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sábado, junio 12, 2010

Ignacio García Un latino, no encuentro





UN LATINO NO ENCUENTRO
(Sobre el "Mess del Primer Encuentro Latinoamericano de Poesía
)
Ignacio García


SIN VARIABLES

El público que me conoce… Rectifico, pues no creo tener público alguno: los amigos artistas y escritores con los que más amistad sostengo, saben de mi postura en lo que se refiere a publicar o dictar alguna charla, presentar uno que otro libro, escribir en revistas o leer poesía en público: soy enemigo de hacer ante-salas, mendingar por los pasillos oficiales a ver a quien se le ocurre llamarme para algún festejo literario, andar tras los “dioses” de la literatura para ver si en una de esas se fijan en mí y deciden publicar uno de mis engendros; no vendo mi dignidad a cambio de verme mezclado entre la elite literaria, ni sólo por enterarme que ya salió mi artículo o libro que puse en manos de algún editor gubernamental hace diez años.

Podría decirse que esta actitud mía es nueva, pero quienes nos conocemos desde hace ya unos treinta años (o nos hemos ido conociendo con el tiempo) saben que ha sido toda mi vida literaria la que se ha desarrollado así.

He ofrecido lecturas, presentación de libros, prólogos, texto a presentación de obra pictórica, lecturas magistrales, exhibición de mi trabajo en multimedia, escrito en revistas suplementos culturales en el blog que edito, y he leído en público mis poemas, siempre y cuando alguien me extiende una invitación sin más trámite que una llamada telefónica o un correo electrónico. Así me evito el oficio suplicante, el trámite que en escalera va del funcionario menos importante al director de la institución; la espera angustiosa que provoca la respuesta del sí o no, las omisiones infalibles, y todo lo que envuelve ese monstruo burocrático del que Kafka huiría al primer resoplido.

Es así como casi una docena de cuadernos de poesía míos y tres producciones multimedia han sido editados en nuestra limitadísima pero llena de amor Ezra Michelet Ediciones , si bien, de forma casi artesanal. Es también así, por invitación abierta, que he podido publicar en revistas y suplementos culturales del puerto, el estado y, en general, varias partes de América Latina.

De esta forma, sin esa ansiedad literaria que llega a enfermar si no alcanza uno el éxito; sin la soberbia de presumir de la publicación de uno de mis libros, que luego podría aparecer en el miércoles de verdura al 2 x 1, o es embodegado en los bunkers literarios de las instituciones; sin más anhelo que realizar mi trabajo en el silencio y la soledad del poeta, y sin poseer más aspaviento que el que agita mi espíritu cuando escribo, he acudido al llamado de los amigos para compartir con ellos de mi literatura. Y lo he hecho (salvo raras ocasiones) en lugares no “oficiales”, sino –y no me da pena decirlo—la mayoría de las veces, en bares, cantinas y lugares de mala muerte (no lo digo por ti Talavera). Por alguna razón que parece obvia, estos sitios han estado a reventar y mis ejemplares se han acabado allí mismo. Una observación: en ninguno de estos lugares se me ha solicitado más requisito que “llegar”.

Las pruebas más recientes a esta, mi postura (tal vez equivocada pero llena de convicción) es el haber rechazado el que la Universidad Veracruzana, hace unos 15 años, me publicara, por la previsión de ver enajenada mi convicción política y tener que amoldarme, en adelante, a los lineamientos del ideal político universitario cuando se me recordara que “les debía yo un favor”. De esto son testigos mi gran amiga y maestra Ursulita Ramos y el ya adelantado Juan Vicente Melo.

En otra ocasión, dejé de acudir a la premiación de un diploma que generosamente el grupo literario El Círculo (con Jaime G. Velázquez a la cabeza) me otorgó por mi trabajo en el blog de Los Elementos del Reino. Antes de no acudir, le escribí a Jaime agradeciendo su nobleza y expliqué las razones por las cuales no me parecía era yo merecedor de tal galardón.

