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martes, julio 14, 2009

Franz J.T. Lee: La Filosofía Social y Moral de Mahatma K. Gandhi


A petición de una de nuestras lectoras, presentamos este trabajo de J.T. Lee

La Filosofía Social y Moral de Mahatma K. Gandhi

Son bien conocidas la vida histórica y la lucha heroica de Mahatma K. Gandhi contra la injusticia colonial, la degradación humana, la explotación económica y la discriminación social británica. Aquí sólo vamos a resaltar ciertos aspectos seleccionados de su filosofía social, sus principios morales y su relevancia contemporánea para los esfuerzos revolucionarios y emancipatorios a nivel global.Bajo ninguna circunstancia podemos ignorar las obras inapreciables y las contribuciones morales alrededor del mundo, de los titanes eruditos académicos, sobre el tema de Gandhi, que se interesan definitivamente por sus principios sociales y su modus vivendi ascético. Sin embargo, vamos a citar rápidamente a K. Santhanam, que también es un experto en la materia, y que mejor describe nuestras propias deliberaciones filosóficas:“... Gandhi vivió una vida sencilla, practicaba el vegetarianismo estricto y se abstuvo del alcohol, tabaco e incluso los estimulantes más suaves como el café y el té. Su inclinación para los remedios naturales sencillos contra las enfermedades y sus ideas radicales referente a la educación no son tan conocidas en el resto del mundo e incluso en la India no tenían mucho impacto tampoco. Gandhi deliberadamente se abstuvo de publicar esos asuntos para no confundir a la gente. La única excepción era la prohibición de bebidas con efectos intoxicadores, cosa que se volvió herramienta en el arsenal de satyagraha.”
Ahora ¿cuáles son los principios políticos fundamentales del Gandhismo? ¿Por qué se deberían tomar en cuenta en América Latina y Venezuela? ¿Qué relevancia tienen para los conflictos sociales, para un intento de golpe de Estado, para un sabotaje petrolero, para las campañas electorales y para el Poder Ciudadano?






El Gandhismo, que existe en el otro extremo del Marxismo, por cierto nos debería interesar, como diría Ernst Bloch, como la calurosa corriente humana de la emancipación y de los procesos revolucionarios que son “ni Marxista ni Anti-Marxista”, que son contra la violencia brutal, contra el “terrorismo” imperialista y que categóricamente favorecen la verdadera paz mundial y justicia social.Aquí en Venezuela, donde la moral se elevó incluso a un poder constitucional del Estado, los puntos de vista filosófico-sociales de Gandhi una vez más son de interés general. De hecho, en sus numerosas cadenas nacionales, el Presidente Hugo Chávez muchas veces cita a Mahatma Gandhi y a Martin Luther King, cuando quiere resaltar la no-violencia, la justicia social y la felicidad humana.



Sin embargo, no puede ser en nuestro interés emancipatorio de solamente glorificar todo el tiempo cualquier reformista social o revolucionario. Al contrario, con el paso del tiempo, en honradez con Gandhi mismo, nuestra tarea científica y filosófica es de enriquecer su obra de vida, de criticarla y “ponerla al día” de manera constructiva.



Primero, como sabemos, fue Gandhi quien desarrolló la famosa técnica social de “satyagraha” - la acción social pacífica, un sistema social filosófico que manda comportamiento personal no-violento y responsabilidad social. Sin embargo, en esencia no es totalmente pasiva o pacifista. En casos de auto-defensa liberadora “se aferra a la verdad” y la defiende a través de la “resistencia”, por ejemplo como fue el caso en la lucha contra el Apartheid en Sudáfrica, en la cual Gandhi, el “Congreso de Sudáfrica Hindú” y el Congreso Nacional Africano (A.N.C.) habían participado. En adelante, vamos a tratar esos principios básicos de su filosofía



Segundo, bien conocida es su lucha de vida en la India y en Sudáfrica contra la “intocabilidad”, es decir, contra la casta ideológica, discriminatoria y psicológica y contra las nociones de la superioridad e inferioridad de la “raza”. En este caso, igual que muchos de nosotros, Gandhi se encontró entre la espada y la pared, entre la ideología colonial racista y las tradiciones culturales antiguas. Tenía que defender valores culturales y morales hindúes y capturar a los millones de parías en su nivel de imaginación social, pero al mismo tiempo con nuevos valores independientes. Efectivamente tenía que confrontar a una inmoralidad colonial y racismo británico.



En el actual proceso revolucionario de la integración latinoamericana y de la búsqueda de nuestras propias raíces históricas, de la aplicación de nuestros propios valores bolivarianos, con la verdad tratando de protegernos contra las malévolas campañas de desinformación y la belicosidad estadounidense, nos encontramos en una situación similar.



