estruedo puro
de una rosa


MIGUEL BARNET


FE DE ERRATAS
Donde dice un gran barco blanco
debe decir nube
donde dice gris
debe decir un país lejano y olvidado
donde dice aroma
debe decir madre mía querida
donde dice César
debe decir muerto ya reventando
donde dice Abril
puede decir árbol o columna o fuego
pero donde dice espalda
donde dice idioma
donde dice extraño amor aquel
debe decir naufragio
en letras grandes

YO TE ESPERO

Yo te espero
bajo los signos rotos
del cine cantonés.
Yo te espero
en el humo amarillo
de una estirpe deshecha.
Yo te espero
en la zanja donde navegan
ideogramas negros
que ya no dicen nada.
Yo te espero a las puertas
de un restaurante
en un set de la Paramount

 WALDO LEYVA

 TRISTEZA

No hay recuerdos
detrás de esta tristeza,
ni echo de menos nada.
No nació del vino
ni el rasgueo
de cierta mandolina
acompañando un fado.
Es solo una tristeza
sin origen.
¿Tendrá razón Van Hemesen?
¿Existirá una piedra
de la melancolia?


CUANDO TOCO SU ROSTRO

a Karel, mi hijo
Todavía es un niño.
Tiene la edad en que otros
ya son padres,
pero aún es un niño.
Hay en sus ojos,
en lo más hondo de sus ojos,
una incurable soledad,
pero es un niño, todavía es un niño.
Cuando meto mis dedos em su pelo,
cuando toco su rostro,
se vuelve vulnerable,
siente de nuevo
esse hueco sin fondo de cuya memória
también me duele el pecho.



EL RUMOR MÁS INOCENTE

La oscuridad es un puente
sobre el vacío.
Indefenso
busco las rutas del origen,
pero la noche
tiene muros,
gargantqas ilusorias,
falsos ruidos.

Uma gota de agua,
el golpe del reloj,
una vieja campana lejanísima,
pueden ser catastróficos.

La noche del insomne
es um despeñadero
                          sin fondo.
 
 

ROBERTO FERNÁNDEZ RETAMAR

Con Las Mismas Manos

Con las mismas manos de acariciarte estoy construyendo una escuela.
Llegué casi al amanecer, con las que pensé que serían ropas de trabajo,
Pero los hombres y los muchachos que en sus harapos esperaban
Todavía me dijeron señor.
Están en un caserón a medio derruir,
Con unos cuantos catres y palos: allí pasan las noches
Ahora, en vez de dormir bajo los puentes o en los portales.
Uno sabe leer, y lo mandaron a buscar cuando supieron que yo tenía biblioteca.
(Es alto, luminoso, y usa una barbita en el insolente rostro mulato.)
Pasé por el que será el comedor escolar, hoy sólo señalado por una zapata
Sobre la cual mi amigo traza con su dedo en el aire ventanales y puertas.
Atrás estaban las piedras, y un grupo de muchachos
Las trasladaban en veloces carretillas. Yo pedí una
Y me eché a aprender el trabajo elemental de los hombres elementales.
Luego tuve mi primera pala y tomé el agua silvestre de los trabajadores,
Y, fatigado, pensé en ti, en aquella vez
Que estuviste recogiendo una cosecha hasta que la vista se te nublaba
Como ahora a mí.
¡Qué lejos estábamos de las cosas verdaderas, Amor, qué lejos ?como uno de otro?!
La conversación y el almuerzo
Fueron merecidos, y la amistad del pastor.
Hasta hubo una pareja de enamorados
Que se ruborizaban cuando los señalábamos riendo,
Fumando, después del café.
No hay momento
En que no piense en ti.
Hoy quizás más,
Y mientras ayude a construir esta escuela
Con las mismas manos de acariciarte.

 A Mi Amada

En el Día de los Enamorados, el domingo, he despedido a mi amada.
Subió al ómnibus de la mano de su compañero,
Que en la otra mano llevaba una guitarra remendada.
Se sentaron sonrientes en el primer asiento: ella ocultaba su tristeza con un giro
de sus bellos ojos,
Y él estaba ya proyectando aventuras, cacerías, veladas con música.
Los rodeaban nuevos amigos que aún ignoraban que lo eran:
Iban a empezar a conocerse en un largo viaje,
Cambiando de avión en Madrid, en Roma, hasta llegar a su destino,
Su destino de médicos durante dos años.
Fui a buscar una flor, o al menos una hoja de árbol,
Para dársela como hacía cuando ella regresaba cada domingo a su beca.
Pero el ómnibus empezó a ronronear, y tuve que regresar de prisa.
Mi amada había de4scendido y me esperaba en la calle.
Apenas nos abrazamos. No teníamos tiempo. Quizás tampoco teníamos fuerza.
Regreso a su asiento. Movimos nuestras manos en el aire del mediodía.
Sé que lleva en su maletín dos dólares y unos centavos y una novela alucinada.
Confío en que le duren los tres días del viaje.
Luego empezará su otra vida, su otra novela, de médica en África,
De médica en Zambia, adonde mi hija ha marchado,
En el Día de los Enamorados, de la mano de su gallardo compañero de barba
roja.
?Sé útil. Sé feliz. Este triste está orgulloso de ti?.
Te espero siempre, amada