Finalmente, me negué a asistir a la presentación de MÁSCARAS (Antología de poetas porteños y editado por el gobierno del Estado) en donde aparecía yo, gracias a la mano de Carolina Cruz. Primero, porque me solidaricé con la misma Carolina, quien siendo la promotora de esta edición, no fue invitada a la presentación, y luego porque consideré que mis versos no eran lo suficientemente buenos, y no deseaba yo arrancar el aplauso fingido del público (Galeano dixit)

EL PRIMER ENCUENTRO LATINOAMERICANO DE POESÍA

La coyuntura volvió a presentarse este mes de mayo en el que recibí una atenta invitación de parte del IVEC para participar en el Primer Encuentro Latinoamericano de Poesía con sede en este Puerto. Entonces me dije: “Si no hice sobre-salas, no rogué, ni mandé oficios, no hice berrinches o usé de influencia política alguna ¿por qué no asistir a tan importante evento; máxime que se realiza en esta ciudad que tanto amo, además de la oportunidad de volver a ver a algunos otros grandes poetas del continente?”.

Para mí no había impedimento alguno e inmediatamente contesté que sí. Se me solicitó una ficha de mi trabajo literario, además de diez poemas que iban ir a parar a una Antología que se publicaría por razones del Encuentro. En todos estos puntos creo que cumplí con lo que se me requirió. Debo añadir que, incluso, estaba yo muy emocionado de participar; no por el hecho sólo de lo latino o mundial que pudiera ser el acto, sino porque la Poesía era la invitada de honor.

Pero…Si en las cantinas entraba uno, el público se acomodaba, se tiraba una-dos-infinitum número de “chelas” y uno comenzaba a leer bajo un silencio casi sepulcral, la organización de este Primer Encuentro que organiza el IVEC, me dejó con la idea de no volver a aceptar invitación que provenga de institución gubernamental alguna, por mucho apellido de abolengo que tenga. No sé a cuántos más participantes les ocurrió (ni es de mi incumbencia) pero en mi caso quisiera tener a un Max Brod para contarle lo sucedido.

Cuando se me hizo la invitación, incluso firmada gentilmente por el abogado Sergio Villasana director del IVEC, se me hizo creer (obvio, no me lo creí) que se me tomaba en cuenta debido a mi “trayectoria” literaria. Lo que jamás pensé es que las “trayectorias” pueden ir desde la línea recta, hasta aquellas que forman hipérboles. A la hora de ver la primera versión del Programa del Encuentro, hallé que había "poestas" porteños que sólo así-se-hacen-llamar, junto con otros que en vez de poética usan la política para formar parte del exhibicionismo.


Claro, estaban igualmente los poetas-poetas como Jesús Garrido (a quien en un principio se les había olvidado invitar) y Juan Joaquín Pérez-tejada (a quien respeto muchísimo), ganadores ambos de premios nacionales, y otros poetas importantes más que ahora se me van de la mente.
Ojalá y esto hubiera sido todo. Pero los organizadores de este "Mess de la Poesía" (1) emitieron hasta cuatro Programas para el evento y los distribuyeron masivamente a lo largo de la Internet; yo creo que el lector sí me cree: en ninguno de los programas aparecía yo. A cambio Pérez-tejada y Javier España (a quien lamento no volver a saludar de mano) aparecían con el privilegio de leer ¡dos veces! en mesas y horarios distintos. Para esto, claro, la “medianía” porteña ya estaba bien apuntalada y con fecha y lugar otorgado, además de su butaca VIP.

No protesté. No tenía yo porqué hacerlo ni lo acostumbro. Solamente envié un correo electrónico a los organizadores, haciéndoles esta observación; para por lo menos no estar cuatro días esperando a ver a qué hora me tocaba “pasar” a leer. Entre esto y que no contestaban y seguían enviando Programas, el número de éstos llegó a ¡tres!... seguía yo sin aparecer. Algo andaba mal con los organizadores; era como si Zaratustra hubiera descendido de su montaña para decirme siempre lo mismo y pulir así su teoría de "El eterno retorno".

Lo que a los organizadores no se les fue, es el haberme colocado en el CEVART para ofrecer un Taller de poesía. Esto sucedió desde el primer programa enviado. Pero para el tercer Programa, ya mi nombre había también desaparecido y a cambio, aparecía el del gran poeta cubano Waldo Leyva; por lo menos estaba yo excelentemente sustituido. Una vez más entré en duda y pregunté de qué se trataba todo esto: o Waldo y yo éramos la misma persona o estábamos violando las leyes de la física, pues por lógica dos cuerpos no pueden ocupar al mismo tiempo el mismo espacio.


