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martes, septiembre 11, 2012

Rafael Efrén Hernández Tejeda: Estanzuela


El servicio social una lección de vida.
Reseña: Estanzuela. Lecciones de vida de una comunidad

Por Rafael Efrén Hernández Tejeda
 
 
             La vocación médica enunciada en el libro Estanzuela. Lecciones de vida de una comunidad, de la Doctora Alicia Dorantes Cuéllar es un legado para las generaciones venideras en el ámbito de la medicina y por supuesto para otras disciplinas. Al mismo tiempo que destaca la importancia del servicio social previo al ejercicio profesional, transforma con la magia de la palabra y los consejos desinteresados esta responsabilidad establecida en la normatividad educativa en una actividad rica de aprendizaje, de crecimiento personal y profesional de los jóvenes egresados.
         Con un lenguaje anecdótico la autora narra historias sustraídas de su memoria, que parecen vigentes por la fidelidad y la claridad con la que contextualiza la región de la Estanzuela y sus alrededores como Chavarrillo, el Chico, Pacho Nuevo y Coatepec. Así mismo describe la naturaleza propia del lugar, las fincas de café, las huertas de naranja, los manantiales, las brechas, los largos caminos y senderos entre los cafetales, los olores; la imagen de los hombres, las mujeres y los niños de doce años en el corte de café, de las mujeres y los niños enfermos en las galeras, de las jovencitas parturientas, y de muchos de los habitantes que llevaban una vida precaria. Todas estas imágenes que forman parte de la memoria colectiva, estarán más fijas en los lectores de este libro.
         El servicio tiene muchos matices pero el que se realiza con vocación es aquel que se otorga con el fin de ayudar al prójimo de manera espontánea y desinteresada considerando hasta los detalles más pequeños, refleja un alto sentido de colaboración para transformar la difícil vida de los demás en una vida cotidiana más ligera. Los seres humanos serviciales viven atentos, tienen capacidad de observación, buscan y esperan siempre el momento oportuno para ayudar a alguien. La doctora Alicia Dorantes Cuéllar a partir de la experiencia que narra en Estanzuela. Lecciones de vida posee estas características a pesar de su juventud. No es débil, es incapaz de levantar la voz para negarse y da muestras de que el estudio y la rectitud de sus intenciones aunadas a esa vocación de servicio brindada de manera decidida, forjan verdaderos profesionales. En estas historias se denotan los rasgos humanísticos de la autora, como el respeto a la dignidad de las personas, así como el respeto a las creencias, supersticiones y el sincretismo de las tradiciones de los pobladores de la Estanzuela.
         Es un libro cuyo contenido resulta curioso e interesante. Destacaremos lo siguiente: la autora consigue contextualizar el ambiente y el colorido de esa región veracruzana; también logra describir emotivamente su convivencia y la comunicación establecida entre los personajes del lugar con un lenguaje coloquial sobre hechos, unos felices y otros no tanto, relacionados con la salud, propios de su profesión. Acude a un lenguaje que rescata formas orales, actitudes y costumbres de la gente del campo.
         No olvida en ningún momento, a pesar de lo conmovedor de sus narraciones, hacer acotaciones médicas, logrando combinar adecuadamente la riqueza de su escritura con su aportación sobre conocimientos básicos de medicina; sin cansar o dificultar la lectura en terminología científica o técnica, explica muy claramente aspectos médicos para los lectores no especializados.
         El libro cuenta con un magnífico prólogo de José Luis Martínez Suaréz; cuenta con una justificación sobre la escritura de los relatos y con un preámbulo; el cuerpo principal del texto lo integran dieciocho episodios de sus encuentros con los personajes más representativos del lugar, ya que es de suponer que pudieron haber más en ese largo año de servicio social; se integra un epílogo, el cual es un documento valioso por la referencia histórica que rescata del servicio social en las instituciones y su origen en el sistema educativo nacional.      Así mismo se incorporan ocho anexos, siete de los cuales son ensayos reflexivos con aportaciones sobre conocimientos médicos y de la salud: Las vacunas, Ese antibiótico llamado penicilina, El maltrato al menor, La tisis o muerte blanca, La lactancia materna, Diabetes mellitus, la pandemia del siglo XXI, Las muertes maternas: cuando la salud deja de ser un derecho. Dichos anexos contienen datos, cifras y otros referentes obtenidos por la doctora Dorantes, y sirven para ilustrar su preocupación por la salud y por la vida de los seres humanos.
         El octavo anexo, es un apartado importante en la estructura de este libro. En él se presenta una corta semblanza del doctor Miguel Dorantes Mesa, padre de la autora de este libro, de quien recibe ese bagaje de vocación de servicio en el área médica; hombre trabajador en beneficio de la salud en el estado de Veracruz, y quien dignificara el servicio del Sanatorio Macuiltépetl, ubicado en las faldas del cerro del mismo nombre en Xalapa, que inicialmente recibía a los enfermos de tuberculosis y que actualmente brinda la atención en Oncología. Con este último anexo concluye el libro.
         La lectura de Estanzuela. Lecciones de vida de una comunidad, permite observar que adosado a ese lenguaje literario con que se describe la cotidianidad de un pueblo y sus costumbres, hay un cúmulo de experiencia médica, producto del trabajo constante y de la herencia vocacional de la autora, quien fue egresada y docente de la Facultad de Medicina de la Universidad Veracruzana.

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