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jueves, junio 24, 2010

Lyn Yutang: De Flores y Mujeres



De un libro casi inencontrable de Lyn Yutang y de título La importancia de vivir, presentamos esta hermosa seccción de uno de las obras más impactantes que han pasado por mis ojos; no sólo por el precioso desenfado con que el autor escribe sobre temas diversos, sino porque siendo él chino, con muchos años viviendo en Norteamérica, contrasta nuestra (no pocas veces) absurda manera de vivir, con la de un desentendido por lo material, lo angustiante, el estrés y el consumismo; un hombre que página tras página de su escrito va dejando en su lector el envidiable sabor de una vida saturada de felicidad, sin que para ello se tenga que poseer absolutamente algo. Prometo volver a publicar algún otro de las muchas importantes reflexiones de Lyn para el disfrute de un respirar sin resistencia alguna.

I.G.


DE FLORES Y MUJERES
Lyn Yutang

Uno no debería ver cómo se agostan las flores, cómo se hunde la luna bajo el horizonte, o cómo mueren en su juventud las mujeres bellas.
Debe uno ver las flores cuando están en flor, después de plantarlas; la luna cuando es llena, después de esperarla; un libro cuando está terminado, después de empezar a escribirlo, y las mujeres bellas cuando están alegres y felices. De lo contrario, nuestro propósito es fallido.
Se debe mirar a las mujeres bellas en su arreglo matinal, después de que se han empolvado.
Hay caras que son feas pero a las que se puede mirar, y otras caras que no pueden ser miradas, aunque no son feas; hay escritos que son hermosos aunque no gramaticales, y hay otros escritos que son muy gramaticales, pero repugnantes. Esto es algo que no puedo explicar a personas superficiales.
Si uno ama las flores con el mismo corazón que ama a las mujeres bellas, siente un especial encanto en ellas; si uno ama a las mujeres bellas con el mismo corazón que ama a las flores, siente una especial ternura y un afecto protector.
Las mujeres hermosas son mejores que las flores porque comprenden el lenguaje humano, y las flores son mejores que las mujeres hermosas porque irradian fragancia; pero si no se puede tener ambas cosas a la vez, se debe renunciar a las fragantes y tomar las que hablan.
Al poner flores en jarrones de color de hígado, se las debe arreglar de modo que el tamaño y la altura del jarrón hagan juego con los de las flores, y que hagan contraste con ellas el matiz y la profundidad de su color.
Casi todas las flores seductoras y hermosas no son fragantes, y son casi siempre mal formadas las flores que tienen capa tras capa de pétalos. ¡Ay, rara es una personalidad perfecta! Sólo el loto combina ambas cosas.
La flor de ciruelo hace que el hombre se sienta inteligente, la orquídea hace que el hombre se sienta recluido, el crisantemo hace que el hombre tenga el corazón sencillo, el loto hace contento al hombre, el haifang de primavera hace apasionado al hombre, la peonía hace caballeresco al hombre, el bambú y el bananero hacen encantador al hombre, el hait'ang de otoño hace gracioso al hombre, el pino hace que el hombre se sienta como un recluso, el wut'ung (sterculia platanifolia) hace limpio de corazón al hombre, y el sauce hace sentimental al hombre.
Si una belleza tiene cara de flor, voz de pájaro, alma de luna, expresión de sauce, encanto de un lago en otoño, huesos de jade y piel de nieve, y corazón de poesía, yo estaría perfectamente satisfecho. (¡Ya lo creo!, Lin Yutang)
Si no hay libros en este mundo, nada queda por decir, pero como los hay, es preciso leerlos; si no hay vino, nada queda por decir, pero como lo hay, es preciso beberlo; si no hay montañas famosas, nada queda por decir, pero como las hay, es preciso visitarlas; si no hay flores ni luna, nada queda por decir, pero como las hay, es preciso gozarlas y "jugarlas"; si no hay hombres de talento y mujeres hermosas, nada queda por decir, pero como los hay, es preciso amarlos y protegerlos.
La razón por la cual el espejo no llega a ser enemigo de las mujeres feas es que no tiene sentimientos; si los tuviera, se habría roto en pedazos.
Siente uno ternura hasta por una flor en maceta cuando la acaba de comprar; ¡cuánto más tierno ha de ser hacia una "flor que habla"!
Sin vino y poesía no tendría propósito la existencia de las colinas y el agua; sin la compañía de mujeres hermosas se desperdiciarían las flores y la luna. Los hombres de talento que son guapos a la vez, y las mujeres hermosas que a la vez saben escribir, no podrán vivir largo tiempo. Esto no es solamente porque los dioses tengan celos de ellos, sino porque este tipo de personas no es sólo el tesoro de una generación sino el tesoro de todas las edades, de modo que el Creador no quiere dejarlas demasiado tiempo en este mundo, por temor al sacrilegio.

En La importancia de vivir. Traducción de Román A. Jiménez, Editorial Sudamericana

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