Debo subrayar que en estos casos, sólo hice observaciones. No exigí absolutamente nada. No tenía yo derecho a que la institución, por fuerza, incluyera a alguien que tal vez no deseaba; o ¿por qué no?, mi lugar se le había cedido a otro. Ellos podían hacer lo que quisieran; máxime que al final del Programa se advertía que el Progra "...podría sufrir cambios sin aviso" . Lo único que hice muy decentemente, fue agradecer el haberme cosiderado, y decirles que, si esas eran las circunstancias, me retiraba con mucho gusto.

No obstante, se tuvo la amabilidad desde las oficinas del IVEC para llamarme por teléfono y decirme que todo se trataba de una “confusión” (en realidad ya iban tres). Hablamos y quedamos en paz. Incluso al otro día recibí un Programa “personal” en el que mi nombre ya aparecía en una mesa de lectura y mi Taller en una universidad aún no definida; ambos nombres míos venían marcados con rojo, por si las dudas.

Hoy, es jueves 8 de junio de 2010. El IVEC ha vuelto a enviar a todo el mundo vía Internet un ¡cuarto! Programa de actividades. No lo van a creer: Pérez-tejada y España siguen con el privilegio de leer el doble de los demás, y yo sigo sin aparecer en mesa de lectura alguna: volví a ser olímpicamente excluido.

Cualquiera pensaría que estoy furioso, retorciéndome de coraje por participar, haber perdido mi silla y estar fuera del grupo selecto de poetas que sí han sido incluidos (incluso a última hora). Nada de eso. Por ello quise comenzar este escrito con mi forma de pensar acerca de este tipo de eventos. Quienes me conocen saben que tomo esto sólo como un “entrenamiento” más dentro de mi vida literaria; que no por ello voy a dejar de escribir o a deprimirme porque mi nombre latino no aparece entre otros más distinguidos y respetados que yo.

Se me pidió comprensión por las equivocaciones cometidas. Y, sí, me puse en los zapatos de quien esto organizaba; esperé con paciencia. Lo malo es que un error no es cometer una equivocación una vez, sino ser indiferente y dejar que el equívoco siga corriendo ¡hasta por cuatro veces!

Seamos honestos. ¿Cuánto tardaría un usuario medio en insertar un nombre en
una hoja Excel y reparar así una “equivocación”? ¿Un día, 12 horas, seis, una, media, quince minutos…? Allí se la dejo al lector…
En medio de tanto trabajo, el IVEC no tuvo 30 segundos para todavía, el día 8 de junio hacer llegar su cuarto Programa “tentativo” ¡pero con el mismo error! Yo no aparecía en ninguna de las mesas de lectura. Miren ustedes que yo no dormía nomás de pensar si iba yo a estar 4 días de festival a la espera de que en uno de ellos se me dijera: “Ahora sí, te toca leer…”.

Punto aparte, los organizadores no supieron nunca lo que hubo detrás de un error que pudo haber sido reparado en los primeros 15 segundos de mi observación. Porque se me dice, en respuesta a uno de mis correos, que se les hace inverosímil que ahora renuncie yo a asistir al evento sólo porque el IVEC enviaba Programas no serios, sino sólo tentativos “únicamente para promover el evento”. La pregunta es ¿qué y a quién promovían? Me imagino que al Encuentro y a quienes sí aparecían programados… Pero si después de cuatro envíos se promueve con este desorden, pasando por la no-promoción de algunos participantes (somos personas, no fichas, no números ni estadísticas y menos “planes tentativos”), entonces parece no haberles importado promocionar más a su Institución que a las personas que le iban a dar realce a la misma. El poeta era lo de menos.

