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martes, mayo 26, 2009

Genaro Aguirre Aguilar: Manzanero y esa sutil manera de seguir vigente



Manzanero y esa sutil manera de seguir vigente


Si revisamos el diccionario enciclopédico Larusse para saber la definición de la palabra “reinventar”, veremos que la define como “volver a inventar”; de lo que desprendo la posibilidad de entender que las revisiones sobre su propia obra hechas por Armando Manzanero, serían una suerte de acto para repensarse así mismo y con ello volver a ser, pero con algunas variaciones.
Decimos esto porque si en México hay alguien que ha sabido mantenerse vigente y en el gusto de las viejas y nuevas generaciones es el autor de “Contigo aprendí”, pues desde finales de los 90 ha venido aprovechando las coyunturas de su carrera para seguir estando presente en la industria musical. Si ya con la canción que compusiera para la telenovela “Nada personal” de TV Azteca volvió a las andadas al colocar en la lista de éxitos esta canción interpretada por Lisset, más tarde ocurriría lo mismo con la interpretación que de la canción “Por debajo de la mesa” hiciera Luis Miguel.
A partir de aquel entonces, ha tenido ocasión de producir un par de discos de duetos con gente como Miguel Bosé, con Alejandro Sanz e incluso el tristemente celebre Nicho Hinojosa. Más tarde vendría disco y gira junto a Susana Zabaleta, no sin haberlo hecho antes con Tania Libertad, para llegar recientemente al colectivo discográfico: “Las mujeres de Manzanero”.
Total, que vendría un año más y con el la reinvención de sí mismo, pues al mercado llegaría lo que ha llamado Manzanero Big Band Jazz de México, una obra que recopila parte de sus composiciones más significativas, además de las versiones que hace de viejas canciones del folclor musical mexicano que, revestidas de una sonoridad jazzística, resulta un suculento manjar para los odios de quienes andan en la búsqueda de otras propuestas.
Y es que si ya antes Iraida Noriega había mostrado que el color de los viejos boleros cuando suenan a blues o a cierto dejo de Nueva Orleans son una delicia, algo como lo que habíamos experimentado también con el homenaje que a Consuelo Velásquez hiciera Cecilia Toussain hace unos tres años, hoy Manzanero se reapropia de su música para conducir al escucha a través del recuerdo pero sobre todo, por los deliciosos senderos a donde conduce el exquisito sonido de una banda de jazz.
Sin dudar, Armando Manzanero (para muchos quien en su momento pudo haber llenado la ausencia que dejara con su fallecimiento Álvaro Carrillo, aunque él mismo ha llegado a decir que no quedaba de otra a la industria musial), es uno de los grandes compositores mexicanos, en esa misma tradición popular en donde podemos encontrar a Tomás Méndez, Guicho Cisneros, Gonzalo Curiel, Manuel Esperón, Agustín Lara, José Alfredo Jiménez, Roberto Cantoral. La gran diferencia es que ha sabido permanecer vigente, campechaneando (aunque sea yucateco) una veintena de canciones que pertenecen al catálogo de la memoria musical de México, si bien es cierto, su obra es mucho más extensa que esas.
Lo que también llama la atención de este nuevo disco, es que pone en su voz letras que él no ha compuesto, pues sabedor de la tesitura de su voz y la vitalidad que puede darle una gran banda, hace de las canciones “Cómo fue”, “Bonita”, “Viajera” y “Sorpresa”, un deleite al escuchar los trombones como latidos en la noche, mientras una trompeta se desvela acompañada del rasgueo de la escobetilla sobre los tambores, para coronar el agasajo con las propiedades melódicas de un soñoliento piano, que por momentos se deja hacer con las voces de Ingrid y Jenny Beaujean o Salvador Tercero.
No queda más que dejarse llevar por este compositor yucateco, que cuando no es por una cuestión de amores o porque la hace de jurado en algún reality show o bien por contar con la participación de una gran estrella en su programa de TV, lo cierto es que siempre da que hablar, una extraña manera de seguir vigente en estos tiempos de anemia artística.

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