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miércoles, diciembre 30, 2009

Alejandro Hernández López: El próximo combate del mundo



El próximo combate en el mundo.
Alejandro Hernández López

Una cruzada contra el desequilibrio climático ha empezado ocupando su terreno más propio: el arte. La tierra está al borde de las lágrimas, hay lamentos y quejidos. En su defensa pretendemos un mundo de sumas mejoradas. SEVENMETERS (IN MEXICO), Art Project, ejecutado en Copenhague, Dinamarca por Jens Galschiot y adaptado para la ciudad de Xalapa, Veracruz, México, por el artista Emmanuel Cruz, se realizó en el paseo de los lago el sábado 12 de diciembre de 2009.

“Si todo el hielo de Groenlandia se derrite el nivel del mar aumentará 7 metros. Esta es una de las consecuencias a largo plazo del calentamiento climático. Sevenmeters es un proyecto de arte que gira en torno al tema, nace en Dinamarca iniciado por el escultor y activista Jens Galschiot, su objetivo es crear un gran símbolo con una línea de luces rojas parpadeantes alrededor del Bella Center, lugar donde se llevará a cabo dicha reunión -del 7 al 18 de diciembre- estas serán colocadas a una altura de siete metros”.

Una cosa si es verdad y de ella hay que partir: el cuerpo es la única vía de acceso al conocimiento. Aquí no se trató sobre las relaciones entre la percepción y el pensamiento, o la función del lenguaje.

En el paseo de Los Lagos en la ciudad de Xalapa, durante el Performance Danza Aérea, nuestros cuerpos, los cuerpos de Javier Santos y Enrique Vásquez, entre luces rojas parpadeantes a siete metros de altura, como Jens Galschiot con “sencillez, con la dificilísima sencillez” colocaron nuestra atención en los problemas de sobrepoblación, agotamiento de recursos, deforestación y contaminación pandémica del agua, la tierra y el cielo.

No hay duda de que toda muestra de arte resulta de la transmutación de la experiencia personal del creador.
“¿Puedes cambiar el clima usando luces rojas? ¡No! – pero podemos crear un movimiento y simbolizar que estamos preparados para un cambio en nuestro consumo, y que creemos que los políticos no están haciendo lo suficiente”.

Relámpagos rojos intervinieron el águila dorada y el palo volador, fueron el inició del sonido luminoso de los tambores de alerta, “traen nuevas lecturas”, dice Emmanuel Cruz, coordinador del evento desde Copenhague, Dinamarca.

Es difícil encontrar una simbología que no establezca un juego de extremos que con su sola presencia trace ejes y coordenadas, y así haga posible la interpretación. Blanco / Negro, Luz / oscuridad, día / noche, opresión/ libertad, anotaba José María Espinasa y nos hacía entender “Muchas veces lo único que oye el poeta es el latido de su corazón llevando la cuenta de los minutos”.

Una luz roja parpadeante es un símbolo de alerta, de precaución ante el peligro de la tierra. Su extremo: unirnos hasta que se revele la tinta invisible de la realidad.

Alejandro Hernández López
Escritor y promotor cultural
Xalapa, Veracruz, México
barrenador@yaho.com

Domingo 13 de diciembre de 2009

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