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miércoles, abril 18, 2007

Kanek Peláez: Acerca del Aborto


Pensé mucho en si escribir o no acerca de la posible despenalización del aborto que se votaría el 24 de abril en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal. Lo dudé porque este tipo de entradas me generan un montón de comentarios, y es justo en este tipo de entradas donde me gusta contestar puntualmente todos esos comentarios. Y ando suficientemente ocupado como para preocuparme de no dedicarle demasiado tiempo al blog (si no me cuido, se me va el día respondiendo comentarios).
Pero son vacaciones (Semana Santa, je), y sí tengo ganas de escribir al respecto, así que ahí va. Y nada más me llevó cuatro días.

Primero algunas precisiones: para empezar nadie está “a favor del aborto”. Quien dice eso nunca ha tenido uno, y o bien es un idiota, o bien no sabe lo que dice. O ambos. Los que apoyamos la idea de que las mujeres tienen el derecho a decidir sobre su propio cuerpo estamos a favor de la despenalización del aborto. La diferencia es importantísima: un aborto (voluntario o no) es una experiencia terriblemente difícil para una mujer; que alguien hable de estar “a favor del aborto” está diciendo un sinsentido. Los que peleamos por la despenalización del aborto lo hacemos perfectamente conscientes de que es un proceso difícil y potencialmente traumático; pero también lo hacemos bajo la convicción de que es derecho único de la mujer el decidir si se somete o no a este proceso.

Otra cosa: la propuesta del grupo del PRD en la Asamblea es para despenalizar el aborto durante las primeras doce semanas de gestación, básicamente tres meses. Así que que voy a limitar lo que digo (y la discusión) a la despenalización del aborto en ese periodo del embarazo. Aunque yo en particular estoy de acuerdo en la despenalización del aborto durante casi todo el embarazo (bajo ciertas circunstancias), no es eso lo que está discutiendo la ALDF y voy a batear alegremente cualquier intento de mover la discusión para allá. De igual forma haré si alguien trata de incluir en la discusión el derecho a una mujer a abortar cuando ha sido violada, o cuando el embarazo pone en riesgo su salud o su vida. Además, a estas alturas del partido esperaría que nadie discutiera tal derecho. Aunque nunca falta gente retrógrada.

Comenzaré entonces diciendo que yo estoy a favor de la propuesta (de hecho se me hace corta): creo que es derecho exclusivo de la mujer el decidir si quiere o no terminar con un embarazo no deseado (”a juicio y solicitud de la mujer”, dice acertadamente la propuesta). Pero creo que lo realmente importante es explicar porqué estoy a favor.
Yo soy ateo. Sé que no faltarán quienes digan que lo que pasa es que los ateos desayunamos niños crudos (con tantito catsup) y que por eso apoyo la propuesta; pero evidentemente con gente que piensa así es imposible discutir. Lo importante es que yo tengo derecho a ser ateo; tanto como cualquier otro mexicano tiene derecho a ser católico, o judío, o anglicano, o musulmán, o jedi si así lo desea. Ante un estado laico, todos (desde el ateo hasta el jedi, pasando por el católico) tenemos los mismos derechos y obligaciones, y el estado tiene la obligación de respetar las creencias (o falta de ellas) de todos, y no tomar decisiones basadas en las creencias particulares de cualquiera de nosotros.

Gracias a Juárez (y muchos otros mexicanos ilustres) vivimos en un estado laico. Por eso en general hemos estado a salvo de que la intransigencia de fanáticos haya dictaminado el curso de lo que ocurre en México. Y me refiero a cualquier tipo de fanáticos: conozco pocos fanáticos más irracionales que los ateos fanáticos.

Así que, por eso, podemos ir descartando alegremente cualquier argumento religioso que alguien trate de dar para justificar que no se despenalice el aborto. Si alguien está en desacuerdo en la despenalización del aborto por algo que diga el Torá, el Corán o el Nuevo Testamento, o porque su propia y muy personal interpretación de lo que es “Dios” así se lo haga ver, está en todo su derecho. Pero no por eso va a imponérnoslo a los que no compartimos sus creencias: eso es lo maravilloso del laicismo. Para vivir su vida cada quien puede elegir la fe que quiera; pero no debe (no puede) meterse con la fe (o falta) de los demás. Así que si sus creencias religiosas les hacen ver el aborto como algo “malo”, están en todo su derecho de nunca practicarse uno si así lo desean: la propuesta de ley no obliga a nadie a abortar. Pero no tienen nada que decir a las mujeres que quieran hacerlo.
Al menos no por sus creencias religiosas.