Lo otro fue peor.
No porque el IVEC organice un suceso, quiere decir que automáticamente los jefes van a dar permiso a uno para asistir a la fiesta. En mi caso, como maestro universitario, me rijo por ciertas normas y reglamentos en eso de los permisos. Uno de ellos dice que mi permiso debe hacerse con cinco días hábiles de antelación, y, en su caso, si se dan clases, existen cursos de nivelación, es época de exámenes o hay revisión de tesis, se debe buscar un sustituto que cubra los días que estará fuera el maestro: para mi desgracia tenía yo todo encima. Pero, al ver ya mi nombre en rojo y todo confiadote, me apalabré y hallé a quien diera mi clase de y vigilara a mis alumnos en un examen final; lo demás de la semana lo tendría libre. Para mi fortuna, la directora del Instituto donde laboro, se puso “muy suave” y dijo: “Para ti, con que traigas el programa donde aparecen días, fechas y tu nombre, basta… Para ti no hay más requisito que éste”. Ojalá y se me hubiera pedido una carta-permiso de Felipe Calderón…creo que hubiera sido más fácil el asunto.
El punto crucial llegó el martes 8 de junio. Ya para entonces alguien de la organización IVEC había hablado conmigo por teléfono, y el lunes mostrado mi nombre (vía mail) en color rojo y bien colocado en la mesa 8, y mi Taller en una universidad aún por definir. Como no se trata con mi directora de llevar copias que bien pueden estar alteradas, muy horondo bajé ese martes (con toda la confianza del mundo de los ajustes ya hechos) para mostrarle en mi Lap que, tanto la invitación y Programa provenía directamente del IVEC y estaba firmado por la encargada de dicho acto… Ya se imaginarán: quedé como todo un vil mentiroso delante de mi autoridad…Por más que le busqué, en negro y rojo, le eché la culpa a un virus llamado VIRUSVEC y le recordé la mamá a Bill Gates, mi nombre y mesa jamás aparecieron: los des-organizadores habían enviado el mismo Programa del “error”; aquél que indulgentemente fue dejado con la equivocación desde la primera vez. Cerré mi Lap, escondí la cara y salí sin más que (esta vez sí) un coraje inmenso por mi ingenuidad y creencia en la eficiencia de instituciones como el IVEC.

El coraje pronto se me bajó. Total, lo único que había perdido era la oportunidad de leer; lo que bien puedo hacer llegando a casa, salir al mar y ponerme como loco a recitar mis versos entre piedras y espuma. Todo estaba hecho, un desastre debido a que alguien no tuvo (vamos a darle chance) un minuto de su vida para enmendar una equivocación; un "error" que vivió hasta cumplir su cometido: echarme fuera del Encuentro.

El folleto-programa que hoy se muestradel Encuentro, es de lijo, a color y con mi nombre ya bien puesto; nombre del que se me dijo --ya cuando todo se había echado a perder: "allí aparece tu nombre, como te dije..."

Estoy conforme y la vida me sigue gustando igual. Si bien, ya tampoco sé (después de cuatro “errores”) si hay consigna contra mí. Si es así, sepan que el poeta es uno de los pocos que puede decir junto con Neruda: “La historia ha probado la capacidad demoledora de la poesía y a ella me acojo sin más ni más”.

Lo único que lamento es que aquellos diez poemas que envié, vayan a aparecer en la Antología. Se comprende que ya no es tiempo de decir al impresor “omite los poemas de Ignacio García”; pero tal vez si se podría indicarle que ponga una leyenda al inicio del primero de mis poemas; una nota que rece:

El lector haría bien en saltarse la lectura de este poeta, pues habiendo no-aparecido en el Encuentro, vino a dar aquí, sepa Dios, cómo

A fin de cuentas, tal vez le haga yo muy a lo "descobijado", pues ¿quién va a extrañar mi presencia? ¡Nadie! Ni modo que entre la asistencia se note el hueco que fulano dejó en la mesa "x" a las "y" horas. De eso creo que tanto el IVEC como yo, debemos desprecuparnos.

Para ello permanece en resto de los poetas: Margarita Villarreal, Jorge Brash, Javier España, José Luis Rivas, Jorge Lobillo, Waldo Leyva y el resto de la larga lista. Ellos sabrán cumplir con los propósitos del Encuentro: con su pluma inflamarán el cuerpo de la Poesía para impedir con su luz que este mundo desaparezca delante de nuestros ojos.

(1) Mess - un arreglo entre "mes" en español y el "mess" de lengua inglesa que significa "lìo", "desorden", "desastre"

8 comentarios:

Anónimo dijo...

« votre magnifique poèsie traverse une lucidité lumineuse, une tension constante entre parole et mutisme »

Lapidario entre el lapidario, como siempre, como debe ser... Nacho y su poesía llega a una densidad de luz que puede envidiar a muchos poetas famosos. Y está más allá de estos desencuentros literarios porque en su modo de ser está su poesía que curza una luz lúcida, una tensión constante entre el discurso y el silencio.

Salut

Luz del Alba Belasko
París,France

Anónimo dijo...

