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miércoles, junio 11, 2008

Ivonne Moreno Uscanga: Introspección de una mente



INTROSPECCIÓN DE UNA MENTE...
ADRIANA ALONSO PAPAYANOPULOS

Viajar de manera subrepticia a nuestro interior es posible, cuando tratamos de explicarnos alguna circunstancia envolvente, no obstante cuando dicha odisea implica, realizar tal periplo utilizando propuestas artísticas, nos preguntamos... realizar una introspección verdadera ¿será posible, en este terreno, sin inclinarnos a favor de los deseos y los sueños , o de nuestras pasiones mismas?... tal vez... pero es difícil...

Las fronteras de la investigación y desde luego la de conjeturas y pesquisas se rompen hasta en lo más transparente y exacto de psicoanálisis... al no ser para establecer paradojas de tipo sarcástico, a lo Woody Allen, expuestas con gran maestría en muchos de sus discursos cinematográficos, las introspecciones suelen llevarnos a nuevas inquietudes, lo ventajoso, es una búsqueda, pero aún así, el misterio continua, pues la mente, es un misterio y también la intuición.

Kandinsky en su libro... De lo espiritual del arte, menciona: “en el arte... todo es cuestión de intuición... lo artísticamente verdadero sólo se alcanza por la intuición... el arte actúa sobre la sensibilidad y por lo tanto sólo puede actuar a través de la sensibilidad...”

Tales pueden o debieran ser las premisas para acercarnos al planteamiento plástico de Adriana Alonso Papayanopulos, quien en un impecable manejo abstracto nos introduce simbólicamente a un cómodo diván de auto análisis.
Los colores y texturas en cada uno de los enunciados compositivos de la pintora veracruzana, nos evocan a esa marcha emocional hacia el pasado, asociando cada eventualidad verde - café o negro - rojo con la nostalgia de una niñez agotada, pero de entuertos pueriles prolongados. Sus árboles incandescentes, sus espirales grises, como serpentinas tiradas desde lo alto y el mar por medio de miradas y rupturas, nos sumergen de espaldas a cómodos escepticismos.

El abstracto va más allá de los agrados y desagrados por la eclosión de color... la intuición y sensibilidad pueden permitirnos la caricia o el rechazo de ciertos momentos, consecuentes o no, a la alegría o al fracaso, esa misma tonalidad baña o desdibuja nuestras percepciones o estados de ánimo.

La obra de Adriana Alonso es la antesala, a la reminiscencia de tales emociones, nos coloca en la dinámica frugal de ir y venir dentro de nosotros mismos. Su vocabulario colorístico nos arroja de forma precisa en el umbral de varios cuestionamientos, sobre todo aquellos relacionados con la libertad, sitio donde la pintora dirime con espléndidas geometrías los espectros y cavernas del subconsciente.

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