Un estado laico debe guiarse entonces por lo único que intenta (no seré yo quien afirme que siempre lo consigue) encontrar la verdad de forma objetiva: la ciencia[1]. Habrá quien no le guste esto, pero con todo respeto, se chingan: en las escuelas públicas se enseña que los hombres descendemos de primates por un proceso llamado evolución y no de Adán y Eva, que la Tierra no es ni plana ni el centro del universo, y que la Luna (contrario a lo que a veces pudiéramos creer) no es de queso. Cada quien en su cabeza loca y en la intimidad de su hogar puede creer lo que se le pegue la regalada gana: si alguien quiere creer que Xenu, el líder de la Confederación Galáctica, trajo miles de millones de personas a la Tierra en naves espaciales que parecían aviones Douglas DC-8 hace 75 millones de años[2], tiene todo el derecho de creerlo. Pero el estado laico, aunque debe respetar dichas creencias, también debe tomar sus decisiones con base en la ciencia; no en las creencias de cualquier grupo. Dichas decisiones incluyen lo que se enseña en las escuelas a cargo del estado, y las leyes que promulga, por supuesto.

(Y aquí estoy seguro de que me saldrá alguno de esos que les gusta utilizar los argumentos de los creacionistas, y saltará a decir que “la ciencia” son las “creencias” de científicos, y que debería ponerse al mismo nivel que las creencias religiosas. Es el argumento idiota que han usado fundamentalistas en Gringolandia para que en las escuelas primarias se enseñe el Génesis y la Evolución como “dos posibilidades” de cómo se originó la vida. Quien piense así está confundiendo la gimnasia con la magnesia, porque lo importante es que la ciencia –en general; siempre hay excepciones– se cuestiona a sí misma. Por eso se ha evolucionado de Kepler y Galileo a Newton a Einstein. Las religiones –al menos las que yo conozco– parten de que tienen la razón absoluta. He oído a gente decir que la biblia la escribió Dios, y uno de sus argumentos es –¡lo juro, no es broma!– que la Biblia dice que está escrita por Dios. Muchas veces lo dice. Como cuatrocientas si no me equivoco. Por lo tanto, debe ser cierto que fue escrita por Dios. A ver, desniéguenlo.)

Y, por supuesto, todo esto es fundamental para la propuesta de ley que despenaliza el aborto durante las primeras doce semanas de gestación, porque el argumento principal (y en muchos casos único) de los que se oponen es que el aborto (según ellos) es un asesinato. O sea (así lo ven quienes se oponen) abortar es asesinar a un ser humano.
Y ese es el sine qua non del asunto. No hay nada significativo (i.e., fuera de las creencias personales de cada quién, que como ya dijimos para un estado laico son irrelevantes) para que se pueda afirmar que un feto de doce semanas es un ser humano.

Muchos (especialmente creyentes) dicen que al momento en el que un espermatozoide se une a un óvulo para formar un cigoto, eso ya es un ser humano. Y el único argumento que pueden dar al respecto es que lo creen harto mucho, porque lo que ocurre al momento de la unión de un espermatozoide y un óvulo es un sencillo proceso químico (que ni siquiera es original; es virtualmente idéntico en casi todos los mamíferos del planeta) que junta los cromosomas de ambos y de eso resulta una célula (reitero una), el mentado cigoto.
Ni siquiera trate alguien de mencionar el “alma”. Al menos no en el aspecto religioso; todo eso de un-algo-no-sé-bien-cómo que existe independientemente del cuerpo y que sigue existiendo después de la muerte. Yo (y un chingo de gente más) no creemos en eso, la ciencia no nos dice que exista algo así, y por lo tanto el estado laico debe descartar cualquier argumento en contra de la despenalización del aborto que esté incluso remotamente basado en algo relacionado con el “alma”. Si alguien quiere creer que al momento en que se forma el cigoto “milagrosamente” Dios, Buda o el Monsturo del Espagueti Volador le incrusta el “alma” a la celulita, está en todo su derecho. Si ese alguien es consecuente jamás se hará un aborto, y tendrá toda la libertad del mundo para no hacérselo; pero no tiene ningún derecho a tratar de impedírselo a quien no cree lo mismo que él. Al menos no por razones relacionadas al “alma”. No en un estado laico, como México (gracias, Juárez).

