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lunes, enero 05, 2009

Nancy Alejandra Ortiz Ochoa - Thomas R. Eddlem: PENA DE MUERTE





En un país, rebasado ya por la inseguridad, el secuestro, la corrupción y la incapacidad policial, no es raro que el paliativo político se dirija a la amenaza de establecer la Pena de Muerte como un instrumento que aminore la verdad de su situación anárquica en lo referente al orden público. Ya en otro número hemos presentado el escrito de Alejandro Girondela Mora Los dos lados del asunto


En este número Nancy Alejandra Ortiz Ochoa, entra a la discusión y abiertamente declara que "Los gobiernos que se atreven a quitar la vida de sus ciudadanos poca ética y credibilidad tienen para exigirle a esos ciudadanos el respeto por la vida de los demás".



En el extremo, el norteamericano, Thomas R. Eddlem, se refiere a diez falacias en contra de este castigo tan polémico. Presentamos en primer lugar el texto de Nancy; lamentablemente el texto de Eddlem ha sido solamente fotografiado, sin oportunidad a convertirlo en texto, lo que, por supuesto, no le resta valor de lectura al documento.


Al final del texto de Nancy hemos colocado la liga para que el lector acceda al de Eddlem. Esperamos muchas más intervenciones de nuestros lectores.







Roberto Blaga
Co-Editor

Asesinar a los asesinos
Por Nancy Alejandra Ortiz Ochoa
Educadora y socióloga

En la mayoría de los países civilizados la pena de muerte se no se usa desde hace mucho tiempo incluso más de un siglo, casualmente los países considerados retrogradas (incluido Estados Unidos) son los que aún conservan esa ley. La pena de muerte está ligada a castigos bárbaros practicados en las sociedades primitivas.
En nuestro país el último ejecutado por pena de muerte fue en 1964 y la abolición de esta ley tan sólo tiene tres años (Diciembre del 2005). Es algo que ya se superó en muchos países incluido México y no veo la necesidad de retroceder en el tiempo y volver aplicar esa ley.
En Estados Unidos hay 30 000 muertes por disparo al año (58% suicidios, 40% asesinatos y 2% accidentes) es el país donde más gente muere por arma de fuego, tan sólo hay 200 millones de armas en manos de particulares. La pena de muerte a los asesinos de este país parece no importarles mucho.
El argumento sobre el “análisis” gringo de que se evitan futuras muertes me parece más una justificación que un argumento real. No podemos saber que la persona condenada a muerte iba acometer más crímenes, por el contrario, trivializar la muerte tiene como consecuencias una desvalorización de la vida. Los gobiernos que se atreven a quitar la vida de sus ciudadanos poca ética y credibilidad tienen para exigirle a esos ciudadanos el respeto por la vida de los demás.



Ahora, supongamos que la pena de muerte fuera realmente una solución para la descomposición social que se vive actualmente en México. Con el sistema de justicia que tenemos, seguramente sólo morirían los asesinos que no pueden pagar por su libertad y la gente incomoda al estado y sus gobernantes. Existe en México una impartición de justicia deficiente, no hay órganos jurídicos confiables, ni buenos cuerpos de investigación, ni honestos cuerpos judiciales, es decir, no existen las condiciones necesarias para aplicar la ley de manera eficiente.
La pena de muerte es retrograda, apuesta al condicionamiento más que a la educación, más a la sanción que a la evitación de los crímenes, para el estado es más cómodo castigar que prevenir, prefieren atemorizar que cuidar.
Me parece además, que debido a esta ola de terror que se vive en el país, los gobiernos aprovecharán la histeria y ceguera colectiva para disminuir muchas garantías individuales. La gente llena de temor le pedirá a gritos al gobierno que aplique la pena de muerte, que cateen sus casas sin previa orden, que el ejercito ande por las calles, que pongan retenes en todas las carreteras, que apresen y golpeen a cualquier manifestante (por si las dudas) que acallen a todo aquel que tenga una idea diferente, que apliquen antidoping a niños preescolares. Claro, para llevar acabo este plan, dirán: tenemos que incrementar los impuestos, aplicarlos a medicinas y alimentos, reducir el gasto público en ciertos sectores como la educación y la salud, quitarles derechos a los trabajadores, aumentar y aplicar impuesto a la gasolina, ¿Qué les parece si de paso privatizamos PEMEX y permitimos que Estados Unidos utilice nuestro espacio aéreo y terrestre para defender nuestra soberanía nacional? ¿Les parece todo esto descabellado? A mí más. Pero ¿qué creen? Todas son propuestas y medidas gubernamentales, algunas ya efectivas y otras próximas a volverse realidad.
Por último, espero que los ciudadanos no contribuyan al abono de este camino de atropello e impunidad, no le hagamos la comparsa al gobierno siquiera meditando sus propuestas retrogradas y autoritarias. Apostemos mejor a vivir en una sociedad educada y conciente socialmente, que vivir en una sociedad hostil, atemorizada, amenazada y con poco aprecio por la vida.
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2 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo también estoy en cpontra de la pena de muerte.
No se puede castigar el crimen siendo igualmente un criminal. Se crea y aumenta el ambiente de terror.
El único modo es aumentar la calidad de vida del país, en base a trabajo educación y civismo. No es una utopía, existen países con un bajísimo pndice de criminalidad.
Es importante educar a nuestros gobernantes, dirigentes empresariales, inversionistas.
maestros, autoridades, legisladores, estudiantes, trabajadores, amoas de cas.
La violencia disminuiría si somos capaces de ser una nación unida, no en aceptar la pena de muerte, sino en educar en respetar. en escuchar al projimo y evitar necesidades y desesperación.

Anónimo dijo...

Cierto, La corrupción que impera en el país no hace válida esta forma de control. Como no es válido el denunciar a alguien sin dar la cara, pues ya conocemos la historia de la inquisición y sus métodos. ¿ Además de que te sirve que algunos estén en la cárcel, si los otros están en la policia.
Estamos inmersos en la indefensión. Cambiamaos los valores tradicionales por dinero. Confundimos la tolerancia con permisividad.La consecuencia directa es la regresión en el tiempo al oscurantismo y otra vez a empezar el ciclo.