Por cierto, Gandhi nos podría dar una lección histórica, no para copiarla, sino para enriquecerla, materializarla. Ahora, vamos a resaltar de manera crítica algunos de los elementos básicos de su filosofía social.



1. Unidad y contradicción dialéctica entre la acción humana y el pensamiento social



En tradición típica oriental, utilizando su terminología específica idealista religiosa, refiriéndose a los seres humanos individuales, omitiendo lógico-formalmente su naturaleza de clase social, sus relaciones de amo-esclavo, no obstante, enseñó sobre la integridad indivisible, sobre la unidad y contradicción dialéctica del cuerpo humano y de la mente divina. Según Santhanam, afirmando su filosofía dialéctica:“(Gandhi) nunca se cansó de decir que la mente debería controlar el cuerpo, y el alma la mente”. (Santhanam, ibid.)



Claro, a través del siglo pasado, la palabra “controlar” obtuvo unas connotaciones modernas muy negativas, especialmente en el área de la “guerra de las ideas” y del “control mental”, que, generalmente se encuentra en el área de la dominación, manipulación e adoctrinación política; así que para entender a Gandhi en un sentido emancipatorio, en vez de “controlar”, un término mejor sería “relacionar”, en un sentido humano, humanitario y humanista de armonía. De este modo, enriqueciendo a Gandhi, junto con él podríamos superar las mentiras descaradas y mundanas de la ideología reaccionaria y así marchar hacia los riscos teóricos revolucionarios de la verdad, marchar hacia el Pico Bolívar de la Emancipación.En lo siguiente, Santhanam expresa esto para nosotros en sus propios palabras: “Pero este control no se puede alcanzar menospreciando u omitiendo ni el cuerpo ni la mente o en la exaltación mística del alma por sí. Gandhi le agregó a la salud y al bienestar físico tanta importancia como al pensar sencillo y lógico o a la responsabilidad moral”. (Santhanam, ibid.)



Dejando al lado para un rato la generalmente resaltada “espiritualización de la política”, deberíamos tomar en cuenta más bien, que Gandhi, en su dialéctica idealista, enfatizó, que por un lado el pensamiento verdadero - nosotros diríamos la verdadera teoría práxica - originalmente tiene que ser relacionado a esfuerzos altamente morales, y por otro lado, a la acción socialmente útil, correcta y virtuosa - nosotros diríamos a la verdadera práxis teórica.Sin embargo, en última instancia, cavando mucho más profundo en su filosofía social y sumergiéndonos más en sus oraciones diarias favoritas, es decir, en los versos del Bhagavad Gita, es obvio, que Gandhi no creía en pura espiritualidad virtuosa y abstracta en sí. La consideró solamente como una especie de aura o iluminación que debe acompañar todo pensamiento y acción social.






2. Un simple conjunto de valores humanos morales



En una sociedad corrupta de egoísmo, avaricia e inmoralidad colonial británica, para que la India obtuviese la independencia social, Gandhi vio la necesidad liberadora de introducir acción y pensar social ético y moral al movimiento de independencia.Precisamente esto fue también el motivo revolucionario de los Bolivarianos para introducir constitucionalmente un Poder Moral en Venezuela y para erradicar para siempre los vicios osificados, racistas y alienadores de siglos de oligarquía y de “puntofijismo”. En cuanto a la selección del tipo de valores morales se refiere, podríamos tener diferencias, pero Gandhi consideró lo siguiente con suma importancia: “Los elementos importantes son el desinterés, la no-fijación, la no-violencia y el servicio activo” (ibid.).



Si la especie humana, si todos o algunos seres humanos o si ciertas clases sociales, por “naturaleza”, esencia o espíritu son no-violentos, pacifistas o altruistas o no, esto se lo dejamos que lo determinen los miles de académicos eruditos.



Sin embargo, que hemos notado a través de los siglos pasados, es que los ordenes sociales dominantes en los cuales estamos viviendo, han sido todos violentos, estaban matando millones de habitantes de esta tierra por el propio orden social. Nacimos en violencia, vivimos en violencia y morimos en violencia; más aun hoy día, en las vísperas del globo-fascismo. Pero, a través de las palabras de Santhanam, dejemos que Gandhi nos explique la moral de esta sangrienta historia histórica:“... Gandhi creía que el crecimiento de la personalidad de un hombre es proporcional a la fe en y a la práctica de esos valores. Esto sólo es posible cuando se identifica cada vez más con un círculo incrementándose infinitamente hasta que circunfiere a toda la humanidad e incluso a todo ser vivo. Gandhi juzgaba el valor y la vitalidad de las instituciones sociales por su capacidad de sostener tal crecimiento” (ibid.).



Por cierto, podemos decir claramente, que con la marcha actual del proceso de producción, de la destrucción permanente de la naturaleza y de la alienación social desatada a nivel global y en un ambiente violento, capitalista, imperialista, corporativo y fascista en agonía, es imposible de alcanzar todavía este esfuerzo humano, por más sublime que esto sea.