Entonces tenemos al mero inicio una celulita (el cigoto) que no es un ser humano, y aproximadamente nueve meses después tenemos un individuo (el chamaco) que sí es un ser humano. Aprovecho para atacar a los radicales del otro lado: hay gente que dice que deberían permitirse los “abortos” (no sé si se puedan seguir llamando así) incluso días antes del parto, con el argumento de que el nonato no es un ser humano porque aún no respira por su propia cuenta. Por supuesto, eso es idiota, incluso haciendo de lado el tecnicismo de que hay casos donde sí pueden respirar por su propia cuenta. En los últimos días del embarazo ya podemos hablar de un ser humano, si bien no completamente hecho, y ciertamente no derecho. Ahorita ahondo en esto.

Si al inicio (cigoto) no hay ser humano, y al final (chamaco) sí lo hay, entonces pasa como en los partidos de futbol: si al final del primer tiempo íbamos perdiendo, y al final del partido ganamos, seguro estuvimos empatados en algún momento. De igual forma, en algún momento ese cigoto se convierte en un ser humano. La cosa es ver cuándo.
Aquí habrá más gente que discrepe, pero creo que por suerte ya no por razones religiosas. Primero vendrán los que digan que muy temprano en el embarazo (bien poquitas semanas) ya podemos decir que el feto es un ser humano, porque “ya tiene forma de ser humano”. En primer lugar, eso es subjetivo, y en segundo muchos fetos de mamíferos se parecen al del ser humano en las primeras semanas. Resultado de la evolución, obviamente. El punto es que es un argumento vacuo y subjetivo. Casi dentro de la categoría de “es que ya se ve bonito”, que no dudo que muchos dirían; a mí en lo particular los fetos de pocas semanas me parecen espantosos. Seguramente cuando vea el ultrasonido de mi primer hijo nonato me parecerá la cosa más maravillosa del universo; pero eso sólo es otra muestra de lo subjetivo que es tratar de guiarse por la apariencia del feto.

Por tanto todos los argumentos de “ya tiene manitas”, “ya tiene ojitos”, “ya tiene boquita” son intrascendentes. Además de que un montón de animales tienen esas características, y no por eso me contengo de darles una patada si los encuentro usando alguna parte de mi casa como madriguera. Lo mismo para los órganos: corazón, hígado, pulmones, estómago. Nada de eso nos define como seres humanos, y para complicar las cosas ya hasta hay ovejas que tienen ADN 15% humano.

¿Y qué del cerebro?

Por sí solo, nada: todos los mámiferos y lagartos y peces tienen cerebro. Pero el cerebro humano es especial; nos permite razonar, que es realmente lo único que nos diferencia del resto de los seres vivos de este planeta. Incluidos los delfines, hasta donde sabemos.
Es la capacidad de nuestro cerebro para razonar la que nos define como seres humanos. Es eso lo que nos debe interesar al momento de decidir si estamos hablando de un ser humano o no al referirnos a un feto. Si existe algo que se acerque lo que muchos llaman “alma”, sin duda alguna es nuestra capacidad de razonar, y está amarrada a nuestro cuerpo y en particular a nuestro cerebro.

Obviamente a los siete meses un feto ya puede pensar (aunque claro que nada muy complejo); hay miles de niños sietemesinos que en la incubadora responden al contacto y cuidados externos de forma que no son simples reflejos. Lloran, ríen, y en cuanto pueden ver observan con interés lo que ocurre a su alrededor; son seres humanos que pueden comenzar a usar su cerebrito, y de hecho lo hacen.

A las doce semanas de gestación, nada de eso es cierto. El cerebro ni siquiera ha terminado de formarse: es la estructura más compleja del cuerpo humano, y de las últimas en desarrollarse. A las doce semanas no hay un ser humano; hay un organismo que puede llegar a convertirse en un ser humano. Que lo mismo puede decirse de un espermatozoide o de un óvulo.