Estimado Ignacio. Como te comente por telefono y por 5 mails, fue error personal mio, no del Instituto. Y sin ninguna intención de omitirte. El enviado era el programa "tentativo" y "sujeto a cambio" y se fue con muchos errores. Por internet, claro llego varias veces por ser el medio que es. Y tal vez te llegue unos meses despues de pasado en Encuentro. Despues de eso se corrigio y el programa impreso esta corregido, mismo que te envie y pudiste constatar. En fin, sé que no llegarás lamentablemente. Todos los demás si llegaron, incluso los que por error omiti y entendieron que fue un error de una persona. Espero que nos conozcamos en otras circunstancias. Y que perdones a esta humilde mortal qye su unica intención fue organizar un encuentro y que gracias a todos los asistentes está siendo un éxito. Tu sigues siendo un gran poeta, vayas o no. Un abrazo. Con cariño y respeto. MARIANA HERNANDEZ JALIL CEL. 2291164099

Anónimo dijo...

Querido Nacho . Estoy segura que se notara tu ausencia, pena que no todos estemos en el ánimo de la que convoca. Isabel Lorrenzo

Anónimo dijo...

Hola Ignacio, quizá yo sepa menos que tú por tener menos tiempo en el medio y además porque ya me he largado por segunda vez del puerto.
No creo que no te haya ofendido la omisión por parte del instituto pero sí creo que es un cuento tan repetido en la burocracia del IVEC que uno termina por no asombrarse y hasta por apostar de buen humor por la inutilidad y la ineficiencia de sus obreros.
Es una lástima, Mariana (quien te pide disculpas y absorbe ridículamente una culpa que no es enteramente suya) me caía muy bien, hasta que me dejo colgado y como novia de rancho en un proyecto cultural donde de inicio no pensaba por cierto cobrar ni un peso.
En fin, para muchos de nosotros no es sorpresa la inutilidad de la rama administrativa y dirigente en el instituto, algunos hemos incluso abandonado todo contacto con IVEC a fin de llevar una vida en paz dejos de la zalamería y el aguante de desplantes. (Tengo que decirlo si no reviento, a manolo salinas se lo hizo el bueno para nada del director de Atarazanas con su última exposición y fue vergonzoso su proceder antes durante y después de la exposición.)
Tras una lista larga de desencuentros uno acaba por hacerse a un lado, continuar su trabajo a solas como siempre y compartir con los amigos a quienes por lo regular no hay que hacerles cita ni antesalas.
Es una pena o una risa (a escoger según la esquizofrenizante actividad porteña) no tenerte en el encuentro pero a final de cuentas ellos se lo pierden.
Volvamos a la comunidad, es una respuesta más, para inhibir la parte oficial de la cultura, la reunión de amigos en un entorno cultural común fuera de espacios institucionales, nos va a devolver la salud mental que tanto tiempo nos ha desgastado el instituto.
Saludos.
Carlos García

Anónimo dijo...

Hacer un evento, en este caso un encuentro no es fácil, se necesita mucha organización, saber delegar y vigilar las tareas que se están delegando; no estoy excusando a Mariana, también me hizo pasar entripado con el boletín, el gafete ( me imagino que falta el reconocimiento) porque puso mi nombre mal y con haber ignorado a Jesús en el programa, las actividades hasta la fecha, 2 día de encuentro no me quedan claras, no porque sea mala leche sino porque la logística debe quedar sin dudas para los que participamos; sin embargo recalco también lo positivo, hay escritores de muy buen nivel como Carreto o Lumbreras, por mencionar solo algunos y me esta pareciendo luminoso constatar que la poesía mexicana tiene un muy buen nivel, claro como siempre se desviven la prensa y los organizadores por los extranjeros, es bueno oírlos pero hasta ahorita solo Colombia ha presentado una poesía estructurada en un movimiento social, interesante, falta escuchar algunos, sería fabuloso una sorpresa.
No tuve el placer de escucharte a ti Nacho, el día de ayer, por los horarios, pero que bueno te animaste a leer, finalmente uno debe hacer presencia, aunque no este de acuerdo con ciertos elementos, que esperamos el IVEC, depure. Son problemas de experiencia que si no dejan a mariana seguir depurando pues la siguiente persona que venga si no tiene experiencia, también va cometer y puede ser incluso peores errores.
A mi me gustaría pensar mejor en el proyecto, en lo positivo de escuchar y que se publique poesía, lo ideal sería que los organizadores comprendieran que la poesía es también un oficio, cuyo tema se ha discutido mucho y a los que ofrecen el taller, conferencias dentro de los encuentros les paguen, dar el paso de avance ofrecido por Silvia Tomasa Rivera, poeta de toda mi admiración, criticada por hacer exclusivos sus encuentros de poesía pero ofrecía este plus, reconocer el trabajo del poeta.
Aun queda día y medio del encuentro y lo estoy gozando, como debe ser gozada la palabra por encima de la burocracia y los errores de organización.
Saludos afectuosos
Mary Carmen Gerardo