Gandhi y nosotros mismos no escogimos nuestro sendero difícil hacia la emancipación. Bush, sus traidores locales de la oposición, sus lacayos internacionales de la CIA y los perros de la guerra del Pentágono y de la Casa Blanca con su “Proyecto para un Nuevo Siglo Americano” y su “Plan Colombia”, pavimentaron el camino violento de la humanidad con su “madre de todas las bombas” llena de uranio empobrecido beligerante.






3. En cuanto el Estado político



En cuanto al Estado político-colonial se refiere, Gandhi sugirió la siguiente alternativa. Para él, lo que es de primera significancia sólo es “el crecimiento de individuos”. El Estado solamente debe servir a los intereses de los individuos que forman la sociedad. Aquí se nota, en total contradicción con el Socialismo o el Marxismo, una completa ausencia de un análisis político-económico de las realidades coloniales y neocoloniales; ni para mencionar los intereses de clase o las luchas de clase. De hecho, al contrario, en sus años más tempranos y por su disciplina social y sexual o más bien por su represión sexual, Gandhi defendió este sistema muy opresivo de castas en la India. Esta noción idealista no la abandonó completamente en sus escritos más maduros. No obstante, contrariamente a Maquiavelo, cuyas visiones las repudió, Gandhi consideró a los medios de igual importancia que los fines, incluso más relevantes que los fines, no importa, si fueran hasta socialmente deseables y “buenos”.



Los fines sociales dirigen, pero los medios humanos constituyen a la vida misma. Según él, en la vida política real, en la lucha para la independencia, los medios humanos tienen que ser virtuosos, buenos, verdaderos y no-violentos. Claro, en una sociedad sin clases y en ausencia de competencia, monopolización, centralización, globalización y acumulación de capital y ganancias, cualquier persona o individuo sano sería inhumano de no estar de acuerdo con esos fines humanitarios Gandhistas. Sin embargo, en la verdadera realidad en la cual vivimos y morimos actualmente, por ejemplo en Irak, más preciso en Fallujah, la mera aplicación de esta práctica contra nuestros archi-enemigos sanguinarios no sólo resultaría en un suicidio en masa, sino a nivel global sería genocidio para millones de trabajadores y “esclavos” parías.



De hecho, Gandhi mismo al igual que su discípulo Martin Luther King, tenían que beber de esta sangrienta cicuta de Sócrates. Definitivamente, ni la violencia bruta, ni el pacifismo miope nos emanciparán.



4. Fe y Esperanza en un Dios



Esto es la roca antigua, sobre la cual la filosofía social de Gandhi resiste y cae. Sin embargo, no sólo el mundo de Gandhi, sino de más de 90% de la población a nivel global, no importa si activamente, pasivamente o culturalmente son creyentes en unas miríadas de diferentes divinidades. Aquí nos abstenemos de comentar sobre la crítica religiosa o religión crítica del siglo 21, de la “Era de la Información”. Dejemos que Santhanam nos resume la óptica de Gandhi en cuanto a este asunto.“La fe en Dios es, según Gandhi, la base de todo valor moral. Gandhi nunca definió a Dios y estaba preparado de permitir a cualquier persona de tener su propia idea de Dios. A Gandhi mismo le gustó pensar de Él como el Upanishadic Brahman. Pero, mientras una persona cree en alguna fuente de vida espiritual y la mantiene superior al universo material, es un creyente en Dios”.






Conclusión






Finalmente y en honor a Gandhi, tenemos que manifestar que la moralidad, que el comportamiento y el pensamiento ético tienen más altura que cualquier fantasía, quimera o fantasmagoría religiosa. Gandhi mismo prefería un verdadero agnóstico con altos valores morales a un fariseo corrupto y megalomaniaco o a un presidente de Estado, que en traje mesiánico y belicoso diariamente bendice el dinero o la nación.Inter alia, a través del siglo 20, las visiones de Gandhi en cuanto a la política, la economía y la sociedad jugaron un papel importante en los movimientos de independencia contra el colonialismo británico en la India y también en Sudáfrica, donde el trabajo por contrato barato hindú fue explotado al máximo. En la India misma, mucho más tarde y hasta cierto punto, incluso fueron implementado en los diferentes “Planes para 5 Años” y en el programa de Khadi y Village Industries. Las visiones filosófico-sociales de Gandhi también influyeron en movimientos de liberación alrededor del globo, de esta manera Gandhi dejó su propia huella emancipatoria en el destino de la humanidad.






Franz J. T. Lee es profesor de filosofía y ciencias políticas en la Universidad de Los Andes (ULA) de Mérida, Venezuela.Visite su sitio web en www.franz-lee.org

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