(Si alguien quiere discutir cuándo se termina de formar el cerebro y entonces ya podemos hablar de un ser humano, lo tendrá que hacer en otro lado; aquí sólo vamos a hablar hasta las doce semanas de gestación porque es el periodo que comprende la iniciativa de ley, y en dicho periodo seguro no se ha terminado de formar el cerebro.)
No existe razón (en un estado laico como es México) para decir que un aborto dentro de las primeras doce semanas de gestación es un asesinato. Razones religiosas y personales seguramente habrá millones: tantas como hay personas. Pero esas razones son intrascendentes para promulgar o no una ley.

Y aquí podría terminar esta entrada, porque el chorote de arriba es suficiente para justificar porqué en un estado laico como el nuestro debe aprobarse una ley como la que propone el grupo parlamentario del PRD en la ALDF.

Y sin embargo, hay más.

Además de que desde un punto de vista racional no hay ningún argumento para oponerse a la despenalización del aborto durante las primeras doce semanas de gestación, también hay razones de salud pública, legales y sociales para apoyar dicha despenalización. Y el querer ignorarlas por decir que se está “defendiendo la vida”, no sólo es querer tapar el sol con un dedo; en muchos casos estoy convencido de que es sólo pura y mezquina hipocresía.
Ahí les va un dato, que a lo mejor algunos de ustedes no saben: hay mujeres en México que abortan. Es más: en el mundo hay mujeres que abortan. Todavía más: así ha sido básicamente desde que las mujeres se dieron cuenta de que podían intentar interrumpir el embarazo. Y por supuesto que así ha sido a lo largo de la historia: son sus cuerpos y quieren poder decidir sobre ellos.

Por supuesto, no va a faltar el que diga que también ha habido asesinatos desde el inicio de la raza humana, y que no por eso se trata de legalizarlos. Pero es querer comparar peras con manzanas: el número de muertes (todas las muertes) en México en el año 2001 fue de 443,127 individuos; por tanto el número de muertos asesinados debe ser una fracción de eso. No tengo la cifra a la mano, pero si fuera el 10% (44,000 asesinatos) sería muchísimo; casi seguro es mucho menor que eso. ¿Saben cuántos abortos clandestinos hay al año? Entre 250,000 y 500,000. Y eso según un artículo del 2004.
Las mujeres abortan, punto. Y lo vienen haciendo desde hace milenios, en México y todo el resto del mundo. Y lo hacen porque es su cuerpo, y quieren decidir qué ocurre con él. Es algo que sencillamente ocurre, y por más que haya quien se persigne y se escandalice al respecto y diga que no debería ser así, el hecho es que lo es. Es un hecho consumado.
De la misma manera que durante toda la historia la gente ha tenido relaciones sexuales antes del matrimonio, que ha habido homosexuales, y que han existido drogas y vicios. Se puede perder el tiempo discutiendo si eso es bueno o malo, pero yo soy de la opinión de que es absurdo hacerlo: sencillamente es. Y es idiota intentar prohibirlo.
El sexo antes del matrimonio y el ser homosexual hace mucho dejaron de estar prohibidos en México. Para ser sincero, ni siquiera me consta que alguno haya estado prohibido en algún momento aquí; pero sí me consta que ha habido lugares donde (estúpidamente) lo han prohibido o incluso lo prohíben. Los vicios “suaves” no están prohibidos; los idiotas gringos intentaron prohibir el alcohol en los treintas, y lo único que consiguieron fue un montón de mafiosos asesinándose entre ellos (la gente no dejó de beber, por cierto). Y yo estoy convencido de que la mejor forma de solucionar el problema del narcotráfico es legalizando las drogas; y creo que eventualmente llegaremos a eso. De verdad lo creo; pero esa es otra discusión.

Ya lo he dicho muchas veces en este blog: la gente cumple la ley no porque sea la ley; la cumple porque en general está de acuerdo con ella. Si una ley no quiere cumplirla la gente, no la va a cumplir. Punto. Nada más por eso debería despenalizarse el aborto: es una ley que no cumplen (ni van a cumplir, nunca) las mujeres. Si una mujer quiere abortar, va y aborta, independientemente de lo que la ley diga al respecto. Así ha sido, y así será por siempre.

Que es otra razón por la cual hay que despenalizar el aborto: aunque en teoría ahorita está penalizado, es letra muerta. Nadie (y de verdad nadie) le hace caso. No ha habido una mujer detenida por abortar en décadas, no digamos juzgada o condenada. Es una ley inútil, es un lastre, y además es ridícula: menciona cosas como la “respetabilidad” de la mujer para decidir si debe o no ser detenida.