JESÚS GARRIDO 


FUEGO NUESTRO

No podemos decir que llega de repente
que la luz de su cuerpo
nos asalta por sorpresa


No podemos declarar
“El día es un demonio presuroso
y su mirada cicatriza
bálsamo lascivo
toda herida
toda llaga
todo reflejo impuro”

Antes bien
debemos reconocerlo
el día es un espejo cíclope que se desborda
rebasado por el júbilo amoroso de la sangre
denotación traslúcida
abolición de los combates a ciegas


De él sólo me basta una mirada
para vaciar la noche
sin corromper el sueño

Yo que cabalgo sobre su tibio lomo
deslindo mi piel
celo tu barbarie

Por eso hay que armarse de nuevas sombras
para celebrar a salvo su llegada
tener la embriaguez justa
para robarle el aliento
y desnudarse los años
como evidencia


JOSÉ HOMERO


desnudo rubio

el cuerpo convertido en torso
 enhiesto
 ávido del salto y el reflejo
 opulento y tenso
 terso viento
 música del cilindro y las esferas
música
armonía
sucesión de espacios
 o el giro de la luz en los volúmenes
 como el despliegue
la secuencia del cuerpo en movimiento
trazando sinfonías donde se unen los contrarios
 la carne: sucesión de odres y de pliegues
 un cuerpo donde el deseo ha difundido el rostro
y la ocultación excita el orificio

Aunque muestra todo aquello que se opone a lo profundo:
la superficie donde la lengua titubea
se devora demorando su sonoro

                                         chasqueo

trémil balbuceo en los hombros

                                              el vientre

y un restallido frutal en los pezones

 No digas que ese cuerpo

roído por el sol

                                          vive porque estremece

al animal que mora en mi entrepierna

sólo la luz continúa
 su danza discontinua por las zonas
                                                             que el deseo revela

cuanto

  no tiene sentido hablar
                                de si una partícula subatómica

                                                              tiene
                                              simultáneamente
                                                                 una posición exacta
un momento exacto
 Las cosas deben decirse
a su momento
dice
y desvía la vista
 Elegirse elegido es vicio
Cada cosa en su momento

Cada gesto en su sentido
el abandono
el gozo
la túnica tonada que ciñe y cambia
amante en amado
                                                      y muda silente en sílaba salada
la sola sirena de la lengua que ama
lame y no llama
pero sí enciende
con distinto sentido el mundo
 Lo que se dice no cubre
Lo que descubre no hace
 Bajo las matas
En los pajonales
                                           Sobre los puentes
                                      En los canales

 La mirada y su urdimbre de intenciones
las manos los labios insinuando
                                otro sonido
el borde dentado del sentido
                                                cuando el aire la alcanza con sus lenguas
              ¿Es un espacio
                                   un momento?
          ¿ese lugar
en movimiento
un sentido?
¿un universo donde te encuentras
invertida
        no vestida
ahí donde te alcanzan las miradas
ondas
círculos tocándote?
 no es en la noche lo inquietante
el techo arriba
constelado
es lo que mueve al navegante
si va buscando y no es
buscado
Los sentidos impelen
llevan al territorio
donde ella ríe
toca sus pómulos con los índices
tira de sus comisuras
y promete
de cada cosa hablar a su momento
 El mundo existe como una red de signos
El computador muestra en su abdomen
el rumor del sentimiento
el despliegue de los guiños
el acomodo de los intestinos
agitación de sus humores
la convicción de lo probable
 Hay una torpeza en movimiento
Decir las manos cuyas alas
rumbo tienden a su boca
O hablar de un futuro como quien la costa otea
de la mar de sus cabellos
oir los ecos 
(el hueco rumor de las sirenas)
de las citas
 Ese momento
en que se halla y no se rasga
la piel de los sentidos
propone
un sentido
pospone
una cita
 Deja que a través de la mirada su cuerpo reconozca
mientras la lluvia con tordos mensajeros anuncia su llegada
 y él se marcha
serio silente desolado
vencido por señales tan sombrías
que los chips no reconocerían
esa ocurrencia
que no tiene momento ni lugar
aunque suceda

IGNACIO GARCIA

Para la Cretense

JOYCE TE ESCRIBIRÁ UN POEMA

 Joyce te escribirá un poema
de sílaba angosta y agua turgente
A tu labio roto, a tu oído sordo,
a tu carne perfecta

 Con ojo miope y canto monosílabo
va a detonar un rehilete
y a hacer versos de pólvora
que perfumen tu boca

A medianoche
el mar de Veracruz,
sirenas y bruma
él va a mojarse el labio
y a coser a tinta azul
un nuevo poema

Tú serás zumbido de su pluma...

SIEMPRE ESCRIBO ASÍ...
con el ánimo desgarrado
y luces que se prestan al acoso del lápiz
Escribo pensando en ti
con un cuaderno nuevo (sin líneas y sin hojas)
Escribo de corrido, sin pausas, doblando mi ser
Tal vez sin respirar
sin darme cuenta de lo vano que resulta
este ejercicio sin voz
 
Como uno sueña que sueña
así yo escribo que escribo
Así: sin perder una vocal, sin que me falte una sílaba
Así: con el ánimo desgarrado
por la falta de tu piel

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