Anónimo dijo...

Quien está por encima de las pasiones humanas, puede pasar de estos eventos. Tu poesía es una luz que algunos hemos visto.
Saludos

Anónimo dijo...

Hola Querido Nacho, ya me aclararon ayer en la clausura del evento que nunca leiste, entendí lo habias hecho, perdón; sin embargo si alcanzamos a ver tu reconocimiento ( no diploma como mencionan algunos, estos son unicamente con fines académicos), ahí se quedo, fuiste afortunado, porque a jesús ni siquiera lo mencionaron, no le dieron reconocimiento y el mio no voy a poder utilizarlo porque Mariana mando mal el nombre; hizo un buen esfuerzo pero me pregunto si podrá superar sus errores ya que pude apreciar los considera leves, debido a la fortuna de poetas que tuvo; en fin esperamos ahora que el proyecto de libros se cumpla y no se quede en las elecciones.
Se te extraño, te mando un abrazo.
Mary carmen Gerardo

cristina caballero dijo...

estaba de vacaciones, estoy aún...y un día, que me invitan a la segunda o tercera ronda por la tarde en el IVEC, de este encuentro. Escuché de todo: ensayos, vacilaciones, faltas de ortografía habladas, quién dijo tener derecho a "escribir lo que se le diera su gana" (si, claro, pero que cante en su ducha no en un encuentro de poesía, pensé). De tanto que se transgredían todas la reglas (cuando eres creador y dios puedes hacerlo, pensarían todos o muchos, aunque negaran esto y se tranformaran en humildes...yo no les creí por razones obvias), me sentí mareada. Así que agradecí un receso y fui llevada a una puerta lateral al pequeño recinto donde se dió espacio a esa la poesía (porque no merece sino ese sitio supose, ¿o sería porque ahí había aire acondicionado? nunca llegué a saberlo)y entonces sin más, apenas ofrecido un asiento y cruzado saludo amigables con otros artitas del puerto, y galletitas, que comentan enseguida "lo de Nacho", y yo claro, supe que hablaban del Maestro Ignacio García, pues el verdadero poeta no necesita ni siquiera estar, si está su voz aunque no quieran, más en un encuentro de poesía en el puerto. "Lo bajé de Internet", me informaron rápidamente, poniendo ante mí varias cuartillas de lo "que Nacho había publicado". Y más que leer entendí muchas cosas: por qué había tanta palabra vacía como dijo un amigo, porque sólo el colombiano (que para mi gusto no necesitaba sobreactuar ni sollozar sus voces para que su buena poesía tuviera fuerza, porque la tenía sin necesidad de dar el show (¿o es cosa de su idiosincracia colombiana la tragedia?) o Waldo Leyva, verdadero poeta. O la mesa donde se habló de lenguaje y poesía, con una discusión de muy alto nivel. Es inevitable: donde se juntan tantos, las viejas batallas surgen, no somos sino frágiles y veleidosos seres en pos de quimeras, no es tan terrible. El poeta, al fin y al cabo, se nota a la distancia, incluso aunque no se le permita leer su poesía, porque el poema va más allá de las palabras, demasiado sutil a veces, Maestro. Y como dicen por ahí: "disculpa no pedida, acusación manifiesta" de la organizadora del evento, según parece. Tiene usted razón, ¿cuándo le han importado a las instituciones de ningún tipo, los creadores? Menos en tiempo de campañas electoreras como las que veo (en mis vacaciones por el puerto) que agonizan una vez más enmedio de su acostumbrada carnicería y desenfreno. La voz del poeta, debe retirarse en esos momentos a la alta montaña, para que no le salpique un estiércol con el que no se puede abonar ninguna tierra baldía