Pero lo peor de todo no es que la ley sea inútil (para la justicia). Lo peor de todo es que obliga a decenas de miles de mujeres a realizar sus abortos en clínicas clandestinas con un servicio pésimo donde pueden terminar con una terrible infección, un útero perforado y la imposibilidad de tener hijos en toda la vida, o incluso muertas en el peor de los casos. O a irse a otros países: 35% de los abortos realizados en clínicas de El Paso, Texas, son a mujeres mexicanas.

(Los animales de Mejor Sociedad Mejor gobierno, que me sigue llegando su SPAM, decían que era “mentira” el número que se maneja de 500,000 abortos clandestinos al año; que “cómo” se podía saber eso si son clandestinos. Por eso digo que son animales; se sabe porque varias de ellas mueren, y una vez muerta casi siempre se termina sabiendo que murió por un aborto mal practicado, y entonces es un simple ejercicio estadístico aproximar el número total de abortos clandestinos.)

Es un problema de salud pública real, y muy grave: hay miles de mujeres que mueren al año por abortos mal realizados. Si de cualquier forma van a abortar (porque lo van a hacer; lo vienen haciendo desde hace milenios), lo menos que se puede hacer es garantizarles un procedimiento bien realizado. La mortalidad por aborto es casi nula en condiciones seguras.

Y penalizando el aborto lo único que consiguen es joder a las mujeres más pobres y más desprotegidas: si una niña con lana se embaraza y quiere abortar, no tendrá problema en encontrar un médico caro que le practique el aborto en condiciones razonablemente seguras. Dentro o fuera del país.
Las jodidas (pa variar) son las mujeres pobres, que no tienen los recursos para pagar un médico que les garantice algo de seguridad, y que entonces terminan en una clínica clandestina donde su vida misma está en peligro. Y son justamente mujeres pobres las que más desesperadamente querrán realizarse un aborto, porque están conscientes (dolorosamente coscientes) de que no pueden mantener una boca más.

Es tan hijo de la chinga, tan terriblemente injusto que me dan ganas de llorar de rabia.
Y a la derecha histérica que hace ridículas manifestaciones “por la vida” le vale madre todo esto. No les importa un carajo el número de mujeres muertas o mutiladas por abortos clandestinos; la injusticia social de imponer el peso únicamente en las mujeres pobres; ni al fin y al cabo si hay abortos o o. Lo único que les interesa es que haya una ley (inútil, que ningún juez jamás aplicará) que esté en línea con su forma de pensar, valiéndoles madre las consecuencias negativas reales que causa, y si habemos o no gente que pensamos distinto.
Les importa únicamente las apariencias a los muy hipócritas.
El aborto durante las primeras doce semanas de gestación debe ser y será despenalizado en la Ciudad de México. Y de ahí seguirán otros estados, y eventualmente todo el país. Esta derecha estúpida, medieval y mocha que se opone podrá vociferar mucho, pero se van a chingar. No por nada el PRD tiene 34 de los 56 asambleístas aquí en la ciudad.
Y mientras sigue el resto del país, todas las mujeres del interior de la república que quieran podrán realizarse sus abortos aquí, donde de verdad nos preocupa la vida: la vida de un ser humano que piensa y que quiere decidir libremente acerca de su cuerpo y de su vida.
Actualización: Sólo para precisar algo que me hicieron notar; la propuesta de ley no es del PRD, es de una coalición de varios partidos. El grupo parlamentario del PRD decidió aprobarla, eso sí.

1 comentario:

Nancy Ortiz dijo...

Casi no dejas nada para comentar, estoy totalmente de acuerdo, una sociedad entre más libre sea más responsable es. un ejemplo. en Holanda en los lugares peligroso, no ponen letreros como aqui que dicen ¡peligro! no pase, ¡prohibido pasar! etc. los letreros alla dícen PASE BAJO SU PROPIO RIESGO y la gente no pasa. es decir, no es necesario dar una orden o una prohibición para que la gente haga lo que tiene que hacer. precisamente hoy hablaba con prima sobre el discurso hipócrita de algunos sectores de la sociedad y ambas deciamos que no conociamos a ninguna mujer que hubieran metido a la carcel por abortar. como dice Fernando Savater, no hay que confundir pecado con delito.